Emilio Guinea hijo
Emilio Guinea López. |
Emilio estudió bachillerato en el Instituto de Bilbao y al acabar marchó a Madrid donde hizo la carrera de ciencias naturales, polarizando su atención en la botánica.
Herborizó en la Sierra de Madrid, que recorrió a pie en excursiones de fin de semana, y su afición por las plantas siguió creciendo. Tuvo inicialmente una fuerte nostalgia de su tierra vasca, pero en Madrid conoció el Jardín Botánico, cuyo atractivo y encanto le cautivaron para toda su vida.
Nada más terminar la carrera ganó las oposiciones a Cátedra de Instituto, sacando la plaza de Guadalajara. Explicó la asignatura como profesor joven con el entusiasmo por las ideas darwinianas propias de los veinticinco años. Entre sus alumnos pronto destacó Antonio Buero Vallejo, que formó con el joven profesor y un cura liberal una tertulia “artístico-intelectual”. Buero era un gran dibujante y mi padre pintaba y dibujaba paisajes, plantas, setas...en una línea de naturalista muy rápido y espontáneo en el dibujo.
En literatura Emilio era defensor rabioso de Baroja frente a las preferencias galdosianas de Buero. En el verano del 34 conoce a María Arisqueta y en el 35 nace Emilio Guinea hijo, que ahora redacta estas notas.
En el 36 llega el golpe de estado y la familia se va con el Gobierno de la República a Valencia donde nace en agosto del 37 su hija María.
Termina la guerra y Emilio Guinea ingresa en la cárcel, acusado de “hacer señales a las armas enemigas, desde el río, en las excursiones naturalistas que hacía con los alumnos de 6º de bachillerato de Guadalajara”.
Sale de la cárcel, pronto, y es depurado y castigado a explicar en el Instituto de Aranda de Duero. No acepta la sanción y no va a Aranda.
En los cincuenta se desarrolla su etapa de botánico africanista, un viaje al Sahara español, otro a la Guinea española continental y otro a la isla de Santa Isabel, que producen los libros siguientes: “España y el desierto”, “En el país de los Pamues”, “En el país de los Bubis” y “Estudio geobotánico de la Guinea española”. En los años cincuenta se reincorpora como catedrático de ciencias naturales al Instituto de Alcalá de Henares.
También explica botánica como ayudante del profesor Bustinza en la Universidad, dando sus clases en el Jardín Botánico, donde trabaja como conservador.
En los años 60 pasa como catedrático al Instituto Cardenal Cisneros, a la espalda del “caserón” de San Bernardo donde él había empezado sus estudios universitarios al llegar de Bilbao.
Nunca llegó a ser catedrático de universidad a pesar de su brillantez como opositor, las ideas políticas del régimen le impidieron llegar a la cátedra universitaria.
En los años setenta trabaja como colaborador de Flora Europea y acude a distintos congresos. En la Europa de entonces se le reconoce una categoría que en España se le negó siempre.
En el País Vasco publica un estudio sobre la flora de Vizcaya, “Vizcaya y su paisaje vegetal”. Posteriormente publica la “Geobotánica de Santander” y otra serie de monografías que remata con su “Elenco de la flora de España”.
Los últimos años de su vida son malos, tiene un cáncer de laringe, le hacen la traqueotomía y muere en 1985 en su casa de Madrid.
Posiblemente su faceta artística tiene hoy un interés nuevo por lo que representa; pintó del natural muchas acuarelas con las que ilustró sus libros y dibujó muchísimo, plantas y paisajes. Yo ahora pinto y le imito bastante.
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