¿Cada vez somos menos los vascos?, ¿Un país
con futuro puede perder habitantes?, ¿Existe equilibrio entre
natalidad y mortalidad?, ¿Por qué nacen pocos niños?,
¿Existe una familia tipo?, ¿Es cierto que peligran
las pensiones del siglo XXI?... En esta entrevista estas y otras
preguntas obtienen contestación de la mano del demógrafo
Mikel Marañon. Quien escribe estas líneas está
ansioso por recibir respuesta a sus preguntas, que espero que sacien
su curiosidad.
-¿Cada
vez somos menos en la Comunidad Autónoma Vasca?
Desde que se hizo el último censo en el año 2001,
el saldo migratorio ha sido ligeramente positivo. Sin embargo, es
verdad que tanto en dicho censo como en el anterior la Comunidad
Autonoma Vasca perdió algo de población. En estos
momentos, por el envejecimiento de la población, la tasa
de mortalidad es ligeramente más alta que la tasa de natalidad.
Es decir, el crecimiento vegetativo es negativo, y tiene que ser
suplido con saldo migratorio positivo, para que no disminuya la
población.
-¿Un país
con futuro no puede tener un saldo vegetativo negativo?
Un saldo vegetativo negativo ofrece oportunidades, pero hay que
saber aprovecharlas. Por ejemplo, el saldo vegetativo negativo de
los últimos años ha venido dado por una tasa de natalidad
baja, con lo que se ha podido mejorar el sistema educativo sin gastar
cantidades económicas desorbitadas. La mayoría de
los economistas no están de acuerdo con esta argumentación,
ya que identifican progreso con crecimiento demográfico.
Parece que a menos gente, menos demanda de todo tipo de producción,
pero eso no es así, porque hoy en día el consumo de
cualquiera de nosotros es tremendamente superior al de hace 30 años.
El saldo negativo tiene su lado positivo y negativo. Hay que saber
encontrar puntos de equilibrio.
-¿Y dónde
está ese equilibrio? ¿Qué situación
es la ideal?
Cuando
la población es estable, que no es nuestro caso. En los últimos
13-14 años en Euskadi estamos en una cifra casi constante
de 16.000 nacimientos al año, pero en el mismo período
mueren alrededor de 18.000 vascos, con lo que el equilibrio no existe,
por poco, pero no existe. Para tener una situación ideal
en el futuro, necesitaríamos 5.000-6.000 nacimientos más
al año, pero no se dan, porque la población debe retrasar
su proyecto de creación de familia, tienen el primer hijo
tarde, y a consecuencia de esto, muchas veces el segundo no llega.
Numerosas parejas ni siquiera se pueden plantear tener un hijo entre
los 30 y 35 años, ya que cantidad de mujeres cumplen los
35 años sin tener un empleo estable. Y, como es lógico,
entre sus prioridades esta su incorporación al mundo laboral.
Lo que hay que resolver, antes que ponerse a hacer planes demográficos
o políticas demográficas, es la precariedad laboral
y la carestía de la vivienda. Son los dos problemas claves
de nuestra sociedad, que están generando excluidos sociales
encubiertos, porque esas personas que tienen dificultades para acceder
a una vivienda, y que además, tienen un empleo precario,
todavía suelen estar sostenidos por la institución
familiar. Sin ese apoyo familiar no tendrían futuro.
-Una situación
totalmente diferente a la de la década de los 70.
Sí, y con la que tenemos un desequilibrio generacional. En
los años 75 y 76 nacieron 38.000 vascos, desde entonces hasta
la década de los 90, en 15 años, la natalidad cayó
en picado, a razón de 1.000-1.500 nacimientos menos por año.
De hecho, hoy en día no nacen ni la mitad. La tasa de natalidad
alta de aquel entonces no vino dada por una fuerte fecundidad, sino
más bien por un incremento de parejas jóvenes que
procedían de la inmigración. No es porque las familias
tuvieran tres, seis o siete hijos, porque entonces el número
ideal de hijos era dos.
-Si miramos a
la historia reciente, ¿Euskadi ha tenido un crecimiento demográfico
gradual?
No. A principios del siglo XX éramos menos de un millón
de habitantes. En el primer tercio de siglo hubo un crecimiento
importante, primero en Bizkaia, y más tarde en Gipuzkoa.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que hasta 1910 el saldo
migratorio era negativo, porque muchos vascos emigraban a ultramar.
El salto más espectacular lo aporto la inmigración
entre 1955 y 1975, también en este caso, primero en Bizkaia
y Gipuzkoa, y unos años más tarde, en Álava.
Según el último censo, realizado en 2001, la población
de la Comunidad Autónoma Vasca es de 2.082.587 habitantes.
-Siguiendo
con la historia reciente, ¿cuál ha sido el cambio
demográfico más importante?
El control y el descenso de la mortalidad. En el estado español
sucedió en el siglo XX, en el resto de Europa un poco antes,
a partir de 1850. Hasta entonces la mortalidad infantil era altísima.
La mujer que se casaba en 1910 tenía 11-12 embarazos, de
ellos dos o tres eran abortos, de los hijos nacidos, dos se morían
en el primer año, y otros dos antes de los 20 años,
con lo que llegaba a la edad adulta con cuatro hijos.En aquella
época, una cuarta parte de los hijos se morían sin
cumplir un año. Aquella situación era insostenible.
-Volviendo al
presente, en su opinión, ¿qué puede hacer la
administración vasca para lograr una población estable?
Debe poner toda la carne en el asador para atajar la precariedad
laboral y la carestía de la vivienda. Y debe concienciar
de ello a los agentes sociales y a la sociedad en general. Precisamente,
dentro del Plan de la Familia del Gobierno Vasco hay un capítulo
dedicado a la sensibilización. Empresarios y sindicatos deben
percatarse de la necesidad de compaginar vida laboral y familiar.
Por otra parte, no creo en una administración que potencie
políticas demográficas bajo el lema "Tienen que
tener hijos", sino en una administración que quite del
medio los obstáculos que tiene la ciudadanía para
tomar sus decisiones. Hay que actuar, y urgentemente.
-Hablando de obstáculos,
los analistas económicos auguran un futuro poco halagüeño
para los jubilados del siglo XXI. Tras toda una vida trabajando
y cotizando, ¿usted tampoco me garantiza mi pensión?
En estos momentos la correlación entre población activa
y dependiente goza de buena salud. Crece más la población
activa que la dependiente. Se están incorporando al mercado
laboral las generaciones de la década de los 70, que fueron
numerosas, y en cambio, se están jubilando las generaciones
de la posguerra, que no fueron tan numerosas. Los que se van a jubilar
en los próximos años no son un contingente excesivo,
pero la situación va a cambiar radicalmente a partir del
2020, y especialmente a partir del 2025 en adelante, cuando se jubilen
los de la década de los 70. Se jubilarán muchos, y
les reemplazarán pocos. Sin embargo, este problema es de
fácil solución mientras haya trabajo. Si hay puestos
de trabajo, los puestos se cubren, porque ya vendrán de otros
sitios a trabajar aquí.

-Sí, muy
bien, pero de lo mío, de lo de la pensión le digo,
no me ha comentado nada.
Ahora le comento. Respecto al tema de las jubilaciones, yo también
discrepo de las tesis oficiales, y como no soy economista, sino
sociólogo, me lo puedo permitir. En mi opinión, es
más importante la productividad de los trabajadores que el
número de cotizantes. La productividad está aumentando
constantemente, y pensar que la productividad no va a aumentar en
los próximos 20 años es ser irrealista y pesimista.
Los avances tecnológicos seguirán aportando productividad,
y con esta última existirán recursos. Además,
¿por qué sólo debemos cotizar los trabajadores?
¿Por qué no se pueden poner impuestos a los robots
o a las máquinas expendedoras, o a las gasolineras automáticas?
De dónde van a salir los recursos es otra cuestión,
pero de que va a haber recursos, yo no tengo ninguna duda.
-Vamos, que nadie
debe correr a hacer un plan de pensiones privado.
Me parece muy bien que la gente lo haga como precaución,
fomento de ahorro o por cuestiones fiscales. Está bien que
la gente sea previsora y tome precauciones, pero yo no soy pesimista
sobre el futuro de las pensiones. Insisto, a pesar de las crisis,
que seguro que vendrán, la productividad irá al alza,
con lo que recursos económicos se van a generar, el problema
es distribuir adecuadamente los recursos. No hay que ser alarmistas
con las cuestiones demográficas.
-Cambiando de
tema, ¿cuántas familias numerosas hay en la Comunidad
Autónoma Vasca?
Hay quien dice que en Euskadi tenemos 60.000 familias numerosas.
Claro, yo también soy familia numerosa. Tengo tres hijos,
pero mi hijo mayor tiene 27 años y el pequeño 24,
con lo que ya no soy titular de familia numerosa. Familias numerosas
con hijos dependientes son muchas menos. Tenemos una cifra que nos
puede ayudar en dicha cuantificación. En nuestra comunidad
cada año nacen 1000 terceros hijos, o dicho de otra manera,
cada año se generan en Euskadi 1000 familias numerosas. Son
una excepción, porque de 16.000 nacimientos sólo 1.000
corresponden a una familia numerosa. Más o menos, una de
cada 10 familias vascas es numerosa.

-Vamos terminando,
pero antes, ¿cómo valora el Plan de la Familia impulsado
por el Gobierno Vasco?
Es un primer paso que muestra una voluntad clara, que no es otra
que ayudar dentro de los recursos limitados de los que dispone la
administración.
-¿Por qué
las ayudas establecidas son universales, sin tomar en cuenta las
rentas familiares?
Creo que en las actuales circunstancias, las ayudas en función
de la renta no son adecuadas, ya que crean más injusticias
que justicias.
-Se me olvida
algún dato demográfico destacable, quizás el
aumento de familias monoparentales...
No, las monoparentales son todavía poquitas, a pesar de lo
que se dice. Está prácticamente todo dicho. Se producen
retrasos a la hora de casarse y tener hijos. Por culpa de dichos
retrasos, no se consigue lo que se pretendía, y nacen menos
niños y niñas... Hay problemas enormes para conciliar
vida laboral y familiar, por lo que debemos trabajar en este campo.
También tenemos precariedad laboral, que nos desborda porque
es una problemática que depende de la administración
central. Empezó en la época del PSOE, con el PP ha
ido en aumento, y no hay manera de pararla. ¿La vivienda?
Es difícil, pero es más fácil actuar desde
las instituciones autonómicas. ¿Con qué resultados?
Lo veremos dentro de cinco años. En resumen, tienen que cambiar
las condiciones del sistema económico que tenemos. La familia
es una institución débil que está totalmente
condicionada por lo comentado (mercado laboral, medios de comunicación,
la vivienda, la Iglesia...). En condiciones normales no tendríamos
16.000 nacimientos al año en Euskadi, sino veintitantos mil,
lo que nos daría una población estable. Las peores
consecuencias las conoceremos en el 2040, cuando la generación
del 75, espectacular en el numero, cumpla 65 años.
Mikel
Marañón
Mikel Marañón nació
hace 59 años en la Rioja Alavesa, concretamente
a las faldas de la Sierra de Cantabria, en la
localidad de Cripán. Licenciado en Ciencias
Políticas y Sociología, fue profesor
de la Universidad de Deusto, impartiendo clases
de Análisis Demográfico y Sociología
de la Familia. De la docencia saltó a la
administración vasca, donde ha trabajado
en los últimos años como técnico
en materias tan diversas como la educación,
la sanidad o la cultura. Precisamente, ahora desempeña
el cargo de Director de Evaluación de Programas
y Servicios Sociales. Bajo su responsabilidad
se realizan las evaluaciones de los diferentes
programas del Departamento de Justicia, Empleo
y Seguridad Social (Renta básica, Plan
de ayuda a la Familia...). Cuando cierra las puertas
de su despacho en Lakua, dedica su tiempo libre
a sus otras pasiones, algunas de ellas confesables,
como la botánica, la genealogía
o la pala.
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Fotografías: Ismael
Diaz de Mendibil
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Euskonews & Media 216.
zbk (2003 / 06-27 / 07-4)
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