Un nombre especial: el Liceo Navarra de Santafé de Bogotá
Arantxa Ugartetxea

Arantxa UgartetxeaLa curiosidad gnoseológica que despierta en mí el nombre del "Liceo Navarra" comienza el día que llego a Santafé de Bogotá en noviembre de 1999 a reencontrarme con mis amigos y amigas después de 18 años sin haber pisado tierra colombiana. En el aeropuerto El Dorado de esta ciudad, junto con un grupo de amigos y amigas está Maruja Porras a quien acompañan sus familiares entre los cuales se encuentran Nely Porras y Orlando Ojeda padres de las niñas Andrea y Lina de ocho y seis años respectivamente. Este reencuentro tiene eco familiar y es en esta familia donde comienzo a escuchar por primera vez el nombre del colegio en boca de las propias niñas que con gran satisfacción personal me manifiestan que ellas son alumnas del Liceo Navarra antes incluso de terminar de salir del aeropuerto.

Este diálogo estimula en mi la curiosidad por conocer el colegio durante toda mi permanencia en Bogotá y va adquiriendo fuerza en la medida que comparto opiniones familiares acompañadas de los comentarios que las niñas y la propia familia hacen del Liceo Navarra, a la que finalmente se une mi propia lectura sobre el entorno que me rodea y crea una expectativa pedagógica, que culmina en la cita que Andrea por propia iniciativa marca con Maribel Lizarraga, la directora del colegio, para nuestro encuentro.

El Liceo Navarra. En la placa pone el nombre del colegio junto con el escudo de Navarra en el centro.

De hecho este artículo tiene sus raíces en aquella conversación amena, acogedora y responsable en donde la comunicación fue muy fácil por esa delicadeza profesional y afectiva que transmite esta mujer navarra que goza de un toque colombiano cálido y acogedor marcadamente pedagógicos. Mi propuesta de compartir durante un mes la vida escolar para poder percibir mejor el nivel académico del colegio y el estilo pedagógico del mismo, fue aceptada.

Maria Isabel Lizarraga Osacar está casada con Bernardo Fandiño Salgado, colombiano. Son los propietarios y fundadores del Liceo Navarra, ambos, en la actualidad, considerados imprescindibles en la dirección del colegio. Maribel y Bernardo han dado a este centro la imagen de laboriosidad. El espíritu de trabajo está presente en todas partes. La responsabilidad académica salta a la vista.

Como rezan los estatutos del colegio:
El liceo Navarra, último reconocimiento oficial 7454 del 13 de Noviembre de 1998, emanado de la Secretaría de Educación de Santafé de Bogotá D.C. y que ampara los niveles de Preescolar, Básica (grados 1º a 9º) y Media Vocacional, es una institución educativa privada, de carácter mixto, confesional católica, fundada en 1968 y comprometida, desde sus inicios, en la formación integral de sus educandos y en la excelencia educativa, misión que año tras año ha cumplido con éxito figurando en los primeros lugares entre los establecimientos educativos del País.

Estos objetivos se han cumplido gracias a la colaboración de un selecto grupo de profesores, a la calidad del alumnado, a la confianza y apoyo de los padres de familia y al cumplimiento de normas necesarias que han regido la institución, de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución Nacional, en la Ley 115 de1994, el Decreto 1860 de 1994 y en las demás disposiciones del M.E.N. (Ministerio de Educación Nacional).

El edificio del Liceo Navarra está ubicado en la ciudad de Santafé de Bogotá que en la actualidad goza de ocho millones de habitantes aproximadamente, en una zona residencial llamada Modelia en la que viven unas doscientas familias, donde corre aire libre, tiene independencia y predominan las zonas verdes. Tiene una cancha múltiple y un patio central como zonas de recreación. La zona verde lindante con el edificio es un área libre de la urbanización disponible para la misma. En sus instalaciones cuenta con: 22 salones; laboratorios; biblioteca; salón para audiovisuales (para unas 130 personas); salón de informática; sanitarios; zona administrativa con cuatro oficinas diferentes; sala de profesores; sala pequeña para reuniones por grupos; despacho para orientación; enfermería; cuarto para material didáctico; para material de educación física y deporte; un pequeño aparcamiento y vivienda para personal de servicios. En 1999 se hicieron 3 salones y otros 3 se remodelaron para adaptarlos a comedor y se hizo la cocina. El color blanco de sus paredes ribeteadas de rojo como si fuera el "pañuelico" al cuello y el "gerriko" de los Sanfermines junto con el verde de las plantas, le dan a este edificio un matiz de vida y alegría dentro de su austeridad y sencillez.

Maribel Lizarraga Osacar con su hija Mª Rosario en el comedor del colegio.

Los alumnos del Liceo Navarra son en la actualidad unos ochocientos. El nombre del colegio hace referencia a esa emoción y sentimiento navarro que Maribel alberga dentro de sí y es compartido por Bernardo y todos los demás al mejor estilo colombiano.


ENTORNO EDUCACIONAL COLOMBIANO

Una cosa es lo que a simple vista y desde el exterior se pueda opinar sobre el sistema educacional colombiano y otra la complejidad valorativa con la que a mí me gustaría hacerlo. Para ninguna de las dos posiciones me encuentro capacitada por la falta de datos y conocimiento cercano de la realidad, añadiendo a esto que al no pertenecer a esa cultura siempre existen para mi aspectos de esa realidad difícilmente comprensibles por su propia idiosincrasia colombiana que deben de ser exquisitamente respetados.

El profesorado y magisterio con el que me ha tocado en suerte relacionarme en Bogotá, tanto en las universidades como en las escuelas del distrito en las que he compartido espacios educativos, es sufridor de esa contradicción social que por un lado intenta apabullar con su infravaloración oficial al profesor y maestro pero por otra no consigue apagar la receptividad, afán de superación y espíritu de trabajo que poseen, haciéndolos incansables en la búsqueda profesional. Características todas ellas, también hay que decirlo, de una auténtica vocación progresista. Desde estas letras quiero manifestar mi admiración por ese cuerpo docente al que he tenido el gusto de conocer y me lleva a reivindicar con firmeza y solidaridad para todo ese colectivo colombiano que lucha por una mejor educación y formación, la dignidad profesional que merecen.

No es por una casualidad que yo escuché por primera vez hace treinta años por boca de un maestro colombiano el nombre del pedagogo brasileño Paulo Freire, cuya pedagogía continúa planteando preguntas y respuestas en circunstancias y espacios diferentes en esta ciudad de Bogotá donde he sentido el placer de compartir vivencias educativas al hilo de esta pedagogía.

Tiene Colombia en la actualidad otro gran educador que con el título profesional de psiquiatra va con su letra escrita curando heridas, acortando distancias, valorando los símbolos y las fantasías, jugando responsablemente por la vida, cuidando las relaciones, hablando del amor, de la libertad, de lo singular, de la ecología, de la trampa de la razón, de la ternura y de la construcción de un arca en medio de un diluvio de plomo como si de un aire nuevo se tratara. Es Luis Carlos Restrepo.

Liceo Navarra. Grupo de profesores y alumnos. Al fondo la capilla del colegio.

En este entorno surge como colegio privado, el Liceo Navarra como un sueño y una utopía practicables, que aunque institución educativa privada tiene una gran vocación ciudadana. Su filosofía educativa apuesta por una formación integral, bien pegados a la realidad que les toca vivir como estudiantes, profesionales y ciudadanos. Es un colegio definido y existe una selección en la admisión de alumnos y profesores en donde se tiene en cuenta el entorno familiar de una manera fundamental. En general es exponente de familias media y bien acomodadas. Se inculcan buenos códigos relacionales, hábitos de estudio, buena utilización del tiempo libre y un sano orgullo afectivo de pertenencia al colegio.

El profesorado y personal administrativo gozan de carrera universitaria con orientación pedagógica y experiencia. El personal de servicios está dotado de una actitud relacional educativa y vive con dedicación y honorabilidad su trabajo. Los alumnos pagan matrícula y diez meses de pensión. No existe ningún otro pago o cuota extra, así que saben desde el comienzo a qué atenerse sin sufrir ningún tipo de sorpresas económicas. El costo no es exagerado yo me atrevería a calificarlo como de nivel medio austero.


EL LICEO NAVARRA

El Liceo Navarra tiene claros sus objetivos de una forma general. Lógicamente estos son académicos, pero lo que el quehacer académico abarca es prácticamente la vida toda del estudiante, es decir su formación integral siempre mediatizada por el entorno social y familiar. El cuerpo docente de esta casa sabe en primer lugar que los alumnos están de paso en el colegio camino hacia la universidad, por eso la formación académica está orientada hacia ella. Es un compromiso con el hoy educativo y académico para ir transformando desde ya la realidad.

Se fomenta la capacidad analítica, el saber discernir, crear criterio, es decir todo lo que pueda ayudar a ser artífices del propio futuro para así poder también transformarlo y recrearlo.

Hoy entiendo mejor la satisfacción con la que Andrea y Lina me hablaban de su colegio pues un sentimiento general de autoestima personal e institucional invade la vida del liceo. Es como un creer en la propia autonomía personal e institucional. No tiene nada de elitista en el sentido peyorativo de la palabra pues la sencillez y el respeto caracterizan este hacer educacional que se va desarrollando durante los años que los alumnos pasan por este centro. El secreto es que creen en lo que hacen y existe un empeño extraordinario en llevar la nave al puerto. El convencimiento se vive con tanta naturalidad y obviedad que va empapando la vida del colegio como si de su sabia se tratara. Es todo un estilo familiar.

La relación interpersonal académica y humana está marcada por una actitud predominantemente dialogante. La oportunidad de hablar y expresarse existe. Escuchar parece una actitud pedagógica fundamental. La comprensión como es natural no siempre se dará como ocurre en la vida real, pero en lo que yo he visto, la cadencia afectiva que acompaña a la firmeza de una disciplina comportamental, resulta ser la vía apropiada que facilita el diálogo.

Santafé de Bogotá. (De izquierda a derecha) Andrea Carolina y Lina María (en la primera fila). Nely Porras (madre de la niñas), Arantxa Ugartetxea y Maite de la Vega (segunda fila). Orlando Ojeda (padre de las niñas), Maruja Porras y Chinca Porras.

Hay dos palabras que de una manera global encierran todos los detalles que en el transcurso del día escolar ocurren en el liceo: trabajo y dedicación. En esta institución no tienen nada que hacer los vagos, aquí hay mucho trabajo académico a realizar a través de la jornada escolar. La acción al servicio del conocimiento es fundamental. El horario laboral académico es el cauce necesario para trabajar a favor de una formación integral. Es tan sencillo y laborioso como eso. Se trabaja de lo lindo con una dedicación personal que se cree necesaria para cumplir con la vocación formadora. No es que unos manden y otros trabajen sino que todos cada uno en el ejercicio de su responsabilidad vive dentro de la convivencia escolar la práctica real de una autoridad delegada.

En este estilo de responsabilidad laboral entra de lleno la dedicación y aportación familiar, pues los alumnos y alumnas recurren a sus padres en las dificultades que encuentran en las tareas y estos se implican de una forma natural en la elaboración de las mismas. Es una manera de crear complicidad y comunicación entre padres e hijos con un instrumento real que es la búsqueda del conocimiento a cuyo servicio acuden ambos con el afán de cumplir, es decir: del deber bien hecho. La falta de tiempo y preparación por parte de los padres son las condiciones reales con las que se debe contar también en este quehacer escolar que involucra a toda la familia, pues la formación es cosa de todos. Por eso el Liceo Navarra mantiene una relación pedagógica individualizada con todas las familias, siendo el componente familiar base indispensable a la hora de integrarse en la vida escolar.

La etapa de TRANSICIÓN se vive en el liceo con especial cariño y atención por ser los pequeños de la casa. Es una etapa de adaptación al sistema académico del colegio que se hace teniendo en cuenta las características propias de la edad y el nivel de desarrollo personal propio para la misma. Comprende el período que abarca entre preescolar y la formación básica.

En este inicial camino académico la complicidad de la familia es básica e indispensable, los padres deben integrarse junto con el niño en el proceso de aprendizaje que éste comienza. Existe una comunicación diaria y directa de la situación del alumno con los padres a través de una agenda en la que profesora y padres expresan libremente sus preocupaciones, satisfacciones y dudas, entre otras cosas. En esta maravillosa agenda de la cotidianidad escolar en donde aparecen también las tareas a realizar en casa, se escriben las páginas más bonitas de la evolución personal. Constituye desde mi punto de vista el símbolo más preciado de la responsabilidad profesional de padres y profesores, en donde el niño o la niña son el objeto precioso a ser bien tratado. Todos se sienten interpretados y atendidos individualmente creando entre profesores y padres esa corriente de confianza y respeto necesarios en el aprendizaje que el niño y junto con él todos van vivenciando.

