Como
es bien sabido, los acontecimientos económicos, tecnológicos,
culturales y políticos de las últimas décadas
nos han conducido hacia un nuevo contexto socio-económico.
Esta reorganización del panorama mundial ha introducido importantes
cambios en la estructura del escenario socio-económico (Castells,
19961997), por lo que ahora contamos con una serie de elementos
cualitativos que reflejan la globalización o la mundialización
que está teniendo lugar en la economía (Adda, 1998). Entre las principales características que definen el contexto
actual, destacan el auge de los procesos de internacionalización
de las empresas y el incremento y afianzamiento de las empresas
transnacionales (ETN), que, localizadas en distintos países,
ejercen un control cada vez mayor sobre el intercambio de mercancías
y capitales internacionales, fomentando de tal modo la dinámica
oligopolizadora de los mercados internacionales. Las ETNs se han
convertido en protagonistas. De hecho, en un mundo que las nuevas
tecnologías y los bloques económicos derivados de
los procesos de integración con los estados no dejan de cambiar,
se encuentran a la cabeza del proceso de globalización, siendo
no sólo fruto, sino también promotoras de la misma
(Dunning, 1993; Dickens, 1998). Por ello, las ETNs bien pueden considerarse
símbolo y paradigma del proceso de globalización.
De su dimensión internacional y creciente fuerza se deduce
que este modelo empresarial se adapta mucho mejor al nuevo contexto
que establece las condiciones competitivas para el resto de las
empresas.
|
"Tianjin Irizar Coach Ltd.",creada
para la producción de autobuses de lujo en China y resto
de Asia |
Las cooperativas no se encuentran al margen del mencionado proceso
de globalización de los mercados y de la competitividad.
Si su intención es la de sobrevivir, no tendrán más
remedio que adaptarse al nuevo contexto económico. Algunos
han encontrado su lugar en el mercado manteniendo su actividad y
funcionando de acuerdo a los criterios de autoorganización
tradicionales, pero otros han preferido modificar su proceder habitual
y acercarse al modelo de empresa de capital (Côté,
2001).
En efecto, la globalización y la internacionalización
de la competencia constituyen un «patrón de crecimiento
internacional» para un elevado número de empresas que
desean competir en el mercado, lo cual implica, entre otras cosas,
estrechar las relaciones con otras empresas, sobre todo internacionales,
suscribir acuerdos, fomentar las fusiones, comprar o intercambiar
participaciones en empresas y crear empresas holding.
Lamentablemente, este tipo de medidas no son de carácter
neutro, por lo que las cooperativas dejan de ajustarse a los rasgos
distintivos de la cooperación sin que puedan establecer otros
nuevos. He ahí el dilema: ¿seguir siendo una alternativa,
o recrear el modelo o valores de las empresas de capital? Dicho
de otro modo, ¿desarrollar la cooperación, la autocreación
y los valores democráticos que les son propios, o atenerse
exclusivamente a la lógica económica? En todo el mundo,
son muchas las cooperativas que se encuentran indecisas entre ambas
opciones y no saben cuál escoger.
La andadura de las cooperativas de Mondragón nos puede ofrecer
una perspectiva muy valiosa para profundizar en la problemática
a que se enfrentan estas empresas -especialmente de las grandes-
que trabajan en el ámbito de la cooperación ante la
globalización y la internacionalización (1).
Entre los retos más importantes que se había fijado
la Experiencia Cooperativa de Mondragón se encuentran, en
primer lugar, la adaptación al mercado común europeo,
y, en segundo lugar, el fenómeno de la globalización.
Y es que el mercado competitivo de las cooperativas ya no es el
mismo: lo que al principio tenía un ámbito local o
regional, en la década de 1980 pasó a ser europeo,
y en los 90, mundial. Las empresas cooperativas, desprovistas de
la protección que durante varios años les había
proporcionado el sistema económico proteccionista del Estado
español, se encuentran ahora en medio de la competencia del
mercado globalizado mundial. Si realizáramos una fotografía general de la extensión
mundial de MCC a finales del año 2001, veríamos diecinueve
cooperativas multinacionales de distintos sectores de MCC que contaban
con más de cuarenta filiales en cuatro continentes (véase
la imagen)(2) .
Pero todo ello no es más que el comienzo del proceso de
transnacionalización. Según el segundo plan estratégico
para la Internacionalización de la Corporación, en
el año 2004, 60 filiales de MCC desarrollarán el 14%
de su producción industrial en el extranjero, y en esas empresas
sometidas al control de las cooperativas trabajarán aproximadamente
9.000 personas; es decir -y siempre según las previsiones-,
cerca del 13% del total de trabajadores de MCC, y, en lo que respecta
al ámbito industrial, más del 25% (TU Lankide,
diciembre 2000 y noviembre 2002).
En cualquier caso, más interesante que fijarse en los datos
que presenta la descripción cuantitativa resulta examinar
las características socio-económicas que se observan
en la tendencia de la Corporación MCC hacia la difusión
exterior, o, más concretamente, analizar los elementos distintivos
que lo han caracterizado como cooperativa a lo largo de este proceso.
Atendiendo a los resultados de nuestro estudio, podemos decir que
la Corporación y las cooperativas han tratado, en primer
lugar, de desarrollar sus negocios en el extranjero, haciendo prevalecer
el punto de vista de las inversiones estratégicas de grandes
volúmenes y alto riesgo. El modelo de difusión externa
adoptado es el del capital filial de los países emergentes
(China, Brasil, Méjico...) con los miembros que se encuentran
al margen de la economía social. El diseño de la política
social de la difusión internacional, sin embargo, ha caído
en el olvido más absoluto, tanto en la relación entre
cooperativas y filiales como en la relación capital de las
filiales-trabajo, sin que haya rastro alguno de la perspectiva social
que el carácter cooperativo otorga a esta experiencia.
Entre las consecuencias generales de la política de internacionalización
de MCC podríamos destacar dos. Por una parte, y en primer
lugar, hay que señalar el crecimiento y consolidación
económica que estas cooperativas multinacionales han
alcanzado en la reorganización del sistema económico
llamada globalización. La situación competitiva de
las cooperativas multinacionales de MCC se encuentra a la cabeza
de las empresas de Europa y del mundo, y su situación a finales
del año 2002 es mucho mejor que una o dos décadas
antes. Esta evolución ha llevado a la Corporación
MCC a erigirse como el grupo industrial más destacado del
País Vasco y sexto del Estado. El éxito económico
de MCC queda fuera de toda duda. Además, hay que subrayar
la aportación que han realizado las cooperativas de MCC a
la economía vasca en ámbitos como el empleo, el producto
interior bruto, el comercio exterior, la educación y la innovación.
Constituyen uno de los pilares más sólidos de nuestra
economía, y, en consecuencia, de nuestro propio bienestar.
Por otra parte, habría que subrayar el cambio del carácter
de la experiencia de Mondragón. En efecto, el método
que han escogido las cooperativas para implantar sus negocios por
el mundo ha traído consigo un cambio en el carácter
del sistema socio-económico mondragonés. La experiencia
de Mondragón arrancó en la década de los 50
como un movimiento cooperativo que se ajustaba al modelo empresarial
centrado en la persona. La prioridad se le concedía al trabajo,
no al capital. En estos tiempos en los que la economía está
sumida en un proceso de globalización, varias de las empresas
creadas a la sombra del movimiento socio-económico de Mondragón
son, además de cooperativas, empresas capitalistas. Las empresas
tradicionales del movimiento siguen siendo cooperativas, pero aquéllas
que por iniciativa de estas últimas han sido creadas en el
extranjero, o las empresas fundadas en el propio país junto
con otros miembros, son empresas de capital. En ellas, la propiedad
y el poder residen no en manos de quienes allí trabajan,
sino en las de una Casa principal.
En el sistema socio-económico de Mondragón participan
grupos de trabajadores adscritos a distintos regímenes laborales.
Además de los miembros de la cooperativa, están los
miembros de duración limitada, los trabajadores provisionales
de la cooperativa -asalariados-, los trabajadores asalariados de
filiales extranjeras y de las filiales de su entorno, y, aunque
indirectamente, pero no por ello menos importantes, los trabajadores
asalariados de las empresas subcontratistas. En la actualidad, y
según nuestras apreciaciones, sólo aproximadamente
cuatro de cada diez personas que trabajan directamente en la Corporación
MCC tienen carácter de socios, y las previsiones apuntan
que en medio plazo el número irá aumentando. Por tanto,
los miembros de la cooperativa serán una minoría entre
los trabajadores.
