Conseguir un hueco en la agenda de Jose Allende es difícil,
ya que reparte sus horas entre la universidad (es catedrático
en la UPV e imparte clases en la facultad de Sarriko) y los masters
y doctorados que dirige en otros centros. Precisamente, uno de esos
cursos que dirige en estos momentos en Azpeitia versa sobre las
Agendas 21 locales y los pasos a seguir hacia una ciudad sostenible,
temas que apasionan a Allende y que aún no se ven reflejados
en la realidad tal y como debieran. Sobre ello hemos hablado en
su despacho en la facultad.
- ¿A qué
nos referimos cuando hablamos de una ciudad sostenible?
Una ciudad sostenible sería aquella que funciona y evoluciona
dentro del nuevo sendero del desarrollo sostenible; que cumple todos
los criterios y características que tipifican la nueva filosofía
de la sostenibilidad. Y la sostenibilidad de una ciudad empieza
por reconsiderar su crecimiento, que no es ilimitado. El territorio,
particularmente en Euskal Herria, es un recurso limitado y cada
vez más escaso. Una ciudad sostenible es una ciudad amable,
responsable, socialmente justa, ambientalmente atractiva, económicamente
viable y culturalmente estimulante para las futuras generaciones.
- ¿Cuáles
serían los indicadores a tener en cuenta a la hora de calificar
una ciudad sostenible? ¿En qué parámetros se
basan las mismas?
Cada ciudad elaborará indicadores de sostenibilidad ad hoc,
es decir, propios y adaptados a sus características. Esos
indicadores afectarán tanto a aspectos ambientales (contaminación,
sistemas de transporte y comunicación, zonas verdes, residuos,
etc.) como económicos (nivel de vida, tipo de su base económica,
diversidad o rigidez en su estructura económica, etc.) y
sociales-culturales. En esta última dimensión aparecerán
indicadores de exclusión social, violencia, equidad distributiva,
respeto y potenciación de la dimensión cultural, etc.
- ¿Cuál
es el papel de las administraciones locales en el avance hacia un
modelo de desarrollo sostenible? ¿Se podría mejorar?
¿Cómo?
La administración local debiera potenciar, incentivar y motorizar
el obligado cambio en la concepción del crecimiento y del
desarrollo, así como informar, concienciar y favorecer la
participación pública en el diseño y control
de ese nuevo desarrollo.
Una forma de avanzar por el nuevo sendero de la sostenibilidad es
poner en práctica, de una manera inmediata y transparente,
un plan de acción resultado de la elaboración e implantación
de Agendas 21 locales. Ello exigirá, además de una
auténtica voluntad política, impregnar los planes
y programas locales (planes generales de ordenación urbana,
normas subsidiarias, ordenanzas, planes territoriales, etc) de las
estrategias, criterios y objetivos explícitos en el proceso
que representan las Agendas 21. Todo ello mejorando notablemente
el control, la transparencia y la participación social por
parte de los diferentes agentes sociales que conforman la sociedad
civil organizada. En síntesis, más democracia participativa
para empezar.
- ¿Cuál
debería ser el papel de la ciudadanía? ¿Estamos
lo bastante concienciados para lograrlo?
Consecuentemente, el papel de la ciudadanía es participar
mucho más activa y responsablemente en el diseño,
control y potenciación de ese nuevo desarrollo, como anteriormente
he señalado. Por el momento, ni el político presente
en esa administración, ni el ciudadano en general están
aún preparados para ese obligado desafío que representa
el desarrollo sostenible. Quizás insisto, a corto plazo,
el proceso de las Agendas 21 debiera enfatizar esa información
y concienciación tanto de políticos como de ciudadanos,
y esto va a exigir un enorme esfuerzo colectivo que aún no
se ha asumido.
-
¿En qué consisten esas Agendas 21 locales?
Las Agendas 21 locales son unos instrumentos nacidos en el año
1992 en la cumbre de Río (Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo), que pretenden educar, concienciar
e implementar planes de acción a escala local de la nueva
senda obligada hacia el desarrollo sostenible. Las Agendas 21 locales
son procesos "de abajo hacia arriba" que se fundamentan
en una profunda intervención y participación pública
de la sociedad civil en el diseño y control responsable del
modelo territorial, económico, social y cultural de nuestras
comunidades. Por esta razón son muchas las resistencias políticas
que se están dando para su implantación.
- ¿Qué
falta en las planificaciones locales de nuestras ciudades?
La planificación de nuestras ciudades aparece, hoy por hoy,
absolutamente alejada de la concepción del nuevo desarrollo
sostenible. Siguen siendo los criterios de mercado y de competitividad
los únicos que prevalecen. Además de ecologizar la
economía, hay que territorializar el desarrollo. Las Agendas
21 locales deben adquirir fuerza de ley y no aparecer como un mero
maquillaje. Debe reconsiderarse con urgencia el tradicional concepto
de crecimiento y de progreso. Como primer paso de honestidad política
creo que los planes generales de ordenación urbanística
debieran revisarse e incorporar las Agendas 21 elaboradas en su
municipio, integrando, a todos los efectos, los criterios, estrategias,
fines y objetivos presentes en las mismas, dentro de los planes
territoriales (urbanos, comarcales y regionales).
Hasta ahora la planificación urbana y regional viene ignorando
el nuevo mensaje-filosofía del desarrollo sostenible. Es
hora de pasar de la demagogia a la acción.
- ¿Cuál
es la situación a nivel europeo? ¿Qué ciudades
se podrían destacar por su implicación hacia un modelo
sostenible? ¿Podemos equipararnos a ellas?
La situación a nivel de la Europa de arriba de los Pirineos,
siendo aún precaria también, aparece mucho más
avanzada de lo que aquí estamos. En Euskal Herria la situación
es muy incipiente y yo no puedo destacar ni un solo caso ejemplarizante.
A nivel estatal yo destacaría el caso de Calvia en la Comunidad
Autónoma Balear. En Europa, quizás la experiencia
de los países escandinavos.
- ¿Hacia
dónde se está yendo?
Vamos muy mal. Vamos hacia el abismo. Los cambios en la senda actual
son ya urgentes, como así lo enfatizó Maurice Strong
(secretario general de la conferencia) en la cumbre de Río
92. Son necesarios y urgentes cambios fundamentales en el comportamiento
de las naciones, las empresas, los individuos
Cambios "fundamentales
y urgentes" que nos vienen diciendo desde la Conferencia de
Estocolmo en 1972 en el modelo de desarrollo territorial, así
como en la producción y consumo que irresponsablemente mantenemos
en este inviable sistema neoliberal. No hay tiempo que perder y
a escala global, un solo mundo en lo ambiental es incompatible con
dos y tres mundos crecientemente distantes en lo económico
y social.
José
Allende
José Allende Landa es Catedrático
de Planificación Urbana y Regional (Economía
aplicada) de la Universidad del País Vasco.
Realizó los Master of Science (Planning
Studies) London School of Economics and Political
Science (Universidad de Londres) y Master of Arts
(Urban and Regional Planning) University of Pennsylvania
(EE.UU.).
Es autor de diversos libros en torno a temas como
Política Energética y Energía
Nuclear; Planeamiento de Áreas Metropolitanas.
Ecología y Territorio, Medio Ambiente y
Sostenibilidad.
Ha publicado numerosos artículos, entre
otras, en revistas como Información Comercial
Española; Ciudad y Territorio; Estudios
Territoriales; Economía y Sociedad; CEUMT;
Mientras Tanto; Derecho Urbanístico; Revista
de Estudios Regionales; Alfoz; Revista Vasca de
Administración Pública; Ecología
Política, etc.
Actualmente su área de investigación
se centra en la Planificación Ambiental
Territorial; Evaluación de Impacto Ambiental;
Desarrollo Sostenible e Indicaciones de Sostenibilidad;
Ciudades y Regiones Sostenibles; Lo local frente
a la globalización; Residuos Industriales;
Política Medioambiental.
El último libro recientemente publicado
lleva por título Medio Ambiente, Ordenación
del Territorio y Sostenibilidad. Serie Economía
y Empresa nº 6. Servicio Editorial Universidad
del País Vasco, 2001.
|
|
|
Estibalitz Ezkerra Fotografías
de autor
-
Euskonews & Media 197. zbk (2003 / 01-31 / 02-7) |