Olga Macías, Universidad del País Vasco
Emiliano Olano Loizaga. |
A pesar de las reticencias iniciales de los técnicos del Ayuntamiento bilbaíno ante el emplazamiento de nuevo cementerio de la villa en Derio, y de las voces contrarias de algunos ediles del consistorio, se tomó la decisión de que sería en esta anteiglesia cercana donde se ubicaría la nueva ciudad de los muertos de Bilbao. Efectivamente, en abril de 1897, varios concejales bilbaínos clamaban ante un pleno del Ayuntamiento que los terrenos elegidos para el emplazamiento del nuevo cementerio de Bilbao no reunían las condiciones para que se diera una correcta descomposición de los cadáveres. Estas quejas no cuajaron dentro de la mayoría del consistorio, del cual formaba parte Emiliano Olano, consejero de la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama, cuya línea férrea, casualidad o no, pasaba por los terrenos elegidos como enclave del nuevo cementerio bilbaíno en Derio. Estaba cantado que el transporte fúnebre de Bilbao al nuevo camposanto lo realizaría esta empresa ferroviaria, y en la prensa bilbaína ya se hablaba del negocio que haría esta compañía conduciendo a los muertos.
Victor Chávarri y Salazar. |
La Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama explotaba la línea que desde Bilbao se dirigía a Lezama por Begoña y Sondica. Inaugurada en 1895 recorría los términos de Lezama, Zamudio y Derio, encuadrados en la parte superior del río Asúa. Era una zona de carácter netamente rural, y el tráfico que recogía esta línea se basaba en un movimiento fijo diario de personas que realizaban labores destinadas al consumo de la población de Bilbao (lavanderas, labradores, lecheras, vendejeras), además de productos agropecuarios, básicamente comestibles perecederos, para el abastecimiento de esta villa y de su entorno. Desde que se abrió esta línea al público, su compañía concesionaria tuvo bastantes dificultades para cubrir sus gastos de explotación, básicamente como consecuencia de su pésimo trazado, llegando en enero de 1898 a deber a sus empleados los sueldos del último trimestre del año anterior. Lo más curioso del caso es que la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama era propiedad de un importante grupo de hombres de negocios bilbaínos, entre los que había que destacar a Víctor y Benigno Chavarri, Francisco Martínez Rodas, Emiliano Olano, León Langa, Federico Solaegui y la viuda de Epalza.
A pesar de la presencia de este nutrido grupo de inversores, la Compañía no levantaba cabeza y en 1898, los rotativos bilbaínos le acusaban de que además de no tener ni un real, tampoco mantenía los compromisos contraídos con el Ayuntamiento de Bilbao en lo referente a los transportes fúnebres hasta el proyectado nuevo cementerio de Derio. Por una parte, la empresa ferroviaria se negó a construir un ramal a Cementerio de Mallona, con lo que se quería dar continuidad al antiguo y nuevo camposanto de la villa. En segundo lugar, abusaba del precio de las tarifas que quería imponer al Ayuntamiento para el traslado de los muertos pobres del municipio, fijando los precios en 11 pesetas por féretro transportado a cuenta del consistorio. Ante esta falta de acuerdo entre el municipio y la compañía ferroviaria, algunos concejales decían que vistas esas circunstancias no se podía saber cuando se podría enterrar a los muertos en el nuevo cementerio de Bilbao.
Benigno Chávarri y Salazar. |
Paralelamente, las obras de construcción del cementerio de Derio seguían a un ritmo retardado por las continuas prorrogas solicitadas por los contratistas. Se les acusaba de irregularidades, tanto desde el Ayuntamiento de Bilbao, como desde la prensa de la villa. En los años en 1898 y 1899 se avanzó lentamente en la explanación, movimiento de tierras, planificación de calles, nichos y sepulturas. Además, se estaba construyendo también la capilla central, el crematorio y el depósito de cadáveres. De nuevo, dentro del consistorio bilbaíno se oyeron críticas, pero esta vez por el exceso de ornato en las sepulturas y en los nichos. Hubo un concejal que no dudo en afirmar que en estos de los cementerios hay mucho de ostentación y vanidad cuando es la sencillez la que debe caracterizar a las obras propias de esos sagrados recintos. Además de estos planteamientos morales, la construcción de este cementerio sirvió para que se plantearan otro tipo de cuestiones, como aquellas relacionadas con la vertiente social de las obras públicas. En el caso que nos ocupa, y ante la crisis de trabajo que tuvo lugar en 1898, los concejales socialistas bilbaínos solicitaron al alcalde de la villa que proporcionara ocupación a los obreros en paro en la remoción de las tierras del cementerio.
