Torres Quevedo, el otro Leonardo (I/II)Escuchar artículo - Artikulua entzun

Josu ARAMBERRI, coordinador de la Red Académica i2BASK

1.Introducción

La figura de Leonardo Torres Quevedo es un referente en muchos campos de la ingeniería. Entre sus numerosos inventos destacan los relacionados con la Automática y la Cibernética, campos estrechamente relacionados con la Informática. Sobre Torres Quevedo se han publicado numerosos escritos, incluyendo varias documentadas biografías [8], [9].

El comienzo de este trabajo sobre Leonardo Torres Quevedo (Molledo 1852, Madrid 1936) surge de manera casual al consultar una hemeroteca “física” de 1906. Intentando localizar alguna noticia sobre la construcción de la fábrica de Cristalería Española en Arija, una pequeña localidad del norte de Burgos sobre la que existe un sitio colaborativo [1], nos llamó la atención un artículo sobre la demostración efectuada por Torres Quevedo en el Abra de Bilbao de su invento denominado “Telekino”.

Inmediatamente el tema suscitó nuestro interés, por la estrecha relación de Torres Quevedo con la tecnología, la automática y la informática. Entre los motivos que encontramos para profundizar esta búsqueda de información podemos citar varios:

Partiendo pues de estos hallazgos hemos desarrollado una labor sistemática de documentación, utilizando Internet como fuente para localizar documentos y referencias. Este ejemplo nos sirve para hacer aflorar los recursos que están accesibles en la red. Recursos que en muchos casos no son conocidos por los investigadores, y que tampoco son indexados por los buscadores.

Los resultados de este trabajo se exponen a continuación, y se pueden encontrar también en forma de versión extendida en un sitio colaborativo sobre Torres Quevedo.

Con este trabajo queremos demostrar que en Internet se pueden encontrar materiales que por los métodos tradicionales serían inaccesibles. También para destacar el papel de la casualidad en las investigaciones de todo tipo. De la “serendipity” [3], un término que se puede traducir en algo tan castizo como “por chiripa”. Este fenómeno ha tenido una enorme influencia en el mundo de la ciencia y la tecnología. En Internet se pueden encontrar muchos materiales interesantes “por chiripa”, como los que han servido para iniciar y desarrollar nuestra investigación.

2. Historias de Bilbao

Aunque tradicionalmente se considera que Leonardo Torres Quevedo es un inventor cántabro, hemos encontrado numerosos datos que nos permiten asegurar que también se le puede atribuir la condición de bilbaíno.

2.1. Familia bilbaína

Los abuelos paternos de Leonardo residían en Bilbao, donde nacieron muchos de sus hijos, entre ellos el padre de Leonardo. El abuelo paterno, José Luis Torres Vildósola (Fronteras, México, 1772), había probado su hidalguía en 1792, como consta en un largo expediente de más de 800 páginas que se encuentra en el Archivo Foral de Bizkaia [4].

José Luis Torres Vildósola necesitaba demostrar su limpieza de sangre, único requisito que tenía pendiente para ocupar el empleo de “Capitán de una de las dos Compañías formadas para la custodia de Costas y Puertos del Señorío”. Estas informaciones permiten suponer que también fue militar, como su padre y su abuelo.

Se casó en 1801 con Cayetana Urquijo Abendaño, natural de Bilbao. Posiblemente tenía alguna relación de parentesco con Mariano Luis de Urquijo y Muga, político ilustrado bilbaíno, ministro de Carlos IV y de José Bonaparte en 1808, que impulsó la Telegrafía Óptica en 1799 [5].

En 1810 los abuelos de Leonardo ya eran vecinos de Bilbao, donde nacieron 7 de sus 11 hijos. La tíos y tías de Leonardo formaban parte de la alta sociedad de Bilbao, y estaban relacionados con los linajes tradicionales de esta Villa, emparentando con las familias Urquijo, Gardoqui, Mazarredo, Gaminde, Gortázar, Munibe, Ybarra, Pery Barrenechea, etc.

Aunque Leonardo nació en Santa Cruz de Iguña (Cantabria), su familia residía habitualmente en Bilbao. Posiblemente por los desplazamientos laborales de su padre en algunas etapas de su niñez vivía con familiares o amigos de su familia. Sabemos que estudió el bachillerato en Bilbao, y que hasta cumplir los 16 años vivía en casa de las señoritas Barrenechea, Concepción y Pilar. La última de estas hermanas, Pilar Barrenechea, legó toda su fortuna a Leonardo nombrándole heredero único y universal.

  Valentín Gorbeña
Valentín Gorbeña.
Cuando fallece Pilar Barrenechea, Leonardo marcha a París a completar estudios durante 2 años (1868-69 y 1869-70) con los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Allí coincidió por vez primera con Valentín Gorbeña, su amigo del alma, con quien compartiría después los estudios en de Ingeniero de Caminos en Madrid, y numerosos proyectos empresariales.

Por traslado del padre, en 1870 su familia se instala en Madrid. Pero Leonardo se queda un año en Bilbao a su vuelta de París. Ya es titular de una cuantiosa herencia que le permitirá dedicarse a su profesión de inventor sin preocupaciones económicas. Iniciará sus estudios de ingeniero de caminos en Madrid en 1871, pero volverá a Bilbao antes de terminarlos. Durante el asedio de 1873 suspende sus estudios para incorporarse al batallón de los Auxiliares que defiende la villa de los carlistas. De vuelta a Madrid finalizará sus estudios en 1876 siendo el cuarto de su promoción.

2.2. Inventos y empresas

En 1903 Torres Quevedo presentó el Telekino en la Academia de Ciencias de París, acompañado de una memoria y realizando una demostración experimental. En ese mismo año obtuvo la patente en varios países: España (Un sistema denominado “Telekine” para gobernar a distancia un movimiento mecánico, patentes 31918 de 10/6/1903 y 33041 de 9/12/1903), Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. El Telekino consistía en un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas; era el primer aparato de radiodirección del mundo, pionero como sistema de mando a distancia.

El Abra de Bilbao se convirtió en un escenario habitual para las pruebas del Telekino. Un primer experimento se realizó el martes 7 de noviembre de 1905, desde la terraza del Club Marítimo del Abra, y con la asistencia del Presidente de la Diputación y otras autoridades. La noticia apareció en el diario “El Nervión” al día siguiente: “Como ayer dijimos, se verificaron las pruebas del Telekino con resultado brillantísimo...”.

El 6 de septiembre de 1906, ante una gran multitud, hizo una demostración del Telekino en el puerto de Bilbao, maniobrando la barcaza Vizcaya desde la terraza del Club Marítimo del Abra.

El acto tuvo la presencia de las principales autoridades del Reino y de la Provincia, pues Alfonso XIII, recién casado con la Reina Victoria Eugenia, había venido en su yate “Giralda” tres días antes. La noticia apareció ampliamente comentada en la prensa de Bilbao, especialmente en El Noticiero Bilbaíno, El Porvenir Vasco, y la Revista Bilbao de la Cámara de Comercio. El primero decía lo siguiente: “En las Arenas y frente al Club Marítimo del Abra, hubo también por la mañana mucha animación, pues desde la terraza de aquella Sociedad hizo maniobras con notable precisión en un bote que se hallaba en el abra, por medio del telekino de su invención, el ilustre ingeniero señor Torres Quevedo”.

Telekino Telekino
Demostración del Telekino en el Abra de Bilbao (6 sep 1906).[6]

Finalmente Leonardo intentaría aplicar el telekino a sus dirigibles, a proyectiles y a torpedos. Pero tuvo que abandonar el proyecto por dos razones. Una de ellas era de tipo económico, por falta de financiación. Pero quizás la más importante era de tipo operativo. Los dirigibles y los distintos tipos de proyectiles se utilizaban en operaciones bélicas. Si el enemigo empleaba un sistema de control similar, lo que no era difícil pues no existía ningún tipo de cifrado, también obedecería sus órdenes. Por lo tanto, sólo era útil en tiempos de paz.

El Telekino ha sido reconocido por la IEEE en el año 2006 como Hito (Milestone) de la Historia de la Ingeniería [2], un acontecimiento histórico de primer nivel.

También fue en Bilbao donde constituyó la “Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería”, con un grupo de ingenieros y empresarios que confiaban en desarrollar sus inventos y patentes. La creación de esta Sociedad la impulsó Valentín Gorbeña [7], su compañero y amigo del alma, con quien había coincidido en sus estudios en París y en Madrid. De aquí surgió la propuesta del Spanish Aerocar. Un transbordador sobre las cataratas de Niágara, construido en Bilbao por la empresa “The Niágara Spanish Aerocar Co. Limited”, creada a partir de la anterior.

2.3. Herencia

Hay otro acontecimiento que hace aún más bilbaíno a Leonardo Torres Quevedo. La fortuna que heredó de unas adineradas mujeres solteras de esta ciudad, en cuya casa residió de niño. Posiblemente el motivo serían los desplazamientos que la profesión de ingeniero de caminos obligaba a su padre.

Eran las señoritas Concepción y Pilar de Barrenechea. Pertenecían a un antiguo y adinerado linaje bilbaíno, un infanzonazgo que entre sus propiedades contaba con palacios (Artunduaga, Abuso, Sondica), casas torres (Ariz, Artunduaga, Sangroniz, Susunaga, Murga), unos 50 caseríos, martinetes (ferrerías), terrenos y heredades por todo el territorio de Vizcaya (Begoña, Abando, Baracaldo, Basauri, Galdácano, Lezama, Arrigorriaga, Múgica, Gorocica, Ibarruri, Echévarri, Lujua, Amorebieta, Zarátamo, Orozco, Güeñes, Sondica, Erandio, Somorrostro, Zalla, Sopelana, Galdames).

Concepción falleció en Bilbao en 1854 cuando Leonardo tenía dos años. Pilar en su testamento de 1864 nombra a Leonardo heredero único y universal, y muere en 1868. Pilar aparece citada como Marquesa de Vargas y Patrona de Begoña en algunos escritos, pero el título era de su hermano José Manuel, que había cedido en usufructo los bienes raíces del Infazonazgo a sus hermanas de Bilbao, pero la propiedad revertiría a la muerte de ambas en un sobrino.

Hemos conseguido acceder a estos datos por lo pleitos que tuvo que afrontar Leonardo, cuando el pariente tronquero solicitaba la reversión de algunos bienes. En estos documentos aparece con más frecuencia como Leonardo Torres Vildósola, dando a entender la importancia que tenía el apellido Vildósola en la villa, ubicado en segundo lugar desde su abuelo mejicano.

En uno de esos pleito se dice de doña Pilar que era “persona acaudaladísima, que dejó en propiedad y en dinero muchos millones de reales”. Esta herencia permitió a Leonardo dedicarse a sus aficiones de inventor sin tener preocupaciones económicas.

2.4. Fuentes documentales de esta sección

Para desarrollar este apartado hemos utilizado fuentes documentales mixtas. Las informaciones proceden en parte de archivos y bases de datos en red, y también de archivos, hemerotecas y bibliotecas “físicas”. Entre las más notables figuran: Archivo de la Diputación Foral de Bizkaia, Hemeroteca de Biblioteca de la DFB, Archivo del Palacio Real de Madrid, Biblioteca Digital de la Fundación Sancho el Sabio, IRARGI (Registros Sacramentales en red, Bases de Datos en red) y algunos libros [8] [9].

Referencias

[1] Varios autores, Arija sitio colaborativo, wiki sobre Arija (Burgos), su historia y su entorno.

[2] Sobre el Telekino como Milestone del IEEE

. IEEE Telekino
. Pérez Yuste, A.; Salazar Palma, M. “The First Wireles Remote-Control: the Telekine of Torres Quevedo”. Conference on the History of Electronics (CHE’2004)

[3] Ver “Serendipity” en wikipedia.

[4] Expediente de Hidalguía de José Luis de las Torres Vildosola. 1793/02/20. Archivo de la Casa de Juntas de Gernika. Localizable en Badator.

[5] Saiz Valdibielso, Alfonso Carlos. “Mariano Luis de Urquijo”. Publicado en la sección “Bilbaínos casi desconocidos” de la revista municipal Bilbao. Abril de 2007.

[6] Patrimonio Nacional, Archivo Fotográfico del Palacio Real. Madrid.

[7] Saiz Valdibielso, Alfonso Carlos. “Valentín Gorbeña Arrayagaray”. Publicado en la sección “Bilbaínos casi desconocidos” de la revista municipal Bilbao. Abril de 2007.

[8] Rodríguez Alcalde, Leopoldo. “Leonardo Torres Quevedo y la Cibernética”. Ediciones CID, colección sabios del mundo entero. Madrid 1966.

[9] García Santesmases, José. “Obra e Inventos de Torres Quevedo”. Instituto de España, Colección Cultura y Ciencia, 1980.

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