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Excavación del “horno vasco” (haizeola) de Azarola (Galdakao): nuevos datos

Xabier ORUE-ETXEBARRIA, A. BASTERRETXEA, P.P. GIL, J. ARTARAZ, J. ELORRIAGA, I. YUSTA, E.MADINA, J.M. HERRERO, E. APELLANIZ, J. ASTIGARRAGA, X. LAKA

Introducción

La metalurgia del hierro ha gozado en Vasconia de una gran tradición, que abarca desde las acerías y altos hornos de épocas más recientes hasta las ferrerías hidráulicas que se conocen desde época bajomedieval. Respecto a estas últimas instalaciones, MEDINA (1548) cita, en el siglo XVI, más de 300 funcionando simultáneamente, únicamente en Bizkaia y Gipuzkoa.

En cuanto a las ferrerías de tecnología prehidráulica (haizeolak), gracias a la gran cantidad de escorias y estructuras encontradas, se sabe que fueron muy abundantes en los montes de la Vasconia atlántica. Hay una estrecha relación con la geología, dado que aparecen asociadas a afloramientos de materiales del Paleozoico y de la parte alta del Cretácico Inferior, ricos en minerales de hierro.

La aparición de las ferrerías hidráulicas y la progresiva sustitución de las ferrerías de monte, hizo que los hornos de estas últimas instalaciones se fueran abandonando. Debido al tiempo transcurrido desde su abandono y al deterioro sufrido como consecuencia de fenómenos como erosión, roturación, procesos de relleno, etc., existe la idea generalizada de que las estructuras ligadas a las ferrerías prehidráulicas habrían desaparecido o serían muy difíciles de encontrar, quedando las escorias como único testimonio de su existencia (GORROCHATEGUI y YARRITU, 1984; ETXEZARRAGA 2004).

En un sentido parecido se expresa IBARRA (1989) cuando manifiesta que, a pesar de todo lo que se ha escrito sobre este tema, hay una total ausencia de referencias a restos materiales que nos permitan hacernos una idea de la estructura y composición de las ferrerías de monte. Por ese motivo, cuando aparecía publicado en revistas especializadas o se citaba en los medios de comunicación el descubrimiento de nuevas “haizeolak”, normalmente se referían al hallazgo de escoriales (“zepadiak”). De todos modos, en algunos casos se han citado restos que podrían pertenecer a hornos de reducción de pequeño tamaño, como uno encontrado en el monte del Crucero en Galdames, interpretado como la posible base de un horno de reducción de una ferrería de monte o el excavado en Oiola, en Trapagaran (PEREDA, 1992/93), de poco más de un metro de anchura en planta, parcialmente excavado en el terreno y construido con piedra arenisca.

Sin embargo, estos últimos años han ido apareciendo una serie de trabajos realizados por nuestro equipo de investigación (ORUE-ETXEBARRIA et al., 2008 a,b; 2009), en los que se pone de manifiesto la existencia de numerosos hornos de reducción de tecnología prehidráulica, presentes en los montes de la Vasconia atlántica. Estos hornos, que presentan unas características propias que los diferencian de otros de una época parecida, han recibido el nombre de “horno vasco” (ORUE-ETXEBARRIA et al., 2010). En la campaña de 2010 se excavó por primera vez un horno de estas características (Fig. 1). Se trata del horno de Azarola, que ya fue citado en un trabajo anterior (ORUE-ETXEBARRIA et al., 2008 a) y que se encuentra en el paraje del mismo nombre en Lekubaso (Galdakao). En dicho trabajo aparecía con el nombre de Gomensola, que era el topónimo del mapa topográfico utilizado, pero ahora sabemos, después de hablar con personas mayores del entorno y de consultar otros mapas, que se trata del paraje de Azarola. De todos modos, Gomensola está muy cerca de Azarola, ya que está al otro lado del riachuelo que los separa, y también muestra restos de otra ferrería de monte.

Imagen de la parte interna del horno de Azarola

Fig. 1.- Imagen de la parte interna del horno de Azarola durante la fase de excavación, en la que se pueden apreciar un estrechamiento del horno, de unos 50 cm, en el tercio inferior del mismo (ver croquis fig. 5) en todo su perímetro, excepto en el lado derecho donde se encuentra la abertura. Foto. J. Artaraz.

