Álvaro IRUIN SANZ, Director de Salud Mental Extrahospitalaria. Gipuzkoa
E
Dr. B. Chisholm. Primer Presidente OMS. (1948-1953). |
Precisamente por la necesidad de abordar estas diferencias, en 1948 la Primera Asamblea Mundial de la Salud propuso la creación de un «Día Mundial de la Salud». Desde 1950, el Día Mundial de la Salud se ha celebrado el 7 de abril de cada año, siendo su objetivo que en todo el mundo se tome conciencia de un tema de salud específico. El Día sirve para poner en marcha programas de promoción a largo plazo, en el marco de los cuales se realizarán actividades y se destinarán recursos hasta mucho después del 7 de abril.
Este Día Mundial de la Salud dio posteriormente paso a la creación “atomizada” de diferentes “Días Mundiales” relacionados con la salud, siendo más de 30 en la actualidad los Días específicos existentes en esta área. Así, por ejemplo, en 1982 se instituyó el Día Mundial de la Tuberculosis, en 1998 el Día Mundial para la lucha contra el SIDA, o en 2002 el Día Mundial contra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica. A ellos se suman, además, un buen número de celebraciones por materias no directamente relacionadas con la salud.
En el caso de la Salud Mental, su primer Día Mundial se celebró con fecha 10 de Octubre de 1992, manteniéndose hasta el momento actual con periodicidad anual. En sus comienzos, el Día no tenía una dedicación específica, sino que consistía en programas divulgativos sobre aspectos generales de promoción y educación en salud mental.
En el año 1994, a instancias de su Secretario General, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió establecer un tema concreto anual, siendo la mejora de la calidad de los servicios en salud mental a nivel mundial el objetivo propuesto en aquel año. Desde entonces, han sido muchos y variados los temas propuestos contemplando situaciones específicas como el envejecimiento, la exclusión o la violencia y su repercusión en la salud mental, las especificidades de la salud mental en mujeres, o problemáticas concretas como el suicidio, la salud física del enfermo mental o los trastornos emocionales y de conducta en niños y adolescentes, entre otros.
Para este año, la OMS ha seleccionado la Salud Mental en un mundo cambiante y el impacto de la cultura y la diversidad en su tratamiento como eje central del Día Mundial. Y, ¿por qué ha sido éste el tema elegido?
Según los propios documentos de la OMS elaborados para este día, una persona de cada 35 es un inmigrante internacional; lo que supone un 3% de la población global. En nuestro mundo no hay ninguna cultura, religión o raza que esté contenida en un solo país; pudiendo encontrar idiomas, religiones, valores y relaciones familiares totalmente diferentes dondequiera que estemos, así como cuidados y tratamientos de la salud completamente distintos.
De ahí la importancia de una visión global de la salud entendida no como un ámbito exclusivamente sanitario, sino como un terreno en el que la diversidad, los hábitos sociales y culturales, y las especiales características de cada grupo social conforman maneras diferentes de entender, asumir y enfrentarse a la enfermedad; condicionando igualmente su abordaje y tratamiento.
Claro que, ante la constatación del gran número de “días mundiales” existentes y la complejidad de los lemas propuestos, uno podría fácilmente llegar a la conclusión de que los mismos no son sino una expresión de buenas intenciones con pocas probabilidades de hacerse reales. Encontraríamos, incluso, pruebas que reforzarían esta idea si nos fijamos, por ejemplo, en el Día Mundial de la Paz o en el Día Mundial de lucha contra la Desertización y la Deforestación.
Sin embargo, no debemos perder de vista que precisamente su carácter “mundial” dificulta la percepción que podamos tener de sus logros y que a nivel sanitario el área geográfica en la que nos encontramos dispone de un nivel de servicios, también en salud mental, muy superiores a la media de la globalidad del planeta. De ahí la dificultad para conseguir avances llamativos. Pero además, qué menos que tener un día en el que todos los implicados en esta área volvamos a concienciarnos de la importancia del trabajo que hacemos y de las expectativas aún incumplidas que deberán ir jalonando los avances de los próximos años.
Por todo ello, es indudable que la instauración y el mantenimiento del Día Mundial de la Salud Mental sólo pueden seguir siendo considerados como una buena noticia para todos nosotros. Debemos, por ello, felicitarnos y animarnos a seguir trabajando en la mejora de la atención a la enfermedad mental y en la promoción de la salud mental.
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