Sociedad y Universidad
La
universidad pública en Euskal Herria no tiene una historia
demasiado larga. De hecho, la amplia oferta de estudios universitarios
y la existencia de instituciones de carácter público
son realidades de fechas relativamente recientes. Ciertamente, durante
las últimas décadas los estudios universitarios han
avanzado considerablemente, lo que ha tenido notables consecuencias
para la sociedad.
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Universidad del País Vasco. Campus Gipuzkoa.
Ibaeta. |
La más destacable de ellas, y seguramente también
la más positiva, es el extraordinario desarrollo del nivel
formativo de los jóvenes vascos. Entre los años 1985
y 2002, el promedio de ciudadanos mayores de 15 años de la
Comunidad Autónoma Vasca que cuenta con una formación
superior ha pasado del 10'1% al 19'4%, un aumento que, con toda
probabilidad, no tiene parangón en el resto del mundo. Si
atendemos exclusivamente a la población activa, el incremento
ha sido aún mayor, puesto que ha pasado de un 12'5% a un
26'5%.
No obstante, no faltan agentes sociales que consideran que en el
País Vasco hay demasiados universitarios, y que en vista
de que la universidad se ha convertido en una fábrica de
parados, habría que primar otro tipo de estudios más
profesionales. Esta afirmación, sin embargo, no se corresponde
con la realidad. No ponemos en duda la cada vez mayor necesidad
de ofertar estudios profesionales, pero eso no significa que haya
que marginar los estudios universitarios, ni que sea cierto que
la universidad conduzca directamente al desempleo. De hecho sucede
todo lo contrario: con independencia del ámbito que se analiza,
es evidente que la formación universitaria ofrece mejores
condiciones de trabajo que cualquier otro tipo de formación.
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Universidad del País Vasco. Campus Bizkaia.
Leioa. |
En los países más desarrollados, y por supuesto también
en España, las personas que con más facilidad encuentran
trabajo son precisamente aquéllas que cuentan con estudios
superiores. En la Comunidad Autónoma Vasca, el 67% de los
ciudadanos con formación universitaria está trabajando,
mientras que la cifra se reduce al 62% de los que tienen formación
secundaria, y al 25% de los que sólo cuentan con formación
primaria. Por otra parte, el 65% de los jóvenes vascos que
accedieron al mercado laboral en la última década
tenía estudios superiores, y necesitaron un promedio de 23
meses para encontrar trabajo. Los que contaban con una formación
más modesta necesitaron más tiempo: 29 meses los que
habían finalizado la segunda etapa de la formación
secundaria, 37 meses los que finalizaron la primera etapa de secundaria,
y 41 los que sólo tenían formación primaria.
Es evidente que el contar con mejores condiciones de trabajo es
deseable para todo el mundo, pero, sin lugar a dudas, la universidad
ha aportado importantes beneficios no solo a los universitarios,
sino que también lo ha hecho al conjunto de la sociedad.
Esto es algo que se suele olvidar con demasiada frecuencia, o no
se valora como se debiera. Debemos ser conscientes de que hoy en
día, por ejemplo, en la Administración trabajan muchas
personas con formación universitaria, y muchas de las decisiones
que aquélla adopta afectan sobremanera al bienestar social
de los ciudadanos. Los directores y técnicos de empresas
se han formado en las universidades, y muchos de ellos, además,
en las de Euskal Herria. ¿De dónde han salido los
profesores de las escuelas e institutos en los que estudian nuestros
hijos? ¿De dónde los técnicos superiores? ¿De
dónde los médicos y enfermeras de ese sistema sanitario
del que estamos tan satisfechos? ¿Qué sería
de la sociedad vasca si, cuando el país atravesaba una gravísima
crisis económica, hubiera carecido de profesionales formados
en la universidad? Cuando se habla del valor de las cosas, se tiende
a pensar en el capital, pero conviene recordar que muchas veces
el más valioso de los capitales lo constituyen los recursos
humanos, el conocimiento. Ese es el capital del siglo XXI. Y ese
capital humano, al menos en cierta medida, se forma en la universidad.
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Escuela Universitaria de Relaciones Laborales.
Leioa |
Nuevos retos
Creemos que los logros alcanzados por la Universidad durante las
últimas décadas son dignos de elogio y consideración,
particularmente por haberlos alcanzado en condiciones muy precarias.
Hasta hace bien poco la Universidad se veía afectada por
circunstancias tales como la masificación, la escasez de
medios y una estructura excesivamente rígida, pero ahora,
recién inaugurado el nuevo siglo, se encuentra en la tesitura
de tener que afrontar nuevos retos. Nuestras universidades tendrán
que competir en ámbitos y bajo circunstancias que hasta ahora
nos eran desconocidos. Analicemos esto con algún detalle.
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Facultad de Farmacia. Campus de Álava. |
Por primera vez desde mediados del pasado siglo, el número
de alumnos que acude a la universidad está disminuyendo.
Se trata de un descenso sostenido año tras año. En
1995, 100.000 jóvenes se encontraban realizando estudios
universitarios en Euskal Herria; en concreto, el 45% de los comprendidos
en edad universitaria. No obstante, en el año 2010, en el
mejor de los casos, y por razones demográficas, serán
como mucho 60.000, y eso suponiendo que la mitad de los jóvenes
acuda finalmente a la universidad. Al mismo tiempo, no debemos olvidar
que en paralelo se está produciendo un incremento cada vez
mayor de estudiantes euskaldunes, factor que sin duda planteará
nuevos retos a la universidad.