Diferencias entre caleros y un horno vasco (haizeola)

En primer lugar hay que decir que estos hornos que nosotros hemos venido describiendo, desde el primero encontrado en Galdakao (ORUE-ETXEBARRIA et al., 2008 a), han sido y todavía están considerados como caleros. Para llegar al conocimiento que actualmente tenemos acerca de este tipo de estructuras, ha sido necesaria una investigación ardua y detallada que comenzó hace siete años. Durante todo este tiempo, los resultados que íbamos obteniendo como consecuencia de nuestra investigación en diferentes campos (estratigrafía, sedimentología, mineralogía, etc.), han contado con la indiferencia de los especialistas.

El motivo de que estas estructuras hayan sido consideradas como caleros, se debe, en parte, a que muchos de estos hornos, una vez que dejaron de utilizarse para su función inicial, la reducción del mineral de hierro, y fueron abandonados, se utilizaron como caleros. Para realizar esta nueva función, efectuaban algunas modificaciones que afectaban, principalmente, a la estructura de la abertura y al revestimiento interno.

A lo largo de estos siete años, tras unas 200 jornadas de campo, hemos visto tal cantidad de ferrerías prehidráulicas y de caleros por todo Euskal Herria, que nos permiten diferenciar ambos tipos de estructuras. Dentro de los caleros hemos encontrado dos tipos principales, uno con la cavidad interna más ancha, que puede alcanzar los tres metros de diámetro y otros conocidos como caleros de “tipo francés”, cuya cavidad interna tiene forma más o menos cilíndrica y alrededor de un metro de diámetro en la abertura superior (Fig. 2).

Parte superior de un horno de cal de tipo francés

Fig. 2.- Parte superior de un horno de cal de “tipo francés”, con una cavidad cilíndrica de aproximadamente 1m, tapizada de piedra arenisca, que se encuentra en la localidad de Leiza. Foto. X. Orue-Etxebarria.

Al referirnos a las diferencias entre hornos y caleros hay que tener en cuenta que estos últimos se han construido, normalmente, cerca de la fuente de caliza para obtener la cal, generalmente calizas urgonianas o en las cercanías del caserío o del barrio cuyos habitantes iban a utilizar esa cal. ¿A quien se le ocurriría hacer un calero lejos de un afloramiento de calizas o de un lugar habitado, tal como se encuentran muchas de las haizeolak? ¿Cómo se puede explicar la existencia de un número elevado (hasta ocho o más) de estas estructuras (en el caso de que fueran caleros) en un área de terreno pequeña y en una zona más o menos próxima a un barrio con un número pequeño de caseríos? ¿Y qué decir si en ese barrio ya existe un verdadero calero, como ocurre en Utzirain (Utxarain), en Bedia? En estos casos, la abundancia de estructuras que nosotros consideramos haizeolak en una extensión pequeña, se debe a que se encuentran cerca de una zona en la que existen o han existido yacimientos importantes de hierro y, por supuesto, bosques para producir el carbón de madera.

En cuanto a la estructura, hay dos diferencias fundamentales entre las ferrerías de monte y los caleros, tal como mencionábamos anteriormente. Por una parte la entrada, mejor terminada en los caleros, muchas veces con doble arco de entrada sobre todo en los más modernos y, normalmente, con unos refuerzos de piedra en la parte anterior (Fig. 3). Además, mientras que los caleros tienen la abertura de salida al ras del suelo, las haizeolak poseen un canal externo excavado en el sustrato, que comunica con la parte baja de la abertura. La segunda diferencia estriba en el revestimiento de la parte interna de la cavidad del horno que era de arcilla con arena, mientras que en los caleros está recubierta de piedra. En algunos casos de haizeolak transformadas en caleros, a veces, es mas difícil hacer este tipo de distinciones, porque suelen presentar características de ambas estructuras.

Aspecto de la parte anterior de un calero (horno de cal)

Fig. 3.- Aspecto de la parte anterior de un calero (horno de cal), con entrada de doble arco y con dos paredes de piedra a ambos lados reforzando la estructura, que se encuentra en la localidad Navarra de Elizondo. Foto. J. Artaraz.

