Aunque
en ocasiones se nos olvide, la petición de introducir el
bilingüismo en las escuelas no es una reivindicación
nueva. Cuando en el siglo XIX Francia y España fijaron las
bases de las escuelas para a través de ellas oprimir el euskera,
en 1873-75 se presentaron varias solicitudes para crear una escuela
euskaldun o, cuanto menos, bilingüe, y a principios del siglo
XX Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos estableció
los fundamentos de la nueva escuela vasca. En 1914, con la creación
por parte de M. Muñoa del Colegio de Nuestra Señora
del Coro en San Sebastián, las ikastolas, resultado del movimiento
político e intelectual de aquella época, se convirtieron
en una realidad. Se trataba de un movimiento social que posteriormente
ha estado estrechamente vinculado a la continuidad, actualización
y difusión del euskera.
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M. Muñoa |
Cuando hace sesenta y seis años los fascistas bombardearon
Gernika, Esteban Urkiaga "Lauaxeta", que tomó para
sí el nombre del caserío que tenían sus padres
en Mungia, quiso mostrar al mundo la triste realidad y dejar al
descubierto las mentiras de quienes pretendían imputar tales
acontecimientos a los nacionalistas, para lo cual recurrió
a un periodista francés. En 1931 Lauaxeta se presentó
en Madrid junto con los diputados de su partido (PNV) para abogar
por el bilingüismo en las escuelas del País Vasco. No
obstante, con la llegada de la Guerra Civil española dicha
petición, al igual que otras muchas experiencias y pretensiones,
quedaron acalladas durante largo tiempo. Sin embargo, este país
nunca se ha rendido, por muchos problemas e inconvenientes que se
le hayan presentado, probablemente debido a la tozudez de sus gentes.
Buena muestra de ello la tenemos por una parte en la profesora Elbira
Zipitria, compañera de trabajo de Muñoa, quien a su
llegada a San Sebastián, en 1944, dispuso una habitación
de su casa para impartir clases en euskera, y por otra parte en
la firme voluntad y empeño que en los años 50 mostraron
un grupo de padres y profesoras por abrir ikastolas.
Tras fallecer el dictador, con la paulatina creación de
instituciones vascas las ikastolas fueron obteniendo una mayor aceptación
y apoyo. En ese nuevo contexto de finales de la década de
los setenta y principios de los ochenta, la reivindicación
de implantar en las escuelas públicas la enseñanza
del euskera y en euskera llevó a la adopción de normas
políticas, entre ellas la Ley Básica 10/1982, de Normalización
del Euskera, de 24 de noviembre de 1982, de la Comunidad Autónoma
Vasca (CAV), la cual determina que todo alumno que haya finalizado
la enseñanza obligatoria, sea de origen vasco o castellano,
tiene que hacer gala de un bilingüismo equilibrado.
Pero a pesar de haber ido avanzando, las previsiones contenidas
en la normativa no se han visto reflejadas en la realidad. Según
se desprende de los estudios realizados entre 1974 y 1998 sobre
el bilingüismo, los resultados del modelo D son mejores que
los del B, y los del modelo B mejores que los del A. No obstante,
pese a que hay alumnos que han estudiado en el modelo D y que hablan
y escriben en euskera con una enorme facilidad, los hay también
que, pese a haber estudiado en el modelo D o B, presentan dificultades
para la escritura y, sobre todo, para la lengua hablada. Pero, según
muestran los datos, la recuperación del euskera viene dada
no sólo por el tiempo que se le dedica en la enseñanza,
sino también por la lengua que se emplea en casa, por el
entorno sociolingüístico, por la interferencia entre
las lenguas, por la metodología didáctica, por la
formación del profesorado, etc. Ha llegado el momento de
analizar si los modelos A, B y D (1)implantados
en el sistema educativo son los adecuados para alcanzar los objetivos
establecidos, ya que los modelos en sí no son una finalidad,
sino un medio para dominar tanto el euskera como otras lenguas.
Pero esa reflexión sobre la década de los 90 debe
asimismo tener en cuenta las nuevas necesidades sociales que han
derivado de los cambios políticos y administrativos imperantes
en el panorama de la Unión Europea, donde ya se hace notar
la nueva generación educada en el plurilingüismo. Y
es que, siendo realistas, en pleno siglo XXI no es posible conservar
y promocionar una lengua minorizada como el euskera (2)dejando
de lado el resto de las lenguas en general, y el francés
y el castellano en especial en lo que respecta al País Vasco.
