Estos
últimos decenios han supuesto un gran avance en los métodos
diagnósticos y terapéuticos en el estudio de la esterilidad.
La aparición de estimulantes de la ovulación cada
vez más eficaces y, posteriormente, las llamadas Técnicas
de Reproducción Asistida (Inseminación, Fertilización
in Vitro, ICSI, Donación de óvulos o espermatozoides)
ha permitido satisfacer las aspiraciones de muchas parejas.

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Una sociedad
cambiante como la nuestra, en la que imperan la competitividad,
el bienestar y la calidad de vida, que soporta mal el fracaso
y que frustra a las personas que no pueden conseguir sus metas,
hace que los individuos afronten los problemas bajo estas referencias.
Los que llevamos varios años trabajando en el tema de la
reproducción hemos podido comprobar una serie de cambios.
Últimamente, por ejemplo, la edad media de las parejas
que acuden por primera vez a una consulta de esterilidad ha aumentado,
son parejas que llevan conviviendo más años que
en épocas anteriores, sus expectativas laborales están
asentadas y tienen una cierta estabilidad económica y social.
Después de 1 o 2 años de intentar tener un hijo
solicitan una consulta de esterilidad. Algunas van de un especialista
a otro, esperando que les puedan dar nuevas soluciones.
La esterilidad
no es un problema fácil de consultar ni de sobrellevar..
Muchas parejas han soportado las insinuaciones de amigos y familiares
recomendándoles que se decidan a tener un hijo, por otro
lado, ven como la cuadrilla de amigos van teniendo descendencia.
Todo esto y los valores sociales imperantes, crean una angustia
que condiciona su vida, programa sus relaciones sexuales y en
algunos casos producen traumas psicológicos.
Cuando una pareja decide acudir a un centro, el primer contacto
con el especialista es de suma importancia. Encontrar un personal
capaz de escuchar y entender sus problemas va a ser decisivo.
Iniciamos el estudio con la historia clínica, la exploración
y hábitos sexuales de la pareja y, posteriormente, una información
sobre el ciclo menstrual, los días fértiles, la temperatura
basal, el moco cervical, la supervivencia del óvulo y de
los espermatozoides y se les orienta sobre cuales son los días
más propicios para las relaciones sexuales, sin que esto
suponga un condicionante en su actividad sexual.
Explicamos los tres
grandes problemas que dificultan una gestación:
Las deficiencias en la cantidad
y calidad de los espermatozoides.
Los trastornos de la ovulación.
Las alteraciones en el transporte
del óvulo desde el ovario y de los espermatozoides desde
el fondo de la vagina al interior del útero.
Para aclarar estas
cuestiones hacen falta realizar una serie de pruebas, algunas
muy sencillas, otras más molestas que entrañan pequeños
riesgos (infección, dolor..). En algunos casos se requieren
pruebas adicionales que precisan de intervenciones quirúrgicas
y anestesia general.
Las pruebas básicas
son: un análisis del semen (seminograma) para valorar la
cantidad y calidad de los espermatozoides. Análisis en
la mujer para valorar la presencia de infecciones recientes o
antiguas que puedan haber dejado secuelas en las trompas o en
los ovarios. Análisis hormonal que nos permite saber si
una mujer ovula y cuál es su dotación de óvulos.
Valoración del estado del útero y de las trompas
(histerosalpingografia), consiste en introducir un líquido
contraste que visualiza la forma del útero y la permeabilidad
de las trompas. Con frecuencia se añaden pruebas como:
test postcoital, biopsia de tejido endometrial, temperatura basal,
ecografías, histeroscopia y en algunos casos laparoscopia,
que es una intervención quirúrgica que permite ver
directamente el aparato genital interno a través de un
tubo que se introduce por el ombligo. Con todo ello,
podemos establecer más o menos un diagnóstico. Por
un lado, nos podemos encontrar con una imposibilidad absoluta
para obtener una gestación, por ejemplo: azoospermia (no
existen espermatozoides), la mujer no ovula o hay una obstrucción
en las trompas. Todas estas causas pueden tener su tratamiento
correspondiente. Pero hay un gran número de parejas que
lo único que presentan es una fertilidad disminuida, es
decir, no una imposibilidad, sino una disminución de las
probabilidades. Esto crea en muchos casos una incertidumbre por
parte de la pareja y, también por parte del médico,
al no poder llegar a un diagnóstico concreto.
En estos casos,
lo que hacemos es iniciar tratamientos que puedan mejorar la capacidad
de fertilidad, unas veces actuando sobre causas concretas y en
otras recurriendo a las Técnicas de Reproducción
Asistida (TRA).
Las TRA han supuesto
un avance espectacular en los tratamientos de la infertilidad.
Básicamente se trata de técnicas en las que se manejan
los gametos (espermatozoides y óvulos) para favorecer la
gestación.
Uno de los aspectos
más difíciles de transmitir a las parejas es la
garantía de éxito que tienen estos tratamientos.
Una pareja sin problemas de esterilidad y en la etapa de máxima
fertilidad tiene un 30 % de probabilidades de quedar gestante
el primer mes. A los 6 meses el 70% habrá logrado quedar
embarazada y durante los dos años siguientes el 90%. El
10% restante constituyen el grupo de parejas candidatas a tratamientos.