Por fin, el 27 de abril de 1902 se inauguró el Nuevo Cementerio de Vista-Alegre en Derio. Al solemne acto inaugural acudió el Ayuntamiento de Bilbao en pleno, además del obispo de la diócesis, representantes de las principales parroquias de la villa, amén de otros delegados de instituciones civiles bilbaínas. Para el nuevo tipo de transporte que debía de realizar, la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama llevó a efecto algunas modificaciones en sus instalaciones. De este modo, en su estación de las Calzadas de Mallona construyó una capilla en la que depositar los féretros y en la que los familiares y acompañantes del difunto podrían velarlo hasta su postrero viaje en el ferrocarril hasta el cementerio. Sin embargo, esta empresa no realizaba el transporte de los féretros en vagones especialmente habilitados para ello, sino en vagones habituales de mercancías, y que conformaban la composición habitual de los trenes junto a los vagones de viajeros. Para finalizar, se estableció un horario especial para los servicios del cementerio y en la festividad de Todos los Santos, se incrementaban los trenes puestos en circulación por la empresa.
Francisco Martínez Rodas. |
A pesar de todas estas facilidades prestadas por la Compañía de Lezama para el transporte fúnebre desde Bilbao hasta su cementerio de Vista-Alegre en Derio, pronto se hicieron patentes las quejas de los usuarios por los elevados precios que la compañía establecía para este tipo de transporte y, también, para el traslado de los viajeros hasta este camposanto. Los había que no podían pagar estas tarifas para ir a visitar a sus difuntos y no era extraño ver a bilbaínos que por la carretera de Santo Domingo se dirigían andando hasta el nuevo cementerio. En los días más señalados, como el 1 y el 2 de noviembre, se llegó a indicar que era una auténtica procesión la que formaban aquellos que por no poder o no querer pagar los elevados precios establecidos por la empresa ferroviaria iban andando o en diferentes acémilas hasta el cementerio por la anterior carretera citada o por la que desde Bilbao se dirigía por Asúa hasta Derio.
La mayor dificultad a la que tenía que hacer frente la Compañía del Ferrocarril de Lezama, era su trazado dificultoso, particularmente en la cabecera de la línea, con la subida de Begoña. Esta cuestión, fue subsanada con la construcción de un túnel y de una nueva línea hasta el cementerio de Derio, desde donde se retomaba el viejo trazado del ferrocarril hasta Lezama. La inauguración de esta nueva línea tuvo lugar el 30 de octubre de 1908. De este modo, se reducía la longitud total de la línea de 15 a 12 kilómetros y se establecía el tiempo de viaje entre Bilbao y Lezama en 29 minutos, quedando en unos 25 minutos hasta el Cementerio de Vista-Alegre. A estas obras, acompañó también la ampliación de las instalaciones para el servicio de entierros en la estación de Bilbao, incrementándose así mismo el material móvil con coches especiales para dicho servicio. Además, se aseguraba que en breve se recibiría otro coche para los trenes de entierros de lujo. Por lo que respecta al servicio de trenes entre Bilbao y Lezama, éste se amplió y, además, se estableció un tren especial que salía todos los días a las 2,35 de la tarde de Bilbao y que llegaba solamente a Derio, para regresar de este último punto a las 3,00 de la tarde. Igualmente, los días 1 y 2 de noviembre, se pondrían los trenes especiales que fueran necesarios y que serían anunciados previamente.
