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Los años centrales del franquismo (1940-1960) son décadas de penuria social, política y económica, marcadas por el hambre y las injusticias sociales que comienzan a desvanecerse con la progresiva apertura de España al exterior a partir de los años cincuenta.
La radio de la época estudiada, lejos de convertirse en una vía de escape para una sociedad consagrada al hambre no hizo sino anestesiarla –radio anestésica– y se convirtió en un medio perfecto para enmascarar problemas de toda índole que azotaban el país. El fútbol, los seriales y los concursos sustituyeron el hambre, la venganza y la autarquía en un clima de represión y de cerrazón política y cultural.
Del final de la guerra civil surgirá una sociedad dividida entre vencedores y vencidos –que vivirán en adelante bajo el yugo de la sospecha y la condena moral permanente–, una dualidad social que se mantendrá muy presente a lo largo de toda la dictadura. La España de los vencedores y vencidos se articulará bajo la férrea disciplina social de la tríada Gobierno, Iglesia y poder militar.
El régimen franquista aplica para su proyecto la primera de las leyes fundamentales de cualquier manual básico de autodefensa de regímenes políticos, aquel que aconseja articular la política cultural en torno a la estrategia de los vencedores desahuciando o reprimiendo la de los vencidos.
En este sentido, el fútbol se convertirá, en mayor medida que la tauromaquia, en el gran reclamo del régimen para anestesiar la sociedad y crear una cultura de unidad nacional, orgullo patrio y grandeza de España de cara al exterior mediante el Real Madrid de Santiago Bernabeu y la saeta rubia: Emilio Di Stéfano.
Otro de los vértices de la cultura impuesta a sangre y fuego por el franquismo será el sustentado a partir de las normas impuestas por el Sindicato vertical. Junto a la represión cultural, Franco entendió desde el principio que el control de los trabajadores era un elemento fundamental de control social y político por lo que unificó todas las opiniones sindicales en un monosindicato afín y controlado por él donde cualquier forma de reivindicación colectiva se consideraba un delito y se perseguía como tal.
Estos colectivos surgían de la Ley Fundamental de 1940 por la que se constituían sindicatos que reunían a empresarios, directivos, empleados y obreros de cada sector de producción. Se trataban, sin duda, de estructuras altamente burocratizadas donde un delegado nacional presidía un consejo económico sindical que vez designaba a los delegados provinciales que a su vez nombraban a los delegados locales. Si bien es cierto que a partir de 1944 estos delegados se comenzaron a elegir esto no supuso ningún avance en cuanto a libertades sindicales, ya que las listas de candidatos eran previamente elaboradas por funcionarios de la Falange.
Cronológicamente, la economía española se puede dividir en dos etapas claramente diferenciables. La primera –años 40 y 50–, se caracteriza por la autarquía producto del bloqueo económico impuesto tras la guerra civil que básicamente prolongaba la etapa de depresión y estancamiento económico precedente; y una segunda, denominada decenio bisagra, más aperturista y que muestra las primeras rectificaciones de la política autárquica, la ayuda norteamericana, la recuperación económica nacional y la consiguiente mejora, aunque tímida, de las condiciones de vida de los ciudadanos.
Con el inició del régimen franquista despega en España el sistema económico de la autarquía. El agrícola es el primer sector que vive en sus propias carnes el retroceso que provocan las reformas autárquicas que lejos de solucionar o atisbar remedio a sus males observa como se produce un fuerte éxodo de su base para trabajar en la industria que se asienta en zonas favorecidas de España como Cataluña o el País Vasco. La emigración constante de andaluces, castellanos o extremeños conllevará una situación de hambre y hambruna en estos lugares que unida a la famélica situación agrícola y agropecuaria que se palpaba tras una guerra civil que había durado tres intensos años dibujará un cuadro goyesco. Tal vez, la única nota positiva de todo ello fue la práctica desaparición del paro agrícola al bajar a la mitad la tasa de jornaleros, braceros y demás trabajos del campo.
