Del
otro lado del mar quedaban familiares, amigos, el hogar... y la
persecución, la dictadura, el atropello. En el mes de octubre
de 1940, en que Andrés de Irujo llegó a la Argentina
después de un accidentado viaje -acogiéndose al decreto
de excepción para el ingreso de vascos, que había
logrado obtener el Comité
Pro Inmigración Vasca, dio comienzo a una nueva
batalla por la causa vasca: la de la resistencia cultural.
No más ingresos de apuro a las cárceles para impedir
fusilamientos. No más canjes de prisioneros. No más
asuntos de estado al lado de su hermano ministro. No más
asistencia a los exiliados en desgracia. Le tocaba resistir desde
los medios culturales, uno de los pocos caminos posibles a miles
de kilómetros de la patria. Para ello contaba con 33 años,
una fuerza imparable y ningún recurso económico.
Un apóstol de la cultura...
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Andrés de Irujo.
Fotografía. Archivo privado de Andrés de Irujo. |
El concurso de Isaac Lopez Mendizabal, de Sebastián de
Amorrortu y de los primeros autores y editoriales que cedieron sus
derechos fueron el puntapié inicial de la gran obra de su
voluntad: la Editorial Vasca Ekin; que se lanzó públicamente
con todo un gesto: El genio de Nabarra.
La editorial era Andrés y él era todo en la editorial:
escribía, corregía, respondía correspondencia,
atendía la administración, armaba y despachaba en
el correo los paquetes de libros. Como nunca había recursos
económicos se usaba papel de diario viejo para envolver los
impresos; y la cola de pegar se cuidaba con esmero: cuentan quienes
lo conocieron en el trabajo diario que Andrés ponía
cola en la tapa de su propio recipiente, tomaba de allí lo
que necesitaba y cuando terminaba de usarla volvía prolijamente
a poner el sobrante dentro de la botella. No se podía desperdiciar
nada.
Con el paso del tiempo y a través de la extendida obra de
difusión cultural, en el exterior se empezaba a ver a Ekin
como un pequeño gigante. Sin embargo, todo era un hombre,
su tenacidad y su dedicación. No había ninguna gran
infraestructura: una oficina chiquita en la calle Perú o
un cuarto en el edificio del Centro
Laurak Bat.
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En sus años de estudiante en el Colegio
de Lekaroz. Andrés de Irujo es el tercero de la izquierda
de la fila superior. Fotografía:Archivo privado de Andrés
de Irujo. |
La segunda gran obra de Irujo en Argentina fue el Instituto Americano
de Estudios Vascos. Contó para ello con muchos exiliados
y miembros destacados de la colectividad vasca local, pero fue su
alma mater. Tan evidente ello que la fecha del último número
del Boletín del Instituto que se editó (N° 174
de julio-septiembre de 1993) coincide con la de su muerte. Punto.
Su influencia, sin embargo trascendió a Ekin y el Instituto
para dejar huella en casi todas las instituciones de la colectividad
vasca en Argentina; en algunos casos -como Euskaltzaleak o la Fundación
Juan de Garay- como fundador.
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Andrés de Irujo es el segundo de la derecha
en la fila superior. Fotografía:Archivo privado de Andrés
de Irujo. |
Andrés de Irujo era un "trabajador" de la cultura,
en el sentido más pleno de la palabra. Según su esposa,
María Elena Etcheverry, las imágenes de Andrés
trabajando en la máquina de escribir son las más representativas
de su persona, pues reflejan la situación que ocupaba la
mayor parte de su tiempo.
Nacionalista auténtico e independiente y profundamente religioso,
sus ideas políticas y su fe católica coincidían
en una causa de horizontes comunes. Fue un ejemplo diario del humanismo
cristiano y de la vocación política democrática.
Así, en ese terreno compartido de los altos ideales, el trabajo
cultural fue su apostolado.
...de apellido Irujo...
Le tocó ser hijo de una de las familias que más aportaron
al nacionalismo vasco a fines del siglo XIX y a lo largo del XX.
Los Irujo estuvieron vinculados al movimiento desde los primeros
tiempos; y excediendo la tarea particular de su padre, Daniel, como
defensor de Sabino Arana; y de sus hermanos Manuel en el gobierno
y Pello Mari en la resistencia.
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Familia Irujo. De pie y de izquierda a derecha:
Eusebio, Manuel, Delfín, Juan Ignacio y Josefina Irujo.
Sentados: María del Rosario, el abuelo Ollo con Pello
Mari, Aniana Ollo y Andrés.
