Los éuskaros navarros y Sabino Arana: tan cerca, tan lejosEscuchar artículo - Artikulua entzun

Jose Luis Nieva
Jatorrizko bertsioa euskaraz

  Sabino de Arana Goiri.
Sabino de Arana Goiri.
C asi siempre ha estado demasiado descompensada la relación que ha unido a los navarros con el vizcaíno. La alargada sombra de Arana ha eclipsado el actuar de los éuskaros, condenados frecuentemente al papel de prescindibles teloneros. Era como si antes del vizcaíno sólo existiera la nada y que él, a modo de Mesías, hubiese creado y proclamado la verdad del nacionalismo vasco. Pero las cosas pocas veces son como parecen y aunque a trompicones ha comenzado a valorarse el papel de los navarros. De todos modos, a menudo éstos han tenido que soportar la etiqueta de precursores, lo que en último término no hace sino espetarnos la subordinación de los navarros. Pero la Historia siempre va de atrás hacia delante, nunca al revés, por eso, utilizar tan manida etiqueta no es sino caer en ese error, y entonces, no entender nada.

Es posible, y hasta conveniente, comprender a los éuskaros sin Arana, pero resulta imposible entender a éste sin los navarros. Para cuando aquél comenzó su acción política y cultural, los éuskaros llevaban muchos años empeñados en la recuperación de lo propio. En 1877, por ejemplo, fundaron la Asociación Euskara de Navarra y desde este trampolín el grupo pudo intensificar el esfuerzo que en el campo cultural muchos de ellos ya habían desarrollado. Así crearon la Revista Euskara, organizaron juegos florales y certámenes literarios o lucharon por una cátedra de euskera. Además, en 1879 los navarros entraron en política con la fundación del periódico El Arga, apuesta que intensificaron con la posterior presentación de candidatos tanto a la Diputación de Navarra como al Ayuntamiento de Pamplona. Poco duró la partida. En 1886 dieron su hasta luego al mundo político con el cierre del periódico Lau-Buru, que en 1882 había sustituido a El Arga. Años después (1893-1894), tiempo de la Gamazada, vivieron su maravilloso y efímero momento de gloria.

  Medalla de la Asociación Euskara de Navarra
Medalla de la Asociación Euskara de Navarra.

Arana era mucho más joven. Nacido en 1865, hasta 1892 no publicó Bizkaya por su independencia; en 1893 comenzó con el periódico Bizkaitarra o en 1895 fundó el Bizkai Buru Batzar. Casi todo, y no por casualidad, alrededor de los años de la Gamazada y todo cuando los éuskaros, como grupo, habían dado lo mejor de sí mismos.

La llegada de Arana fue otro eslabón en la larga cadena de defensa de lo propio, importante, pero otro más, y no el último. Él recogió y elaboró la larga y variada herencia anterior, pero en esa elaboración las diferencias también fueron muchas. El pactismo de los éuskaros (Navarra y Vascongadas unidas por pacto a la Corona de Castilla) iba en contra del independentismo de Arana; los navarros siempre le concedieron mayor importancia a la tradición, al folclore o a la historia que el vizcaíno. La dimensión y peso cultural de los navarros fue, en este sentido, mayor. Para ellos la patria (lo navarro, lo vasco) se fundamentaba en la lengua e historia, no en la raza: la primera, la lengua, vertebraba la conciencia del pueblo y la segunda, la historia, era la propia conciencia (así, la patria era mucho más dinámica, dependiente de la voluntad de sus habitantes; no dada por Dios, y en consecuencia, estática).

En general se puede decir que la doctrina de Arana tenía un poso mucho más político. O teniendo todos al pasado como punto de partida, Arana quiso dar un paso más. Así se desprende de la invención del nombre Euzkadi o de su arriesgada apuesta lingüística. Los éuskaros, en cambio, para preparar el futuro quisieron asentar el pasado: apostaron por el viejo Euskal-Herria y potenciaron el trabajo cultural enraizado en la tradición. En esto residía su principal diferencia: mientras que los éuskaros fundamentaban sus ideas en el mundo cultural, el vizcaíno lo hacía en el campo político. Para Arana la política era mucho más importante, de ahí su incansable activismo y su tenaz proselitismo. Los navarros, en cambio, apostaron más decididamente por el trabajo cultural, de ahí su acción más tranquila y calmada.

  Revista Euskara
Revista Euskara.

En este sentido, quizá, el objetivo de los éuskaros era más difícil. Su proyecto, al ser un proyecto eminentemente cultural, estaba concebido de abajo arriba; el proyecto de Arana, al tener como eje principal la política, estaba diseñado de arriba abajo. Es más, el sueño de los éuskaros era apolítico o acaso demasiado político: querían que sus ideas fueran las ideas de todos los navarros, al modo de la constitución no escrita inglesa, que no se discute porque no ha lugar, porque todo el mundo está de acuerdo. Anhelo imposible.

Sin embargo, como subraya López Antón, Arana y los éuskaros veían del mismo modo a Vasconia: los mitos, las tradiciones y la cultura eran los mismos. Los euskaldunes son los hijos de Aitor (Dios), por eso su lengua es la lengua del Paraíso y su pueblo, el pueblo elegido que libre en su rincón de influencias externas, se convierte en la esperanza del catolicismo. Pero perdida la Monarquía, foral y plural, de los Austrias, Euskeria tenía, en opinión de Arana, que buscar su salvación, esto es, la independencia.

Los éuskaros no pensaban igual. En la mente éuskara todavía Vasconia podía salvar a España. Los navarros no iban en contra de España, sino en contra de su uniformización política y cultural, en contra de la castellanización de España. Parece que en la medida en que esa uniformización se fue haciendo más y más irreversible, algunos éuskaros, aún defendiendo el pacto y en vista de que España no cumplía lo acordado, empezaron a proclamar que Navarra tenía todas las puertas abiertas. En dirección contraria, algunos nacionalistas del PNV empezaron a dejar de considerar la independencia como algo prioritario: el dinamismo del pensamiento político y cultural.

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2004/06-25/07-02