La industrialización de las ciudades propuesta por los prebostes de la economía nacional como revulsivo para potenciar la maltrecha economía española, por el contrario, traerá aparejada otra situación cuanto menos desagradable: la falta de infraestructuras y espacios adecuados para alojar a todos los nuevos ciudadanos que tendrán que hacinarse en chabolas y lugares poco salubres.
Los años cuarenta son años de sacrificio para la industria española que vive las consecuencias propias de una guerra civil a cara de perro: industrias saqueadas, infraestructuras viarias desarticuladas; y, desorganización generalizada. Para paliar en la medida de lo posible las consecuencias de esta deficiente situación industrial post-bélica el franquismo aplicará uno de los mandamientos básicos del sistema autárquico: la intervención del Estado. Así, en 1941 se crea el Instituto Nacional de Industria –INI– encargado de la industria relacionada con la defensa nacional, de otros sectores que exigen grandes recursos económicos pero que se consideran estratégicos; y, de rescatar a empresas privadas que se encuentran al borde de la desaparición.
El INI no será empero la ansiada piedra angular que dinamice la industria nacional y prueba inequívoca de su rentabilidad dudosa serán los datos de 1945 que sitúan la producción industrial en los mismos niveles de los años 20. Este estancamiento industrial de comienzos y mediados de los 40 no dejará al gobierno franquista otra opción que adoptar una estrategia de mantenimiento de las infraestructuras y de la producción y postergar para tiempos mejores, dios mediante, las innovaciones y cambios necesarios en el sector.
La ayuda económica de Estados Unidos a partir de 1947 se convierte en un revulsivo para los países europeos y más para la España de la época que tras erigirse en el centinela de occidente ante el imparable desarrollo del comunismo se convertirá en uno de los peones esenciales de la estrategia norteamericana en el viejo continente. Para el año 48 tan sólo la labor de zapa europea había hecho inviable el desarrollo del Plan Marshall en España y a pesar de las reticencias del departamento de Estado norteamericano los primeros contactos y acercamientos diplomáticos pronto verán la luz. Diez años más tarde, en agosto de 1950, el congreso de EE.UU. autoriza la concesión de créditos a España por valor de 60 millones de dólares que finiquitaban la cuarentena franquista y abrían la economía española a otros países como Francia.
A pesar de la generosa ayuda norteamericana pronto se vio que resultaba insuficiente, ya que el sistema económico nacional evolucionaba despacio y se movía en el siempre difícil contexto dubitativo de abrir las ventanas de par en par al capital extranjero, filosofía contraria a la base fundamental de la autarquía: potenciar las empresas nacionales.
A finales de los cincuenta, España descubre, por otra parte, un nuevo tipo de ingresos impensables para los gerifaltes patrios: el turismo. Se entiende por acertado el término descubrir al no ser el boom del turismo fruto de una política estructurada en torno a instalaciones hosteleras e infraestructuras previamente consideradas. A pesar de que el turismo no era una realidad novedosa, ya que antes de la Guerra Civil España era uno de los enclaves preferidos por el turismo europeo, no fue hasta la reapertura de la frontera con Francia y el desarrollo del veraneo popular en Europa cuando se conocerán los ya tópicos encantos de España: sol, playa, tortilla; y, toros.
Con el final de la década de los 50 (1958) se evidencia la necesidad de un cambio político en la España franquista. Si bien es cierto que la inyección financiera había maquillado la situación española, el final de la misma dejaba al aire las arrugas de una estrategia económica arcaica que a pesar de ello no estaba dispuesta a volver sobre sus pasos y dejar que el desarrollo fuera un beneficio pasajero.
Por estas fechas España ingresa en el Fondo Monetario Internacional y el BIRD lo que seduce a las potencias extranjeras que intentan restablecer el orden económico. En 1959 el director del FMI para Europa visita España con la intención de estudiar y estructurar el sistema económico del país de cara a su progresiva liberalización. Los contactos entre el FMI y el Banco de España fructifican y desembocan en un acuerdo multinacional de más de 500 millones de dólares occidentales para los que España se compromete a impulsar un plan de saneamiento financiero que prevé medidas presupuestarias, financieras y comerciales.
Foto: C.P.Storm.
Para entender la parte más extensa de la historia del franquismo es necesario detenerse un instante y ofrecer unas nociones básicas sobre la figura que le dio nombre al régimen: Francisco Franco.
El sistema nacionalcatolicista o franquista no se entiende sin la figura del caudillo. <<Espada de dios contra el mal>> o <<Centinela de occidente>> son algunos de los calificativos con los que la literatura ha definido a un Franco que sustituía al monarca y creía vivamente que la historia del país y el destino del mundo dependía de la voluntad que dios había depositado en su persona. Es justamente este destino, que no comparte con ningún otro, el que lleva a Franco a tomar personalmente las riendas del poder y ejecutar su propia política autoritaria independientemente de los grupos satélites de poder.
Si bien es cierto que no existe un partido tan estructurado como en la Alemania nacionalsocialista o en la Italia fascista no es menos cierto que España contó con un modelo político parecido con Falange Española que gestionará el cuñado de Franco, Serrano Suñer. En este sentido, Falange recibirá una serie de privilegios como la responsabilidad de la prensa y la propaganda, el control de los sindicatos oficiales, el reparto del auxilio social; o, la organización del Frente de Juventudes, entre otros. No obstante, esta situación de privilegio pronto irá difuminándose tras el final de la II Guerra Mundial y quedando en un segundo plano por innecesaria al contar Franco con el apoyo incondicional y colaboración del clero y del ejército, verdadera columna vertebral este último de la dictadura franquista.
A pesar de que no se pueda afirmar con rotundidad que las consecuencias devastadoras de la guerra civil apartaran a España de la participación en la Guerra Mundial parece más que probable que esa fuera la razón esencial. Lo que si parece confirmarse es que la segunda contienda bélica mundial fue más un revés para las aspiraciones franquistas que un aliciente para empezar con buen pie un periplo dictatorial. El ostracismo económico entre 1939 y 1945 repercutió de manera negativa en la raquítica económica nacional a pesar de que se firmaron acuerdos empresariales entre sectores industriales de los países del eje.
La simpatía del franquismo para con los países del eje tendrá unas consecuencias lamentables tras la finalización de la II Guerra Mundial, ya que, independientemente de la participación bélica o no, España será considerada espacio non grato y pro-ejista como se demuestra con la resolución de las Naciones Unidas reunidas en Asamblea general el 12 de diciembre de 1946. Esta circunstancia empero se tratará de suavizar con las nuevas políticas estratégicas iniciadas con la guerra fría.
En 1948 y en 1950 se suceden dos situaciones que aliviarán en cierta manera el pseudo-embargo. Por un lado, Francia procederá a la apertura de la frontera mientras que la ONU anulará la condena de 1946 pudiendo acceder a partir de entonces a las ayudas que los diferentes organismos internacionales como la FAO procurarán. A pesar de ser dos noticias gratificantes para la maltrecha sociedad española Franco se encontrará con un problema de calado: mantener las estructuras y asegurar la unidad patria frente a las tentaciones del cambio producto de la internacionalización de España; y, mantener intactas las estrictas normas dogmáticas del régimen.
En un intento por suavizar las formas y estética del franquismo el Caudillo impone una serie de normas básicas de conducta y se suprimen ostentaciones de estilo fascista como el saludo romano. El Caudillo observa en los estertores de la II Guerra Mundial la necesidad de maquillar algunos aspectos de la estructura y discurrir de su política. Es por ello que con cierta hipocresía promulga el denominado Fuero de los españoles (16 de julio de 1945) por el que se hacen públicos los derechos y deberes del pueblo español donde se habla de libertades de expresión y de pensamiento. A pesar de esta y otras iniciativas pseudo-liberales la situación en cuanto a derechos y libertades no difiere mucho del existente al llegar Franco al poder.