Tal como se puede observar, en la década de 1990 MCC ha
rebasado el campo y proceder habitual del cooperativismo para crear
un nuevo paradigma organizativo basado en el doble modelo
en el que se encuentran las cooperativas y las empresas capitalistas
de los estados y del extranjero. Larrañaga, miembro del grupo
fundador de las cooperativas, ubica el nuevo modelo dentro del «neocooperativismo»,
«porque la nueva perspectiva estratégica procura unificar
el posibilismo y la identidad» (Larrañaga, 1996). Defourny
propone emplear el neologismo «Coopitalismo», que combina
los dos sistemas, el cooperativo y el capitalista (Defourny, 1999).
Como bien demuestra el caso de las cooperativas de Mondragón,
la globalización ha establecido nuevas condiciones competitivas
y aumentado la presión del mercado sobre las cooperativas,
limitando de tal forma la posibilidad de desarrollar modelos diferenciados.
Por otra parte, también es cierto que, en estos tiempos en
que las consecuencias sociales, ecológicas y culturales del
modelo de desarrollo del capitalismo global están quedando
en evidencia, "la utopía y práctica cooperativa"
tiene la oportunidad de configurar un nuevo modelo empresarial alternativo.
Por tal motivo, aun cuando las cooperativas pueden escoger alternativas
extraordinarias, tienen que demostrar que, basándose en la
dialéctica adaptación-transformación (3),
son capaces de desarrollar la cooperación y la democracia.
Consideramos absolutamente necesario crear y desarrollar nuevos
valores para las cooperativas que han elegido seguir por la senda
de las multinacionales, en especial en lo que a definición
social internacional se refiere. Ha llegado el momento de realizar
una profunda reflexión sobre el diseño social de la
difusión internacional y de adoptar medidas.
Los responsables de la Corporación y de las cooperativas
de MCC prestan cada vez mayor atención a estas materias.
En este sentido, resulta significativo que en la próxima
Junta de las cooperativas a celebrar en mayo de 2003 se vaya a dilucidar
sobre los aspectos principales de la perspectiva social de la difusión
exterior. Veremos si consiguen realizar reflexiones en profundidad
y suscitar el debate en torno a este tema. En cualquier caso, tampoco está muy claro hacia dónde
se ha de dirigir. En el contexto de la difusión internacional,
no resultará fácil ligar los intereses económicos
de las cooperativas y la voluntad de fomentar los valores democráticos.
Lamentablemente, son muchos los obstáculos y dificultades
que se presentan para avanzar en la democracia industrial: por una
parte están las circunstancias que rodean a la implantación
extranjera, que no resultan nada favorables; se encuentran localizadas
en macrociudades como Sao Paolo, Guadalajara y Shangai, que se han
convertido en reflejo del capitalismo más crudo; los trabajadores
tienen una escasa participación cultural; la rotación
de los trabajadores alcanza impresionantes magnitudes, etc. Por
otra parte, incluso dentro de las propias cooperativas se presentan
resistencias para llevar a cabo este tipo de proyectos. De hecho,
el éxito de mercado de los negocios y el ansia de las principales
Casas por mantener el control pueden ser razones de suficiente peso
como para condicionar las decisiones de este campo. En nuestra opinión, si lo que se pretende es continuar
en la senda de los modelos empresariales alternativos centrados
en las personas, la prioridad tendrían que tenerla las personas.
El desafío actual consiste precisamente en materializar dicha
idea, tanto encauzando las actividades internacionales hacia la
intercooperación como aplicando políticas que fortalezcan
la democracia industrial. Para ello, será necesario consensuar
y aplicar nuevos modelos de gobierno y dirección en las filiales
y cooperativas que fusionan la eficacia económica con la
legitimidad de los principios cooperativos.
En la segunda mitad del siglo XX, la experiencia de Mondragón
ha mostrado al mundo la capacidad que tienen las cooperativas para
desarrollarse en el sistema capitalista, y la relevancia que tiene
el fundir los valores económicos y sociales para el desarrollo
regional. En nuestra opinión, una de las aportaciones más
valiosas que puede realizar la experiencia de Mondragón en
el siglo XXI es el esfuerzo de las cooperativas por encauzar la
relación con las filiales extranjeras a través de
la cooperación, es decir, su intento por crear una multinacional
democrática. Y es que somos de la opinión de que
experiencias como la de Mondragón, basada en la cooperación
y de carácter experimental, pueden contribuir dentro
de la nueva estructura económica a la igualdad y solidaridad
económica y social, tanto en la comunidad próxima
como en el ámbito de las relaciones económicas internacionales.
