Han
pasado nada mas y nada menos que 33 años desde que pisé por primera
vez Santiago de Chile. La estancia en este país marcó mi vida de
una manera excepcional porque en la época confluyeron acontecimientos
personales y sociales en las vivencias que experimenté de manera
directa y ambiental al mismo tiempo.
En la comuna de la Granja de esta ciudad y mas concretamente en
la población Malaquías Concha, encontrarme con la comunidad cristiana
que presidía el padre Esteban Gumucio, resultó ser para mi un privilegio
humano inolvidable que hoy vislumbro como la real práctica de la
auténtica Teología de la Liberación. La celebración fraternal de
la Eucaristía y el comentario compartido de la palabra bíblica,
eran prácticas habituales en las reuniones litúrgicas, resultando
ser el broche trascendente de la cotidianidad solidaria de aquel
grupo singular.
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Clarita de Larminat (a la derecha con blusa roja)
con sus padres. |
Al mismo tiempo en el dispensario parroquial regentado por Clarita
de Larminat (enfermera titulada), se trataban problemas de salud
corporal y psíquica, como un todo no desvinculado de la realidad
que en este sector de Santiago se experimentaba. No era fácil vivir
en aquel entorno porque la economía necesaria para ello casi no
existía. Impulsada por la fuerza humana que allí se sentía, me incorporé
a esta comunidad de base por algún tiempo, intentando aprender de
la vida compartiendo la misma realidad. Quería saber sobre la condición
humana desde la radicalidad social del vacío económico. Es decir
yo optaba en aquel momento, por una pobreza real que les había caído
en suerte a la mayoría de aquél sector.
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Daro Araneda. A la entrada de su casa. Población
Malaquías Concha. |
Fue Clarita de Larminat la que me dio el nombre de Daro Araneda
(modista). Esta costurera fue el apoyo económico real de aquel tiempo
que pasé en la población. Traté de ayudarle en su trabajo, comía
en su casa con su familia y dormía en la "mediagua" que alquilé
delante de la misma. La capacidad artística y profesional de Daro
unidas a su manera de ser, son para mi hasta el día de hoy un referente
de amistad solidaria y dignidad humana. Uno a aquellas horas de
trabajo, dale que dale a la aguja o a la máquina, el conocimiento
de la danza y la música chilena porque en aquella familia se vivía
el folklore con una naturalidad extraordinaria. Cantar, tocar la
guitarra y bailar la "cueca" así como otras danzas, formaba parte
de la cultural familiar. Nos volvimos a ver Daro y yo en Santiago
en febrero de este año (2002). Tuve la sensación de que durante
todos estos años habíamos seguido viviendo juntas entre múltiples
experiencias diferentes. Su casa, reformada, llena de plantas y
colorido, continúa siendo suya, con el mismo estilo propio y acogedor
que recordaba.
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Bailando la "cueca" en el centro "Clarita
de Larminat". |
Hablamos como es natural de Clarita. La valentía en sus actuaciones
como enfermera de la población, en la época de la dictadura era
la marca mas fuerte en la memoria histórica de la Malaquías Concha.
Con su maleta de primeros auxilios siempre presente donde hiciera
falta, pues en la época la población era con frecuencia baleada
sin discriminación, intentaba curar sin mirar a prohibiciones ni
diferencias ideológicas. Sanadora profesional involucrada en la
condición histórica que la sociedad de la Malaquías Concha padecía.
Conoció junto con otros de la comunidad, el campo de concentración
improvisado en el Estadio de Santiago. Padeció torturas. Sufrió
horriblemente por ser mujer y una profesional incansable. Amiga
de todos y todas desde aquella personalidad que reflejaba cordialidad,
firmeza y amplitud de miras. Sobrevivió a los horrores padecidos
y murió en 1982 a consecuencia de un tumor cerebral.
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En el centro "Clarita de Larminat".
La segunda de izquierda a derecha y en primera fila: Erika Fuentealba,
directora del centro. |
Erika Fuentealba (enfermera también) cuidó especialmente de ella,
se dejó contagiar por su forma de ser y creó vínculos afectivos
indisolubles. Sus emociones casi no tienen límite cuando habla de
su amiga. Clarita vive en las historias y las vidas de la población
casi como si estuviera viva. Erika con la ayuda de mas gente ha
encauzado esta fuerza solidaria creando finalmente el Centro
de Promoción y Prevención Mental "Clarita de Larminat", cuidando
con mimo el mismo estilo a la hora de trabajar, según se expresa
en la carta dirigida a mi con fecha 24 de Julio de 2002.