Un rasgo definitorio de la dictadura es su condición de no institucionalizada al recaer todo el peso y mando de las operaciones políticas e ideológicas en manos de una única persona. No obstante, sería erróneo definir el franquismo como un sistema puramente unipersonal, ya que el caudillo contaba con la aportación de sus ministros –Consejo de Ministros y las Cortes (1942)– no comparable, dicho sea de paso, con ningún sistema parlamentario mínimamente democrático.
1959 es sin duda el punto de inflexión dentro del régimen franquista al menos por tres motivos: a) se comienza a llevar acabo el Plan de Estabilización Económica que a su vez hace posible el desarrollo económico posterior mostrando una España industrial frente a la cuasi eterna rural, b) se cierra definitivamente la puerta a la constitucionalización del régimen propuesto por los falangistas y se abre el de la institucionalización –Principios Fundamentales del Movimiento–; y, c) se olvida cualquier sueño imperialista mientras se suceden los problemas de descolonización que comenzaban a molestar al régimen –Marruecos e Ifni–.
Como ya se ha apreciado en el marco contextual, el final de la guerra civil trajo consigo una postguerra de penurias económicas, sociales y políticas que los nuevos jerarcas intentarían mitigar mediante la autarquía. Armad Balsebre (2002), uno de los más reputados conocedores de la radio española, divide esta primera época de la radiodifusión –años 40– en tres etapas: la etapa nazi-fascista de los primeros momentos de la Alemania triunfal (1939-1942), la etapa contemplativa posterior tras la anunciada derrota del eje (1943-1945); y, la etapa aperturista –nacional-catolicista– del final de la II Guerra Mundial y comienzo de la guerra fría (1946-1951).
La radio española, lejos de convertirse en un altavoz democrático de los pensamientos contrapuestos de la España nacional y republicana, se mostrará como instrumento de difusión exclusivo de la ideología vencedora de la guerra civil, aquella que defiende las doctrinas falangista y nacional-catolicista.
Uno de los elementos centrales de la radio española de los 40 será la que se observe a partir de julio de 1945 cuando la administración franquista transfiere parte del poder otorgado a los falangistas a elementos católicos. A partir de este año irrumpirán con fuerza los programas ideologizantes como los del Padre Venancio Marcos, uno de los primeros precursores de la radio de casulla. Junto a este adoctrinamiento religioso necesario para un régimen autodenominado catolicista, Los Diarios Hablados de RNE se constituirán como la única voz autorizada para difundir la realidad informativa de la época.
La radiodifusión española se estructurará en torno a programas de entretenimiento –galas musicales e infantiles, concursos, humor, retransmisiones deportivas y dramáticos– realizados en directo, ya que no será hasta 1947 cuando comience a introducirse, aunque de manera tímida, la grabación magnetofónica. La radio de entretenimiento provocará una gran implantación del medio entre los sectores más populares de la sociedad y representará un estadio de evasión a pesar de la todavía deficiente condición técnica de las emisoras, propia, por otra parte, de la situación penosa de las infraestructuras de emisión y recepción. No es de extrañar, por tanto, que la radio española de la autarquía sea una radio en directo y basada en la lectura de textos previa censura.
Toda vez que en los primeros tres años de la postguerra –etapa nazi-fascista– se reestructuran el servicio de radiodifusión franquista –Radio Nacional de España– y la nueva Unión Radio –lo que se conocerá como Cadena SER– toda la radiodifusión de la autarquía española –pública y privada– se supeditará a garantizar el orden franquista.
4.1. De la Unión Radio a la SER
Si bien es cierto y constatado que una de las mayores obsesiones de la dictadura franquista y personal del caudillo fue la eliminación de cualquier síntoma republicano de la sociedad española no es menos cierto que la antigua Unión Radio fue por algún motivo indultada de esta política.