Por otra parte, como consecuencia del notable incremento del número
de titulaciones de los últimos años, se ha producido
una dispersión muy grande de los alumnos entre las distintas
titulaciones. Además, dada la mayor movilidad de los estudiantes,
cada vez habrá una mayor competencia entre distintas universidades.
Todos esos factores originarán una nueva situación
a la que las universidades tendrán que adaptarse. Se verán
obligadas a captar alumnos en un marco más competitivo, lo
que les obligará a esforzarse por aumentar la calidad de
los estudios, dado que el atractivo de una determinada universidad
o carrera dependerá de ello. De hecho, ya se han empezado
a elaborar "rankings" de universidades, y aun cuando los
resultados que arrojan son de dudosa fiabilidad, es innegable que
la cultura de evaluar y clasificar a las universidades se implantará
cada vez con más fuerza.
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Escuela de Magisterio. Campus de Álava. |
Además de mejorar su calidad, las universidades tendrán
que intentar captar alumnos a los que hasta ahora no ha prestado
casi atención, para de esa forma conseguir nuevos "clientes".
Deberán ampliar su oferta formativa hasta el punto de abarcar
toda la vida de los ciudadanos adultos. Al mismo tiempo, tendrán
que hacer uso de las nuevas tecnologías de la información
y de la comunicación, y aprovechar todas las posibilidades
docentes que éstas brinden para ofertar nuevos productos
y llegar hasta distintos tipos de alumnado. Esto no es una opción.
De hecho, las universidades que no han sido capaces de coger ese
tren han empezado ya a quedarse rezagadas.
Todo ello obligará a introducir cambios en los sistemas
de enseñanza y de gestión, claro está, pero
no sin antes transformar sustancialmente la propia 'cultura' y mentalidad
de los universitarios. Básicamente, se deberán modificar
una serie de modelos y mentalidades que están bastante arraigados.
Las "palabras clave" del futuro serán términos
tales como responsabilidad, competencia, flexibilidad, evaluación,
tratamiento condicionado a los resultados, etc. En la actualidad,
los universitarios vivimos en un sistema relativamente seguro que
nos invita a pensar que no hay motivos para realizar cambios. Pero,
en nuestra opinión, sí hay razones para esos cambios,
y además razones de peso, porque si una universidad no afronta
convenientemente los nuevos retos que se le presentan, será
alguna otra entidad quien lo haga en su lugar, y, llegado ese momento,
la sociedad vasca no dudará en dar la espalda a quien defraude
sus expectativas o no esté a la altura de las circunstancias.
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Facultad de Ciencias. UPV/EHU. Leioa |
Los universitarios tendremos que modificar nuestra mentalidad y
modelos, pero las autoridades públicas, por su parte, también
deben cambiar su actitud para con la universidad y prestarle más
apoyo del que le ha venido prestando.
Inversiones demasiado escasas
Y es que, se utilice la variable que se utilice, Euskal Herria es
el país europeo que menos invierte en el ámbito universitario.
Así, por ejemplo, en 1999 la CAV gastaba por alumno 4.975
dólares (7.350 en Navarra), mientras que en España
se gastaban 5.760, en la UE 9.169 y en los EEUU 19.220. Si comparamos
estas cantidades con la renta per cápita, en la CAV era de
un 23%, 29% en Navarra, 30% en España, 39% en la UE, y 57%
en los EEUU. Y si contabilizamos el gasto total universitario como
porcentaje del PIB, en la CAV se invirtió un 0'84% (en Navarra
aproximadamente el doble), en España el 1'1%, en la UE el
1'26%, y en los EEUU el 2'33%.
Esas cifras ponen de manifiesto que en nuestro sistema universitario
se invierte muy poco. Los datos son realmente asombrosos, y si no
llegan a corregirse, de cara al futuro se derivarán graves
consecuencias. Los países desarrollados han apostado por
el conocimiento como el más valioso de los recursos. Todos
los demás, o se agotan, o dejan de ser útiles. Pero
el conocimiento no. Nunca se agota, y siempre resulta útil.
Por eso mismo, es necesario protegerlo y fomentarlo, porque no se
genera de forma espontánea.
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Facultad de Bellas Artes. |
En otros muchos aspectos, tales como la sanidad, los derechos humanos,
los medios de comunicación, determinadas infraestructuras,
etc., el País Vasco ha llegado a homologarse con los países
europeos. No así en la universidad. No nos hemos homologado
ni en el fomento de la investigación básica, ni en
infraestructuras para docencia e investigación, ni en las
retribuciones de los universitarios, ni en otros muchos aspectos.
¿Para cuándo estas homologaciones? No dejamos de repetir
que la sociedad vasca cuenta con jóvenes más preparados
que nunca, pero ¿cómo vamos a retenerlos en la universidad,
si al margen de hermosas palabras y de fomentar una imagen política
no se hace especial hincapié en los presupuestos? ¿Si
no se hace una apuesta estratégica? En nuestra opinión,
y esto hay que subrayarlo más que nunca, en esta sociedad
del conocimiento en la que decimos vivir, la homologación
con Europa en el ámbito universitario más que importante,
pensamos que es imprescindible.
Juan
Ignacio Pérez & Pello Salaburu, profesores de la UPV-EHU
Fotografías: Página web de la UPV/EHU ( http://www.ehu.es) |