De las infortunas que Fortuna trae. Precisiones sobre el complejo sentido de un títuloEscuchar artículo - Artikulua entzun

Raul Guillermo ROSAS VON RITTERSTEIN

  “O Fortuna, / velut luna / statu variabilis, / semper crescis / aut decrescis; / vita detestabilis / nunc obdurat / et tunc curat / ludo mentis aciem, / egestatem, / potestatem / dissolvit ut glaciem…”1

E
  Lope García de Salazar
Lope García de Salazar. Libro de la Cofradía de Santiago de Burgos.
l conocido texto del noble banderizo vizcaíno Lope García de Salazar (1.399-1.476), “Las Bienandanzas y Fortunas”, fuente imprescindible para el estudio de la sociedad vasca de su época2 y que aún en el día de hoy se encuentra en proceso de revisión en razón de las complejidades de su origen y las vicisitudes sufridas por las diversas versiones manuscritas, parciales algunas, y tomadas del original extraviado presumiblemente en la liquidación de la extensa biblioteca de propiedad del autor, presenta una sorprendente riqueza para la investigación. A estas alturas eso es más que sabido. Lo curioso es tal vez que su significación ya principie en un modo menor por el mismo título, que ha dado pie, como hemos de ver, a más de una sorprendente confusión.

Indiscutiblemente, en medio de las angustias de sus años finales, el señor de Salazar estimó interesante presentar un oxymoron al iniciar su Crónica, y así procedió, poniendo en comparación a los que nacieron bajo estrellas favorables con los malhadados -él se contaba entre los últimos, como veremos-; para desgracia de su juego retórico, el tiempo vino a intervenir y el propósito, tan escolástico, quedó perdido en las variaciones de sentido de los términos que los años, como a todos, impusieron también al idioma castellano. Por esa razón estimamos con este corto artículo contribuir a recuperar la idea que un individuo muerto en la Edad Media Final pensó en legar al futuro, y a disipar un error en verdad inexplicable.

La confusión se iniciaría a la par con el principio de los estudios modernos sobre la obra de Lope García de Salazar. Así, Justo Gárate Arriola en su artículo “Un códice medieval vizcaíno”3, sostendría con respecto al título elegido por el autor que: “A mi parecer, más adecuado título sería para esta obra el de MALANDANZAS Y DESGRACIAS”. En la misma confusión semántica había incurrido ya, poco tiempo antes el famoso polígrafo Julio Caro Baroja en su importante “Linajes y Bandos”4: “...eso que Lope García de Salazar llamó (no se sabe si con inconsciencia o con humor) ‘bienandanzas e fortunas’...” y a él se sumaría también más adelante José Luis Moreno Echevarría con “Los Banderizos Vascos”5: “Lo que no se comprende bien es cómo tituló ‘Bienandanzas e Fortunas’ a tal cúmulo de atrocidades.”

En realidad, para la época en que escribía el autor, “fortunas” significaba, precisamente, lo que hoy comprenderíamos mejor como “malas fortunas”, es más, aún conserva el diccionario actual de la Real Academia Española esa primitiva acepción como caída en desuso (“9 ant. Desgracia, adversidad, infortunio”). Toda esta confusión reconoce su origen en la dualidad de la Fortuna, que es por lo demás un tema común ya en los autores clásicos romanos, como por ejemplo se puede ver en Ovidio, “Passibus ambiguis Fortuna volubilis errat / et manet in nullo certa tenaxque loco / sed modo leta manet modo vultus samit acerbos / et tantum constans in levitate manet.”6, un autor bien conocido por los contemporáneos de Lope. Y en esa duplicidad tan presente en la iconografía medieval en aquella imagen de la rueda que con su movimiento arrastra hacia abajo al rey y le lleva al sitio del villano, en tanto que otros siguen el curso ascendente, las gentes del medioevo llegaron a su tiempo a apreciar tan sólo el rostro negativo. Una cultura como la medieval, que apelaba muchas veces a la validación según el recurso a la auctoritas de las formas clásicas, no podía menos que entender sin necesidad de aclaraciones el significado de la parte negativa del heredado doble sentido de lo que hoy comprendemos tan sólo en el aspecto beneficioso. En innúmeros textos de aquel período aparece además la faz exclusivamente obscura de aquella en su sinónimo, “ventura”; ¿quién entre nosotros no recuerda la famosa queja del Arcipreste de Hita: “Ventura astrosa / cruel, enojosa / cativa, mezquina / ¿por qué eres sañosa / contra mi tan dañosa / y falsa vecina?”...? o, en la misma línea, las cantigas de Maçías “el enamorado”: “Cativo de miña trystura / ya todos prenden espanto / e preguntan que ventura / foy que me tormenta tanto /.../ Myña ventura en demanda / me puso atan dubdada / que mi coraçon me manda / que seia senpre negada/...”7 A esto se levanta la voz de Íñigo López de Mendoza, cuando nos dice, en su “Pregunta de Nobles”: “O muy trasçendentes poetas limados / intrinsicos sabios discretos letrados / dezid: quien los rroba, Fortuna o sus fados / que de aquestos todos ninguno non veo”8.

Juan de Mena9, en su famoso “Laberinto de Fortuna”, de 1.444, volvía sobre el mismo tema cuando contrapesaba el accionar de la Fortuna con el de la Providencia: “Tus casos falaçes, Fortuna, cantamos, / estados de gentes que giras e trocas, / tus grandes discordias, tus firmezas pocas, / y los que en tu rueda quexosos fallamos; // […] //Mas bien acatada tu varia mudança, / por ley te goviernas, maguer discrepante: / ca tu firmeza es non ser constante, / tu temperamento es destemperança, / tu más çierta orden es desordenança, / es la tu regla ser muy enorme, / tu conformidat es non ser conforme, / tú desesperas a toda esperança.”10

Como otro ejemplo aparte, de otras latitudes, vale mencionar la canción número 16 de la colección del manuscrito de Benediktbeuren conocido como “Carmina Burana”11, en donde alguien llora por sus ojos las heridas que la fortuna causa al retirarnos su favor: “Fortune plango vulnera / stillantibus ocellis / quod sua michi munera / substrahit rebellis...”, o aún la 17 que seleccionamos para el inicio de la nota.

