X. ORUE-ETXEBARRIA
J. MENCÍA
I. ALDEKOA
R. OLEAGA
E. APELLANIZ
A. ARRUZA
Son pocos los historiadores que apoyan la existencia de un posible camino romano por la costa norte de la Península Ibérica, en dirección a Santiago, tal como aparece recogido en el Anónimo de Rávena. La verdad es que no hay muchos datos que hagan referencia al descubrimiento de tramos del trazado romano o a elementos representativos del mismo. Sin embargo, no hay que olvidar algunas aportaciones importantes en este sentido. Así, Pedro María de Soraluce presentó el 22 de abril de 1898 una comunicación verbal en la Real Academia de la Historia, relatando diversos descubrimientos arqueológicos “basco-romanos” en Gipuzkoa. Destacaba la existencia de varios tramos de una calzada romana existente en la Bahía de Pasaia, que ya habían sido citados por Gómez de Arteche (1873). Según indicaba Soraluce (1898) hay aspectos de esta calzada, como son su estructura, su denominación como estrata, etc., que permiten suponer que se trata de la célebre Vía marítima de Agrippa. Por otra parte, Barandiarán (1976) relata:
“En territorio guipuzcoano debieron existir calzadas en época romana. Una, sin duda, por el extremo oriental, la que venía de Tarragona a Oiasson. Quizá otra a lo largo de la costa, por la que luego (según piensan Lacarra, Uría y Lecuona) pasaría un ramal del camino de Santiago, de la que algunos tramos —por ejemplo, el que va entre Zarauz y Guetaria— fueron considerados como romanos por Gonzalo Arias (1968)”.
Recientemente Orue-Etxebarria et al. (2015) han dado a conocer la posible existencia de un tramo de esa Vía de Agrippa en la ladera de la Sierra del Ganguren, entre Larrabetzu y Galdakao. Siguiendo con esta posible existencia de un camino romano que se extendiera por la costa desde Irún hasta La Coruña y Braga, hay un lugar importante, en nuestra opinión, que habría condicionado el trazado de ese camino al menos en lo que respecta a la costa vizcaína; nos estamos refiriendo a la Ría de Bilbao.
Es probable que las características especiales de esta ría hicieran que fuera un lugar apetecible para el asentamiento humano desde épocas antiguas. Además, a partir de la utilización del hierro en la agricultura y en la construcción de todo tipo de útiles, especialmente de armas, se añade otro aliciente muy importante que pudo despertar el interés por esta zona, como era la disponibilidad de gran cantidad de mineral de hierro de muy buena calidad en las proximidades de la Ría, incluyendo la cabecera de la misma. Creemos que este último es un dato muy interesante al que no se le ha dado la trascendencia que requiere cuando se ha tratado de la importancia de Bilbao desde épocas antiguas o cuando se han establecido hipótesis acerca de caminos antiguos que comunicaran la Vía 34 del Itinerario de Antonino con la costa, sin tener en cuenta que, posiblemente, este era un lugar fundamental como punto de encuentro de caminos o vías comerciales.
En nuestra opinión, la abundancia de este mineral en la zona es precisamente una de las razones para que se estableciera un poblado de la Edad del Hierro en la cima del Monte Malmasin, en la cabecera de la Ría y cerca de un camino antiguo que se dirigía desde Burgos a Bilbao, así como para la existencia de puertos antiguos dedicados al comercio como el de Huart entre Barakaldo y Trapagaran, que ya aparece citado en el siglo XI (Palacios y Prado, 2014). Así pues, es probable que esta abundancia en yacimientos de hierro ya fuera conocida desde la antigüedad por pueblos como los celtas. Parece lógico pensar que por la misma razón los romanos comerciaran con el hierro de la zona y ello pudo condicionar la existencia de uno o mas asentamientos en los alrededores o en los márgenes de la Ría. A favor de esta hipótesis habría que mencionar las monedas romanas encontradas en la Ría de Bilbao y la moneda de bronce del emperador Trajano descubierta en la calle Ribera, en el casco urbano de Bilbao (Ybarra y Bergé, 2003).
Por otra parte, es probable que su interés desde un punto de vista comercial fuera una de las razones para establecer la Villa de Bilbao en ese lugar. Hay que tener en cuenta que en la Carta Puebla de 1300 ya se menciona un puerto en Bilbao y que en 1301 se libera a las mercancías que llegan a dicho puerto del pago de diezmos al rey de Castilla, lo que nos da una idea de su importancia. Además, el Rey de Inglaterra Eduardo II ya concedió en 1317 una patente de exención de arresto (o salvoconducto) para los comerciantes de la ciudad de Bilbao y de otras ciudades de “Biscay”, así como para salvaguardar la captura de sus mercancías (Handcock and Maxwell, 1903). Por lo tanto, podemos suponer que ya existía un comercio importante a partir del puerto de Bilbao desde épocas muy antiguas, mucho antes de la fundación de la villa.
