Se
entiende por construcciones realizadas con la técnica de
la "piedra seca" a las que no usan ningún tipo
de aglomerante. En piedra seca se levantaron dólmenes,
crónlech y menhires; más adelante los mojones (que
también los hay compuestos de varias lajas), las escaleras
para subir a los terrenos, los jorfes o muros de piedra para ganar
terrenos al cultivo, o como defensa a la hora de hacer un camino;
cierres de terreno, paredes, caleros, pozos, neveros, aljibes,
lavaderos, heniles, graneros, ericeras, hórreos, gallineros,
pocilgas, chozas y por supuesto casas, han sido algunas de las
utilidades sobre las que se ha aplicado esta milenaria técnica.

Dolmen de
Eguilaz, Araba.
Pasando al estudio
de los edificios construídos con esta técnica hay
que establecer una división de nuestro territorio entre
las vertientes atlántica y mediterránea. Ello por
una razón tan simple como es la función del edificio:
mientras que las chabolas de la parte atlántica están
en pastos elevados donde estacionan los rebaños en los
meses cálidos y sirven de refugio para el pastor, las de
la zona mediterránea están unidas al mundo agrícola;
situadas a pie de cultivo, sirven de almacén para los aperos,
lugar de descanso o protección, y también para vivienda
temporal del guardaviñas, el encargado de vigilar los frutos
en tiempos de sazón y evitar la rapiña de animales
o intrusos.
Respecto
a la posible cronología de estos elementos, comenzaremos
recordando que ya mentado antropólogo José Miguel
de Barandirán en 1927 llamaba la atención sobre
la coincidencia entre el área isética de distribución
de los monumentos megalíticos del País Vasco con
el del pastoreo. El que ocupen las mismas zonas dólmenes
y chabolas, que sus entradas sean siempre mirando al Este, y que
en ambas construcciones se use como elemento básico la
piedra seca, le llevó a establecer una primera conclusión:
"que tales sitios —decía el científico guipuzcoano—,
bien por la naturaleza del subsuelo, bien por su mucha altitud
sobre el nivel del mar, apenas se prestan a la agricultura, parece
revelarnos que la población eneolítica del País
Vasco —al menos en gran parte— se dedicaba al pastoreo".
Y es más concluyente cuando dice: "Diríase,
pues, que fueron pastores los constructores de los dólmenes
del País Vasco". Y añadiría yo, manteniendo
gran parte de sus parámetros constructivos. En su estudio
sobre dichas cabañas, José Miguel de Barandiarán
no tiene reparos en llamarlas "refugios ibéricos".
Con motivo de efectuar
una puesta a punto sobre este tema, se han celebrado durante los
días 3 al 5 del presente mes de mayo, unas jornadas de
estudio, con presencia de investigadores de todas las autonomías.
En dicho marco se ha efectuado una declaración institucional
con motivo de solicitar a la UNESCO la inclusión de estos
elementos como Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo al siguiente
documento:
LA
ARQUITECTURA DE PIEDRA EN SECO:
DECLARACIÓN INSTITUCIONAL
Antxon Aguirre Sorondo, miembro
de la sección de Antropología de Eusko Ikaskuntza |