La nueva empresa heredera de la Unión Radio, S. A. –URSA– se denominará Sociedad Española de Radiodifusión –SER– y estará dirigida por Virgilio Oñate Sánchez en sustitución de Ricardo Urgoiti, exiliado en Argentina. Hasta su constitución formal el 25 de septiembre de 1940 con el final de la guerra civil Unión Radio seguirá manteniendo su carácter privado pero verá transformados los nombres de todas sus emisoras en Radio España de... junto al nombre de la ciudad sede de la emisora, por ejemplo: Radio España de Madrid núm. 1 –Unión Radio Madrid–.
En algunas emisoras se producirá una ocupación de sus instalaciones por las carencias de RNE que se solventarán con la constitución de la Red Nacional de Radiodifusión –REDERA– en 1942 dando fin a un modelo de cohabitación.
A partir del 29 de agosto de 1940 las emisoras de Unión Radio de toda España recuperan su marca de la casa con una estructura de mando independiente y una programación autónoma con excepción de las obligadas conexiones informativas con RNE –Diarios Hablados, retransmisiones oficiales, emisiones de propaganda falangista y misa dominical–.
4.2. La construcción material de la radio franquista
Como se decía en “Síntesis de la radio española de los años 40” la radiodifusión española de la autarquía conoce tres escenarios diferentes en función de la política franquista. El primero de ellos –etapa nazi-fascista– será el que se desarrolle entre 1939 y 1942 y tendrá como nombre propio el de Ramón Serrano Suñer.
Serrano Suñer obtiene de Franco la presidencia de la Junta Política de FET y de las JONS –Decreto de 9 de agosto de 1939– lo que sitúa al cuñado de Franco en una situación estratégica ya que en algunos casos la propiedad de los medios de comunicación recae en su totalidad en manos de Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
Serrano Suñer y Antonio Tovar –jefe del Departamento de Radiodifusión– imponen un corte marcial a la radio en un intento de falangizar las estructuras y políticas radiofónicas nacionales. Las intervenciones estratégicas llevadas a cabo por Serrano Suñer se dirigen en tres direcciones: intervencionismo, depuración y censura.
Otro de los aspectos fundamentales de esta primera etapa del régimen franquista y de su influencia en la radiodifusión nacional es la sumisión que mostrará la radio española respecto a los gobiernos del eje y su labor de propaganda fascistizante. Este hermanamiento con las ideologías nazi –Alemania– y fascista –Italia– dan nombre como nos podemos imaginar a esta fase ya denominada como nazi-fascista (1939-1942).
El 9 de febrero de 1941 se inaugura la madrileña Radio SEU –Sindicato Español Universitario–, otra de las aportaciones falangistas de la etapa nazi-fascista. Independientemente de la consiguiente labor ideologizante que proporcionará al Frente de Juventudes de Falange, Radio SEU también ofrecerá desde una composición y estatus amateur un perfecto escaparate para el aprendizaje profesional de locutores, guionistas y realizadores que en los 40 y 50 se incorporarán a distintas emisoras españolas: José Luis Pecker, el Padre Venancio Marcos, Matilde Conesa, Francisco Cantalejo, Adolfo Parra, Luisa Fernanda Martí, Ángel Echenique, Antonio Baylos o Modesto Higueras, entre otros.
Junto a Radio SEU la administración Serrano Suñer favorecerá el desarrollo de dos emisoras de radio de corte comercial y eminentemente falangista: Radio España de Barcelona y Radio Mediterráneo.
El 3 de septiembre de 1942 Ramón Serrano Suñer es cesado como Ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la Junta Política de FET y de las JONS dando por concluida la etapa nazi-fascista. Este final también representa el término de la línea ideologizante falangista, santo y seña de la labor de Serrano Suñer, en detrimento de otras opciones representadas por familias políticas contrarias en muchos casos al sector falangista.