La importancia de este puerto pudo hacer que fuera un lugar de confluencia de caminos antiguos. Por un lado, el que desde la meseta se dirigiría a Orduña y por la cuenca del Nervión iría a Bilbao y por otro, el posible camino romano que desde Irún se dirigiría por la costa hacia Galicia, pasando por Gernika, Larrabetzu y Galdakao, para llegar a Bilbao. Hay muchos datos que apoyan la posible existencia de este último (Orue-Etxebarria et al., 2015). También hay indicios como para pensar que el camino romano por la costa pudo haber aprovechado en parte otro más antiguo, quizás de época celta, de acuerdo con las monedas celtibéricas encontradas en Larrabetzu, Gernika y Zestoa, así como con los topónimos existentes a lo largo del camino, al menos en el tramo que hemos investigado entre Kastrexana y Bermeo. Se pueden citar entre otros los términos Cantalojas, Matiko y Begoña en Bilbao, Erkinko (Erkiniko) en Larrabetzu, Okoriko en Morga, etc., que diversos especialistas consideran de origen celta. Además, de acuerdo con Gorostiaga (1953), incluso los nombres de Morga y Mundaka “se dejan analizar como célticos”.
También podrían tener relación con un camino de época celta, dos topónimos prerromanos que aparecen en el camino antiguo que iba a Bilbao a su paso por Arrigorriaga. Uno de ellos se encuentra cerca del Consorcio de Aguas en Venta Alta; se trata de Goriko, actualmente un barrio. Muy cerca de él aparece un caserío con el nombre de Estarta, que podría haber tomado el nombre de un topónimo del lugar y por lo tanto tener relación con un probable camino romano, que pudo haber aprovechado el trazado del anterior. Entre ambos se ubica una ermita tan importante como San Pedro de Abrisketa, con restos de origen prerrománico y otros con epígrafes de época romana mal conservados (Rodríguez Colmenero y Carreño, 1981). Además, no lejos de allí, en la otra ladera se encuentran lugares tan significativos como Finaga, en donde se han hallado restos de época bajo imperial (Garcia Camino, 2001) y Malmasin, con un castro de la Edad del Hierro. El otro topónimo que podría ser prerromano está más cerca de Bilbao y es el de Erkiñigo (Erkiniko), que se cita en la documentación, en la zona de Abusu/La Peña. Siguiendo hacia la villa, por la ladera de Irusta, a comienzos del siglo XX existía un camino empedrado que se conocía con el nombre de la “estrada o caminito viejo” (Jesús Moya, com. pers.).
En este trabajo se hace referencia a un posible camino antiguo que pasaba por Bilbao, de época romana o incluso anterior (Fig.1). El tramo investigado formaría parte del camino anteriormente citado que viene desde Irun y que después de atravesar la costa guipuzcoana se dirigiría a Gernika, para continuar por Galdakao, por la parte alta del actual barrio de San Antonio en Etxebarri y, después de pasar por los alrededores del barrio de Arbolantxa, entrar en Bilbao por la que fue anteiglesia también conocida como “República” de Begoña antes de su anexión final en 1925, aunque Bilbao ya se había apoderado de parte de su terreno en 1870. En el barrio de Arbolantxa hubo una Casa Torre, que es probable que se construyera cerca de una ruta importante. Los miembros de este linaje también levantaron otras dos torres en la villa de Bilbao. Este camino conectaría en Gernika con el que vendría desde Bermeo, donde quizá hubo un asentamiento muy importante en época romana, así como otros a lo largo de la Ría de Mundaka.
Fig 1 A Distribución de Casas Torre y posible trazado del camino antiguo a través de Bilbao, en el margen derecho de la Ría. La localización de topónimos y Casas Torre en relación al camino es, en muchos casos, únicamente orientativa. No se han tenido en cuenta las Casas Torres de la Villa de Bilbao, ya que su emplazamiento tendría otro significado. Los términos en azul en el mapa corresponden a probables topónimos.
Para marcar un posible trazado de esta ruta por Bilbao creemos que hay que tener en cuenta algunos puntos de referencia, uno de los cuales debe ser la situación de la Catedral de Santiago. La existencia de una iglesia en ese lugar antes de 1300, fecha de la fundación de la villa, es probable que tenga relación con un camino a Santiago que pasara por dicha zona y esa sea la causa de su nombre. Pero hay otros datos que también hemos tomado en consideración para unir Arbolantxa con la actual Catedral de Santiago, es decir para acceder a la parte antigua de Bilbao. Así, hemos tenido en cuenta algunos caminos, estradas o travesías, continuas o no, que aparecen en planos o mapas topográficos antiguos de Begoña y Bilbao. Entre estos hemos elegido aquellos caminos que mejor se adecuaban a una característica muy importante de las vías romanas y es que estas no superaban el ocho por ciento de pendiente (Moreno Gallo, 2006; 2010), aunque quizás admitieran alguna excepción en el caso de terrenos accidentados. Por otra parte, una posible distribución de Casas Torre en las zonas por donde podía haber discurrido el camino propuesto puede dar alguna pista sobre su trazado. Según González Cembellín (2004) el emplazamiento preferido de dichas torres era la proximidad a la red de caminos comerciales.
Además, hemos considerado que una iglesia como la de Begoña que ya existía también antes de 1300, es muy probable que estuviera próxima a un camino antiguo y que, del mismo modo que en Santiago, hubiera podido existir un asentamiento humano en los alrededores de la misma, tal como ya ha sido puesto de manifiesto anteriormente (Rodríguez Colmenero y Carreño, 1981; Unzueta y Fernández, 2003). Por último, hemos tenido en cuenta la existencia de varios topónimos que, a pesar del paso del tiempo, se han conservado mas o menos modificados. La importancia del análisis de los topónimos en la reconstrucción de la historia de caminos antiguos ya ha sido puesta de manifiesto en otros casos (Orue-etxebarria et al., 2015). Con todos estos condicionantes previos hemos señalado un posible trazado del camino (Fig.1).
Fig 1 B Distribución de Casas Torre y posible trazado del camino antiguo a través de Bilbao, en el margen izquierdo de la Ría. Los probables topónimos aparecen en azul.
En primer lugar y antes de entrar en el detalle del itinerario, queremos llamar la atención acerca del término altamira, que aparece de forma frecuente en el tramo de camino romano que hemos investigado entre Bilbao y Bermeo, y que, en nuestra opinión, tiene relación con caminos antiguos. Tanto en la documentación antigua como en la actualidad lo podemos encontrar citado como heredad, robledal, caserío, barrio, etc., en pueblos como Galdakao, Larrabetzu, Morga, Gernika-Lumo, Busturia, Mundaka y Bermeo entre otros. También aparece encima del camino antiguo que va desde Moiordin (Zaratamo) hasta el puente de Mercadillo (Galdakao) (Orue-Etxebarria, et al., 2015). Además, siempre aparece en zonas más o menos elevadas, próximas al camino estudiado y con buenas vistas. Algo parecido sucede con el mismo topónimo en otras lugares, como es el caso de las famosas cuevas de Altamira cerca de Santillana del Mar, que también se encuentran en la parte alta de una colina.
No está claro el motivo de la aparente relación entre altamira y el camino romano, del mismo modo que tampoco se sabe su significado real. De acuerdo con Irigoyen (1984) se trataría de una forma románica muy extendida en el País Vasco. Por otra parte, en su trabajo sobre hidrónimos prerromanos, Pedrero (1996) considera que el término mira es un elemento prerromano por hallarse documentado en fechas muy antiguas. Además, a diferencia de otros hidrónimos, esta forma aparece restringida al área occidental del norte de la península. Sin embargo, hay otros estudios en los que los especialistas consideran que altamira es un topónimo romano compuesto de altum, i y mirus, a, um o de altum y mirari. Por otra parte, según Dolezalova (2007) tomado de Celdrán (2006), mira<mir sería un topónimo preindoeuropeo que significa “cabezo o cerro”. En la mayor parte de las interpretaciones de este topónimo parece que se está refiriendo a un lugar sorprendente, digno de admiración, situado en una zona elevada o atalaya con buenas vistas.
Dejando al margen el término altamira al que nos referiremos posteriormente a lo largo del itinerario propuesto, vamos a describir a continuación, a grandes rasgos, por donde creemos que pudo pasar el camino y algunos topónimos que podrían apoyar su trazado. Desde el barrio de Arbolantxa hasta Begoña, de acuerdo con alguno de los criterios que antes citábamos, lo más lógico es que pasara por la parte alta de Otxarkoaga y cerca de la actual calle Jesús Galindez en Txurdinaga. Es curioso que en algunos mapas antiguos y en referencias escritas aparezca en esa zona el término estrada de Mazo (Fig.2) que podría estar relacionado con el de estrata, denominación atestiguada para las vías romanas a partir del siglo IV. Al lado de dicha estrada existió un caserío con ese nombre hasta épocas recientes.
Fig. 2 En esta imagen tomada de un Plano de Begoña, de Jimenez y San Pedro, basada en un plano de Mario Camiña de 1897, se puede observar la existencia de la estrada de Trauco, en el barrio de Uribarri y la de Mazo en Txurdinaga, que podrían estar relacionadas con la zona por donde pudo pasar el camino antiguo. (EAEKM/MAEHV, Begoña 1900: República y Santuario, 2005).
Un punto clave del itinerario es el de Begoña, cuya iglesia ya aparece citada en la carta-puebla de Bilbao en 1300. En la actual Basílica y en un edificio adosado conocido como la Casa de la Novena, ha existido desde épocas antiguas una hospedería para peregrinos. Es más, en un documento de 1503, al hacer inventario de los bienes pertenecientes a la iglesia de Santa María de Begoña, ya se recoge:
“.... más, una casa encima de la calostra, (donde) se acojen los piligrrinos”.
Así pues, parece lógico pensar que por Begoña pasaban los peregrinos.
