Universitaria brasileña: atraída por el País Vasco y su cultura
* Euskara, español, português
Arantxa Ugartetxea Arrieta

Vanessa Clemente de Souza es brasileña y estudiante de Filología española en la Universidad Pública de São Paulo. En la actualidad miembro de Eusko Ikaskuntza. Como estudiante y universitaria siempre ha demostrado una gran curiosidad por conocer mejor la realidad del País Vasco, su cultura y su lengua. Llama poderosamente la atención en ella, esa atracción hacia "lo vasco" que no duda en manifestar en las oportunidades que los propios estudios de su carrera le permiten en ciertos momentos curriculares. Reflexionar un poco sobre lo que piensa y vivencia sobre nuestra cultura, ha sido el estímulo principal que me ha llevado a realizar esta entrevista, intentando así aproximarme a ese "ser brasileña" que desde diferentes sensibilidades culturales, como universitaria y como mujer ella representa.

Vanessa Clemente de Souza Martins.

Vanesa, ¿cómo definirías tú esa atracción hacia lo nuestro? ¿atracción sería la palabra adecuada?

Creo que esa palabra es perfecta, pues siempre que intenté decir lo que siento por el otro, lo hacía clasificándolo como interés personal, pero lo que pasa es que en este caso es mucho más que puro interés, es atracción. Es algo que no puedo controlar.

Desde mi punto de vista, la experiencia más rica que uno puede tener en su vida es saber aprender con el otro lo que sabe, lo que siente, lo que vive. La cultura del otro siempre me ha atraído, pero, no puedo negar que esta atracción especial que siento por Euskadi y todo lo que envuelve este país se lo debo a los vascos que he conocido de cerca. Crecí escuchándoles hablar sobre su país con tanto amor que tenía ganas de conocerlo y de sentirlo, o mejor, de respirarlo como ellos.

Para mí, el intercambio es sinónimo de vivir experiencias lindas y eso es lo que deseo para mi vida. No quiero ser como soy a los cuarenta años, quiero ser más, quiero seguir creciendo. Para eso, tengo que mezclarme con otras personas y aprender de sus vidas mostrándoles la mía. En septiembre de 2001, hice un poema expresando esa necesidad personal. Lo titulé "Trocas humanas"- "Intercambios humanos":

Deixo em você um pouco de mim
Levo em mim um pouco de você
E assim nos carregamos
Mutuamente
Dejo en ti un poco de mi
Llevo en mi un poco de ti
y así nos cargamos
mutuamente
Que magia será essa
Que faz de nós
Um pouquinho de nós
Em cada um de nós?
¿Qué magia será esa
que hace de nosotros
un poco de "nosotros"
en cada uno de nosotros?.
Uma permuta de vivências
E de experiências únicas
Transformadas em públicas
Em todo o ser que se dispor
A ser um pouco mais
Que um eu ambulante
Un intercambio de vivencias
y de experiencias únicas
transformadas en públicas
en todo ser que se dispone
a ser un poco mas
que un yo ambulante.

Creo que saber respetar y aceptar las diferencias es el punto central para salir a la búsqueda de ese crecimiento cultural. Lo que he aprendido en nuestra convivencia es que "somos plurales" y que el que no sabe respetar la pluralidad que hay en el mundo, no sabe respetarse a sí mismo. O sea, que para mí, interesarme o sentirme atraída por la cultura vasca es sobre todo, pensar en mi misma. Definir esta atracción, me resulta muy difícil. ¿Cómo definir en palabras lo que se siente y lograr decirlo con fuerza total? Creo que no lo lograré. Voy a intentar hacerte sentir esta emoción mientras me entrevistas.

Vanessa con su madre Izilda Martins y su hermano Diego.

Esta sensibilidad vasca debe de estar enraizada dentro de tu propia historia personal. Desearía que nos contaras los momentos que tú consideras fundamentales en el resurgimiento de esta nueva emoción en tu vida.

Antes de querer a Euskadi, os quise a vosotros. Mi primera relación fue con los vascos y no con el País Vasco. Y a través de esta amistad y con toda libertad, mejor dicho familiaridad, vino la admiración por vuestra historia. Caí en la cuenta de que en vuestra esencia, en vuestro respirar, y en vuestra mirada estaba Euskadi. Así empezó mi atracción, y la desarrollé buscando informaciones con vosotros, en libros y finalmente en vuestro propio país.

Ese proceso se da en un primer momento en las relaciones personales (familiares y amistosas), y sólo después es posible ir al plano cultural (más general). Creo que tuve una base personal buenísima en mi casa, aprendiendo a respetar las diferencias del otro como individuo y por eso hoy puedo hacerlo a un nivel más amplio.

De una manera mas específica quisiera decir también, que entre Brasil y Euskadi hay más similitudes de lo que nos podemos imaginar.

