Siempre he admirado a la gente que es capaz de escribir poesía. Podría afirmar que, para mí, las diferentes formas de expresión se jerarquizan de acuerdo a esta escala:
. analfabeto . alfabetizado . escritor de informes técnicos y/o cartas . escritor en prosa . POETA |
Pero si además, el que escribe la poesía lo hace en euskera en mi valoración alcanza el límite del infinito.
Santi Gangoitia escribió este poema y lo hizo directamente en euskera. Esta es la causa principal de mi admiración hacia él.
EUSKARA AMARI (Gure hizkuntza galduko dela Euskaraz hitz egin Bere txiliñots eder hori, Geure gurasoen aurrekoek Betirako bere urratsak, Kantauri itsas-zurrunba Antxeta, enara, Behean eta gainean, Sortaldetik sartaldera, Hemen Ameriketan, Panpan, larreetan eta itsasoan, Hemen, hizkera maitia, Bai han bai hemen, Askatasun-oihua Guk eta gure hizkuntza Santiago Gangoitia 2002/12/09 |
A LA MADRE EUSKERA (Para aquellos que piensan que Está muy claro Su sonido de campanitas Así solían hacer Pues debemos seguir El sonido del Mar Cantábrico Las gaviotas, las golondrinas, En el llano y en lo alto, Del este al oeste, Aquí en América, En la pampa, en los campos y en el mar, Aqui, idioma querido Tanto allí como aquí, Si la voz de la libertad Nosotros y nuestro idioma, Santiago Gangoitia 09/12/2002 |
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Santi en brazos de su mamá. |
Si bien vive en La Plata desde 1974, nació en Tolosa y vino a la Argentina cuando tenía unos 3 años, a principios de 1955.
El padre había venido un año antes, después de las primeras huelgas generales en el estado español. Era metalúrgico y pertenecía a ELA-STV (Euskal Langileen Alkartasuna – Solidaridad de Trabajadores Vascos).
Por rara coincidencia Santi, su mamá, una tía y un primo viajaron en el mismo barco que lo hiciera su papá: el Monte Urbasa.
En primera instancia se radicaron en Buenos Aires pero no les gustó. Localizaron a gente conocida y se trasladaron a Mar del Plata. Allí se afincaron, en una ciudad más pequeña, a orillas del mar y con una fuerte presencia vasca.
Su infancia y adolescencia transcurren en “la Perla del Atlántico” de la que guarda gratos recuerdos: “... iba a la playa durante 4 ó 5 meses, no necesitaba bronceador, estaba curtido...” Allí todavía vive su mamá, cada vez que puede vuelve a la ciudad de su infancia. La disfruta, sobre todo fuera de temporada. Es necesario aclarar que Mar del Plata durante el verano se transforma en la capital argentina, recibiendo más de un millón de turistas.
Se naturalizó argentino y el responsable de tal decisión fue el cónsul español de aquel entonces en Mar del Plata. Cuando tenía 18 ó 19 años le llega, desde España, la cartilla militar: “Era blanca. Rectangular. Me tocaba hacer el servicio militar. En el Ferrol. ¡Y Marina! Sí. Ferrol, el del Caudillo”. Fue al Consulado para hacer el trámite y se encuentra con la foto de Franco y la bandera española.“Durante mi infancia íbamos al Centro Vasco Denak bat. Las banderas que yo reconocía eran la argentina, por la escuela, y la ikurrina. Yo la bandera española no la veía en ningún lado”.
El Cónsul español le pide los documentos, los abre, los lee y le dice:
- “Ah, así que tu dices que eres vasco”.
- “No, yo no dije nada, pero sí, soy vasco”.
- “Ah, pues aquí somos todos españoles”.
“Me fastidió tanto que le saqué el documento y le dije: Mire, no cuenten conmigo, no vengo más”.
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Santi a los tres años con su primo. |
En su familia siempre se había hablado mucho de política y de la Guerra Civil. Todo esto sucedía poco después del Juicio de Burgos. Santi supone que, así como en su casa el ambiente estaba sensibilizado, al Cónsul le sucedía lo mismo pero de manera inversa.
Tiempo después se viene a La Plata a estudiar Derecho y aprovechó la ocasión: se presentó a un Juzgado Federal y se nacionalizó. Es argentino por opción.
No está arrepentido de la decisión tomada, “... después de todo yo me crié acá”. Piensa que si volviera a su propio pueblo, allí sería un extranjero. Le teme al desarraigo: “yo ya viví el desarraigo de mi familia”. Y parafraseando a Atahualpa Yupanqui dice “me gusta el aire de aquí”.
Todos sus recuerdos son de acá. Salvo uno, que él define como una cosa rara: “en Tolosa hubo una inundación, le llaman ‘uholdeak’. El río Oria, que pasa por el pueblo, se desbordó”. Él miraba por la ventana y veía gente que pasaba por la calle en un bote a remo. Sus recuerdos son estáticos, como fotográficos. Se compara con sus amigos de la escuela que se acuerdan de cosas de él que no consigue recordar. Él tiene imágenes quietas.
Del barco tampoco guarda ningún recuerdo. A pesar de que el capitán del barco lo tenía como “mascota”. No se mareó. Aun hoy sigue sin marearse si navega, ni tiene vértigo.
Se conocen con Eliana en casa de unos amigos comiendo un asado y compartiendo un tenedor. Llovía tanto que se inundó la parrilla: “Los chinchulines quedaron pasados por agua”, y suelta la carcajada.
Se casan y un año más tarde Santi se recibe de abogado. Después nacerán Violeta y Santi chico.
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Los papás de Santi. |
Desde el 6 de febrero de 1999 adquirió el hábito de escribir en euskera: anécdotas, ideas, alguna poesía, una especie de diario, aunque no lo haga a diario.
En cierta ocasión fue testigo del cuestionamiento que alguien le hacía a un conferenciante sobre el uso y desuso del euskera. Este hecho fue el disparador para que Santi escribiera esta poesía. “Estoy cansado de escuchar sus locuras, esta poesía se la dedico a él. Nuestro idioma está vivo, a pesar de que a algunos no les guste. Yo por lo menos soy vasco y tengo mi lugar dentro del mundo, como cualquiera.”
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