Con
la fundación de Guadalajara, la de Jalisco, hace 461 años, se estableció
la base desde la cual vascos como los hermanos alaveses Juan y Cristóbal
de Oñate y los Ibarra, cuya madre era de Durango, lograrían la colonización
y civilización del Occidente y el Noroeste de lo que ahora conocemos
como México y que entonces abarcaron la Nueva Galicia y la Nueva
Vizcaya hasta los límites de los actuales estados norteamericanos
de Washington, Oregon, Wyoming y Lousiana.
El pasado 14 de febrero se conmemoró la fecha 461 en que Cristóbal
Pérez de Narriahondo, Martínez de Vicente, Baeza e Irarzabal, más
conocido como Cristóbal de Oñate, clavó una espada en el tronco
de una higuera detrás de donde ahora es el Teatro Degollado, para
declarar fundada la ciudad, en representación del conquistador Nuño
de Guzmán, oriundo de la Guadalajara de España, acto que está representado
por un bello monumento en ese mismo lugar y en el que figuran los
hermanos Miguel, Francisco y Diego de Ibarra, el primero de los
cuales fungiría como Primer Alcalde de la ciudad y el segundo como
fundador y colonizador del Reino de la Nueva Vizcaya con su capital
Durango y que comprendía lo que ahora son los estados de Durango,
Zacatecas, Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Sonora.
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Teatro Degollado |
Los hermanos Oñate tenían fuertes discrepancias con Nuño de Guzmán
pues en tanto que éste actuaba como un conquistador castellano típico
apoyándose en las armas para todo y era cruel y arbitrario, tanto
los Oñate como los Ibarra, y todos los demás "vizcaínos" que iban
en el contingente eran humanitarios y contrarios a los despojos
y a los abusos y preferían la fuerza de las ideas, de las palabras,
la caridad y el convencimiento. Poco después de fundada Guadalajara,
Nuño regresó a España por cuentas pendientes que tenía en la Península
y ello permitió a los Oñate y a los Ibarra gobernar como ellos querían
y lograr una colonización humanista y pacífica, lo que efectivamente
consiguieron con las positivas consecuencias que aún se pueden apreciar
hoy día pues tanto el Occidente como el Norte de México son regiones
progresistas y de gente trabajadora, descendiente en cierto porcentaje
de aquellos colonizadores vascos, entre quienes estaban Juan Machain
de la Guarda, Tomás y Juan de Birrieta, Juan de Villarreal, Juan
de Urrutia, Juan de Zubia, Alonso de Arostegui, Juan de Urbina,
Pedro de Murrieta y Juan de Saldibar, aunque también venían andaluces,
extremeños, castellanos, montañeses, portugueses y algunos gallegos.
Fue uno de estos gallegos precisamente quien durante sus correrías
por el territorio conquistado le encontró similitudes con su natal
Galicia y comenzó a llamarle Nueva Galicia, nombre que prevaleció
como Reino de la Nueva Galicia, con cierta autonomía del virreinato
que constituía la Nueva España.
La conquista y colonización del Occidente de esto que ahora es
México dio comienzo el 21 de diciembre de 1529 cuando Nuño de Guzmán
reunió a su hueste en la plaza mayor de México, integrada por 267
españoles y varios miles de guerreros indígenas, hueste que fue
aumentando en el camino pues se le fueron uniendo otros indígenas
para someter a los indios cazcanes, chichimecos, mixtones y de otros
grupos que, dicho sea de paso, eran muy belicosos y no se prestaban
a entrar en negociaciones de ninguna clase.
Luego de muchas vicisitudes y de tres intentos de fundar lo que
por fin fue Guadalajara, llegaron los conquistadores al valle de
Atemajac, se hizo la fundación y el trazo de la ciudad y, como era
la costumbre, los españoles se instalaron en el llamado "primer
cuadro" de la misma y los indígenas en barrios alrededor de ella
llamados precisamente "barrios de indios". Un detalle interesante
es que, a diferencia de los conquistadores de Tenochtitlán, la capital
de los aztecas o meshicas, que venían solos, en este caso traían
a sus familias y no se propiciaba el mestizaje, por lo que hasta
la fecha, la gente de Jalisco conserva mucho de sus rasgos europeos,
y los que tienen origen vasco se sienten identificados y orgullosos
de sus raíces a veces hasta sin saber por qué y se afirman más si
se les explica la razón de su manera de sentir, como que se encuentran
a sí mismos y se explican la razón de muchas de sus reacciones espontáneas
muy propias de su carácter, diferentes de las de otras personas
que no tienen los mismos cromosomas.
Es fácil reconocer a estos "vascos de sangre" pues no pueden negar
"la cruz de su parroquia". A este respecto, saliéndome un poco del
tema de la crónica de la conquista y fundación de la Nueva Galicia,
permítaseme relatar un hecho verídico que es muy orientador de este
tipo de situaciones.
Paco Jáuregui, era un mozo (ahora es un hombre maduro) natural
de la población de Yahualica, en la región de Los Altos de Jalisco,
famosa por el tipo y el carácter europeo de su gente, y en el tiempo
a que me voy a referir estaba en su apogeo el famoso proceso de
Burgos contra algunos etarras y él estudiaba en el Seminario Conciliar
de Guadalajara. Había mucha efervescencia entre la gente en general,
este chico estaba muy inquieto al respecto y fue germinando en él
la idea de ir a Euskal Herria de alguna manera aunque no sabía definir
para qué. Por ese tiempo, la dirección del Seminario dispuso un
viaje que harían los del grado en que él se encontraba a Roma y
cuando lo llevaron a cabo hicieron escala en Madrid, de donde este
Paco se les escapó y por preguntar a un policía cómo llegar a Euskadi,
éste le vio tipo vasco, le preguntó su nombre y ahí comenzó su odisea:
"¿A qué vas? ¿eres de la ETA?", llegaron otros policías y terminó
en la cárcel luego de haber recibido varios garrotazos en la cabeza
de los que hasta la fecha conserva las cicatrices y las muestra
orgullosamente bromeando al mismo tiempo sobre su condición de "sospechoso
de ser etarra". Por fin lo rescataron sus compañeros, que tuvieron
que pagar una multa y pudo seguir su viaje a Roma; pero además,
dice que no se arrepiente de lo que le pasó y sigue con la idea
de ir algún día a hacer contacto físico con sus raíces pues no quiere
morir sin lograrlo. Este es un caso típico de "salto atrás", frecuente
por estos rumbos.
Sucesos como este hacen pensar a uno que a lo mejor hay más vascos
fuera de Euskadi que los que uno piensa y que tal vez podrían ayudar,
en caso dado, a rescatar la sangre si llegamos a estar en peligro
de desaparecer de la faz de la tierra.
Bien,
siguiendo en lo que estábamos, en lo que se fundaba Guadalajara
Nuño fundó la ciudad de Culiacán en el norteño estado de Sinaloa,
en compañía de los vascos Juan de Labastida, Diego de Mendoza y
Diego de Ibarra, en tanto que en Guadalajara, en su primera fundación
quedaron como Alcalde Mayor Juan de Oñate y como regidores Ortiz
de Zúñiga, Miguel de Ibarra y Santiago de Aguirre; al mismo tiempo
se había fundado otra ciudad como capital de Nueva Galicia, llamada
Compostela, y en esta quedaron como Alcalde Mayor Cristóbal de Oñate
y como regidores otros vascos: Juan de Villalba, Alonso de Gaztañaga,
Juan de Samaniego, Domingo de Arteaga, Jerónimo de Arceneaga, Martín
de Rentería y Jerónimo de Orozco. Establecidas las autoridades en
Guadalajara, tanto civiles como eclesiásticas, y después de resolver
favorablemente algunas peleas con indios rebeldes y de dejar funcionando
en paz la región, continuó la exploración de territorios situados
más al norte y los Oñate, junto con los Ibarra, a quienes se incorporó
Francisco de Urdiñola, natural de Oyarzun, fundaron Zacatecas, que
se convirtió en un emporio minero y agropecuario y llegó a tener
casa de moneda propia, y luego Nombre de Dios y Durango, el 8 de
julio de 1563 por Francisco de Ibarra, al que el rey de España concedió
el título de ciudad en el siglo XVII y escudo propio,
que no es otro que el mismo de Bizkaia con alguna leve variante.
Por cierto, es muy sorprendente cuando uno visita el Palacio de
Gobierno de Durango ver representados en una pared los dos escudos,
uno al lado del otro, con sus respectivos gallardetes en uno de
los cuales dice "Vizcaya" y en el otro "Nueva Vizcaya".
Un dato interesante de Francisco de Ibarra es que en 1554, cuando
apenas contaba con 16 años había dirigido una expedición a tierras
de Zacatecas en la que descubrió las minas de plata de San Martín,
Sombrerete, Chalchihuites, Nieves, Aviño y San Lucas y dejó fundadas
las villas de San Alto, El Bautismo y San Miguel. Cuando ya había
sido nombrado gobernador buscó una supuesta fabulosa región llamada
"la Nueva Copala y su Laguna" pero nunca la encontró. Organizó su
gobierno, que se caracterizó, como ya hemos dicho, por su espíritu
cristiano y trató con humanidad y justicia a todos, sin distinciones
ni menos discriminaciones para los indígenas, motivo por el cual,
también como ya dijimos antes, fue sentido y llorado aun por los
conquistados cuando falleció en el mineral de Pánuco, en Sinaloa,
en 1575. En esta región fundó también varias importantes poblaciones
que prosperaron y todavía existen.
Luego de haber fundado Durango, Ibarra fundó la ciudad de Chihuahua
y otras poblaciones más del norte de aquellas regiones. En realidad,
todo el norte de lo que ahora es México, incluidos los ahora estados
de Arizona, Colorado, Kansas, Texas, Nuevo México (fundado por Juan
de Oñate, hijo y sobrino respectivamente de Cristóbal y Juan de
Oñate, los fundadores de Guadalajara) y California, ahora pertenecientes
a Estados Unidos, hasta los confines de Canadá, fue explorado por
los vascos y colonizado en su mayor parte por ellos.
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Monumento ecuestre de Juan de Oñate. |
Cabe hacer notar que en el año de 1998 se inauguró en la ciudad
de Alcalde, Nuevo México, con motivo de los 400 años del primer
asentamiento de los exploradores en este lugar, un gigantesco monumento
ecuestre de Juan de Oñate, al que se considera el más grande el
mundo en su género.
En cierta ocasión el barón Alejandro de Humboldt dijo en referencia
a diversas regiones de América que "la parte llamada Nueva Vizcaya
fue poblada en su mayor parte por gentes de origen vasco, y así
sus habitantes son enérgicos, industriosos, laboriosos como sus
antepasados. Esta es la provincia donde el elemento étnico europeo
cuenta con mayor representación". |