Cinco cartas de Miguel de Unamuno para Ignacio ZuloagaEscuchar artículo - Artikulua entzun

Mariano GÓMEZ DE CASO ESTRADA, Encargado del archivo del Museo Zuloaga

El archivo de correspondencia que se conserva en el Museo Zuloaga es singular y excepcional venero donde acudir para conocer la dimensión cultural de España –Europa y América– durante la mitad del siglo XIX.

Expreso mi fidelidad al recientemente fallecido J. Ignacio Tellechea Idígoras, excepcional compañero en la investigación de ese abundante manadero.

El rector de la
Universidad de Salamanca.
2-X-1908
Particular

Miguel de Unamuno  
Miguel de Unamuno.
No sabe usted bien, amigo Zuloaga, cuanto sentí no haberle visto en Bilbao. Losada (1) me dijo cómo estuvo buscándome. Y si no hubiera sido por que usted andaba de un sitio á otro como el judío errante habría ido a Eibar (2) á verle y a ver al enano. (3)

Pero ni este viaje que pensé hacer con Regoyos (4) o con Iturrino (5) se me arregló. A ver si mientras está usted ahí puedo visitarle pues hace años que deseo visitar Segovia que, aunque parezca mentira, no conozco yo que he corrido media España. (6)

Lo de la Nación (7) fue como usted vio, un desahogo. Usted dispone afortunadamente de una lengua universal como son la línea y el color, y no necesita que le traduzcan, por lo que no ha luchado tanto con cierto injustificado desdén que hay contra España y los españoles.

Siempre le he creído no ya un buen vascongado sino uno de los más típicos representantes de la casta. El haber resucitado y paseado triunfalmente por el mundo el alma de la antigua y castiza pintura castellana (8) es una prueba de ello. Soy de los que creen que nosotros, los vascos, somos los que mejor comprendemos y sentimos lo castellano y por mi parte no pararé hasta restaurar lo que hay de eterno en su mística.

Ciertísimo que en nuestro país no hay ambiente para el artista. El grupo de los que viven en Bilbao (Losada, Regoyos, los Arrúe, Larroque, Arteta, Mogrovejo, etc.) quieren creerlo pero tropieza con la fría hostilidad del ambiente á todo lo que no sea el culto á la brutalidad y a la rutina. Y luego la memez, la chocholería, que cunde.

Los vascongados que nos hemos fraguado una autoridad y un nombre, sea en lo que fuere, lo hemos hecho no sólo fuera de nuestro país sino a pesar de él y a las veces hasta con su hostilidad.

De esto y de otras mil cosas hablaremos cuando nos veamos.

El año 1910 me voy a la Argentina llevado por las sociedades españolas de allí con motivo de las fiestas del centenario de la independencia. Permaneceré allí unos meses visitando el Uruguay y Chile.

Son nuestro porvenir aquellos países. Me parece haber oído que también pensaba dar una vuelta por América pero supuse sería por los Estados Unidos. No creo que perdiera tampoco el viaje a la Argentina. (9)

Sabe que es su amigo

Miguel de Unamuno.

 

(1) Manuel Losada (1865-1949) Estudió en París, becado por la Diputación de Vizcaya

(2) Lugar de nacimiento de Zuloaga. Exposición de Industria y Arte. Visitada por los Reyes.

(3) El enano Gregorio el botero, cuadro realizado el año anterior en Segovia, obtuvo un gran éxito esa primavera de 1908 en los Salones de la Sociedad Nacional de Bellas Artes de París.

(4) Darío de Regoyos, (1857-1913) Asturiano afincado en las Vascongadas. Muy interesante correspondencia de éste hay en el Archivo Zuloaga; confirma la larga y profunda amistad.

(5) Francisco Iturrino, (1864-1924. Gran amigo de Zuloaga y Matisse.

(6) El 9-08-1909 da la noticia de la llegada de Unamuno el periódico local El Adelantado de Segovia.

(7) MIGUEL DE UNAMUNO, <Zuloaga el vasco>. La Nación. Buenos Aires, 24 de mayo de 1908. Al respecto de esta carta mi estimado amigo José Ignacio Tellechea Idígoras en su obra Zuloaga y Unamuno, glosas a unas cartas inéditas, editado por el Museo Ignacio Zuloaga, Zumaia, 1987 reproduce la escrita por este artista desde Blankenberghe, 3 de julio 1908. Gran Hotel Continental, Centre Digue de Mer. Propiétaire Alb. Nuytemans, de l’ancienne firme Deswer Frères.