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En el centro "Clarita de Larminat"
en la celebración del aniversario de su fundación.
(Febrero 2002) |
...En el desarrollo de nuestra tarea nos hemos vinculado a
la estructura formal, tanto local como nacional, obteniendo un reconocimiento
concreto de quienes se dedican a tratamiento y rehabilitación de
personas con problemas de drogodependencia; en la práctica hemos
iniciado un proceso de complementación y colaboración orientado
a prestar un mejor servicio a quienes lo necesitan, sin comprometer
nuestra autonomía, como en un tiempo lo hizo Clarita.
Hemos logrado aunar voluntades de profesionales para evaluar
los estados de salud deteriorados por el mal uso o abuso de fármacos
y/o drogas, manteniendo una supervisión y asesoramiento en los casos
que lo ameritan , siempre dentro de un enfoque personalizado, integrando
a los procesos de rehabilitación a las parejas y familias de drogodependientes,
con resultados que nos motivan a continuar desarrollando nuestro
servicio.
Como usted bien comprenderá, nuestro servicio se entrega a una
realidad concreta, que es la chilena, influida y, por qué no decirlo,
presionada por una forma de aplicación del modelo económico de economía
de mercado, donde muchas veces no se le reconoce validez a las emociones
y sensaciones de cada persona en particular; ciertamente ello nos
hace diferentes al tratamiento ortodoxo, lo que nos alegra, pero
también nos crea problemas.
(...) En la actual realidad chilena esto no es nada fácil, ya
que la cultura que propicia el modelo económico se enmarca en el
individualismo y la no solidaridad, con sus lógicas secuelas de
discriminación y segregación social; seguramente desde el exterior
esta realidad quizás no se note, oculta tras los éxitos de lo macroeconómico,
pero cada vez con mayor fuerza se notan los efectos deshumanizadores
de una economía basada en las "recomendaciones de la Banca Mundial".
Ud conoció a Paulo Freire, así que podrá comprender lo que tratamos
de expresar cuando señalamos que la mayoría de la población, los
más desprotegidos y postergados, deben buscar respuestas de carácter
mágico y mantenerse en conductas a lo más propias de la conciencia
ingenua. La pretensión de criticidad es considerada una conducta
disfuncional al modelo económico y sancionada con la sospecha de
la estructura oficial.
(...) existe entre los profesionales cada vez mayor interés
por descubrir y elaborar respuestas a escala humana, a escala personalizada
(...) para mantener el funcionamiento en la forma humanizada y humanizante
que aprendimos con Clarita.
(...)
Firmado por: Erika Fuentealba F (Directora); Rebeca Aguilera
R. (Vice-presidenta); Victor Arroyo B. (Pro-Secretario); Francisco
Herrera F. (Presidente); Lilian Guzmán (Administrativa).
Cuando salía de mi visita a la Malaquías Concha, en una de las
calles que atravesé, la placa en la que aparecía el nombre de la
misma decía así: Calle P. Esteban Gumucio. Una emoción especial
invadió mi cuerpo y la alegría del reconocimiento ciudadano me pareció
totalmente justa.
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Santiago de Chile. Palacio de la Moneda. |
No quise abandonar Santiago sin entrar en el Palacio de la Moneda
y visitar la escultura de Salvador Allende que está en la plaza
que corresponde a la parte trasera del mismo. Recuerdo sus discursos,
el timbre de su voz. Recuerdo aquella ilusión por una social democracia.
Fueron tiempos para nosotros de una gran esperanza. En la columna
que lo sustenta dice así:
Mucho mas temprano que tarde
De nuevo se abrirán las grandes alamedas
Por donde pase el hombre libre
Para construir una sociedad mejor.
Tengo fe en Chile y su destino.
Queridos amigos y amigas de la población Malaquías Concha ¡que
suerte haberos conocido!. Estas letras pretenden ser un reconocimiento
a nuestra querida amiga Clarita de Larminat, de quien aprendí a
cuidar la amistad y los afectos relacionales, al hilo de la responsabilidad
profesional vivida en la sencillez de la realidad cotidiana.
Arantxa Ugartetxea Arrieta, pedagoga |