Rosana Llave (Barakaldo, 1974) y Javier Ojuel (Donostia, 1966)
Rosana y Javier trabajan juntos como animadores freelance para diversas productoras desde 1996. Ambos han realizado estudios de animación, de flash, cursos multimedia, de 3D Studio etc y les avalan años de experiencia.
Podríamos destacar alguno de entre muchos proyectos. Entre los largometrajes, por ejemplo, largometrajes como Chico y Rita, Ahmed, príncipe de la Alhambra La isla del Cangrejo, Las aventuras y desventuras de Don Quixot, Dodo para un estudio de Alemania… y series de TV como Las tres mellizas, Fernando Amezketarra, Lazkao Txiki, Txirri Mirri eta Txiribiton etc.
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Maider SILLERO ALFARO
Conocemos a Javier Ojuel y a Rosana Llavé por su participación como animadores en Chico y Rita, el último largometraje de animación y musical de Fernando Trueba y Javier Mariscal. Él es de Donostia y ella de Barakaldo y trabajan juntos como freelance desde el año 96. Desde Alegría-Dulantzi donde viven y ejercen la profesión han gestado una parte de este gran proyecto cinematográfico.
¿Mi primera duda es cómo denominaros… dibujantes, ilustradores?
Principalmente dibujantes animadores.
¿Cómo acostumbráis a trabajar, qué técnica utilizáis?
Ahora ya lo hacemos todo por ordenador. En estos momentos estamos haciendo un proyecto que es con dibujo, pero en lugar de dibujar sobre papel se dibuja sobre una paleta con un lápiz digital y luego se le da movimiento en el ordenador. Apenas se dibuja nada en papel, aunque el proceso vendría a ser más o menos el mismo.
¿Cuál sería la diferencia principal entre dibujar a mano y dibujar por ordenador?
Depende porque por ordenador hay muchas cosas. Está el 3D que sería, por ejemplo lo que hace Pixar, aunque en realidad no es dibujo sino modelado en 3D. Y luego está el estilo Flash que son dibujos que pueden animar.
Da la sensación de que esta profesión avanza rapidísimo. ¿Se os hace difícil adaptaros a las nuevas técnicas y nuevos programas de animación?
Avanza tremendamente rápido, es cierto, en los últimos 10 años ha avanzado mucho sí. Bueno, requiere estar aprendiendo constantemente. Al fin y al cabo animar es animar y aunque tengas la base de dibujo, los programas que necesitas son otra cosa.
Tanto Rosana como tu lleváis muchísimos años trabajando, imagino que habréis vivido la evolución en la manera de trabajar.
Desde el comienzo y hasta la película Chico y Rita básicamente era todo igual, es decir dibujado. Pero sí que en últimamente ha cambiado todo mucho, sí que se ha evolucionado mucho, sobre todo el 3D. Ahora casi todo el mundo hace 3D o dibujo por ordenador, ya no se dibuja en papel apenas.
Rita, personaje del largometraje Chico y Rita realizado con Fernando Trueba y Javier Mariscal.
Chico Y Rita es el largometraje que habéis realizado con Fernando Trueba y Javier Mariscal. ¿Cómo ha sido trabajar con dos personajes de semejante peso en el mundo del cine?
Al principio difícil porque buscaban un estilo muy peculiar. Como un estilo realista, pero que no fuera calcado. La película había sido previamente rodada con actores en Cuba, entonces te pasaban ese fragmente de la película y tenías que adaptarlo al dibujo. Pero claro, no valía calcarlo sino que debías adaptarlo para que tuviera un estilo realista, pero con cierto toque de dibujo, que no pareciera un personaje de carne y hueso. Por eso digo que al principio fue un poco difícil, pero en seguida nos adaptamos.
¿Y cómo se ha conseguido este estilo tan peculiar?
Normalmente trabajamos por ordenador, pero lo de Chico y Rita se hizo al estilo tradicional, dibujado a mano: primero se anima sobre papel y luego se escanea en el ordenador. En esta ocasión nuestro trabajo termina aquí puesto que fueron ellos, en el estudio de Mariscal, los que se encargaron de pintarlo. Este estilo con el que trabajamos en esta película ya casi no se utiliza, pero Mariscal quería un estilo más tradicional, más dibujado, pasado a tinta con la línea para que le diera ese toque especial.
¿Sabéis cuál es el motivo por el que se pusieron en contacto con vosotros? ¿Habían visto algún trabajo vuestro que les hubiera gustado en especial?
Imagino que sí... Nos llamaron del estudio de Mariscal diciéndonos que les gustaba nuestro trabajo y que si queríamos participar en este proyecto. Mandamos una muestra al director de animación y nos dijeron que sí. Tuvimos que hacer algún trabajillo de prueba, pero no hubo problema, aunque sí es cierto que hubo otra gente que no se adaptó bien y tuvieron que dejarlo.
Aparte de vosotros, en este trabajo, han participado más dibujantes...
Sí, sí mucha gente. Rosana y yo haríamos 2 ó 3 minutos de película, de un total de 80 ó 90, imagínate. Nosotros trabajamos con el estudio Sweatbox de Barcelona y allí estaríamos unos 10 dibujantes, pero trabajaban otros muchos estudios. El estudio de Mariscal no se encargaba de la animación, sino que la organizaba entre los diferentes estudios y ellos se dedicaban a la labor de gestión y dirección.
Veo que ha sido un proyecto de gran envergadura.
Ha sido muy grande. Además, si trabajas en estilo tradicional todo se agranda porque necesitas mucha gente dibujando, es un proceso más lento; necesitas mucho tiempo y mucha gente. Creo que el proceso de la película, desde el comienzo hasta el final, ha durado alrededor de 6 años.
¿Y vosotros cuánto tiempo habéis invertido en esta película?
Pues alrededor de un año de trabajo para eso 2 ó 3 minutos de película.
Kleine Dodo (Warnes Bros, 2008)
Vaya... ¿y ese suele ser lo habitual?
No. Normalmente los proyectos son más breves. Puedes estar 5 ó 6 meses, depende. Como Chico y Rita ninguna, esta película ha sido la más larga que hemos hecho.
Una vez terminado vuestro proyecto, después de un año de trabajo... ¿cómo se queda uno?
Tampoco te creas... Es cierto que el proyecto era bonito porque sabíamos que Mariscal y Trueba iban a hacer algo diferente y nos apeteció participar. Y luego claro, el hecho de ver la película estrenada en el cine... digamos que muchas de las películas que hemos hecho nosotros nunca las ves en cine, quizá las ves en televisión al cabo de los años, o quizá no llegan a estrenarse... Estuvimos bastante a gusto haciéndola y cuando las ves en el cine sí que te alegras, pero durante el proceso es como otra película cualquiera. Es más, te diría que es más duro porque la exigencia es mayor y muchas veces, aunque sepas que el resultado va a ser bueno, el proceso es laborioso y duro. En ese sentido no ha sido diferente a otros proyectos, pero el producto final sí, la película está muy bien... eso sí te hace ilusión.
La película ganó un Goya. No sé si lo sentís un poco vuestro...
Sí, bueno, un poco sí. Hemos hecho otras películas que han ganado un Goya lo que pasa es que en animación se hacen 3 películas al año, para los Goya se seleccionan 3, con lo que tienes bastantes posibilidades de ganar uno. En largometraje de animación no hay una producción muy fuerte.
Antes comentábamos que en la película Chico y Rita han trabajado bastantes dibujantes, ¿se notan las diferentes manos en el resultado final?
Lo puede notar el director de animación, pero la gente que va a ver la película al cine no nota nada. Es cierto que cada uno de la su toque, pero todos teníamos que ajustarnos mucho y trabajar muy encima del modelo. Además te van corrigiendo.
Eso de tener que trabajar sobre un modelo concreto cuarta la creatividad, la expresividad del artista...
Claro... no es tu proyecto, no es un dibujo tuyo, no es tu estilo, estás subyugado a ese estilo. Desde ese punto de vista sí trabajas en función de un estilo concreto, pero bueno, la animación es así. Si animas una cosa tuya tienes cierta creatividad, en lo otro estás más sometido. Interpretas tú el movimiento y depende un poco de tu habilidad, pero te tienes que ceñirte al modelo.
¿Y hay oportunidades hoy en día de desarrollar tus propios proyectos?
No nos hemos movido mucho en ese sentido, siempre hemos trabajado para los demás, pero está muy difícil. Sacar un proyecto tuyo adelante está muy difícil, te puede costar Dios y ayuda, es muy difícil. Quizá puedes hacer un cortometraje cortito y meterlo en algún festival...
“Normalmente trabajamos por ordenador, pero lo de Chico y Rita se hizo al estilo tradicional, dibujado a mano”.
¿Hay competencia, hay muchos animadores en nuestro entorno que trabajen como trabajáis vosotros?
Sí hay, aunque creo que cada vez menos. Mucha gente lo ha dejado o se ha dedicado a otra cosa, por lo menos la gente con la que yo tenía contacto. La situación actual también influye, se hacen muchos menos proyectos, está todo mucho más parado.
¿Cuál es vuestro ámbito de actuación, de dónde son los estudios para los que trabajáis?
Indistintamente hemos trabajado en el País Vasco, en Madrid, en Alemania también hemos trabajado muchos años. De vez en cuando sí que nos vienen proyectos por ejemplo de Inglaterra, pero vienen a través de estudios de aquí.
¿Y se nota diferencia en cuanto a exigencia o en cuanto a resultados?
Eso depende más del presupuesto del proyecto. Por ejemplo, en Alemania, funcionan con un presupuesto más alto, y en ese sentido el nivel de exigencia es mayor. Si es un largometraje fuerte que tiene cierta expectativa la exigencia es mayor. Para que te hagas una idea los alemanes pueden trabajar con 10 millones de euros y aquí hay películas que salen con menos de 2 millones de euros de presupuesto. Entonces, si tiene más dinero les das más tiempo, te pagan mejor y puedes invertir más tiempo en cada escena. Al final es una cuestión de tiempo, si le dedicas más tiempo te sale mejor. Y si tienes que hacerlo más rápido y no hay tiempo para más... te amoldas un poco al presupuesto. Pero bueno, aquí también se hacen productos de muy buena calidad.
Han pasado ya varios meses desde que se presentó la película, ¿habéis notado algún cambio a la hora de recibir propuestas para más trabajos?
Que va. Publicitariamente para nosotros no ha supuesto nada, aunque quizá sea por la época de crisis... Puede pasar que en un futuro alguien te llamo diciendo que ha visto la película y que le interesa tu trabajo... estas cosas a veces son a medio plazo.
¿Qué es lo que más te gusta de esta profesión? ¿Qué es lo que más te satisface?
El hecho de dibujar y de ver el resultado final. Lo que pasa es que como es un proceso laborioso de meter horas y horas le quita un poco ese romanticismo. Quizá ves el resultado final de una escena y dices “qué bonita” y yo que la he hecho te confieso que me he pasado dos semanas haciéndola y que me han vuelto loco y no quiero saber nada de esa escena... Pero es normal, eso ocurre en cualquier faceta de la vida. Al final es la satisfacción de hacer lo que te gusta.
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