En los trabajos elaborados durante tu vida de colegiala y universitaria, siempre ha habido un espacio práctico en el que lo referente al Pais Vasco ha tenido un lugar a la luz del conocimiento. ¿Cómo han sido recibidos y valorados estos trabajos?. Cuéntanos el proceso de alguno de ellos.

Bueno, una de las cosas que creo ser semejante en nuestras culturas es que fuera de nuestro territorio no nos conocen bien. O sea, que las personas tienen imágenes distorsionadas de nosotros. Me di cuenta de eso cuando tenía 15 años en un viaje al Estado Español, en el que existió la visita obligada a Bilbao en donde llevaban años viviendo tíos, primos y primas. Este viaje tiene un significado muy especial en mi vida, pero lo comentaré en el momento oportuno. Volviendo a lo que estaba diciendo, y para aclararlo, debo decir que me enteré o fui consciente de la existencia de una cierta visión de la realidad vasca y brasileña en el mundo al mismo tiempo. Me indigné con esa visión. La veo absurda hasta el día de hoy. Te lo digo porque escuché de muchos extranjeros que Brasil se resume a fútbol, carnaval y miseria. Y de Euskadi, la imagen inmediata es ETA. ¡Pero esto en realidad no es cierto!.

Mi primera manifestación fue en el colegial. Mi amigo Marcelo Jarmendia y yo vimos en el libro de geografía una cita de una página sobre Euskadi. Y con el conocimiento que teníamos sobre el tema no pudimos callarnos. Yo tenía mucho material: fotografías, postales, ikurrina, muñecos, CD, y lo mas principal que era la imagen viva de mi viaje dentro de mí... Marcelo tenía mucho conocimiento histórico, económico, etc. Entonces, propusimos a la profesora un seminario. Ella lo aceptó de inmediato y nos reservó una clase, pero lo que pasó fue que lo presentamos en casi tres clases. ¡Fue un éxito! Al final, todos los alumnos supieron qué era realmente Euskadi, y se fascinaron con su belleza histórica y física. Fuimos los primeros adolescentes, quizás los únicos, que hicimos un trabajo sobre los vascos en Brasil. Mas tarde en la facultad, hice un ensayo sobre la peculiaridad vasca en el curso de Literatura Española.

El inicio de este proceso tuvo lugar en el colegio aunque no lo haya percibido en su totalidad tan pronto. No me imaginaba qué proporciones eso tendría en mi vida después. O sea, lo hice sin darme cuenta de la reflexión que se me ocurre ahora. Por eso, cuando puedo no pierdo la oportunidad de poner lo vasco como tema. Un ejemplo de ello es también lo que me llevó a presentarte a Maite Celada Echeverría, mi profesora de lengua española en la facultad, es decir el hecho de que es hija de vascos. Me pareció la combinación perfecta para que naciera de ahí una gran amistad.

En tu adolescencia tuviste a tu lado un compañero de clase que vibraba al hilo de esta misma sensibilidad. Esta relación amistosa y complicidad vascas ¿continúan en el campo universitario?.

Somos muy amigos hasta hoy aunque caminamos en direcciones distintas. Hacemos cursos diferentes: yo, Letras y él, Ciencias Sociales. Realmente no sé si él ha hecho algún trabajo para la facultad sobre algún tema relacionado con Euskadi. Lo único que sé es que nuestro trabajo tuvo tanta repercusión que hasta hoy nuestros compañeros del colegial le llaman a Marcelo "el Vasco" y sé también que su interés y cariño siguen iguales.

¿Que supone para una estudiante de filología española como tu la posibilidad de poder acrecentar conocimientos culturales en nuestro país; y mas concretamente el poder estudiar filología vasca si ese fuera el deseo?.

Me parece interesantísimo. Y también sería para mí un gran desafío. En este momento estoy leyendo y empezando a investigar sobre cómo la emoción da vida al conocimiento y facilita el aprendizaje. Si eso es verdadero, me parece que no será tan difícil estudiar filología vasca, porque el cariño, la atracción y la curiosidad, existen.

Háblanos de tu cariño por la lengua castellana. Del placer y el deseo que sientes por dominar mejor esta lengua. Cuando se habla de cultura española pienso que sientes una admiración y atracción especiales. Cuéntanos de lo español que hay en ti.

A mí me encantan las lenguas porque en ellas está el símbolo más concreto de la cultura de las personas que las hablan. Por eso, hablar una lengua es, además de simplemente expresarse, sentir la historia cultural que en ella está implícita. Para mí, el español hoy ya forma parte de mi personalidad, de mi esencia. Es que tengo algo dentro de mí muy fuerte que me mueve y me motiva a alcanzar la lengua española y a hacerla mía. Y de hecho, ya me he apropiado del español. Pero no siempre ha sido así. Yo tengo ascendencia española y mi relación con lo de España ha sido marcada por lo familiar. En mi niñez, mi abuela me enseñó a jugar a la baraja española, mi madre y mi tía me contaban con mucha ilusión el tiempo en que vivieron en España, recibíamos regalos de la familia, le enviábamos regalos, nos correspondíamos por cartas... O sea, crecí en un ambiente donde España estaba más cerca de lo que apuntan los mapas geográficos. Sólo que mi cariño era por los que vivían allí y no por la lengua y la cultura en sí.

Cuando me fui a España en 1996, mi vida cambió totalmente. Apareció mas nítidamente mi personalidad, mi feminidad, mi interés cultural... Tenía 15 años, es decir mi personalidad se estaba construyendo y este viaje fue fundamental para caer en la cuenta de lo que realmente soy. Creo que en el momento que uno se aleja de lo suyo y sumerge en otra realidad es cuando el verdadero yo aflora. Este cambio no fue solamente captado por los que me rodeaban, sino que fue visible hasta para mí. La manera de acercarme todavía más a España era aprender el idioma. Sólo que me identifiqué tanto que decidí estudiarlo más a fondo en la Universidad. Y automáticamente desde ese momento quedó mas en evidencia mi lado español. En realidad, es más que un lado español, también lo es mejicano, argentino, cubano, etc., porque a través de este idioma llegué a otras culturas. A través de las clases y del contacto con esta lengua me voy transformando en otra persona. No he dejado de ser brasileña y nunca lo haré, lo que pasa es que estoy asumiendo otra características dentro de mi ser brasileña. Siempre tuve mucha facilidad para aprender idiomas, pero con el español me pasa algo misterioso y sorprendente. Es como si supiera las cosas antes de que me las enseñen, y que la clase de lengua es sólo un recordar algo que estaba adormecido.

A la izquierda Vanessa con sus padres Izilda y Orival. A la derecha Jose Ramón Zubizarreta y Xabier Harluxet.

Ese tu ser brasileño enriquecido por otras sensibilidades culturales pienso que lo vives dentro de una manera de ser que podríamos denominar plural. ¿Cuál es la emoción soporte de esta pluralidad?.

Yo no desciendo sólo de españoles. Como buena brasileña, soy una mezcla biológica. Tengo sangre española, portuguesa, italiana, alemana e indígena. Y por eso siento algo especial por todas esas naciones o culturas, sin olvidarme de otras que he adoptado. Es importante también reconocer la oportunidad que tengo de vivir en una ciudad cosmopolita. Aquí en São Paulo, atravesamos todos los días barrios que tienen la cara de una región del mundo. Por ejemplo, todos los fines de semana, puedo elegir una comida típica diferente: japonesa, africana, árabe, mejicana, italiana, etc... O sea, tengo todo el mundo delante de mí en una sola ciudad.

Pero no puedo negar que los viajes que hice me abrieron los ojos para vislumbrar mejor todo esto. Y de esa manera he aprendido a valorar lo que me rodea. Sea en Brasil o en cualquier parte del mundo. Hoy entiendo que no hay civilización subdesarrollada, sino personas con visiones subdesarrolladas. Y ésas son las que infravaloran las otras. Las culturas están ahí pidiendo ser descubiertas y valoradas, pero hay gente que todavía no ha entendido que el mundo sólo será mejor cuando se aprenda a respetar al otro y consecuentemente, enriquecer su propia historia. El que no lo acepta sufre o le hace sufrir al de al lado.

Has visitado el País Vasco y has escuchado nuestra lengua. ¿Qué desearías decirnos?, ¿cómo nos ves? ¿cómo nos sientes?. ¿La cultura vasca cabe en el espacio socio-cultural brasileño?, ¿cuál podría ser su aportación mas específica?.

Lo primero que deseo expresar es que os admiro enormemente por lo que sois. Cuando uno sabe de su verdadero valor no hay quien pueda arrancarlo de adentro. Os digo que sigáis así siempre, pues no hay por qué no admitir ese ser vasco tan intenso que hay en vosotros. Os veo como personas comprometidas a favor de vuestra patria no aceptando injusticias. Os siento sensibles y con toda seguridad capaces de compartir con el mundo su capacidad de amor. Como he dicho antes creo que entre Brasil y Euskadi hay muchas cosas que nos unen: la visión que el mundo tiene de nosotros, y la receptividad, pues cuando uno llega a nuestros países se siente totalmente aceptado, y lo que es mas fundamental, ese querer seguir siendo brasileños y vascos pero sin desperdiciar lo que los no-nativos tienen para ofrecernos.

Para concluir quiero decir que mi deseo es que todos los habitantes del mundo se permitan ser más que un simple "yo". Porque solo de esta manera la historia deja de estar enquistada y se convierte en una realidad viva y dinámica

Ha sido un placer conversar contigo, gracias por tu generosa aportación.

Para mí ha sido un gran honor y un placer incomparable. Quisiera dejar mi dirección electrónica en estas líneas por si alguien desea contactar conmigo: megara@estadao.com.br

Muito obrigada!

Eskerrik asko, Vanessa!


Arantxa Ugartetxea Arrieta, pedagoga
 

Euskonews & Media 218. zbk (2003 / 07 / 11-18)

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