Adriana María VILLALÓN, Doctoranda del Programa de Pós graduação em antropologia social Universidad Federal de Rio de Janeiro
“se puede ocupar físicamente un hábitat sin habitarlo, si no se dispone de los medios tácitamente exigidos, comenzando por un cierto hábitus [...]. Así, nos inclinamos a poner en duda la creencia de que el acercamiento espacial de agentes muy alejados en el espacio social puede tener de por sí, un efecto de acercamiento social: de hecho, nada más intolerable que la proximidad física [...] de personas socialmente distantes” (Bourdieu 1999: 123). |
Extirpaciones
¿Qué nuevas cuestiones coloca el hecho de que en una calle peatonal de una ciudad, fueran quitados unos bancos con el fin de alejar la presencia y prácticas de la población que se concentraba en ellos?
La situación ocurrió en una calle céntrica y peatonal de Donostia que recoge las normativas y restricciones explícitas urbanas que regulan la presencia o ausencia de terrazas, horarios de aperturas y cierre de comercios, así como prohibiciones relativas a beber fuera de los lugares asignados para ello. Al tiempo que se dan otras normas implícitas que favorecen que sea frecuentada por sectores socioeconómicos medio altos, extranjeros y turistas pudientes.
Retrocedamos a qué sucedía hace unos meses en esos bancos, hoy ausentes, de la calle peatonal. La situación se focaliza en un punto concreto donde la presencia de población extranjera, provoca cierto malestar general entre los comerciantes y usuarios al parecer por las actividades que realiza en la zona, el modo en que lo hace y por su situación de “sin techo”, en algunos casos. Dichas actividades se vinculan a trámites cotidianos como acudir a un locutorio, así como pasar unas horas de ocio en alguno de los cuatro bancos que estaban frente al mismo, destacando los encuentros nocturnos amenizados con bebidas y algo de música entre hombres y mujeres, sobre todo, extranjeros latinoamericanos.
Una imagen habitual de fin de semana que podía verse en esa calle era, por un lado, el conocido “poteo” donde un grupo de personas adultas, nativas, bebe en corro en uno de los bares de su recorrido habitual, tanto dentro como fuera del bar, pero dentro de su perímetro. Por otro lado, y paralelamente, otros grupos de personas, adultas, bebían en la calle, sin ningún bar de referencia, más que un locutorio y tienda de alimentación. Reunidos también en corro, utilizaban los bancos como tales, como mesas o como punto de reunión para beber y charlar. En gran parte eran de procedencia extranjera, delatado tanto por sus rasgos fenotípicos1 como por no incorporar la práctica del txikiteo “[...] rasgo cultural y étnico asociado a la población autóctona en contraposición a la población inmigrante [...]” (Goicoechea 2000: 114-115).
Los comerciantes de la zona y vecinos percibían cierto deterioro en la zona en la combinación de concentración de suciedad y de nuevos habitantes alrededor de los bancos, lo cual, creían, alejaba la clientela y generaba inseguridad. Finalmente, una decisión tomada en algún lugar decidió eliminar los bancos considerando que así extirpaba el problema.
En este acto simbólico de eliminar los bancos, exclusivamente, los ubicados frente al locutorio (manteniendo los bancos restantes de la calle que están en sus extremos) los usuarios aludidos fueron invitados a retirarse de la zona. El lugar los ha rechazado por carecer del habitus para moverse en el mismo, por realizar prácticas que aún carecen de lugar en la ciudad y por desconocer o ignorar las tradiciones locales sobre el beber.
Estamos hablando de relaciones, coexistencia de poblaciones en un entorno social donde destaca un tipo de ocio que se basa mayormente en actividades monetarizadas (salir de bares, ir al cine, cenar). Al mismo tiempo, la zona donde ocurrieron los hechos está socioeconómicamente diferenciada, siendo notable un uso diferencial del espacio en el que la gente está agrupada por procedencias, zonas, nivel socioeconómico y modos de consumo.
Marcas de bancos ausentes (6/12/07). Foto: AdrianaVillalón |
Visibilidades
Una situación que sucede a diario en la ciudad coloca a otra población inmigrada, los rumanos gitanos, en relación con los residentes locales. Visibles pero no numerosos se titula el libro de la investigadora Diminescu (2003), en alusión a la población inmigrada rumana gitana en Europa. Se trata de una comunidad que en Donostia no destaca numéricamente como otras nacionalidades, con todo existe una percepción muy negativa de estos inmigrantes en los países receptores de Europa en general y aquí en particular (Gamella 2004). Esa visibilidad por momentos se difumina mezclándose con turistas, paseantes, espectáculos, etc.
Esa impresión de presencia numerosa de rumanos gitanos suele reforzarse por realizar una migración fundada en un sistema económico de colecta, siguiendo el término usado por Diminescu (2003: 5), propia de sus estrategias de adaptación socioeconómica a través de las cuales han conseguido desarrollar una de las más sorprendentes economías de migración que suele darse en el sector informal de la economía.
Esta población invita a reflexionar sobre aspectos derivados del encuentro entre poblaciones, con estrategias de asentamiento y de vida marcadamente diversas, y un sistema local organizado, fundamentalmente, para atender un perfil determinado de usuarios o clientes, así como un espacio social regulado, que demanda nuevas planificaciones.
Entre sus diversas estrategias de colecta vale destacar las de dinero, chatarra, ropa y comida, así como el chabolismo (u ocupación de estructuras abandonadas donde se instalan en colegios, fábricas, puentes, bosquecillos, frontones). Ello los torna más visibles y genera tensiones tanto porque esa visibilidad es de actividades que chocan con los parámetros dominantes sobre lo que se considera productividad, rentabilidad, una vida social, como por la alarma entre la población local ante su presencia (San Román 1997). Al mismo tiempo para esta población es muy difícil acceder tanto a un empadronamiento como a una vivienda de alquiler, dada su estancia breve, escasos recursos, marginación y autosegregación.
En el caso de Donostia, además de utilizar como vivienda los espacios mencionados, suelen reunirse cotidiana y puntualmente en estaciones de tren, cafeterías, supermercados, parques y calles como el Boulevard. Si “la oposición entre lugares y no lugares tiene siempre un carácter relativo, tanto en el tiempo como en el uso” (Cucó 2004: 70), casi podría decirse que estos inmigrantes gitanos han transformado en lugares, espacios que podrían considerarse no lugares. Convirtiendo en puntos de permanencia, para reunirse a almorzar, conversar y vivir, lugares que la población en general utiliza sólo de paso; se aprecia la mutabilidad del espacio, que se transforma a través de nuestras actividades y mediante los significados que les damos (Del Valle, 2000: 54).
La retirada de aquellos bancos de la calle peatonal mencionada más arriba, también buscaba alejar a esta población que, almorzaba, comía o descansaba en ellos. En otros casos las medidas de dispersión consistieron en el derribo de las estructuras donde se habían instalado, ya fuera porque su estado ruinoso lo exigía, como por las presiones vecinales que lograron adelantar derribos programados. Cabría hasta ensayar aquí la aplicación de la noción de configuración de Elías para hablar de establecidos y outsiders en el sentido que le aplicara en su estudio de los años 60 (Elias 2000: 21).
------------------- |
El objetivo de este artículo ha sido reflexionar sobre la construcción social del espacio, a través de ejemplos de la presencia de nuevas poblaciones inmigradas en la ciudad de Donostia cuya novedad se aprecia en su presencia en sí, como en el uso diferencial que hacen de espacios públicos y privados de la ciudad en general, ya sea como espacios de ocio, espacios para vivir, o para desarrollar su estrategia económica.
Como señala Del Valle, en un estudio sobre usos del espacio entre mujeres, tanto en las culturas mediterráneas como en la cultura vasca, “el lugar público por excelencia es la calle entendiendo por ello todo espacio que sirve para pasear, andar, trasladarse, disfrutar: las calles, plazas, frontones...” (1997: 89). Pero no todos utilizan esos lugares de igual manera por lo que cabe preguntarse en cómo la experiencia del espacio forma parte de la experiencia vital diaria de residentes urbanos (Low 2005, 2003).
Las manifestaciones de sociabilidad, las practicas cotidianas de estar en la ciudad desde un lugar social, así sea en los márgenes, representan elementos fundamentales en la conformación y articulación específicas de una determinada sociedad. De ahí que el estudio de los contextos, marcos y formas de interacción urbanas, considerando no sólo los usos originarios sino también los más puntuales e incluso excepcionales, adquiere un notable interés en el conocimiento de la configuración de una sociedad local y de los procesos de transformación que experimenta (Cantero et al 2000).
Bibliografía citada
BOURDIEU, Pierre. La miseria del mundo, Madrid: Akal, 1999; 563 p.
CANTERO, Pedro; Escalera Javier, García del Pilar, Reyes Hernández, Macarena. “Territorio Sociabilidad y valor patrimonial del espacio urbano. Usos sociales del espacio púbico en el caso historico de Sevilla”. En: Invitación a la antropología urbana nº 19. Eusko Ikaskuntza, 2000; pp. 125-140.
CUCÓ GINER, Josepa. Antropología Urbana. Ariel, Barcelona, 2004; 244p.
DEL VALLE, Teresa. Andamios para una nueva ciudad. Madrid: Ediciones Cátedra, 1997; 271p.
DIMINESCU, Dana. Visibles, mais peu nombreux. Les circulations migratoires roumaines. France: Editions de la Maison des sciences de l’homme. 2003 ; p.339.
ELIAS, Norbert. Estabelecidos e os outsiders, Río de Janeiro, Jorge Zahar, 2000.
GAMELLA, Juan. Exclusion Social y Diferencia Étnica: El Caso De Los Gitanos. Publicado en Jose Felix Tezanos (Ed.)Tendencias en desigualdad y exclusión social, 2004. Madrid: Sistema, pp. 603-647
LOW, Setha. “Transformaciones del espacio público en la ciudad latinoamericana”. En bifurcaciones [online]. núm. 5, verano 2005. World Wide Web document. ISSN 0718-1132
RAMÍREZ GOICOECHEA, Eugenia. “El estigma de Beraun: conflicto, espacio y alteridad”. En: Invitación a la antropología urbana nº 19. Eusko Ikaskuntza, 2000; pp. 109-124.
SAN ROMÁN, Teresa. La diferencia inquietante. Viejas y nuevas estrategias culturales de gitanos. Madrid, Siglo XXI. 1997; pp.254.
LOW Setha, M. and Denise Lawrence-Zúñiga. “Locating Culture”. En: Setha M. Low and Denise Lawrence- Zúñiga, The Anthropology of Space and Place. Oxford: Blackwell Publishing, 2003; pp. 1-48.
1 Sin duda esta población “inmigrada extranjera” en varios casos, es posible que tenga la nacionalidad española, pero el delito de la cara siempre marcará un diferencial, una pertenencia no resuelta.
¿Quiere colaborar con Euskonews? Envíe sus propuestas de artículos
Arbaso Elkarteak Eusko Ikaskuntzari 2005eko Artetsu sarietako bat eman dio Euskonewseko Artisautza atalarengatik
Astekari elektronikoari Merezimenduzko Saria
Aurreko Aleetan |