4.3. La refundación de Radio Nacional de España –REDERA–
La remodelación ministerial de 20 de mayo de 1941 sitúa Prensa y Propaganda bajo el control del Ministerio de la Secretaría General del Movimiento. Aunque no se hagan efectivas hasta 1944, la nueva Vicesecretaria de Educación Popular dirigida por Gabriel Arias Salgado desarrolla cuatro delegaciones nacionales –Prensa, Propaganda, Radiodifusión y Cinematografía y Teatro–.
En 1942, y como primer intento de redefinir RNE, nace, como organismo dependiente de la delegación Nacional de Propaganda, la Red Española de Radiodifusión –REDERA– que tendrá por objetivo vertebrar y estructurar las cinco emisoras de RNE y las emisoras de Falange. REDERA se crea bajo la dirección del coronel del ejército Emilio Rodríguez Tarduchi que intenta insuflar una dosis de vitalidad a una RNE claramente mejorable.
Desde un punto de vista técnico la creación de REDERA trajo consigo una revolución significativa para RNE, ya que diseñó y ejecutó un plan de expansión a nivel de emisión con la instalación estratégica de dos emisoras de Onda Media en Madrid: la primera, en 1944 y con una potencia de 120 Kw daría cobertura a todo el territorio español, mientras que, la segunda, en 1945 y con una potencia de 40Kw ofrecía servicio para las emisiones de RNE para Europa y América.
Puede afirmarse que REDERA significó la profesionalización de la plantilla, la constitución de un indicativo, una frecuencia propia y la potencia suficiente para sus emisiones. Un avance, sin duda, que alejaba a la radio española de las doctrinas e influencias de la radiodifusión alemana verdadera guía mediática hasta el momento.
Aparte de la evolución técnico-profesional que supuso la creación de REDERA sería injusto no recordar otra serie de circunstancias aparejadas a este momento histórico. Como se observará en el siguiente epígrafe existe en muchos casos una correlación significativa entre la puesta en marcha de nuevos modelos estructurales y la generación de nuevos valores personales y profesionales. En este caso concreto, la puesta en marcha de REDERA trajo consigo la mediatización de varios locutores españoles, como Matías Prats, que se convertirían en referencia para las nuevas generaciones de profesionales junto a otros como José María Hernández Franch y Juan Manuel.
Junto a las voces de insignes locutores de la historia radiofónica española, la refundación de RNE en la etapa de REDERA también representa la consagración de un elenco de actores además del divorcio entre estos y los locutores. A pesar de que esta división ya se había producido en la etapa republicana el primer franquismo la acrecentó aún más y uno de los primeros casos que ejemplifica esta nueva situación se encuentra en la realización del archiconocido programa Consultorio Sentimental Elena Francis. En su primera etapa de Radio Barcelona (1948-1966) la voz que daba cuenta de las cartas de las radioyentes era una locutora mientras que la voz que leía las respuestas y que encarnaba el personaje de Elena Francis era la de una actriz.
Las obras o radioteatros de la época de 1945-1946 tienen una relevancia especial por la pugna entre RNE y la SER. Como ya se ha podido apreciar a lo largo de este texto y también se hará evidente en sucesivo, la radio española independientemente de la época histórica que se trate está estrechamente relacionada con un tablero de nombres propios donde cada pieza es fundamental para entender las realidades concretas. En este caso, los nombres que componen el radioteatro de la época son los de Claudio de la Torre –director del cuadro escénico de RNE entre 1945 y 1946– y el del prolífico Antonio Calderón –Cadena SER–.
Una última característica de los cuadros escénicos de RNE y de la Cadena SER se encuentra en el cuidado de todos los matices que componen la obra y que afectan a la correcta interpretación de las obras. Dicho de otra manera: la importancia de los radioteatros estaba no sólo en el acierto de los protagonistas principales de la obra sino también en la elección de los actores secundarios.
Foto: Mickelodeon.
4.4. Las nuevas estrellas de la Cadena SER y la generación Kieve (1946-1947)
El proceso de refundación de RNE durante el periodo REDERA coincide en el tiempo con la reconstrucción de la Cadena SER que bajo la dirección de Manuel Aznar Acedo –Jefe de Programas– recupera dos voces emblemáticas como Carlos Fuertes Peralba –periodista deportivo– y Julia Calleja –guionista y locutora–. De igual modo, la nueva Radio Madrid incorpora dos valores a su nómina: el periodista y locutor chileno Bobby Deglané y el guionista y locutor Antonio Calderón.
En esta etapa, Radio Madrid confeccionará una programación básicamente estructurada en la radio-entretenimiento –programas musicales, deportes, concursos y dramáticos– toda vez que la radio oficial –RNE– se constituye como radio-informativa por excelencia. A continuación, se expone de forma abreviada la figura e importancia de dos de los profesionales citados:
La Cadena SER se convierte en referente a mediados de los 40 con la contratación, a través de la embajada norteamericana, de Robert Steiner Kieve que intenta modernizar las viejas fórmulas de entretenimiento por otras más comerciales que ya se estaban desarrollando en el nuevo mundo. Esta figura de profesor-tutor introducirá un mayor nivel de profesionalización en los guiones, locuciones, labores dramáticas y realización de Radio Madrid.
La denominada generación Kieve se compondrá de nuevos valores que descubre Radio Madrid a través del espacio Tu carrera es la radio y que serán referentes radiofónicos en los 50 y en los 60: Pedro Pablo Ayuso, Juanita Ginzo, Carmen Mendoza, Joaquín Peláez, Rafael Barón, Vicente Marco, etc.
4.5. La radio púlpito en la etapa propagandista (1945-1951)
El periodo de 1945 a 1951 coincide con la reestructuración de RNE y el éxito de la Cadena SER a través de los mandamientos de Kieve y se denomina propagandista, ya que se produce dentro de un contexto de cesión de poder que realiza Franco a sectores del nacional-catolicismo a partir del 20 de julio de 1945. A través de un cambio ministerial se traspasan las competencias de prensa y propaganda de manos falangistas a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas –ACNP–. Para ser exactos, la citada remodelación otorga el control de los medios de comunicación al Ministerio de Educación Nacional y transforma, a su vez, la Vicesecretaria de Educación Popular con la creación de una Dirección General de Radiodifusión.
La consecuencia más notable de este cambio se hace evidente en la progresiva transformación de los micrófonos en altavoces evangelizantes puestos a disposición de miembros de la iglesia. Probablemente, la primera prueba de este nuevo modelo radiofónico se encuentra en la incursión en las ondas el 15 de septiembre de 1945 del Padre Venancio Marcos –Cadena SER–. La particular radio púlpito del Padre Marcos se convirtió en un referente para sucesivas iniciativas parecidas en todas las emisoras y cadenas de radio. Con una locuacidad y estilo cercano que traspasaba los receptores de radio, Marcos construía un consultorio religioso donde se orientaba a los oyentes en los caminos cristianos, los pecados mundanos y las repercusiones celestiales para los pecadores. A comienzos de los años 50 –temporada 52-53– el Padre Venancio Marcos fichó por RNE donde sin cambiar de formato y en prime time consiguió no solo mantener sino aumentar su popularidad.
Esta etapa de la radio española se caracteriza de igual manera por la labor de los censores que aunque no es novedosa; ya que se trata de uno de los cometidos del Ministerio de Gobernación, la Secretaria General del Movimiento y el Ministerio de Educación, también se verá avalado por las diferentes diócesis que estructuran la España ultra-católica. La dicotomía Falange y sectores católicos se hará una vez más patente en la etapa propagandista donde se sucederán más de uno y más de dos conflictos entre las partes cuando se trata de determinar la idoneidad de asuntos relacionados con la moralidad de los españoles –censura oficial de la Falange o Estado y censura complementaria de la Iglesia–.
No todos los programas presentados por sacerdotes fueron moralizantes y evangelizadores. Uno de los grandes fenómenos de esta época y que tendría recorrido dentro de la sinuosa historia de la radio española del franquismo la constituyen las emisiones encasilladas dentro de la denominada radio-benéfica.
Una de las figuras centrales de la radio-benéfica es la del Padre Vicente Mena –RNE– que con un estilo diferente al de Marcos explotará otro tipo de formato más cercano a las necesidades materiales de los oyentes de la España de las penurias provocadas por el hambre. El espacio Llamad y se os abrirá tratará de auxiliar a los desamparados y necesitados además de hacerlo con una clara vocación evangelizadora en base a la caridad cristiana. Al citado programa que emitía RNE los viernes a tarde-noche hay que sumar otros como: Obra pro-cama del tuberculoso pobre –Radio España de Barcelona–, Campaña benéfica de RNE en Barcelona; o, Pau Pi –Radio Barcelona–, por ejemplo.
4.6. El nacimiento de la radio comercial en España
La Cadena Ser asume a partir de mediados de los 40 la iniciativa de recuperar la tímida comercialización de la radio emprendida anteriormente a la guerra civil. La radio de esta época tiene cuatro problemas estructurales claramente identificables a los que iniciativas como las de la Cadena SER intentan dar solución:
La verdadera medida de las nuevas apuestas y estrategias comerciales de la radiodifusión española no se harán patentes hasta 1952, fecha en la que España recuperará los niveles de renta y producción anteriores a la guerra, y lleguen los primeros créditos norteamericanos. Hasta esa fecha aproximada, la Cadena SER seguirá con su desarrollo comercial creando en septiembre de 1945 su propia agencia de publicidad: Publicidad CID, S.A.
Una vez identificados los cuatro problemas estructurales más importantes de la época la agencia CIDSA desarrollará las siguientes cinco estrategias: Programas más extensos para adecuar la identidad de un presentador-estrella dentro de una audiencia, programas patrocinados con el objeto de buscar una mayor relación entre espacio y publicidad, programas-regalo para incentivar la audiencia, programas con estrellas del cine o de la canción para popularizar actores y cantantes; y, programas en cadena.
4.7. La evolución técnica en la producción radiofónica
1947 es un año crucial en la producción radiofónica y marca el verdadero pistoletazo de salida a la grabación y manipulación de contenidos. Con esto no se quiere decir que anteriormente a este año no se produjeran actividades similares sino que es a partir de esta fecha cuando empieza a ser habitual la grabación magnetofónica.
Anecdóticamente, las primeras grabaciones y manipulaciones magnetofónicas coinciden con la visita de Eva Perón a España en junio de 1947. Esta visita pone a prueba la red de transmisiones de RNE en Arganda –Madrid– junto a la eficacia de los equipos de grabación introducidos un año antes. Esta utilidad queda patente en las grabaciones –las primeras de este estilo– que están almacenadas en la fonoteca de RNE.
4.8. La escuela barcelonesa de guionistas: Antonio Losada Blanch
La escuela barcelonesa de guión radiofónico se inspirará en el cine norteamericano de la época conocedor de que la frialdad de la autarquía necesitaba un cierto componente de modernidad. En este sentido, Antonio Losada, verdadero tótem ideológico de la escuela de Barcelona trasladará a España la imagen de los mitos del cine de Hollywood mediante adaptaciones radiofónicas de algunos éxitos norteamericanos.
Llegados a este punto es conveniente ampliar el campo de nombres propios en la siempre complicada subhistoria del serial radiofónico en España. Para ello se opta por comparar a dos creadores de radio-teatro como Losada y Guillermo Sautier Casaseca, ya que representan, el primero, la modernidad; y, el segundo, la tradición. Las diferencias básicas entre ambos autores se resumen de la siguiente manera:
Referencias bibliográficas
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