Hay otro tipo de datos que podemos considerar como definitivos. Uno de ellos es la existencia de escorias ferruginosas y escoriales en las cercanías de los hornos. El binomio estructura + escoria es difícil de encontrar, ya que muchas de las estructuras están enterradas o han sido destruidas; por otro lado, la mayor parte de los escoriales han sido reutilizados en épocas posteriores, debido a su riqueza en hierro (GIL et al., 2008). En algunos casos encontramos escorias de hierro impregnando la pared interna de la cubeta (Fig. 4), lo que confirma su utilización como hornos de reducción. Sin embargo, son muy raros los hornos que conservan la pared tapizada de arcilla calcinada, y por lo tanto es difícil observar dichas escorias. Otro dato significativo es la relación entre hornos y su ubicación en parajes cuyo topónimo contenga el afijo -ola.

Detalle de la escoria que tapiza la pared interna del horno de una ferrería de monte de Galdakao

Fig. 4.- Detalle de la escoria que tapiza la pared interna del horno de una ferrería de monte de Galdakao. Aunque no es visible, dicha escoria se ha desarrollado sobre un revestimiento inicial de arcilla con arena. Se trata de uno de los pocos casos encontrados en los que se conservan estas impregnaciones. Foto. X. Orue-Etxebarria.

Resultados de la excavación

El interés en excavar uno de estos hornos tenía dos objetivos principales. Uno de ellos era conocer la forma completa del mismo, sobre todo de la parte inferior. Por otra parte, queríamos muestrear la base de la estructura, ya que en el caso de tratarse de un horno de reducción, tendrían que quedar, en el fondo de la cubeta, pruebas de los procesos de reducción.

A pesar de que llevábamos mucho tiempo intentándolo, no ha sido hasta el pasado verano cuando hemos podido realizar la primera excavación de un “horno vasco”. Por lo que respecta a la forma del horno, después de esta excavación, ahora conocemos como son este tipo de estructuras. Su forma casi troncocónica, junto con el estrechamiento en la parte inferior, semejante a un “crisol”, le dan un aspecto muy parecido a los altos hornos recientes (Fig. 5). Por lo que hemos visto hasta ahora, no sabemos si el cierre del horno por la parte superior continuaba por encima del suelo. Esta morfología, junto con su altura, alrededor de 5 metros y su magnífico aislamiento, es la que mejor permite el mantenimiento de elevadas temperaturas para la fusión del mineral con el combustible y la evacuación de la escoria.

Croquis en alzado frontal y longitudinal del horno de Azarola

Figs. 5.- Croquis en alzado frontal y longitudinal, basados en dimensiones reales, del horno de Azarola recientemente excavado y que como el resto de hornos de ferrerías de monte se encuentra encajado en el sustrato. a) capa de arcilla con arena tapizando la parte interior del horno, b) reforzamiento de la parte delantera del horno con piedra arenisca, para sujetar la pared y conseguir un buen aislamiento, c) forma de la abertura de evacuación, en la parte inferior del horno, situada por encima del canal, d) losas de arenisca cubriendo el canal y e) canal de evacuación de la escoria y entrada del aire. Figuras realizadas por J. Elorriaga y X. Laka.

En cuanto a los resultados de la excavación fuera del horno, en la parte posterior de la estructura no hemos encontrado restos de interés, excepto una acumulación de fragmentos de caliza, con tamaños comprendidos entre 7 y 20 cm aproximadamente, situada cerca de la abertura superior, lo que prueba que una vez finalizada su función como horno de reducción, esta cavidad se utilizó para la elaboración de cal. Estos fragmentos correspondientes a calizas urgonianas del Cretácico inferior, es probable que procedan de un afloramiento que se encuentra a algo mas de 1 km, en línea recta, en dirección al Monte Upo.

Por lo que respecta a la excavación realizada en la parte delantera del horno (Fig. 6), a ambos lados del canal de salida del mismo, muy raramente aparecen fragmentos de caliza, pero lo que sí han aparecido son algunas areniscas de forma más o menos rectangular, así como pequeños fragmentos, normalmente menores de 10 cm, de arcilla refractaria (terracota) de color rojizo. Es muy probable que esta arcilla endurecida provenga del revestimiento interno del horno, constituido de arcilla y arena.