Cooperativas
Transnacionales | Actividad | Paises |
Batz | Piezas inyectadas y estampadas
para el automovilísmo | Brasil |
Cikautxo | Componentes de caucho | R. Checa, Brasil |
Coinma | Muebles de madera para las oficinas | India |
Copreci | Componentes de electrodomésticos | Méjico, R. Checa,
Estados Unidos, Italia Holanda*, Brasil |
Danobat | Máquina herramienta | Rumanía |
Dikar | Aparatos de gimnasia | China, Brasil |
Fagor Ederlan | Piezas mecanizadas de acero y aluminio | Brasil |
Fagor Elektratresnak | Frigoríficos, estufas, lavadoras,
cocinask | Argentina, Egipto*,
Polonia, Marruecos, China |
Fagor Elektronika | Componentes electrónicos | Thailandia |
Fagor Industrial | Máquinas eléctricas
industriales | Colombia* |
Fagor Sistemak | Máquinas de
montaje | Francia, Alemania,
Méjico |
Irizar | Carrocerías de autobuses | China, Marruecos,
Brasil, Méjico, India |
LKS Ingenieria | Asesoria ingeniera | Uruguay |
Maier | Componentes de automóviles | Reino Unido |
Matz-erreka | Componentes | Méjico |
Mondragón Sistemas | Informática | Francia |
Orkli | Componentes de electrodomésticos | R. Checa,
Reino Unido |
Orona | Ascensores | Portugal,
Reino Unido |
MCC Korporazioa
Promoauto
| Componentes de automóviles | Argentina, Brasil |
*Liquitado. Fuente:
adaptado de MCC. |
Bibliografía
ADDA, J. (1998): La mondialisation de l´économie,
La Decouverte, Paris.
BAKAIKOA, B., ERRASTI, A. eta MENDIZABAL A. (1995): "Aproximación
a la Economía Social en Euskal Herria: presente y retos de
futuro", Ekonomiaz, 33. zbkia., Gasteiz.
BELO MOREIRA, M. (1999): "A Globalizaçao e o Movimento
Cooperativo". BELO MOREIRA: O Cooperativismo no novo milenio.
Inscoop. Lisboa.
CASTELLS (19961997). La era de la información,
3 bol. Alianza. Madril.
CôTÉ, D. (2001): Les holdigns cooperatifs: Evolution
ou transformation definitive? Jalons, De Boeck, Bruselas.
DEFOURNY, J. (1999): L´économie social au Nord et
au Sud, Jalons, De Boeck, Paris.
DICKEN, P. (1998): Global Shit, transforming the world economy,
Chapman publishing, 3. edizioa, London.
ERRASTI, A.M. (2002): Kooperatiben garapena globalizazioaren
garaian: MCC Korporazioaren nazioarteratzea, Doktorego
tesia, Euskal Herriko Unibertsitatea/Universidad del País
Vasco.
LARRAÑAGA, J. (2000): Cooperativismo y nueva economía,
T.U. Lankide,Junio, Mondragón
(1)
El análisis íntegro se encuentra recogido en la tesis
doctoral que A.M. Errasti ha presentado en fechas recientes (Errasti,
2002). Aprovechamos la ocasión para agradecer la inestimable
ayuda y generosidad que nos han mostrado los miembros de MCC para
la elaboración de este trabajo..
(2) A los cuales habría
que sumar 100 delegaciones internacionales y 4 oficinas para la
representación de la Corporación. Por otra parte,
las ventas internacionales (exportaciones y ventas de filiales extranjeras)
ascendieron a 213.491 millones de pesetas, suponiendo el 47,6% del
total de ventas de la Corporación. Cerca de 20.000 millones
de pesetas de las ventas internacionales fueron realizadas por las
filiales distribuidas por todo el mundo; es decir, aproximadamente
el 5% del total de las ventas. Las compras internacionales, por
su parte, fueron de 418.300 millones de pesetas, el 28% del total
de las compras (Informe anual de MCC, 1999 y TU Lankide, febrero,
2000).
(3) De todos modos,
nos preguntamos si, actualmente, la búsqueda de la democracia
industrial, además de proponer alternativas a los problemas
de la propiedad y poder del capitalismo, no tratará asimismo
de buscar una respuesta para la civilización industrial.
Anjel Mari Errasti Amozarrain,
Profesor de la UPV/EHU |