Casilda Iturriza. |
Por otra parte, las agencias funerarias de Bilbao adaptaron sus servicios a los prestados por el Ferrocarril de Bilbao a Lezama. De este modo, cuando la Nueva Agencia Funeraria se anunciaba en el año 1910 en los rotativos bilbaínos, hacía todo un recital de sus servicios. Para comenzar, se presentaba como una nueva agencia funeraria en combinación con el ferrocarril de Bilbao a Lezama. A continuación, publicitaba que esta agencia poseía toda clase de elementos y personal idóneo para encargarse de todos los detalles relativos a entierros de todas clases, desde los más suntuosos a los sencillos, a precios reducidísimos y sin posible competencia. Proporcionaban, además, conducciones en hombros o en carruaje hasta la estación de ferrocarril en las Calzadas de Begoña, y también en ferrocarril o en carruaje hasta el Cementerio de Vista-Alegre en Derio. Asimismo, facilitaban severos carruajes para el transporte por ferrocarril de los cadáveres, muy recomendados por su suave movimiento para evitar toda descomposición de los muertos. Es más, esta agencia funeraria también ofrecía viajes rápidos hasta el cementerio con billetes gratuitos para el acompañamiento y para las personas que fuesen al día siguiente a presenciar el enterramiento del cadáver. A finales del citado año 1910 la Nueva Agencia Funeraria aseguraba en su publicidad que sus precios y servicios no tenían competencia en todo Bilbao, además de ofrecer como nuevo producto la conducción breve por ferrocarril hasta Derio de los cadáveres, aconsejable en todo punto para evitar su consunción. Igualmente, hacía hincapié en su ofrecimiento de billetes gratuitos para el acompañamiento, al mismo tiempo que proporcionaba una amplia gama de ataúdes, hábitos, coronas, lazos y demás complementos funerarios. Esta agencia prestaba sus servicios día y noche.
En 1912 el Ferrocarril de Bilbao a Lezama sobrevivía básicamente del transporte de los muertos bilbaínos y de aquellos que iban a visitarlos. Era tal el monopolio sobre este transporte que establecía esta compañía, que se podía permitir poner precios extraordinarios, es decir, incrementar los precios habituales de los billetes para el día de Todos los Santos y su víspera. El precio normal era de 6 reales desde Bilbao a Derio, excesivamente caro para el trayecto que realizaba y comparándolo con las tarifas establecidas por otros ferrocarriles de su entorno. El primer tren con destino al Cementerio de Vista-Alegre salía a diario a la una de la tarde y a diferencia de los viajeros de otros trenes, la mayoría de sus viajeros iban de luto, silenciosos, acompañados de coronas fúnebre, cruces y ramos de flores. En Derio, el tren quedaba casi vacío y los viajeros se distribuían entre las calles del cementerio en dirección a las sepulturas de sus seres queridos. Todos los años, dos o tres meses antes de la fiesta de Todos los Santos comenzaban a menudear las visitas al cementerio. El día de esta festividad, los trenes salían de Bilbao atestados de viajeros. Por la carretera que desde Bilbao pasaba por el alto de Santo Domingo, tenía lugar la peregrinación de los pobres, de aquellos que no podían pagar un tren tan caro. Por la carretera de Asúa, llegaban sin cesar coches y automóviles. Paralelamente, en la proximidad de este sagrado recinto tenía lugar una romería, donde lo profano y lo lúdico se contraponían con la austeridad del recuerdo a los difuntos.
La época dorada del transporte fúnebre realizado por la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama se dilató hasta el comienzo de la generalización en la segunda mitad de los años 20 del transporte por carretera. A pesar de que la compañía no dudó en aplicar una reducción a sus tarifas para acometer la competencia de los automóviles y autobuses, no solo este tipo de transporte decreció, sino también el de viajeros y mercancías. El Ferrocarril de los Muertos desapareció como tal, para convertirse en la década de los 60 en un ferrocarril de viajeros para la nueva área de expansión industrial de Bilbao que se estaba conformando en la vega del río Asúa.
Al alcance de la mano
Comunicación Básica en euskara-castellano
À portée de main
Communication basique en euskara-français
Aurreko Aleetan |