El futuro de los euskaldunes pasa por dejar atrás los planteamientos
bilingües que han estado en vigor y mirar hacia el plurilingüismo.
En cualquier caso, la principal lengua del ámbito educativo
tiene que ser el euskera, y todas las planificaciones lingüísticas
escolares tienen que garantizar que el euskera gozará de
tal condición, de forma que la enseñanza de lenguas
extranjeras no supongan su menoscabo.

Pero apostar por el plurilingüismo no significa que haya
que plantearse las lenguas impartidas en el sistema educativo de
un modo individualizado, puesto que los estudios realizados en torno
al plurilingüismo aseveran que el cerebro humano no establece
separaciones entre las lenguas. La capacidad comunicativa se desarrolla
a medida que se acumulan las experiencias lingüísticas,
desde el habla familiar hasta el social, y de los idiomas extranjeros
(estudiándolos bien en la escuela o en la universidad, bien
gracias a las experiencias directas), y en tal sentido todo tipo
de conocimientos, experiencias lingüísticas e idiomas
resultan de gran utilidad (3).
La finalidad del ámbito lingüístico es desarrollar
las capacidades comunicativas y representativas de los alumnos,
para que ante las diversas circunstancias que se les presenten en
la vida sean capaces de dominar las principales destrezas básicas
de la lengua (de escuchar, leer, hablar y escribir) como instrumentos
de comunicación efectiva.
En cualquier caso, nuestra reflexión debe comprender no
sólo la organización del sistema educativo, sino que
resulta necesario evaluar la aportación que pueden realizar
las demás áreas de conocimiento a la recuperación
de las lenguas (4).
Y es que, aunque se piense lo contrario, los profesionales de estas
áreas también son profesores, y además emplean
las lenguas durante un tiempo mucho más prolongado y con
una mayor vinculación a los hechos. Tenemos que tener en
cuenta que las lenguas nos ayudan a estructurar los conocimientos
y a adquirir o asimilar nuevos conocimientos, por lo que a medida
que enseñamos y aprendemos nuevos contenidos enseñamos/aprendemos
también la lengua de cada área, y viceversa, ya que
a medida que enseñamos/aprendemos los idiomas, a medida que
realizamos actos de comunicación, desarrollamos o asimilamos
los contenidos de las áreas que forman el curriculum, en
cuyo diseño se deben especificar los tipos de texto de cada
área y los procedimientos de comprensión y producción,
y, en función de la habilidad que se requiere en cada caso,
también los medios lingüísticos a cultivar con
cada tipo de texto (del área del contexto, del texto y de
la oración o palabra).
El euskera no se puede plantear de forma separada, sin tener en
cuenta las demás lenguas que empleamos en la enseñanza,
como tampoco se puede aislar de las lenguas europeas y de las áreas
de conocimiento; todo lo contrario: para conseguir que una generación
crezca y se eduque en el plurilingüismo se deben orientar las
estructuras educativas que hemos ido acumulando con el tiempo, la
organización escolar y extraescolar, los criterios metodológicos
empleados, las bases y contenidos de los materiales, los diversos
actos preparatorios, etc. hacia una nueva dirección. De modo
que todavía tenemos bastante trabajo.
(1)
No hay que olvidar lo plural que es la realidad que subyace tras cada
uno de estos modelos.
(2) El RLS de Fishman
-Reversing Language Shift- los podríamos traducir como Recuperación
de la Lengua.
(3) En tal marco, el curriculum
lingüístico de las escuelas no se puede plantear como
la suma de tres o cuatro curricula lingüísticas
individuales, puesto que la educación lingüística
y comunicativa sólo puede proyectarse desde la perspectiva
de un sólo ámbito lingüístico que agrupa
a lenguas del curriculum.
(4) La insuficiente adquisición
de la lengua objeto de las áreas de conocimiento de mayor carga
lingüística tiene una gran influencia en la adquisición
de los conocimientos de las áreas. Por tal motivo, es decisivo
fomentar una preparación que permita desarrollar con éxito
las actividades lingüísticas propuestas tanto para el
euskera como para las demás áreas.
Erromun Osa, Confederación
de Ikastolas de Euskal Herria
Fotografías: Auñamendi yhttp://www.ikastola.net |