Por otra parte, también se conocía la existencia del testimonio epigráfico “Vecunienses hoc munierunt”, citado por Henao (1691), encontrado en una roca que estaba en el lugar de Axpolueta (Lujua), en el camino entre Bilbao y Gatika. Aunque se sospechaba de su autenticidad, Rodríguez Colmenero y Carreño (1981) lo dieron por bueno y resaltaron:
“lo que suponía de aportación al conocimiento de una nueva vía romana, así como por la certificación de otra unidad político - gentilicia tipo “civitas”, anteriormente no conocida ni por las fuentes literarias ni por las epigráficas, que viene a sumarse a la de los “Nervii o Nervienses”.
Con la misma certeza, aunque con menos seguridad en la lectura del texto, también afirmaron:
“la existencia de la “gentilitas” de los “Conerionum o Conerdianum”, testimoniado en la lápida encontrada en Galdácano”, cerca de la iglesia de Andra Mari. Según estos autores, epígrafes semejantes al de la inscripción “Vecunienses hoc munierunt” son frecuentes a lo largo de las calzadas romanas, indicando a continuación que el actual topónimo Begoña, Begonia en la edad media y posiblemente Becunia en la antigüedad, debió tratarse de una “civitas”. De todo lo anterior también deducen que:
“la red romana de caminos secundarios debió haber sido bastante importante”.
Posteriormente Unzueta y Fernández (2003) también apoyaron la autenticidad del epígrafe, que se podría traducir como:
“Los vecunienses construyeron esto”, siendo “-(i)enses una terminación propia del nom. plural de los gentilicios romanos. Lo anterior, Vecun(i)-, parece ser la raíz temática de una localidad denominada Vecunia”.
Para indicar a continuación que:
“La evolución de Vecunia es Begoña sin ningún tipo de duda”.
De acuerdo con estas interpretaciones consideran:
“la existencia de una “civitas”, un grupo de personas cuya organización político-administrativa ha sido establecida por Roma, quizás sobre una base gentilicia local”.
Lo que no está claro para estos autores es la localización de esta “civitas”, proponiendo cuatro posibles sitios, los castros de Berreaga y Malmasín, Bilbao la Vieja y Begoña, sin desechar que pudiera ser otro lugar. La situación privilegiada de la actual Begoña, situada en una ladera a media altura, con amplias extensiones de terreno con poca pendiente y el hecho de que dicho término aparezca en la documentación antigua, nos hace pensar que ese pudiera ser el lugar de la “civitas” antigua. Así Henao (1689) menciona un documento de 1162 en el que el Señor de Bizkaia donó varios bienes a la orden premostratense, entre otros:
“unum collazum in Begonia alius collazum in Arratia, allium in ezbarrena”.
Por otra parte Meyer-Lúbke (1925) cita topónimos prerromanos terminados en -ño, -ña, incluyendo entre otros Ereño y Begoña, mientras que Guaza (1947) considera a ambos como topónimos latinos. Otros especialistas como Gorostiaga (1953) y Galmés de Fuentes (2000) también consideran que la terminación -oña podría ser céltica. Sin embargo, según Caro Baroja (1945):
“los nombres de lugar que terminan en -ano, -ana, -oño, -oña, etc. denotan un origen latino y aludirían a fundi o complejos de posesiones rurales de época romana, cuya denominación estaría relacionada con el nombre de su dueño”, para indicar posteriormente (Caro Baroja, 2003) que el sufijo -oña podría venir de -onia. También para Irigoyen (1984) begoña podría tener un origen antroponímico y tratarse de un asentamiento antiguo.
Siguiendo con el posible camino y tratando de llegar a la Catedral de Santiago mediante un trazado de poca pendiente, parece lógico dirigirse al barrio de Uribarri, donde encontramos algunos topónimos de interés (Fig.1A). Previamente es posible que el camino pasara cerca de Mallona, donde hasta comienzos del siglo XIX hubo un caserío con ese nombre, que se tiró para hacer el antiguo cementerio de Bilbao. Un dato interesante a tener en cuenta es que Gorostiaga (1953) hace referencia a Mallona como uno de los topónimos celtas terminado en -ona. Sin embargo, para otros autores como Caro Baroja (1987), Mallona, junto con Lemona se podrían incluir dentro de los topónimos relacionados con una “villa” romana. En cualquier caso se trata de un término antiguo.
A continuación, es probable que la ruta pasara cerca de la Casa Torre de Zurbaran para llegar al actual Barrio de Uribarri donde, entre otras palabras de interés, aparece la de Altamira. Anteriormente existió un caserío con ese nombre, que después fue derribado. En esa zona existen actualmente una escuela de hostelería y un colegio público denominados Montaño. El término Altamira, tal como se ha comentado anteriormente, suele aparecer en la parte alta del camino y en una posición con buenas vistas (Fig.1A). Hay que citar también otros topónimos existentes en dicho barrio como Montaño, Matiko, Trauko (?) y Estrata. Respecto al primero de ellos, tiene mucha semejanza con Montano, que ya se encuentra como posible casería en la Foguera-Vecindario de las Villas de Vizcaya de 1511, cuando se cita entre otras fogueras del Barrio de Uribarri como:
“en las casas de Juan de Montano vi/be el mismo e su cunnada. Ay II fuegos, / II vesinos” (Enríquez et al., 1997a).
Además en la Foguera-Vecindario de 1514 aparece en la “Anteyglesia de Begoya” como:
“En la casa de Juan Saez de Montanno, dos/ fuegos” (Enríquez et al., 1997b)”.
Así pues cabe la posibilidad de que el topónimo original fuera Montano y no Montaño. Algunos especialistas como Albertos (1970) y Echevarria (1998) incluyen entre posibles antropónimos romanos a Montanus, que podría tener relación con Montano/Montaño. También se han citado antropónimos latinos derivados de particularidades geográficas de la situación de una casa como Montaña, Montano (Dolç, 1960).
Como ya se ha mencionado, Baroja (1945) considera el sufijo -año como de origen latino. También Fernández Palacios (2011) señala que Montaño podría ser un topónimo originado a partir de un nombre de persona, quizás Montanius, que también está atestiguado en León y que se pudo formar para denominar una villa, un fundo, un vicus, etc. Este autor indica además la existencia en 1485 de una “casa e solar de Montaño” en Musques. También aparece citado en Abanto, en La Coruña, etc. (Echevarria, 1998). Por otra parte Meyer-Lúbke (1925) considera que hay muchos topónimos terminados en -ño, -ña que podrían ser prerromanos, y uno de ellos podría ser Montaño. Montaño también era conocido por el caserío o “chacolí” que existió en Begoña y que además de ofrecer a sus clientes este conocido vino, celebraba famosos concursos de pájaros cantores.
Respecto a los topónimos Matiko y Trauko (?), lo más llamativo es su terminación en -ko. En su trabajo sobre topónimos celtas en el País Vasco, Gorostiaga (1953) considera que los términos que finalizan en -iko corresponden a topónimos celtas y cita entre otros el de Matiko. Del mismo modo Dolezalová (2007) opina que las terminaciones -ko, -iko corresponden a sufijos celtibéricos. Por otra parte parece que el término Trauko, que a finales del XVIII se cita como casería de la anteiglesia de Begoña, es antiguo, porque ya aparece en el listado de personas en relación a las cuentas y repartimiento vecinal realizado en la villa de Bilbao de 1464 (Enríquez et al., 1996). Así aparece en el Barrio de Uribarri como:
“Mujer e fijos de Pero Dias de Trauco, quatroçientos cuarenta un maravedis”.
Según Ybarra y Garmendia (1946) existió una Torre de Trauko al lado del caserío del mismo nombre, que en 1440 era propiedad de Pedro Díez de Trauco.
El motivo de que durante mucho tiempo se haya conocido o que aparezca en planos antiguos el nombre de estrada en varias zonas de la villa, como la estrada de Trauko o la de Mazo (Fig.2), quizás tenga relación con el hecho de que por allí pasara una estrata romana, ya que en numerosos lugares de la Península Ibérica (Cataluña, Galicia, Portugal, etc.) todavía sigue existiendo el término estrada en el sentido de carretera romana (Echevarria, 1998). De hecho, es curioso que ambas estradas se encuentren en la misma zona por donde pensamos que pudo pasar el camino antiguo. Además, en el barrio de Uribarri existió hasta el siglo pasado un caserío que aparece citado en los documentos, unas veces como Estarta (Fig.3) y otras como Estrata (López Romo, 2008), lo que supone un dato muy significativo acerca de la posible existencia de un camino romano cerca de dicho caserío, ya que cuando se trata de un topónimo antiguo es uno de los argumentos más importantes a favor de esa hipótesis. El nombre de dicho caserío, que de acuerdo con la documentación examinada se encontraba en la estrada de Trauco, podría haber recogido el topónimo del lugar. Además, su situación sería una buena referencia para marcar el trazado del camino antiguo.
Fig. 3 En la imagen se puede apreciar la localización del caserío Estarta en un plano de 1925 y su posición en relación a otros puntos de interés y elementos citados en el texto. (AMB-BUA. Fondo Ayuntamiento de Bilbao. Topográfico hoja 4 (tubo 47 original).
Si se continúa hacia donde se encuentra actualmente el Ayuntamiento de la villa, es probable que la ruta pasara cerca de la actual calle Matiko, para comunicar con la calle Tivoli. De acuerdo con la documentación, en 1829 ya existía una casería Tivoli, notoria en el barrio de Uribarri de la anteiglesia de Begoña. Poseía juego de bolos, huerta, horno y sitio de moler yeso. También se cita en ese lugar un camino de servidumbre en Tivoli, en 1859. Teniendo en cuenta la peculiaridad de dicho nombre y su situación, ¿podría haber tenido relación con el posible camino romano?
En la continuación natural de tal camino hacia la parte antigua de Bilbao, se levantaba un precioso palacio de la familia Quintana-Salcedo, al lado del convento de San Agustín sobre cuyas ruinas se construyó el actual Ayuntamiento de la villa. Según la tradición este palacio ocupaba el emplazamiento de la anterior Casa Torre de Markina (Ybarra y Garmendia, 1946).
Siguiendo en dirección a la iglesia de Santiago, es probable que el camino pasara cerca de la actual calle Ascao, un topónimo cuya terminación -ao sería un equivalente locativo de -ano (Garate, 1930), en cuyo caso podría derivar de un antropónimo de origen latino (Caro Baroja, 1945). Según Irigoyen (1984) Ascao es un topónimo antiguo que ya existía en el momento de la fundación de la villa en 1300. También aparece citado como barrio de Ascao en la segunda mitad del siglo XVI, en la Crónica de Ibargüen-Cachopín (Mugartegui, 1931). Posteriormente en la primera mitad del siglo XIX, en el trabajo “Bilbao visto por dos extranjeros” de Urquijo (1923), aparece citado como calle de “Ascano” (Ascao). Este autor también supone que se podría comparar con los topónimos terminados en -ain, así Askao - Askain.
A través de Ascao/Ascano el camino llegaría a la Catedral de Santiago. No todos están de acuerdo en que la iglesia primitiva estuviera en el lugar actual, proponiendo una ubicación distinta al otro lado de la ría, en Bilbao la Vieja, en el lugar donde existía una hornacina con una figura ecuestre de Santiago. ¿A qué se debe que se construyera una iglesia en esta zona antes de 1300, cualquiera que fuera su localización? Una posible explicación podría ser la existencia de una ría utilizada como vía de comunicación y relaciones comerciales desde épocas lejanas, el paso de peregrinos a Compostela, así como una confluencia de caminos antiguos. Todo esto unido al hecho de que la existencia de un templo podría justificar la presencia de una comunidad en sus cercanías, explicaría el que se eligiera ese lugar para fundar la Villa de Bilbao.
De acuerdo con la mayor parte de los historiadores parece que el Puente de San Antón ya existía antes de la fundación de la villa. En el caso de que fuera cierto, ¿cómo se explica su presencia en ese lugar? ¿Cuál era su función? Teniendo en cuenta que un puente, normalmente, forma parte de una vía de comunicación, parece lógico pensar que la presencia de ese paso desde épocas antiguas podría estar relacionado con la existencia de un camino antiguo que utilizaba dicho puente.
Dejando la Catedral, con su Puerta de los Peregrinos adornada con vieira y bordones, lo más lógico es pensar que el trazado del camino atravesara la ría por un puente que pudo estar en San Antón y a través del cual se accedería a la Anteiglesia de Abando, en donde se uniría con otro, probablemente también romano, que vendría desde Burgos y que accedería a la villa por el barrio de “Ibayzabal”. Algo semejante a lo que sucedió con Begoña, la anexión de esta anteiglesia por la Villa de Bilbao comenzó en 1870 y terminó 20 años después.
Abando es un topónimo de gran interés que ha sido interpretado de diferente manera según los especialistas. Albertos (1970) cita entre los topónimos de estructura prerromana indoeuropea a Avantes y lo relaciona con los topónimos vizcaínos Abando y Abanto, y con el antropónimo Auandicus, término que aparece en una estela romana de Zaldu en Gordejuela. Sin embargo, Rodríguez Colmenero y Carreño (1981) interpretan el término de Zaldu como Avandus y manifiestan que se puede considerar como un antropónimo de ascendencia cristiana que, suponiendo equivalentes los sufijos -do y -to, estaría relacionado con Abando y Abanto frecuentes en tierras vizcaínas. En su trabajo sobre antroponimia y toponimia medievales Irigoyen (1984) considera que Abando podría corresponder a un asentamiento antiguo que tuviera un origen antroponímico. Villar y Prósper (2005) incluyen a Avandus (Gordejuela) entre los antropónimos indoeuropeos. Al escribir sobre toponimia románica en las Encartaciones, Fernández Palacios (2011) considera que Abanto podría ser un topónimo originado a partir de un nombre de persona, que se pudo formar para denominar una villa, un fundo, un vicus, etc.
Cuando el camino se adentra en terrenos de esta antigua anteiglesia (Fig.1B) nos encontramos con una ladera con yacimientos muy ricos de mineral de hierro, que han sido explotados desde épocas antiguas. En esta zona se establecieron algunos de los primeros asentamientos del Bilbao actual, dando lugar a lo que se conoció como Arrabal de Allende la Puente o Bilbao la Vieja. Sobre esta ladera también existió un topónimo actualmente convertido en barrio, sobre cuyo nombre original Miravilla o Mirivilla no se ponen de acuerdo los especialistas.
