De padre vasco de Urretxu y madre gallega, la brasileña Maite
Celaya es una paulistana (natural de la ciudad de São Paulo) de
los pies a la cabeza: empresaria dinámica, directora financiera
de Kaiku Industria de Autopeças, mujer en un mundo dominado por
los hombres (las metalúrgicas), fruto de esa gran caldera de nacionalidades
y culturas que es Brasil. Puente entre la generación de emigrantes
vascos de principios de los años 50 y los nuevos emigrantes de la
globalización no oculta su optimismo ni las críticas a la situación
económica y social de este gran país.
- Cuéntenos
un poco quién es Maite
Nací en São Paulo el 11 de Julio de 1957, hija de vasco y gallega
que se conocieron aquí en Brasil y tengo un hermano, Mikel. Crecí
en São Paulo, me eduqué aquí y aquí continúo. No hablo euskera porque
mi padre trabajaba el día entero y solamente podíamos verlo los
fines de semana y a veces ni eso.
- ¿Cómo
son los inicios de Kaiku?
Mi padre llegó a Brasil desde el País Vasco vía Argentina en el
año 1957 y empezó a trabajar como tornero en la empresa Termotec
de Ricardo Matesanz, también vasco. Poco a poco empezó a trabajar
por cuenta propia con la ayuda de Matesanz, y junto con otros tres
amigos, José Antonio Porras Pardo (burgalés de madre bilbaina),
Evaristo Martín Sanz (bilbaino) y Francisco Peralta (burgalés),
formaron Metalúrgica UMBE. Se estabilizaron y en 1963 formaron Kaiku
Industria de Autopeças. Al principio fabricaban varios tipos de
piezas pero rápidamente se especializaron en coronas de volantes
que se utilizan en el motor de arranque de automotivos en general.
En aquella época solamente existían en Brasil dos empresas italianas
que trabajaban con el mismo tipo de piezas. Kaiku comenzó a crecer,
y se especializó en coronas de volantes trabajando con todas las
grandes empresas del sector que iban asentándose en Brasil: General
Motors, Mercedes, Fiat, MWM, Messey Fergusson etc.
Los últimos cinco años hemos empezado a exportar
para Argentina pero ahora, con ese grave problema económico,
muchas de esas grandes empresas están saliendo de allí.
- ¿Cuál
fue su trayectoria profesional hasta ahora?
Comencé a estudiar Económicas pero no acabé
y en el 82 entré en Kaiku. Antes de eso, en 1977 trabajé
en la Secretaría de Estadística del Estado de São
Paulo por un tiempo, después trabajé como representante
comercial y en 1982 entré en Kaiku para ayudar en la parte
más administrativa de ventas, tesorería etc. Salí
en 1992 para formar una empresa de material eléctrico con
mi hermano Mikel, ONAK Comercio, donde estuve hasta 1995. Mi madre
se puso enferma aquel año y me dediqué a cuidarla
hasta que falleció. Ya en el año 1998, volví
a KAIKU para ocupar el lugar de mi padre que se jubiló, y
desde entonces cuido de la parte administrativa y financiera.
- ¿Cuáles
son los recuerdos que tienes de tu infancia en São Paulo?
Nací en el barrio de Bras y me crié en el barrio de
Mooca, tradicionalmente barrios de emigrantes italianos. Mis recuerdos
de infancia son de vivir en la calle, jugando el día entero
... la ciudad era tan diferente de lo que se ha convertido hoy en
día. Estudié en una escuela del estado y después
con los agostinos. Los fines de semana íbamos siempre a la
Euskal Etxea donde tenía mis amigos vascos.
- ¿Cómo
era la vida de la Euskal Etxea en aquel tiempo?
Bien animada. Se juntaban unos 30 vascos y algunos catalanes, con
las familias, los hijos y los amigos todos los fines de semana.
Me acuerdo de cómo jugábamos a pala o frontenis en
el frontón, de las músicas que cantaban, de mi padre
jugando al mus. Para nosotros los niños era un lugar divertido
para encontrarnos y jugar.
- ¿Y la
parte más cultural, la parte del sentimiento vasco?
En la Euskal Etxea siempre se escuchaban las músicas en euskera,
los adultos hablando de los lugares de origen. Mi padre siempre
hablaba de Urretxu, Azkoitia; pero no consiguió pasarnos el idioma,
trabajaba tanto que casi no le veíamos, se pasaba la vida en la
fábrica. En mi caso además existe la influencia gallega, bien marcada
de la parte materna. Además los extranjeros son muy bien recibidos
en Brasil, es un país de emigrantes y yo era hija de emigrantes,
una más, nunca tuve ninguna duda de mi "brasilidad", yo soy brasileña.
- Y la comunidad
vasca, ¿cómo se integraba en la realidad del país?
En el caso de mis padres, siempre gustaron mucho de Brasil, de hecho
hasta hoy mi padre continúa aquí. Siempre críticos
a los grandes problemas sociales del país, problemas estructurales
y a las grandes posibilidades que Brasil tiene y que nunca se realizan
por los problemas de corrupción de nuestra clase política.
Nunca entraron en política incluso durante los años
de la dictadura militar, seguramente por la experiencia de lo vivido
durante la dictadura en España, y además siendo extranjeros,
intentaban no meterse en política para evitar problemas.
- ¿Cuál
es su imagen sobre el País Vasco?
Fui por primera vez cuando tenía 7 años y posteriormente
en el año 80 durante 4 meses. Aproveché para conocer
Galicia y el País Vasco, a la familia y realmente no tuve
ninguna dificultad para integrarme, me gustó. Tenía
primos de mi misma edad y acabé conociendo bien Urretxu,
Ordizia etc. ¡La mayor diferencia era que como por allí
las ciudades son muy pequeñas me daba la impresión
de que la gente se preocupaba mucho con la vida de los demás!
- ¿Nunca
pensó en volver y quedarse definitivamente?
No, nunca. Mis raíces están aquí, tengo mis
amigos españoles, italianos, brasileños ... que son
mi familia. Me gustó mucho pero yo soy de aquí.
- ¿Qué
es lo que más le llamó la atención en el País
Vasco?
Me gustó mucho, las personas son muy acogedoras, la organización
es buena, no existen tantas deficiencias en la parte social ni esas
grandes diferencias como aquí. Incluso en aquella época
de la transición, época de Suárez, que existía
tanto desempleo, todos tenían una ayuda del gobierno. Políticamente
el contraste es grande, principalmente en las grandes diferencias
sociales que existen aquí y que allí no se ven.
El nivel de educación de las personas también es mayor,
el interés de la gente para acompañar la política
es mucho mayor, incluso siendo operarios, estaban mucho más
enterados de sus derechos, de política, completamente diferente
de los operarios aquí, que están mal alimentados,
preocupados con el alquiler o la cuenta de luz, viviendo en chabolas,
el desnivel es muy grande.
- ¿Cambiando
un poco de asunto, me gustaría saber cómo es ser mujer
y empresaria en un medio tan machista como el metalúrgico
y en un país tan machista como Brasil?
Cuando estuve en el País Vasco vi que las mujeres allí
tenían un gran sentido práctico de la vida, en el
sentido de que, incluso si se quedaban en casa para trabajar eran
ellas las que organizaban la parte práctica de la familia,
de hecho, la vida del hogar era regida por una especie de matriarcado.
Aquí las mujeres son mucho más dependientes de los
hombres y hasta en la Euskal Etxea eran sólo los hombres
los que comandaban, la mujer era un cero a la izquierda, e incluso
sin ser brasileñas se adaptaron a ese tipo de vida y acabaron
por tener una vida muy dependiente, sin ninguna libertad o vida
social independiente de los maridos.
- Y usted, con
ese ejemplo de vida, ¿cómo consigue romper ese tipo
de dependencia?
Yo soy una persona independiente, conseguí estudiar, asumir
responsabilidades en la empresa y siempre fui respetada y me hice
respetar. Por otra parte, en el nivel social en el que me encuentro
el hecho de ser mujer es diferente, por ejemplo, de una persona
de nivel social más bajo. A veces las personas se sorprenden
al encontrar una mujer en un cargo gerencial de una empresa metalúrgica,
pero hoy en día no es ninguna novedad.
- ¿Qué
es lo que le diría a un empresario que estuviese pensando
en invertir en Brasil?
En Brasil, como en cualquier otro lugar del mundo, antes de instalar
una empresa es importante ver el mercado, estudiar los clientes,
la competencia. El riesgo aquí no es muy grande, tenemos
una carga fiscal grande pero las perspectivas de futuro son buenas.
El mercado es grande y hay mucho espacio para crecer, Brasil me
parece un país interesante para invertir. Por ejemplo, en
nuestro ramo de coronas de volante solamente existen 4 empresas
en todo Brasil, existe mucho espacio para crecer. En las metalúrgicas
los salarios no son muy altos, existe tecnología... Existen
áreas industriales prontas ya, incentivos fiscales, ayuda
financiera para compra de máquinas, insención de impuestos
etc.
- ¿Y KAIKU?
Kaiku es una empresa de pequeño porte, con 35 empleados y
perspectivas de aumentar la facturación en 50% hasta final
de año, contratar más gente e invertir en máquinas
nuevas...
La situación económica no es la mejor, sobre todo
debido al efecto Argentina. Teníamos varios clientes argentinos
y el golpe fue duro, pero ahora estamos comenzando a exportar para
Europa, abrir nuevos mercados. Y en Brasil hay cada vez más
gente joven bien preparada, cosa que ayuda mucho. Estoy optimista
con Brasil para los próximos años.
Estebe Ormazabal
Fotografías
cedidas por Maite Celaya
-
Euskonews & Media 192. zbk (2002 / 12 / 13-20) |