Amigo Unamuno: Un amigo mío de Buenos Aires me ha mandado el artículo que con el título –Zuloaga el Vasco- ha escrito Ud. En un periódico de allí, y debo decirle que se lo agradezco mucho.
Muy a menudo me han recriminado en nuestra tierra el ser mal Vascongado.
¿Por qué?
Porque no pinto allí.
Porque no vivo siempre allí.
Y yo me he quedado con las ganas de contestarles. No pinto aquí... porque no encuentro el país pictórico para mi temperamento.
No vivo aquí... porque no hay vida para un artista.
Y además... Uds. viven aquí, porque no son capaces de vivir fuera.
Me creo Vascongado hasta el tuétano, quiero mi tierra como el que más, pero sin las chocholerías que allí reinan. Gracias querido Unamuno. Ya sabe que soy siempre de Ud. amigo verdadero.

Ignacio Zuloaga

Estaré en Eibar dentro de Unos días.

  Ignacio Zuloaga
Ignacio Zuloaga.
Si esto opinaba en 1908, lo refrendaba en 1945, muy poco antes de su muerte.

“yo añoro y persigo [...] lo potente, lo recio, lo áspero y hasta lo agrio; [...] Castilla me ha dado la plenitud de sus deslumbramientos y penumbras, sus oposiciones vigorosas de azules, granas y amarillos, y esos grises incomparables de sus lejanías caliginosas, los elementos cardinales de los fondos culminantes y de los únicos paisajes integrales que ha perpetuado mi paleta”.

Darío de Regoyos, amplía la zona geográfica negativa, incluye todo el reino. En 1900 escribe a Zuloaga:

Haces bien en irte de las Batuecas. Toda España es una inmensa Batueca y por eso debemos tomar de ella los tipos, los pueblos, los montes, pero nunca entregar nuestras obras a ser juzgadas por un jurado de batuecos...

(8) Al citado El Adelantado de Segovia, del día 19-05-1913. declaraba Zuloaga: “mi obra vendrá a ser lo que es, lo español, lo castizo, lo que está en las gentes y en las cosas, lo que he visto y he sentido lejos de mi tierra, y he paseado con amor, como rico trofeo evocador de nuestra raza”.

(9) Del 21 de marzo al 11 de abril de 1909 expuso en Nueva York. Luego acudió a la magna exposición de pintura en Argentina; se inauguró el 12 de julio de 1910 y duró cuatro meses. Obtuvo el Gran Premio de Honor.

El rector de la
Universidad de Salamanca.

3-XII -1908
Particular

Créame, amigo Zuloaga, que de buena gana iría á pasar unos días con usted en esa pero por ahora no puede ser. En proximidades de vacaciones es cuando más debo estar aquí para contener la desbandada.

Además he perdido unos días con un viaje á Lisboa y me encuentro con trabajos y correspondencia atrasados. En Madrid, donde estuve de paso le vi un día yendo yo en tranvía, con Uranga (1); después no supe de usted.

Tengo muchas noticias de Mr. Huntington, (2) de quien usted me hablaba, aunque no le conozco ni he cruzado carta alguna con él. Pero me han hablado de él varios amigos unos yanquis y algunos españoles, y sé todo lo que hace por España.

Mi amigo Mr. Royall Tyler, un inglés que conoció a usted, me habló de usted hace poco.

Tengo ganas de que nos veamos y charlemos mas por ahora habré de dejarlo.
Ya sabe cuan de veras es mi amigo,

Miguel de Unamuno.

 

(1) Pablo Uranga y Díaz de Arcaya, el íntimo, quizás el más apreciado de los amigos de Zuloaga, nació en Vitoria el año 1861 y falleció en San Sebastián el 1937. Trabajaba en París, al lado del vallisoletano afincado en Bilbao Paco Durrio. A ellos se unió Zuloaga cuando dejó Roma para instalarse en París, 1888. Prácticamente vivieron juntos hasta el fallecimiento del vitoriano.

Este año de 1908, Uranga en octubre estuvo en Madrid Algunos días, de paso, ya que había concurrido a una exposición en Zaragoza.

(2) El magnate Huntington admira a los dos grandes de la pintura española de aquellos años, Sorolla y Zuloaga. Quiere realizar una gran exposición en Nueva York conjunta pero no se llega a un acuerdo.

Sr. Don Ignacio Zuloaga

Mi estimado amigo: Tenemos el propósito de ir a visitarle a esa Juan Echevarría (1) y yo el día 16, jueves, y le escribo con anticipación, según me advirtió, primero para saber si está en casa –en caso de no recibir contestación a tiempo deduciré su ausencia– y segundo porque me dijo que quería avisar a Larreta (2) para que ahí nos viéramos.

Acaso usted se halle ahora en Salamanca, a donde iré yo el día 21, pero nada pierdo con escribirle ésta.

Sabe cuan de veras es su admirador y amigo,

Miguel de Unamuno.

Bilbao (Calle de García Salazar) 12 - IX - 1915

 

(1) Juan Echeverría Zuricalday. (Bilbao, 1875- Madrid, 1931) Ingeniero industrial formado en Francia, Inglaterra y Alemania. En 1902 abandonó la profesión para dedicarse a la pintura. En 1903 formaba grupo en París con los artistas españoles.

