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María ELÓSEGUI ITXASO, Catedrática de Filosofía del Derecho. Socia de Eusko Ikaskuntza
Eusko Ikaskuntza1 está en una situación privilegiada para poner en marcha un programa específico de reflexión crítica y de elaboración de propuestas para mejorar la convivencia de nuestro País, en busca de un suelo ético común de valores compartidos. A mi juicio, la Sociedad de Estudios Vascos debería liderar un proceso similar al celebrado en Quebec por la Comisón Bouchard-Taylor2, o el elaborado el año pasado en Bélgica.3 En ambos casos he tenido la suerte de seguir estos procesos de cerca, a través de estancias de investigación en ambos países, en los que he trabajado con sus principales actores.
En este artículo se analizan las propuestas de los propios socios y socias a partir de los datos extraídos del informe “La convivencia en Euskadi” en la encuesta a bazkides (socios y socias) de Eusko Ikaskuntza, llevada a cabo en el año 2010.
Mi aportación se va centrar en reflejar los resultados de las respuestas a las cuatro cuestiones planteadas, adoptando una perspectiva de género, es decir, viendo cómo deben afrontarse estas cuestiones teniendo en cuenta las diversas sensibilidades que se desprenden del informe, diferenciando la visión de las mujeres y de los hombres.
Especialmente me gustaría aportar la idea de que se debe incluir en los foros de decisión y de reflexión la visión diferenciada de las mujeres. No me refiero ahora al hecho artificial o superficial de incluir a las mujeres por cumplir con el principio de representación equilibrada, sino a un tema de fondo, según el cual, como se ha demostrado en el informe, las mujeres conciben distintos modos de resolución de conflictos en comparación con los hombres, o tienen prioridades diferentes.
En este sentido, quiero hacerme eco aquí de cómo ven las mujeres socias de Eusko Ikaskuntza estos problemas y sus soluciones. Como dato inicial me parece ya significativo, que en principio respondieron a la encuesta el doble de número de hombres que de mujeres, al margen del sesgo que arroje el dato porque el hecho de indicar si quien respondía era hombre o mujer era voluntario, lo que implicó que un 15% no se identificaran en la encuesta en razón del sexo. Una primera reflexión es que se debe de hacer un esfuerzo por incorporar a las mujeres al mundo intelectual y académico vasco, no sólo al asociacionismo. Por supuesto, que ésta no es una tarea que competa sólo a Eusko Ikaskuntza pero esta institución como tal sí que debería de hacer algún esfuerzo en esa dirección. Siendo las mujeres el 36,7% de bazkides, se identifican sólo un 22% de mujeres que hayan respondido a la encuesta.
Nuestro análisis se centrará en los siguientes cuatro puntos:
Aunque todos los socios y socias han insistido en temas como la violencia, la política, la interculturalidad, etc., se destaca que las mujeres priorizan las ideas, y hacen una referencia más explícita a los valores y a la ética.
Ello es una señal de que estas mujeres priorizan la justicia sobre las cuestiones de poder. De ello se desprende que podrían asumir un papel crucial, haciendo de puentes y de mediadora en cuestiones de pacificación.
Las mujeres priorizan las ideas, y hacen una referencia más explícita a los valores y a la ética.
Foto: CC BY - Kheel Center
Naciones Unidas considera que deben de ponerse más medidas para que la voz de las mujeres de la sociedad civil, esencialmente en países en conflicto sea escuchada, no sólo a través del proceso consultivo ad hoc, sino a través de un proceso formal de toma de decisiones cuyo lema sea “nada sobre nosotras sin nosotras” (Nothing About Us Without Us).
Está sobradamente constatado que la mujer en zonas de conflicto suele ser marginada de los procesos de toma de decisión y de construcción de la paz. Una prueba de ello es su escasa participación en gestión de flujos de refugiados o en la solución de situaciones de violencia contra la mujer durante las guerras, secuestros, violaciones, etc.
Por tanto, una primera propuesta por mi parte es aumentar el número de mujeres académicas y de socias que participen en este debate.
Según las conclusiones del informe, “las mujeres hacen más mención a las diferencias, a la participación, a los valores, al diálogo, a los grupos, asociaciones y colectivos. A ello se añade que inciden en la importancia del pensamiento y, destacando sobre las respuestas de los hombres, a las ideas”.
Desglosando esta actitud, se desprende que las mujeres son más dadas al contacto personal con el otro, con el desconocido, porque piensan que eso ayudará a crear cercanía, siendo ello compatible con la reflexión sobre ideas, mientras que los hombres se inclinan más al hecho de buscar documentación y a la investigación de un modo más abstracto.
Por tanto, otra de mis sugerencias sería la urgente necesidad de incorporar la visión de las mujeres en todos los lugares, pero especialmente en los países en conflicto porque está demostrado que las mujeres son un instrumento de paz. Las mujeres favorecen la gestión y la transformación dialogada y creativa de los conflictos.4 Habría que analizar cuántas mujeres han participado cada vez que se ha iniciado algún proceso de paz en el País Vasco y quiénes han sido los mediadores o mediadoras.
A su vez, un punto débil que queda muy bien reflejado en la encuesta es la preferencia de las mujeres por la negociación informal y por el asociacionismo, por los grupos y colectivos.
Esta actitud por parte de las mujeres repercute negativamente en su presencia en los procesos formales y políticos de toma de decisiones, o en los ámbitos más académicos.
Dado que las mujeres están en la guerra (en realidad las sufren), deben de estar en la paz. La ONU aboga por un empoderamiento de las mujeres y por darles un mayor papel en las áreas de conflicto.
La actuación de las mujeres en este contexto puede ir en tres líneas; su participación formal en la vida política, su participación en las ONG’s y su contribución a formar y educar a la ciudadanía en el valor y el contenido de los derechos humanos.
En relación con la intervención de la mujer en la política formal debe hacerse un esfuerzo por educar a la mujer en la política.
De ahí la importancia de lograr que las mujeres estén presentes en los parlamentos. Si hubiera más mujeres en puestos de poder y en la política se avanzaría mucho más en el proceso de paz. La legislación del País Vasco ha aprobado en la Ley Vasca de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres la paridad del 50/50 en las listas electorales del Parlamento Vasco, y ello ha sido considerado constitucional por el Tribunal Constitucional. Además para el resto de elecciones rige el principio de composición equilibrada del 40/60 desde la Ley Orgánica 3/2007. A pesar de ello, eso no es suficiente porque hay que educar a las mujeres que vayan a estar en la política con estas nuevas actitudes y valores de participación activa, además de que todavía siguen sin estar en las cabezas de lista, y el aumento de escaños en el Parlamento español desde que rige esta ley ha sido de un escaño.
Otra propuesta sería la necesidad de crear conexiones en el País Vasco entre mujeres de los diversos sectores sociales, es decir que piensan políticamente diferente y que están enfrentados. Incluso entre esos sectores extremos que ni siquiera aceptan una misma lengua para comunicarse, aunque en el fondo uno de ellos es capaz de hablar en una lengua común.
Algunos ejemplos de movimientos pacifistas liderados por mujeres son el Campamento de mujeres en Greenham Common5, el movimiento Chipko, liderado por Vandana Shiva, de la India, física y filósofa de la ciencia; otro ejemplo son las Mujeres en negro contra la guerra de la exYugoslavia o las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina.
En relación con el conflicto en Oriente Medio merece la pena destacar la acción del movimiento de Bat Shalom, una organización feminista pacifista que trabaja para conseguir una paz justa entre Israel y Palestina. Bat Shalom (por el lado israelí)6 se ha unido al Centro de Mujeres de Jerusalén (por la parte palestina), para formar juntas The Jerusalem Link.
Esta organización trabaja en la actualidad muy activamente. La idea es crear el diálogo entre mujeres de los dos lados y llegar a puntos comunes, es decir hacer de puente y de mediadoras. Evidentemente esta iniciativa se encuentra con la dificultad obvia de que las mujeres palestinas de los territorios ocupados no pueden acudir al otro lado. Cada grupo debe trabajar en su zona y mantener contactos por e-mail o reunirse fuera del país.
En el curso de un Seminario entre mujeres palestinas e israelíes, celebrado en Emakunde en 1994, se resaltó el problema que plantea hablar de conocer al otro, de diálogo en grupos por parte de mujeres palestinas que no están en igualdad de oportunidades con sus homólogas israelíes. Pero a pesar de todas las dificultades, ésta es una iniciativa valiosa, junto con otras muchas.
El mutuo conocimiento es imprescindible para lograr la paz y para las negociaciones. Un mecanismo psicológico en todos los conflictos humanos es la creación ficticia de la imagen de un enemigo al que se odia. Imagen que con fundamento o sin él se transmite de generación en generación, impidiendo el conocimiento de las personas con carne y hueso y nombre propio, que están detrás de los conflictos. En este sentido, como las mujeres no quieren la guerra, ni quieren que sus hijos vayan a la guerra, están más dispuestas a abrirse a nuevos cauces y estrategias de paz.7
Otra propuesta sería la necesidad de crear conexiones en el País Vasco entre mujeres de los diversos sectores sociales, es decir que piensan políticamente diferente y que están enfrentados.
Foto: CC BY - Dell’s Official Flickr Page
Todos los socios y socias destacan la necesidad de valores como el respeto, el diálogo, la pluralidad y el reconocimiento.
Quizá resulte algo sorprendente que las mujeres no hayan insistido en la solidaridad. Sin embargo otorgan más importancia que los hombres a la política y a la creatividad.
En relación con las fortalezas de la sociedad vasca a la hora de afrontar estos retos, para las mujeres lo cultural prima sobre lo social, y a continuación “consideran que “la tolerancia y el apoyo/ayuda son otras de las grandes fortalezas de esta sociedad”. Esta opinión causa cierta perplejidad porque en otras partes de la encuesta se refleja que, en opinión de los encuestados, los vascos padecen de un déficit de tolerancia precisamente para aceptar una sociedad políticamente plural en los temas políticos. Los sectores que sólo quieren una Euskadi en euskera y los otros que sólo quieren una Euskadi en castellano no se toleran mutuamente. Las propias mujeres señalan entre las debilidades la intolerancia como una de ellas.
En las debilidades de la sociedad vasca a la hora de afrontar los retos hombres y mujeres parecen coincidir, señalando lo político, la violencia y los partidos políticos como problema.
Precisamente, como ya hemos señalado, para las mujeres la política es a su vez muy importante, aunque se observan ciertas contradicciones entre esta idea y la de fomentar el asociacionismo. Aunque no son incompatibles, existe el peligro de que las mujeres se queden sólo en el nivel informal de participación, a pesar de que ven la necesidad de regenerar la política. Quizá se relegan ellas mismas precisamente porque desconfían de los partidos políticos.
A la vista de todo lo dicho, aunque en el cuestionario no se concreta los contenidos que las mujeres consideran éticos, haciendo una interpretación holística y sistemática, cabe concluir que las claves éticas para una convivencia mejor y beneficiosa para todos y todas están en dirimir los conflictos a través de la política formal, respetando el derecho establecido y los cauces formales de participación política, especialmente la referencia a los Derechos Humanos. El respeto debe empezar por ser un respeto a la legalidad y a los procesos democráticos del Estado de Derecho. Los cambios legislativos deben hacerse a través de esos procedimientos, educando en el derecho a la libertad de opinión y de pensamiento. Los modelos ling?ísticos, los modelos socio-económicos o el modelo de desarrollo se debe discutir a través de las urnas y del derecho establecido y no de un modo ilegal o agresivo.
Algunas visiones, al margen de que sean antagónicas y excluyentes entre sí, ni siquiera tienen cabida de momento en el actual Estado social de Derecho que es el vigente en el Estatuto de Autonomía y en la Constitución, me refiero, por ejemplo, al individualismo extremo, ya que en el Estatuto de Autonomía de Guernica y en la Constitución española se recoge que la propiedad es individual pero está limitada por el interés social común: y al colectivismo comunista, que es a su vez contrario al derecho a la propiedad privada contemplada en esos textos jurídicos. Con respecto a la espinosa cuestión ling?ística existen también unas reglas legales mínimas. Hoy por hoy no es legal obligar a un ciudadano o ciudadana vasco contra su voluntad a que aprenda euskera, y a su vez existe el derecho a que todo aquel o aquella que quiera lo pueda hacer. En el acceso a la función pública hay que tener en cuenta no sólo la posible discriminación al usuario que quiera ser atendido por funcionarios o funcionarias biling?es, sino también a la inversa, la discriminación en el acceso a la función pública a todos los vascos y vascas cuya libre opción es no aprender euskera y sin embargo quieran y tienen derecho a ser funcionarios en su propia tierra sin verse obligados a exiliarse por barreras ling?ísticas que les impiden desarrollarse profesionalmente en la tierra que les vio nacer, con más razón en sectores donde no hay euskoparlantes o los usuarios y usuarias no consideran entre sus prioridades vitales ser atendidos en euskera.8
1 Quiero agradecer a Eusko Ikaskuntza, a su anterior presidente José María Muñoa y especialmente a Francisco Garmendia su invitación a participar en el foro de reflexión sobre “valores para convivir mejor”, que tuvo lugar en Otalora en junio de 2011, y que está en la raíz del presente artículo.
2 INFORME DE LA COMISIÓN BOUCHARD-TAYLOR, Fonder l’avenir: le temps de la conciliation, rapport final de la Commission de Consultation sur les Practiques d’Accommodements Reliées aux Différences Culturelles, Québec, Editeur officiel du Québec. 2008. Consta de 310 páginas en su versión completa y de 99 en la versión sintetizada.
3 RAPPORT BELGE, Assises de l’Interculturalité, 2010. Rapport remis à Jo?lle Milquet, Vice-Première Ministre, Ministre de l’Emploi et de l’égalité des Chances, en charge de la Politique de migration et d’asile, lors de la cérémonie de clôture des Assises de l’Interculturalité, le 8 novembre 2010 à Bruxelles. www.milquet.belgium.be
4 MAGALLÓN, Carmen. “Mujeres en las guerras. Mujeres por la paz”, en Violencia contra las mujeres. El rostro de la violencia, Icaria, p. 81.
5 The Greenham Factor, 1983.
6 http://www.batshalom.org/jlink_about.php
7 Cfr, GOLAN, Dafna. Exdirectora de Bat-Shalom, Manifiesto distribuido a través de la red mujeres en negro octubre, 2000
8 ELÓSEGUI, M. Derechos Humanos y pluralismo cultural, Madrid, Iustel, 2009. ELÓSEGUI, M. “La nacionalización de los inmigrantes y la lengua”, Claves de Razón Práctica, n? 185, (2008) , pp. 38-45.
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