Fotografía: Archivo privado de Andrés de Irujo |
Es pintoresco recordar que cuando en febrero de 1894 los hermanos
Arana Goiri acudieron a Iruña a manifestar su solidaridad
con la defensa de los navarros de sus fueros, Sabino portaba un
estandarte bordado por Juana Irujo y Urra de Aranzadi, tía
de Andrés; que posteriormente fue exhibido en el frente de
Sabin Etxea el 15 de abril de 1932, con motivo del primer Aberri
Eguna masivo -según cuenta Mikel Ezkerro-.
Pero, como ilustración, es más fuerte el hecho de
que las manos que confeccionaron la primera ikurriña fueron
de la familia Irujo. La misma tía la realizó a pedido
de Arana Goiri, explica Ezkerro.
...en la trinchera de los libros
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Andrés de Irujo junto a Jesús María
de Leizaola y Miguel Garmendia. ¿Paris?, ¿1938-39?.
Fotografía: Archivo privado de Andrés de Irujo |
Andrés de Irujo falleció el 29 de septiembre de
1993. Había pasado en Argentina 53 años; casi el doble
de los que había vivido en Euskal Herria. En Buenos Aires
los homenajes fueron inmediatos. En su tierra se hicieron esperar
un poco más: en el momento de su muerte sólo un par
de voces lo recordaron en los periódicos.
Padeció -como muchos compatriotas- casi cuarenta años
de exilio con la esperanza de que el régimen cayera y pudiera
hacer las valijas para volverse a casa. Cuando la oportunidad se
presentó ya era demasiado tarde. Su vida estaba afincada
en el país que lo cobijó generosamente durante tantos
años.
Y, entonces, simplemente continuó con lo que venía
haciendo desde varias décadas atrás: trabajar de sol
a sol, silenciosamente, por la promoción de la cultura vasca.
Siempre decía "mi trinchera son los libros". Y
fue consecuente con ello hasta el último día. En esa
ocasión su esposa tuvo que rogarle que descanse y, para que
se recueste, debió tomar su lugar frente a la computadora.
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Andrés de Irujo en el restaurante del
Centro Laurak Bat de Buenos Aires. Fotografía: Archivo
privado de Andrés de Irujo. |
Falleció como un gudari solitario. En la trinchera hasta
último momento. Y en silencio.
...
El Andrés de Irujo menos conocido
Es una de las zonas más lindas del residencial barrio de
Belgrano de Buenos Aires. En las madrugadas cantan los zorzales,
en la época apropiada la calle huele a flores de azahar,
y el aire lo llenan las campanadas de la parroquia San Benito Abad,
el ex monasterio benedictino que dirigió Andrés Azcarate.
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Igual a mil palabras: Andrés de Irujo
engripado y trabajando en Ekin. Fotografía: Archivo privado
de Andrés de Irujo. |
Allí está la casa que compartió Irujo con
su esposa. María
Elena Etcheverry nos recibe y nos abre la puerta al otro Andrés,
el de la intimidad, el de las conversaciones familiares, el involucrado
en la vida argentina; y comenta el modo en que, con esfuerzo, continúa
la obra de Ekin y vive la problemática vasca.
Bibliografía
. Alvarez Gila, Oscar, "La editorial 'Ekin'
de Buenos Aires", Euskonews [en línea],
24-31/3/2000, N° 72 [consultado el 20-10-2002].
Disponible en http://www.eusko-ikaskuntza.org/euskonews/0072zbk/gaia7216es.html
. Amezaga Iribarren, Arantzazu, "Andrés
Irujo Ollo. El documentalista vasco del exilio (Estella,
1907 - Buenos Aires, 1993)", AAVV, 1939-1999. Sesenta
años después. Euskal Erbestearen kultura.
Actas 2, Ed. Saturran, 1999.
. Astigarraga, Andoni de, Abertzales en Argentina,
Bilbao, Ediciones Alderdi, s.f.
. Ezkerro, Mikel, "Homenaje a Andrés
María de Irujo y Ollo". Conferencia pronunciada
en el Auditorio de Eusko Kultur Etxea, Buenos Aires,
el 6 de mayo de 1994. Inédito.
. Zabala, José Ramón, "Ekin:
una luz en el tunel (las editoriales del exilio)",
AAVV, La cultura del exilio vasco. II. Prensa-Periodismo,
Hemerografía, Editoriales, Traducción,
Educación-Universidad, Donostia-San Sebastián,
J.A. Ascunce, 1994, pp. 129-148. |
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Gonzalo J. Auza,
gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza |