Logros y retos de la universidad en el País Vasco
* Original en euskera
Juan Ignacio Pérez & Pello Salaburu

Sociedad y Universidad

La universidad pública en Euskal Herria no tiene una historia demasiado larga. De hecho, la amplia oferta de estudios universitarios y la existencia de instituciones de carácter público son realidades de fechas relativamente recientes. Ciertamente, durante las últimas décadas los estudios universitarios han avanzado considerablemente, lo que ha tenido notables consecuencias para la sociedad.

Universidad del País Vasco. Campus Gipuzkoa. Ibaeta.

La más destacable de ellas, y seguramente también la más positiva, es el extraordinario desarrollo del nivel formativo de los jóvenes vascos. Entre los años 1985 y 2002, el promedio de ciudadanos mayores de 15 años de la Comunidad Autónoma Vasca que cuenta con una formación superior ha pasado del 10'1% al 19'4%, un aumento que, con toda probabilidad, no tiene parangón en el resto del mundo. Si atendemos exclusivamente a la población activa, el incremento ha sido aún mayor, puesto que ha pasado de un 12'5% a un 26'5%.

No obstante, no faltan agentes sociales que consideran que en el País Vasco hay demasiados universitarios, y que en vista de que la universidad se ha convertido en una fábrica de parados, habría que primar otro tipo de estudios más profesionales. Esta afirmación, sin embargo, no se corresponde con la realidad. No ponemos en duda la cada vez mayor necesidad de ofertar estudios profesionales, pero eso no significa que haya que marginar los estudios universitarios, ni que sea cierto que la universidad conduzca directamente al desempleo. De hecho sucede todo lo contrario: con independencia del ámbito que se analiza, es evidente que la formación universitaria ofrece mejores condiciones de trabajo que cualquier otro tipo de formación.

 
Universidad del País Vasco. Campus Bizkaia. Leioa.

En los países más desarrollados, y por supuesto también en España, las personas que con más facilidad encuentran trabajo son precisamente aquéllas que cuentan con estudios superiores. En la Comunidad Autónoma Vasca, el 67% de los ciudadanos con formación universitaria está trabajando, mientras que la cifra se reduce al 62% de los que tienen formación secundaria, y al 25% de los que sólo cuentan con formación primaria. Por otra parte, el 65% de los jóvenes vascos que accedieron al mercado laboral en la última década tenía estudios superiores, y necesitaron un promedio de 23 meses para encontrar trabajo. Los que contaban con una formación más modesta necesitaron más tiempo: 29 meses los que habían finalizado la segunda etapa de la formación secundaria, 37 meses los que finalizaron la primera etapa de secundaria, y 41 los que sólo tenían formación primaria.

Es evidente que el contar con mejores condiciones de trabajo es deseable para todo el mundo, pero, sin lugar a dudas, la universidad ha aportado importantes beneficios no solo a los universitarios, sino que también lo ha hecho al conjunto de la sociedad. Esto es algo que se suele olvidar con demasiada frecuencia, o no se valora como se debiera. Debemos ser conscientes de que hoy en día, por ejemplo, en la Administración trabajan muchas personas con formación universitaria, y muchas de las decisiones que aquélla adopta afectan sobremanera al bienestar social de los ciudadanos. Los directores y técnicos de empresas se han formado en las universidades, y muchos de ellos, además, en las de Euskal Herria. ¿De dónde han salido los profesores de las escuelas e institutos en los que estudian nuestros hijos? ¿De dónde los técnicos superiores? ¿De dónde los médicos y enfermeras de ese sistema sanitario del que estamos tan satisfechos? ¿Qué sería de la sociedad vasca si, cuando el país atravesaba una gravísima crisis económica, hubiera carecido de profesionales formados en la universidad? Cuando se habla del valor de las cosas, se tiende a pensar en el capital, pero conviene recordar que muchas veces el más valioso de los capitales lo constituyen los recursos humanos, el conocimiento. Ese es el capital del siglo XXI. Y ese capital humano, al menos en cierta medida, se forma en la universidad.

Escuela Universitaria de Relaciones Laborales. Leioa

Nuevos retos
Creemos que los logros alcanzados por la Universidad durante las últimas décadas son dignos de elogio y consideración, particularmente por haberlos alcanzado en condiciones muy precarias. Hasta hace bien poco la Universidad se veía afectada por circunstancias tales como la masificación, la escasez de medios y una estructura excesivamente rígida, pero ahora, recién inaugurado el nuevo siglo, se encuentra en la tesitura de tener que afrontar nuevos retos. Nuestras universidades tendrán que competir en ámbitos y bajo circunstancias que hasta ahora nos eran desconocidos. Analicemos esto con algún detalle.

 
Facultad de Farmacia. Campus de Álava.

Por primera vez desde mediados del pasado siglo, el número de alumnos que acude a la universidad está disminuyendo. Se trata de un descenso sostenido año tras año. En 1995, 100.000 jóvenes se encontraban realizando estudios universitarios en Euskal Herria; en concreto, el 45% de los comprendidos en edad universitaria. No obstante, en el año 2010, en el mejor de los casos, y por razones demográficas, serán como mucho 60.000, y eso suponiendo que la mitad de los jóvenes acuda finalmente a la universidad. Al mismo tiempo, no debemos olvidar que en paralelo se está produciendo un incremento cada vez mayor de estudiantes euskaldunes, factor que sin duda planteará nuevos retos a la universidad.

Por otra parte, como consecuencia del notable incremento del número de titulaciones de los últimos años, se ha producido una dispersión muy grande de los alumnos entre las distintas titulaciones. Además, dada la mayor movilidad de los estudiantes, cada vez habrá una mayor competencia entre distintas universidades. Todos esos factores originarán una nueva situación a la que las universidades tendrán que adaptarse. Se verán obligadas a captar alumnos en un marco más competitivo, lo que les obligará a esforzarse por aumentar la calidad de los estudios, dado que el atractivo de una determinada universidad o carrera dependerá de ello. De hecho, ya se han empezado a elaborar "rankings" de universidades, y aun cuando los resultados que arrojan son de dudosa fiabilidad, es innegable que la cultura de evaluar y clasificar a las universidades se implantará cada vez con más fuerza.

 
Escuela de Magisterio. Campus de Álava.

Además de mejorar su calidad, las universidades tendrán que intentar captar alumnos a los que hasta ahora no ha prestado casi atención, para de esa forma conseguir nuevos "clientes". Deberán ampliar su oferta formativa hasta el punto de abarcar toda la vida de los ciudadanos adultos. Al mismo tiempo, tendrán que hacer uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y aprovechar todas las posibilidades docentes que éstas brinden para ofertar nuevos productos y llegar hasta distintos tipos de alumnado. Esto no es una opción. De hecho, las universidades que no han sido capaces de coger ese tren han empezado ya a quedarse rezagadas.

Todo ello obligará a introducir cambios en los sistemas de enseñanza y de gestión, claro está, pero no sin antes transformar sustancialmente la propia 'cultura' y mentalidad de los universitarios. Básicamente, se deberán modificar una serie de modelos y mentalidades que están bastante arraigados. Las "palabras clave" del futuro serán términos tales como responsabilidad, competencia, flexibilidad, evaluación, tratamiento condicionado a los resultados, etc. En la actualidad, los universitarios vivimos en un sistema relativamente seguro que nos invita a pensar que no hay motivos para realizar cambios. Pero, en nuestra opinión, sí hay razones para esos cambios, y además razones de peso, porque si una universidad no afronta convenientemente los nuevos retos que se le presentan, será alguna otra entidad quien lo haga en su lugar, y, llegado ese momento, la sociedad vasca no dudará en dar la espalda a quien defraude sus expectativas o no esté a la altura de las circunstancias.

Facultad de Ciencias. UPV/EHU. Leioa

Los universitarios tendremos que modificar nuestra mentalidad y modelos, pero las autoridades públicas, por su parte, también deben cambiar su actitud para con la universidad y prestarle más apoyo del que le ha venido prestando.

Inversiones demasiado escasas
Y es que, se utilice la variable que se utilice, Euskal Herria es el país europeo que menos invierte en el ámbito universitario. Así, por ejemplo, en 1999 la CAV gastaba por alumno 4.975 dólares (7.350 en Navarra), mientras que en España se gastaban 5.760, en la UE 9.169 y en los EEUU 19.220. Si comparamos estas cantidades con la renta per cápita, en la CAV era de un 23%, 29% en Navarra, 30% en España, 39% en la UE, y 57% en los EEUU. Y si contabilizamos el gasto total universitario como porcentaje del PIB, en la CAV se invirtió un 0'84% (en Navarra aproximadamente el doble), en España el 1'1%, en la UE el 1'26%, y en los EEUU el 2'33%.

Esas cifras ponen de manifiesto que en nuestro sistema universitario se invierte muy poco. Los datos son realmente asombrosos, y si no llegan a corregirse, de cara al futuro se derivarán graves consecuencias. Los países desarrollados han apostado por el conocimiento como el más valioso de los recursos. Todos los demás, o se agotan, o dejan de ser útiles. Pero el conocimiento no. Nunca se agota, y siempre resulta útil. Por eso mismo, es necesario protegerlo y fomentarlo, porque no se genera de forma espontánea.


 
Facultad de Bellas Artes.

En otros muchos aspectos, tales como la sanidad, los derechos humanos, los medios de comunicación, determinadas infraestructuras, etc., el País Vasco ha llegado a homologarse con los países europeos. No así en la universidad. No nos hemos homologado ni en el fomento de la investigación básica, ni en infraestructuras para docencia e investigación, ni en las retribuciones de los universitarios, ni en otros muchos aspectos. ¿Para cuándo estas homologaciones? No dejamos de repetir que la sociedad vasca cuenta con jóvenes más preparados que nunca, pero ¿cómo vamos a retenerlos en la universidad, si al margen de hermosas palabras y de fomentar una imagen política no se hace especial hincapié en los presupuestos? ¿Si no se hace una apuesta estratégica? En nuestra opinión, y esto hay que subrayarlo más que nunca, en esta sociedad del conocimiento en la que decimos vivir, la homologación con Europa en el ámbito universitario más que importante, pensamos que es imprescindible.


Juan Ignacio Pérez & Pello Salaburu, profesores de la UPV-EHU
Fotografías: Página web de la UPV/EHU ( http://www.ehu.es)
 

Euskonews & Media 212. zbk (2003 / 05-30 / 06-6)

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