Al vaciar el relleno del horno, se ha extraído una acumulación caótica de piedras areniscas probablemente utilizadas en el revestimiento interno de la cubeta, para su utilización como calero. Estas areniscas de forma aplanada, presentan uno de los lados vitrificado como consecuencia de la acción del calor. El hallazgo más importante lo hemos hecho en la parte inferior y en la base de la cubeta, una vez vaciado el horno, al analizar las muestras extraídas.

Vista de conjunto de la zona de excavación de Azarola

Fig. 6.- Vista de conjunto de la zona de excavación de Azarola (Galdakao) en sus fases iniciales. La estructura del horno se encuentra al fondo, bajo el plástico. Foto. X. Orue-Etxebarria.

Además, en diferentes lugares de la pared interna del horno se puede comprobar que, a lo largo del tiempo, ha habido pequeños desprendimientos de dicha pared y reparaciones sucesivas. Por lo que respecta a los de la parte posterior, se puede observar que se han reconstruido con piedras areniscas (Fig. 7), pero hay un tramo, en la parte anterior, situado por encima de la abertura, en la que se han utilizado para la reconstrucción fragmentos con escorias de hierro, que hay que suponer que procederían de la época de utilización de la cubeta como horno de reducción. Por último, hay que decir que tanto en el relleno como en la excavación realizada en la parte delantera, cerca de la abertura, se han encontrado escorias de hierro.

Resultados mineralógicos y químicos

Pared posterior del horno de Azarola

Fig. 7.- Pared posterior del horno de Azarola, visto desde el interior del mismo. Mientras en la parte inferior aparece el sustrato formado por areniscas, lutitas y margas, desprovisto del revestimiento de la arcilla, en la superior se puede observar una reconstrucción de la pared realizada con piedras de arenisca. Foto. J. Artaraz.

Una vez realizado el análisis de varias muestras de la base y de la pared del “crisol” del horno de Azarola, los resultados confirman el uso de esta estructura como horno de reducción de hierro y apuntan a un posible uso posterior como calero.

Tanto en el fondo como en las paredes de la estructura se observan fenómenos de recalentamiento y fusión parcial de la roca (areniscas y lutitas) en las que fue excavado el horno. Las muestras de arenisca (de color blanco) presentan grietas de expansión, tanto paralelas a la laminación como oblicuas a ella, en las que ha percolado la escoria oscura producida durante la fusión de los minerales de hierro. Estas muestras claras, alteradas térmicamente, reflejan altos contenidos en sílice (hasta 89% de SiO2), apenas contienen sodio, magnesio y calcio, y presentan contenidos bajos en alúmina (5%), potasio (2-5% K2O) e hierro (1-3% FeO). En su mineralogía, junto a cuarzo (SiO2) mayoritario, se observan fases de alta temperatura como mullita (Al6Si2O13) y eventualmente cristobalita (SiO2).

Las escorias oscuras, en comparación con las muestras claras, son más pobres en sílice (40-65%), son similares en cuanto a la proporción de Na, K y Mg, pero son más ricas en alúmina (10-20%) e hierro (hasta el 37% equivalente en FeO). Su composición mineralógica refleja fases neoformadas con óxidos y silicatos de Fe: magnetita Fe3O4, wustita FeO, hercinita FeAl2O4 y fayalita Fe2SiO4, subproductos de la fusión del mineral de hierro.

Por otro lado, algunas evidencias apuntan a un uso posterior como calero. Así en la base de la estructura, una de las muestras de escoria presenta contenidos elevados en calcio (hasta el 23% CaO), con presencia del mineral akermanita Ca2Mg[Si2O7]. En otra muestra procedente de la pared del horno, la escoria presentaba una oquedad rellena por calcita CaCO3 blanca pulverulenta, resultado probablemente de la carbonatación atmosférica de la cal CaO.

Consideraciones finales

La mayor parte de las características de los hornos de ferrerías de monte ya fueron citadas por ORUE-ETXEBARRIA et al. (2010), pero datos recientes de la primera excavación realizada en un horno de este tipo, nos ha permitido conocer con detalle su morfología, completar las características del mismo, así como encontrar nuevas pruebas a favor de la hipótesis de que se trata de un horno de reducción del hierro, tal como veníamos sosteniendo desde hace mas de seis años.

Se trata de hornos de forma mas o menos troncocónica, si bien no son totalmente circulares, ya que el diámetro antero-posterior es algo mas grande (Fig. 1). El tener esta forma algo alargada quizás sea resultado de la experiencia, ya que al soplar por un solo punto (por la abertura frontal situada encima del canal) esa forma casi ovalada permite un mejor reparto del aire insuflado. En su parte inferior presentan un estrechamiento, dando lugar a una estructura parecida a un crisol de un alto horno reciente.

De todos modos, los resultados mas concluyentes provienen de los análisis realizados en las muestras recogidas en el “crisol”, ya que la composición mineralógica de las muestras refleja las diferentes fases en la reducción del mineral del hierro, así como la presencia de magnetita y wustita sugiere una tasa baja de rendimiento de la explotación.

Agradecimientos

En primer lugar queremos agradecer todas las facilidades dispensadas así como la infraestructura que puso a nuestra disposición el Ayuntamiento de Galdakao. Del mismo modo, también tenemos que agradecer al propietario del terreno, D. Antonio Uriarte. En relación a las labores de excavación tenemos que agradecer a L. Nieves, I. Oleaga, A. Orue-Etxebarria, R. Zarrabeitia, M.C. Okamika, A. Bravo y M. Navarro.

Referencias

I. Etxezarraga (2004).- Paleometalurgia del hierro en el País Vasco Cantábrico: las haizeolak. Un estado de la cuestión. Munibe (Antropología-Arqueología), 56: 87-104.

P.P. Gil, I. Yusta, X. Orue-Etxebarria, J.M. Herrero, J.I. Baceta, J. Artaraz, E. Madina, J.M. Mintegui (2008).- Caracterización mineralógica y química de escorias de ferrerías de monte (“haizeolas”) en el entorno de Galdakao (Vizcaya). Macla, 9: 117-118.

J. Gorrochategui, M. J. Yarritu (1984).- Prospecciones arqueológicas en Vizcaya durante 1983. del Eneolítico a la Edad Media: asentamientos al aire libre, necrópolis y ferrerías de monte. Isturitz (Cuadernos de sección de Prehistoria-Arqueología), 2: 171-219.

J.L. Ibarra (1989).- Las ferrerías de monte: una revisión bibliográfica. Kobie, 18: 207-214.

P. de Medina (1548).- Libro de las grandezas y cosas memorables de España. Ágora de nuevo fecho y compilado por el maestro Pedro de Medina. Editada en Sevilla.

X. Orue-Etxebarria, I. Yusta, J. Artaraz, P.P. Gil, E. Madina, J.I. Baceta, J.M. Mintegui (2008a).- Primera descripción de hornos de reducción (tipo ferrería de monte) del País Vasco: hallazgos realizados en Galdakao. Euskonews, 422: 1-6.

X. Orue-Etxebarria, E. Madina, P.P. Gil, J. Ataraz, I. Yusta, J.I. Baceta, J.M. Herrero, R. Berodia, J.M. Lasa, J.L. Ugarte, J.M. Mintegui, E. Apellaniz, K. Telleria (2008b).- Hornos de ferrería de monte (haizeolak): nuevos datos en Bizkaia y primeros hallazgos en territorio guipuzcoano. Euskonews, 458: 1-3.

X. Orue-Etxebarria, J. Artaraz, E. Madina, K. Telleria, E. Galarza, E. Apellaniz, H. Astibia (2009).- Primera cita de hornos de reducción del hierro prehidráulicos (haizeolak, ferrerías de monte) en Araba. Euskonews, 487: 1-4.

X. Orue-Etxebarria, E. Apellaniz, J. Artaraz, A. Bastarrechea, R. Berodia, J. M. Elosegi, E. Galarza, J. M. Lasa, E. Madina, J.M. Mintegui, K. Telleria (20010).- Características del “horno vasco” asociado a las “haizeolak”: hornos de reducción de gran tamaño. Euskonews, 524: 1-12.

I. Pereda (1992/93).- La metalurgia prehidráulica del hierro en Bizkaia: el caso de loss alrededores del pantano de Oiola (Trapagarán, Bizkaia). Kobie, 20: 109-122.

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