Respecto a este topónimo, Gorrotxategi (2000) señala que inicialmente era Mirivilla y que posteriormente ha sido transformado a lo largo del siglo XX en Miravilla. Se basa, entre otras razones, en la información recogida de algunos vecinos del barrio de Atxuri, que seguían utilizando Mirivilla, añadiendo a continuación que según Euskaltzaindia se trataría del término Biribilla (redondo), con alteración de b a m al igual que en el caso de Biarritz/Miarritze. Por el contrario, Ros Cubas (2013) manifiesta que en la abundante documentación que existe, al menos desde finales del siglo XVII, solo aparece como Miravilla. Existe la posibilidad de que en origen fuera un topónimo compuesto, que como en otros casos su primer elemento fuera Mira, que alude a “lugar alto desde el que se divisa una zona amplia” (Morala, 1984). En su trabajo sobre Álava prerromana y romana, Albertos (1970) considera que en los casos en que el término villa se encuentra pospuesto podría tener relación con topónimos de época romana. Por su parte Gordón (1988) supone que Mira podría derivar del latín Mirari y que se podría aplicar a las antiguas fortalezas. Estas interpretaciones parecen estar más de acuerdo con el lugar donde aparece el topónimo. Además, a lo largo de los siglos XVII y XVIII hay numerosa documentación en la que aparece siempre como Miravilla en Abando, bien sea en relación con veneras en el Puerto de Miravilla (1644) o con la existencia de la casería Miravilla (1726 y otros). Algo semejante ocurre con los documentos del siglo XIX y con planos y mapas, muchas veces de carácter militar, en los que se cita el fuerte de Miravilla, como sucede por ejemplo con el plano de Vacani (1823) y el mapa de Coello (1857) (Fig. 4).
Fig. 4 Mapa de Coello (1857) en el que se puede apreciar la denominación de Altos de Miravilla en la parte alta de Bilbao la Vieja. (Colección particular de R. Oleaga).
En la parte baja de Miravilla/Mirivilla, poco después de pasado el puente, nos encontramos con la calle Urazurrutia, en donde parece que hubo una hospedería para peregrinos (Larrea, 1974). En su trabajo del Camino de Santiago por la costa González (2004) relata que:
“veremos una hornacina que guarda una popular y pequeña figura de Santiago Matamoros sobre su corcel”,
aunque actualmente se haya trasladado a una especie de plaza que se encuentra al comienzo de la calle Bilbo Zaharra. Estos datos podrían evocar que se trata de un lugar de paso de los caminantes a Compostela. A continuación se encontraba el Convento de San Francisco, asentado desde finales del s. XV (Palacios y Prado, 2014) y que dio nombre a la calle actual. Según la tradición en la iglesia de este convento apareció un peregrino muerto en 1530. Este trazado, que en esta zona de Bilbao la Vieja aparece como estrada en el plano de Vacani (1823) (Fig. 5) y como:
“Calzada que se une a la de Valmaseda”,
en el de Coello (1857), coincidiría en gran parte con el camino real que pasando cerca de donde se encontraba la Plaza de Toros de Zabalburu, iba a Balmaseda.
Fig. 5 Plano de Vacani (1823) de la villa de Bilbao en el que aparecen las fortificaciones de “Miravillia” y una “estrada” al lado del Convento de San Francisco. (Colección particular de R. Oleaga).
Es probable que el camino continuara próximo a la actual calle de San Francisco, en cuyas cercanías se construyó la Casa Torre de Marzana entre otras (Casa Torre de Basozabal y Casa Torre de Bilbao la Vieja o Casa Torre de Ochoa), para pasar posteriormente por el Barrio de Mena y Cantalojas, más o menos cerca del actual puente. En sus observaciones sobre la toponimia española Dolezalová (2007) considera que el vocablo Cantalojas es una voz compuesta del celta kanto que significa (piedra, peña) y el vocablo ibérico lawsa, que significa (losa, piedra grande y plana). Además, Cantalojas fue un apellido y linaje familiar que tuvo su casa solariega en esa zona hasta épocas recientes y que quizás tomó su nombre del topónimo de ese lugar.
La ruta seguiría hacia el Hospital de Basurto, pasando cerca de la estrada de Amezola. En primer lugar se encontraba la Casa Torre de Novia de Salcedo en la zona de Elejabarri y posteriormente la Torre de Basurto (Fig.1B), que le dio nombre a la zona, probablemente construidas no lejos de un camino importante como el considerado en este trabajo. La Torre de Basurto y la de Atxa se derribaron para construir el Hospital Civil situado en dicho barrio. Encima del camino y no lejos de él, en dirección a Larraskitu, se encontrarían las Torres de Arane y Urizar. Antes de llegar a la zona del hospital actual nos encontramos con el topónimo estrata, que como antes se comentaba, es uno de los argumentos más importantes que se pueden utilizar cuando se trata de justificar la posible existencia de un camino romano. En la zona de Abando aparecen más de una vez los términos estarta y estrata, en algunos casos ligados con el nombre de calles, que quizás podrían coincidir con el topónimo del lugar. Pero es especialmente significativa la existencia de una zona conocida como “Masustegi estrata”, debajo del Monte Caramelo y encima de la carretera que va de Basurto a Kastrexana, que podría estar próxima al trazado más lógico del camino antiguo, en dirección a Alonsotegi. En Bilbao existió una Casa Torre de Mazustegui (Palacios y Prado, 2014). Poco después nos encontramos con el barrio de Santiago, cuyo nombre también podría estar relacionado con el camino de peregrinación. Encima de la ruta y debajo de Kobeta se halla el barrio de Altamira, nuevamente ese topónimo que es tan frecuente a lo largo de todo el camino.
Del mismo modo que Abanto, otro de los topónimos considerados por Fernández Palacios (2011) que se pudo formar para denominar una villa o un fundo es el de Castrejana, que ya aparece citado al menos desde 1304. Por su parte, Garate (1930) lo cita entre los sufijos locativos que terminan en -ana, junto con Lutxana, Durana, Antoñana, etc. También Guaza (1947) lo incluye entre los topónimos latinos con sufijo -ana, citando que podría haber derivado de Castricius - Castriciana. En Kastrexana existió un caserio conocido como Lasa(n)o e incluso el puente también es conocido como puente del Diablo o puente de Lasao. Para terminar con este trazado a través de Bilbao, hay que citar que a la bajada del alto de Kastrexana y en los alrededores de la entrada de los túneles de Arraiz, existe otra zona conocida como Bizkorta Estrata, que probablemente nos esté indicando que por allí pasaba el posible camino romano, cerca de un “sel” o atravesándolo.
De acuerdo con lo anterior y según los criterios anteriormente utilizados, es probable que desde el alto de Kastrexana el trazado siguiera la ladera del Arraiz en dirección a donde se encuentran las instalaciones de Zabalgarbi (Fig.1B). Por otra parte, según los comentarios de un vecino de este municipio, la conducción de agua a Bilbao desde el embalse de Ordunte se hizo por la misma falda de este monte. En este caso es probable que para hacer dicha conducción se utilizara el trazado del camino antiguo que nosotros proponemos.
Después de atravesar Bilbao, la ruta continuaría por Zalla para llegar a Balmaseda y del mismo modo que en el trazado que hemos descrito, también en este tramo se pueden encontrar numerosos topónimos que delatan la existencia del camino.
Hay varios datos que es necesario resaltar en relación a la posible existencia de un camino antiguo que pasaba por Bilbao. Uno de los más importantes y que probablemente condiciona los demás, es la propia Ría de Bilbao, junto con la gran abundancia en yacimientos de mineral de hierro en las cercanías de dicha ría, incluyendo la cabecera de la misma, localizados en zonas como las de el Morro, Ollargan, Miravilla, Iturrigorri y Kastrexana.
Esta riqueza de depósitos, junto con razones de otro tipo, es lo que pudo condicionar la presencia de diferentes pueblos desde la antigüedad atraídos por el hierro, que dejaron, de acuerdo con la opinión de los especialistas, una gran cantidad de topónimos tanto celtas como latinos. Aunque no hay garantía de que todos los topónimos citados en este trabajo sean antiguos, su abundancia y permanencia a lo largo del tiempo, así como los datos acerca de tramos de un camino romano en Gipuzkoa y Bizkaia, apoyado por la posible existencia de una “civitas” en Begoña, una “gentilitas” en los alrededores de Galdakao y otra “gentilitas” en Morga (Ugartechea y Salinas, 1970), apoyan la probable existencia de un camino romano que vendría desde Irún.
Por otra parte, la gran cantidad de datos sobre posibles topónimos celtas encontrados a lo largo del camino estudiado entre Bilbao y Gernika (es muy probable que haya muchos más), así como el hecho de que haya numerosos investigadores que consideran que Nervión es un hidrónimo celta que derivaría de Nerva (Gorostiaga, 1953) o de Nerua según Albertos (1970), también apoyarían lo manifestado por Orue-Etxebarria et al. (2015) en el sentido de que este camino romano podría haber aprovechado en parte de su trazado otro más antiguo de época celta, recorriendo el Golfo de Bizkaia de este a oeste. Todo esto podría encajar con algunas hipótesis acerca de la existencia, antes de la llegada de los romanos, de migraciones celtas hacia Occidente.
Esta ruta de migración antigua podría ser uno de los argumentos más importantes para entender la existencia de un camino antiguo por la costa, utilizado posteriormente por los peregrinos que iban a Santiago, que no solo pudo ser el más antiguo de todos sino quizás el más seguro durante los primeros siglos de la presencia musulmana en la Península hasta la potenciación del Camino Francés por Sancho el Mayor, rey de Pamplona.
Queremos agradecer al Dr. Jesús Moya la revisión detallada del manuscrito, así como las importantes sugerencias realizadas que han mejorado su contenido. En el tratamiento de los archivos digitales de mapas y planos, nos ha sido de imprescindible ayuda la destreza del Dr. Yosu Arroyo. Para el conocimiento del barrio de Kastrexana hemos contado con la colaboración del Dr. Joseba Santisteban a quien también le damos las gracias. Finalmente, queremos manifestar especial gratitud a Dña. Itziar Goikolea, técnico del Archivo Municipal de Bilbao por su amabilidad y profesionalidad.
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