(2) Enrique Rodríguez Larreta. (1873-1961, Buenos Aires. Ministro Plenipotenciario de su país en París. La gloria de don Ramiro, 1908, novela situada en Ávila en tiempos de Felipe II, le dio, de inmediato, fama universal. Hay correspondencia de Zuloaga de 1910 en la que se interesa por ella, tras haber comenzado las relaciones con su autor. En febrero de 1912 realiza en París su retrato.

Salamanca,
22-XII-1915

Aun tarde, querido amigo Zuloaga, más días en volverme de Madrid a esta que había deseado. La Corte me empacha pronto y cada día más. No puedo trabajar en ella, y sin trabajar, cómo se mata el tiempo? Lo que llaman distracción no es sino aburrimiento. Le espero, pues, para primavera a la obra de ese retrato que tanto, y no sólo por razones personales, me interesa. Verá usted esta mi Salamanca. Y la llamo mía porque a las veces creo que la proyecto yo. Bien decía Cervantes que “enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”. Tengo la cita fresca porque estoy escribiendo un formidable comentario al Licenciado Vidriera que es donde se halla. Verá usted en primavera la áurea esplendidez de esta ciudad que parece un poso del cielo en la tierra.

Miguel de Unamuno
Miguel de Unamuno.

He hecho una cosa sobre el retrato de Carlos II de Carreño, con referencias al bobo de Coria (este es el tonto popular, alegre, que se ríe de todo, y aquel el idiota regio, trágico, que de todo se asusta) y hasta al Jacob de Ribera. Ya se lo mandaré cuando se publique.

Me consuelan las noticias que del estado de ánimo de París me da. Y digo consuelo porque me tiene exasperado el bárbaro germanofilismo de aquí. Parece que al fin encontró su fórmula la ramplonería de nuestra burguesía intelectual. Quieren hacer una virtud de nuestra neutralidad que no es más que una triste necesidad de orden interior. La germanofilia española no es más que el odio a la personalidad y a la libertad, le envidia inquisitorial y frailuna. Ya sueñan los imbéciles con que se les obligue a los que no lo son a ir con ellos, codo a codo, y a paso de parada.

Hablar por hablar de la ligereza francesa, pero es esa ligereza lo que les pesa. Mucho más que una montaña. Y eso de que la ligereza les pesa tanto y tanto les oprima, algo es. No pueden pasar con que un soplo de espíritu derriba más que un cañón del 42, estos cañones tan famosos hace un año y tan callados hoy.

Yo también espero la paz pero una paz que lo sea de verdad y no una mentira tudesca. Ya se preparan esos boches a la conquista mercantil y hasta cultural de España. Están llamando a lo que todos tenemos de tenderos y de catedráticos. Y si lo dice un catedrático cuya vida ultima ha sido la lucha contra el oficio. Ya están halagando al mercantilismo bajo y la pedantería, buscando en nosotros el épiciér y el cuistre. Ya dicen por ahí algunos que son, los alemanes los que han de alumbrar nuestras riquezas materiales aun ocultas y los que han de descubrir el alma española a los españoles. ¡A mí, no!

Supongo que verá a Larreta y a Barrés (1). Salúdelos con todo afecto. A ambos me gustaría verlos aquí.

A Barrés le leo entre otros sitios en el Soleil de Midi, de Marsella, que recibo y donde alguna vez colaboro.

Y basta por hoy.

Ya sabes que le admira y quiere su amigo y paisano,

Miguel de Unamuno.

 

(1) Mauricio Barrés. (1862- 1923). El año 1913 realizó Zuloaga el retrato de Barrés, situándolo ante barranco del Tajo; con cierto paralelismo en la composición de la que se sirvió para retratar Larreta ante Ávila, en 1912. Unamuno, por lo tanto, de ninguna manera desconocía las obras de estos dos hispanistas, y el nudo amistoso que les unía con el pintor eibarrés.

Carte-Lettre.
Expedié par M. de Unamuno.
Dem‘, à París.
Rue Lapéronce n.º 2

Amigo Zuloaga: Mañana, jueves, a eso de las 3 –hora oficial moderna; o sea las 2 del sol que se ríe de oficialidades– estaré en esa su casa. Procuraré ser puntual –es mi costumbre– y se lo digo porque no almuerzo aquí sino con unos amigos, pero para esa hora estaré bien libre. Y cuando pase esta racha y acabe usted el retrato (1) voy a ver si me voy unos días al campo.
Tienen mis ojos hambre y sed de verdura libre!

Miguel de Unamuno.
París, 13-V -1925

 

(1) El retrato, realizado efectivamente en París ese de 1925, forma parte de los fondos de la Hispanic Society, Nueva York. Por sus ataques a la monarquía, y a Primo de Rivera, fue destituido de su puesto de rector de la Universidad de Salamanca el año 1924. Se le confinó en Puerto del Rosario, Fuerteventura, de donde logró huir a Francia, de donde volvió en 1930 a la caída del dictador.

 

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