Por lo demás, Lope en el mismo Prólogo de su Crónica se encargaba de señalar que en el libro “...se fallaran muchas bien an / danças e acreçentamientos des / tados que los prinçipes e gentes / menudas... obieron en que / con ellos bisquijeron en honrra e a su / plazer. Otro si ouo muchos dellos / que con fortunas [subrayado nuestro] decayeron e feneçieron / sus vidas mjserablemente en mu / cho dolor en trabaxo e angustia / Otro si por que yo la fise e escribi acon / pañandome la dicha fortuna...”12

Es a estas palabras de Lope que contestará poco más adelante el mismo Romancero al cantar, en el texto “Del rey don Juan que perdió a Navarra”13, referido a Juan de Albret, (es decir entonces de una época -1.512, en la que ya el Banderizo había fallecido hacia tiempo), la demostración clara de la acepción que venimos explicando y que está presente en el párrafo precedente, sentido que por lo visto se mantenía vigente; el desgraciado rey en derrota es despertado por una doncella: “...a mí me llaman Fortuna, que busco tu compañía. / -¡Fortuna, cuánto me sigues, por la gran desdicha mía, / apartado de los míos, de los que yo más quería...!”

Como hemos podido ver, en la Europa que iba saliendo de la Edad Media no resultaba precisamente muy afortunado, en los términos hoy corrientes, aquel que resultaba señalado o acompañado por la Fortuna, más bien todo lo contrario. Lope García de Salazar lo sabía y lo experimentó en carne propia a manos de sus hijos. De allí el título de su obra, escrita cuando precisamente estaba: “...obrando sobre mi la fortuna [subrayado nuestro] estando / preso en la mj casa De Sant Martjn, De los que yo engendre e crie e acre / cente e temeroso del mal beuedizo E des afuziado de la espe / rança de los que son cautiuos en tierra de moros que esperan salir por / Redencion De sus bienes e por limosnas de buenas gentes e yo / temjen // dome de la desordenada codiçia // que es por leuar mjs bienes como / los ya veya leuar que no me solta / rian Esperando la mjsericor / dia de Dios e por quitar pensamjen / to e ynmaginaçio conponj es / te libro e escribilo de mj mano E / començelo en el mes de julljo del a / ño del Señor de mjll e quatroçien / tos e setenta e vn años...”14

Como una especie de “aprended flores en mí” se autorretrataba Lope García de Salazar en el título de su obra, formando parte del grupo de aquellos que con fortunas decayeron e feneçieron / sus vidas mjserablemente en mu / cho dolor en trabaxo e angustia. Fortuna es para el autor medieval una entidad absolutamente arbitraria y ciega, que da y quita sin tener en cuenta la virtud o el mérito, a diferencia de la forma en que obra la Justicia Divina De lo general a lo particular, de la historia española y vizcaína y sus personajes entendidas como una dialéctica de hados buenos y malos, y encerrada en ellas la misma vida de Lope, un escrito cuyo título encerraba la clave en el oximoron de marras, según el fino sentido del autor, y que el tiempo contribuyó a diluir hasta perder el valor inicial, en las variaciones naturales del idioma.

1 “Carmina Burana”, München, Artemis, 1.985, 17, 1.

2 Terminado de redactar aproximadamente por 1.471/2, según se desprende del texto.

3 Gárate Arriola, Justo: Op. Cit., Separata del Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, San Sebastián/Donosti, 1.957, p. 4.

4 Caro Baroja, Julio: "Linajes y bandos: a propósito de la nueva edición de "Las Bienandanzas e fortunas"; Bilbao; La Editorial Vizcaína, Diputación de Vizcaya; 1.956, p. 34.

5 Moreno Echevarría, José Luis : “Los Banderizos Vascos”, en : "HISTORIA Y VIDA", XII, nro. 134, Barcelona-Madrid, 1.979, p. 30.

6 “Tristes”, 5, 8, 15-18.

7 “Cancionero de Baena”, Buenos Aires, Anaconda, 1.949, poesía 306, f. 108, p. 344.

8 Marqués de Santillana: “Obras Completas”, Barcelona, Planeta, 1.988, p. 216.

9 Por lo demás, la propuesta política y moralista del Mena del “Laberinto…” reconoce en la conformación, que no en los fines, como esperamos demostrar en otra ocasión, más de un punto de contacto con la finalidad casi nunca explícita de Lope García de Salazar en las “Bienandanças…”

10 Mena, Juan de: “Obras Completas – Laberinto de Fortuna”. Colección Autores Hispánicos. Barcelona: Editorial Planeta. 1989. Estrofas 2 y 10 (parcial).

11 “Carmina Burana”, München, Artemis, 1.985, 16.

12 García de Salazar, Lope: “Las Bienandanzas e Fortunas”, Bilbao, Diputación Foral de Vizcaya, 1.984; Prólogo, L. I, f. 7, c. 1ra., 12-15 ,16-20; T. I.

13 “Romancero Viejo”, Barcelona, Planeta, 1.987, p. 265.

14 García de Salazar, Lope: , Op. Cit., Prólogo, L. I, ff. 6, 10-15; 7, c. 1ra., 1-11.

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