Esto quiere decir que nuestra especie, aunque parezca lo contrario,
no es una especie especialmente fértil, lo que ocurre,
es que disponemos de muchas oportunidades. La razón a nuestra
pobre fertilidad no está suficientemente clara, se plantean
como posibles causas:
- Alteraciones en
la capacidad fecundante de los espermatozoides. Se están
descubriendo alteraciones en genes de algunos cromosomas que provocarían
semen de mala calidad.
-Óvulos
con poca capacidad de ser fecundados. Se sabe que una mujer al
nacer contiene en sus ovarios todos sus óvulos que va a
utilizar a lo largo de su vida fértil. El ciclo menstrual
se inicia con la menstruación. A los 14º días, si
el ciclo de la mujer es regular, se produce la ovulación,
único momento en el cual puede quedar gestante. Se ha comprobado
que aunque normalmente es un solo óvulo el que se expulsa
del ovario, son varios cientos los que envejecen y mueren en cada
ciclo. De modo que al finalizar la vida reproductiva quedan los
óvulos de peor calidad, los mejores se han gastado. Esto
viene a confirmar la disminución de la fertilidad, así
como un aumento de la tasa de abortos, que ocurre a partir de
los 35 años de edad y más acusada a partir de los
40.
- Problemas en
la implantación del óvulo fecundado (embrión)
en el útero. Hay investigadores que piensan que la tasa
de abortos es mucho más alta que el 15-20% reconocida como
normal. Parece ser que muchos embriones tendrían verdaderas
dificultades en la implantación, con lo que la tasa podría
llegar hasta el 60%.
- Endometriosis: Una enfermedad muy frecuente entre mujeres
que consultan por esterilidad. Endometriosis, como su misma palabra
indica, proviene de endometrio, un tejido que se encuentra en el
interior del útero, que todos los meses crece bajo el influjo
hormonal y que se desprende en la menstruación. Pues bien,
esta enfermedad constituye hoy en día un enigma y no se sabe
cuáles son las causas que la produce, ni porqué dificulta
la gestación.
- Otras causas:
* Inmunológicas: El organismo fabrica anticuerpos que rechazan
los espermatozoides o fluidos seminales. Estos pueden ser producidos
por la mujer o por el propio hombre (auto-anticuerpos).
* Alteraciones en las trompas: Es evidente que cuando las trompas
están obstruidas las posibilidades de embarazo espontáneo
son nulas. Pero la trompa no es sólo un mero tubo, tiene importantes
funciones para el embrión como es el transporte de éste
al interior del útero y su alimentación en los primeros
días.
Hemos enumerado una serie de patologías que en la mayoría
de los casos se desconoce qué importancia tienen en dificultar
la gestación. Es probable que en unos años se puedan
aclarar, pero se necesitarán bastantes más para que
aparezcan tratamientos eficaces con aplicación clínica.
Quizás con el desarrollo de la ingeniería genética,
la mejora en la conservación y desarrollo de embriones y
las mayores tasas de implantación intrauterinas, las TRA
superen con creces las tasas de fecundidad normal de nuestra especie.
Actualmente las estadísticas confirman que el 70% de las
parejas que se someten a tratamientos de infertilidad
conseguirán tener un hijo.
Para finalizar querría hacer dos consideraciones: Uno sobre
la carga psicológica que para la pareja y especialmente para
la mujer representan las pruebas diagnósticas, los tratamientos,
los fracasos, las esperanzas en nuevas técnicas, los abortos
espontáneos... Creo que los profesionales que nos dedicamos
a estos temas, tanto ginecólogos como psicólogos debemos
transmitir que la vida se compone de muchas y gratas experiencias,
pero que todo por desgracia o por suerte no se puede conseguir.
La medicina podrá ayudar pero tenemos que aprender a vivir
en positivo cuando las cosas no salen como queremos. De todas maneras
siempre podremos recurrir al segundo comentario que quería
hacer.
La adopción: Hoy en día en nuestras ciudades es relativamente
frecuente ver a niños de otras nacionalidades. Nuestra sociedad
está aceptando que niños de otras razas o países
puedan ser integrados en nuestro sistema de vida y valora esta actitud
como positiva. Desde un punto de vista práctico la adopción
supone para el niño mejorar, en principio, su calidad de
vida y por otro lado satisfacer la afectividad y el cariño
de los padres. Es muy gratificante escuchar a estas parejas contarnos
sus experiencias y sentimientos.

Pero esto a veces no es fácil, la adopción a nivel
estatal es complicada por la escasez de niños dados en adopción
y la adopción de niños extranjeros suponen viajes,
burocracias y un importante desembolso económico. Podríamos
aprovechar y hacer un llamamiento a las autoridades para que ayuden
económicamente a estas familias, teniendo en cuenta que estas
parejas no utilizarán las costosísimas T.R.A. que
financia el sistema público.
Con todo esto, creo que no hay ninguna receta concreta
y cada pareja deberá obtener la mayor información
posible sobre estos temas, y teniendo en cuenta sus deseos y posibilidades
de tratamientos, decidir cual es el mejor camino.
Luis Galera,Ginecólogo.
H. Txagorritxu |