106 Zenbakia 2001-01-12 / 2001-01-19

Gaiak

Una visión histórica de la cultura de la muerte en Euskal Herria

MADARIAGA ORBEA, Juan

Una visión histórica de la cultura de la muerte en Euskal Herria Una visión histórica de la cultura de la muerte en Euskal Herria Juan Madariaga Orbea Los primeros días del mes de noviembre nos traen inevitablemente las más o menos abundantes referencias en la prensa periódica a un tema recurrente: el de los muertos. Artículos sobre visitas cementeriales, ofrendas, costumbres funerarias ya desaparecidas, el coste de las inhumaciones o incineraciones,... todo nos habla de un asunto actual y viejo a la vez. De todo el conocimiento que tenemos sobre la ritualidad y el sistema de creencias que rodean a la muerte quisiera hoy plantear un hecho que considero destacable: la radical historicidad de los comportamientos y actitudes de su entorno. Dicho de otra manera, las costumbres, los ritos, las creencias, los usos, aparentemente cristalizados e inmóviles, se encuentran en continua transmutación. Insertados en los sistemas de valores de cada momento histórico se reformulan, cambian de apariencia o de contenido y acaban por desaparecer y dar paso a otros distintos. Tradicionalmente los historiadores han vivido de espaldas a estos elementos de la historia cultural, siendo etnólogos, antropólogos, juristas e incluso sociólogos los que han prestado su especial óptica a los mismos. Sin embargo, dos circunstancias deben llamar nuestra atención en esta dirección. De una parte, la constatación, arriba enunciada, de la historicidad de la muerte, de la capacidad explicativa del entorno funeral para comprender el complejo cultural y su discurrir diacrónico. De otra, la enorme masa documental a disposición del historiador en relación con conflictos y costumbres que rodeaban a la funeración. Me fijaré en algunos de los muchos aspectos que componen este complejo cultural. El primer lugar habría que empezar por analizar y reconstruir el discurso eclesiástico dominante sobre la muerte. Diversos mecanismos de transmisión ideológica conformaron en cada momento histórico una referencia dominantecondicionadora de actitudes, disposiciones y decisiones. Este discurso canalizado a través del confesonario, el púlpito y las misiones, puede reconstruirse a través de las abundantísimas publicaciones, editadas y manuscritas, concebidas al efecto: sermonarios, instrucciones de confesores, obras de moral: Pedro de Calatayud, Alfonso María Ligorio, Francisco Antonio de Palacios, Agustín Cardaberaz, Juan Eusebio Nieremberg, Juan Francisco Larraga, Juan Bautista Aguirre, etc... Veamos ahora los banquetes funerarios. Los cultos domésticos vinculados a la muerte implicaban que se produjese un acto de comensalismo ritual que podía ir desde la simple "caridad" ofrecida a los asistentes por la familia del finado, hasta ciertas comidas pantagruélicas en las que se integraban docenas de parientes hasta en grados bastante alejados. Estos banquetes tenían dos componentes que inquietaban no poco a las autoridades: el giro escandaloso que cobraban algunas de ellas tras haber circulado el aguardiente en demasía y sobre todo, el tremendo gasto añadido al ya de por sí caro funeral, que causaba la ruina o al menos el endeudamiento de muchas familias. Desde el siglo XIV al XIX tenemos abundante documentación (Fuero de Navarra, Juntas Generales de Gipuzkoa y Bizkaia, Constituciones Sinodales, Visitas episcopales, disposiciones municipales,...) relativas a la supresión o limitación de estos "grandes comeres". En cuanto a los caminos funerarios (hilbideak, elizbideak, korputzbideak,...), si bien es cierto que no existe demasiada documentación escrita al respecto (pleitos, concordias eclesiásticas,...), no lo es menos que aún estamos a tiempo de reconstruir la mayor parte de ellos, cartografiándolos a partir de los testimonios que están en disposición de ofrecer multitud de informantes (eclesiásticos, campesinos, sacristanes) que conocen los itinerarios perfectamente. Además, por la vía de la encuesta oral podemos trazar los rasgos esenciales que caracterizaban a los cortejos y sus itinerarios(responsos, encrucijadas, quemas rituales, disposición de los integrantes, ropajes acostumbrados,...), al menos para lo que se refiere a las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, hasta donde alcanza como límite la memoria de los informantes. Por lo que hace al sistema sepultural intraeclesiástico de los siglos XV al XIX en Euskal Herria, se caracteriza por la ruda competencia establecida en el intento de lograr los presuntos "mejores" puestos de la necrópolis. Se consideraban más deseables las hileras de tumbas más próximas al presbiterio y las del lado del evangelio en detrimento de las de la epístola y, en general, las más cercanas a reliquias, altares privilegiados, etc... La lucha por lograr mejores ubicaciones fue encarnizada, se concretó en numerosos enfrentamientos jurídicos y... físicos y se plasmó en la ocupación de las primeras hileras de tumbas por parte de los grupos sociales dominantes y el relegamiento de los subalternos a las últimas filas. La documentación que se conserva en los archivos diocesanos relativa a estos pleitos y tensiones es abundantísima. Por lo demás, se da todo un tráfico de compraventas y donaciones sepulturales que han quedado reflejadas en los protocolos notariales. Y ya que sale a colación la documentación notarial, será pertinente recordar que los testamentos e inventarios post mortem constituyen el núcleo fundamental de la investigación histórica sobre las actitudes ante la muerte. El análisis de las cláusulas y disposiciones testamentarias (lugar de sepulturización, misas y sufragios, cofradías, tipo de mortaja, mandas de aceite o cera para luminaria, ofrendas,...), e incluso el examen semiótico de las invocaciones, proclamaciones de fe, impetraciones marianas o santeras,... permiten reconstruir el universo mental y cultural dominante del conjunto testamentario de una época dada. Por último, entre los otros muchos asuntos que pueden investigarse en el entorno de la funeración tradicional, hay uno de dimensión socio económicatrascendente: el del coste de la propia funeración. Como idea general, cuando se producía un fallecimiento se acumulaba un conjunto de gastos bastante complejo: cofradías, ofrendas, seroras, mandas pías, banquetes,... Dos mecanismos agravaban estos gastos: el deseo de emulación, de "no ser menos", por una parte, y por otra, la imposibilidad de realizar los ritos funerales en un nivel inferior al que tradicionalmente correspondía a cada grupo social. Las fuentes para conocer este gasto son también numerosas: desde los inventarios hasta las rendiciones de cuentas de las curadurías, pasando por una variada documentación eclesiástica (cuentas, memorias de gastos, concordatos, libros de fábrica,...) y particular. Si nos situásemos en un momento de lo que podemos considerar el periodo clásico de la muerte barroca en Euskal Herria, pongamos las décadas de 1730 o 1740, el agonizante, que ha vivido siempre inmerso en el mensaje aterrorizante de los eclesiásticos ("son pocos los que se salvan", "la muerte es cierta pero su hora es incierta", "la muerte es amarga para el que vive mal"...), decide otorgar testamento, aun esperando a los últimos momentos de su vida; hará en él una completa protestación de fe, instituirá mandas pías y limosnas, decidirá sobre su sepultura, organizará como ha de ser su cortejo llamando a cofradías y pobres, etc... Mientras, los familiares y vecinos empiezan a organizar los avisos pertinentes, el velatorio y todo el complejo entramado que rodea a un fallecimiento. Una vez se ha producido éste, se desencadena el ritual, mezcla de elementos paganos y cristianos. Las mujeres y en especial las seroras cobrarán una especial relevancia en él. Los lutos, las libaciones, las ofrendas, los banquetes, la inhumación en la sepultura familiar de la iglesia, ... En un momento no muy preciso que viene a coincidir con la gran crisis bélica y política de los años 1793 1839, esta estructura se resquebraja a ojos vista. Las fosas se sacan de los templos y se erigen nuevoscomposantos extramuros de las ciudades. Muchos renuncian a ser funerados en los niveles que les corresponde por tradición y deciden hacerlo en otros más baratos, los mensajes trascendentes, las misas, las limosnas, las luminarias, descienden drásticamente en los encargos de los testadores. Las cofradías, que habían sido pieza clave en entierros, cortejos y funerales, se desploman y en muchos casos desaparecen. Todo un mundo cultural que se viene abajo y es sustituido por otro marcado por la prudencia, la religiosidad oficial y la ausencia de cultos paganizantes. Una cada vez más discreta muerte burguesa en la que la comunidad vecinal tiende progresivamente a jugar un menor papel, reduciéndose éste a la familia más inmediata. Pasadas unas décadas, ya ni siquiera se muere en casa, sino en el hospital. Todos los cultos domésticos que tenían lugar en caso de fallecimiento: velatorio, comidas, dejan de tener sentido, para acabar por desplazarse a otros lugares (tanatorio, taberna) o desaparecer. Como recomendaciones muy generales, para profundizar en este asunto, indicaré las siguientes. En cuanto a las implicaciones jurídicas, sigue siendo memorable el ya muy antiguo artículo de Bonifacio ECHEGARAY: "Significación jurídica de algunos ritos funerarios del País Vasco", Revista Internacional Estudios Vascos, XVI, Donostia, 1925, pp. 94 118 y 184 222. Como obras y encuestas de enfoque etnográfico, se pueden citar: Anastasio ARRINDA: Euskalerria eta Eriotza, Tolosa, 1974. José Miguel BARANDIARAN, Ander MANTEROLA (dirs.): Ritos funerarios de Vasconia, Bilbao, Etniker Euskalerria, 1995. VV.AA.: Creencias y ritos funerarios, Anuario Eusko Folklore, Vitoria, 1923 y William DOUGLASS: Muerte en Murélaga. El contexto de la muerte en el País Vasco, Barcelona, Barral, 1973. Por último, libros de enfoque histórico serían: Juan MADARIAGA ORBEA: Una noble señora: Herio Anderea. Actitudes ante la muerte en el País Vasco, siglos XVIII y XIX, Bilbao, Universidad del País Vasco/Euskal HerrikoUnibertsitatea, 1998 y MURGIL TALDEA: Heriotza Mendebaldean eta Euskal Herrian, Donostia, Gaiak, 1997. Juan Madariaga Orbea, profesor titular de Historia Contemporánea de la UPNA/NUP Fotografías: Enciclopedia Auñamendi Euskonews & Media 106.zbk (2001 / 1 / 12 19) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria