Fuente: Auñamendi Eusko Entziklopedia
Juan Miguel Orcolaga.
La historia del País Vasco no es parca en ejemplos de amateurs que propusieron teorías o predicciones meteorológicas, de considerable acierto, pero quizá nadie logró lo que alcanzó el más emblemático —y, sin duda, más conocido— de todos, el jesuita Orcolaga: ideó un sistema de predicción del tiempo que fue mucho más allá de, en su caso, los confines locales, haciendo uso —como afirmaban sus detractores— de un exagerado empirismo.
Natural de Hernani, Orcolaga fue un niño de constitución débil y enfermiza, además de introvertido, que se mostró más propenso al registro y contemplación paciente de observaciones que a los juegos y actividades propias de un niño de su edad. De joven, fue trasladado a Buenos Aires, con el fin de iniciarse en el sacerdocio, y, de paso, cuidar su maltrecha salud. Regresó, sin embargo, en 1880, al no notar mejoría, atrayéndole, además, la opción de continuar sus estudios en el seminario de Vitoria. Una vez graduado, en 1888, fue ordenado presbítero, siendo destinado como cura-ecónomo a la parroquia de Beizama.
El 6 de mayo de 1901, Orcolaga presentó una instancia a la Diputación de Gipuzkoa, solicitando apoyo para crear un observatorio, que sirviese “para anunciar las alteraciones atmosféricas y prevenir desgracias entre la gente del mar”. Tras las primeras dudas, se designó una comisión, formada, entre otros, por el catedrático de física José Peña Borreguero, encargado de la estación meteorológica en el Instituto Provincial de Gipuzkoa, y en seguida se enzarzó en una serie de disputas acerca de si eran fiables, desde el punto de vista científico, la formación académica de Orcolaga y sus predicciones. Existía, además, otro obstáculo: responsables de la Diputación de Bizkaia querían construirlo en el cabo Machichaco, a lo que el Vicario de Zarauz se opuso; por si esto fuera poco, algunos diputados abogaban por un científico titulado. Entre tanta traba administrativa, pudo alzarse el Observatorio Meteorológico de Igeldo, con un presupuesto anual de 5.000 pesetas (en 1905), que sería pagado a mitades entre las dos Diputaciones involucradas.