La EDUCACIÓN BASICA es un tiempo especialmente dedicado al quehacer del conocimiento. Este conocimiento se desea que sea realmente crítico porque sólo desde este supuesto se puede desarrollar una capacidad para comprender, analizar y disfrutar con la creatividad científica. En esta etapa que dura desde los 6 hasta los l3 años se pretende proporcionar los conocimientos básicos necesarios para los sucesivos estudios que el alumno pretenda realizar en su vida. Concretamente los necesarios para la universidad.

Liceo Navarra. Grupo de alumnos y alumnas. Patio de recreo y deportes.

Como en la etapa anterior, la integración familiar se mantiene. La relación directa de los profesores con los padres a través de la agenda va siendo sustituida por la comunicación transmitida por el mismo alumno como real sujeto del proceso e intermediario en la comunicación entre padres y profesores, favoreciendo la responsabilidad, autoestima y autonomía personales. Se habla de una orientación de la afectividad que, desde mi opinión, su expresión más real y práctica es la propia vivencia cotidiana dentro del liceo de una relación profesor alumno individualizada y dialogante que propicia la respuesta afectiva del profesor y del alumno.

Los valores propios de la nacionalidad colombiana que se inculcan pueden enmarcarse dentro de la vivencia democrática. Se potencia la solidaridad, la tolerancia y la justicia. Se habla de derechos y deberes dentro de la responsabilidad política que a cada ciudadano corresponde. Reflexionan y analizan la Constitución y contemplan también las relaciones internacionales.

La EDUCACION MEDIA ACADEMICA comprende dos cursos (Bachilleres) alumnos de la edad de 15-16 años. Son unos años en los que se intenta con empeño crear capacidades para la investigación y la participación en programas de organización social vinculándolos a ellos. Existe un esfuerzo por, la formación de una conciencia de participación y responsabilidad comunitaria. Se potencia el papel directivo de los mayores sobre los menores, considerándolo más una obligación responsable que un privilegio. Los cargos directivos como presidente del consejo estudiantil etc. son más que nada una obligación comunitaria.

Se acepta el poder como una práctica administrativa basada principalmente en la justicia, la imparcialidad y la comprensión hacia todos los niveles. Creando actitudes de participación democrática que más tarde se pretende tengan reflejos en la vida nacional ciudadana.
La relación individualizada profesor alumno y profesor familia continúan su marcha. El estilo de trabajo y dedicación también. La exigencia académica ni qué decir. Ya están en las puertas de la universidad, que es el objetivo académico de este centro escolar.

La DIDACTICA del liceo busca dentro de su propia metodología que los conocimientos y las destrezas adquiridos sean sólidos, de tal manera que esta firmeza incida en la creación de una seguridad y autoestima personal. Intenta crear en el alumno un espíritu propio sabiendo que ello genera acciones para la vida es decir propicia llegar a los significados de los conceptos, manejarlos, aplicarlos y enriquecerlos. Además de una transferencia de conocimientos intenta también con la incidencia directa del alumno y profesor que se realice la transformación creadora personal, siendo éste el lado más lúdico de este sistema académico.

La evaluación del alumno del liceo queda expresada en los indicadores de logros que han venido a sustituir las famosas notas. Son un instrumento que pretende expresar lo más atinadamente posible los aspectos que el liceo considera como importantes en el desarrollo personal y académico del alumno o alumna. Observan si acepta y reconoce su cuerpo con potencialidades y deficiencias. Valoran el esfuerzo por superar dificultades. Subrayan la capacidad para tomar decisiones y asumir las consecuencias, la capacidad de libertad para expresar ideas y la actitud participativa en los procesos vivenciales.

Existe la discusión sobre la eficiencia de estos indicadores de logros. A muchos no les gustan porque consideran que el vacío académico se cubre mejor, se dan diferencias valorativas de unos colegios a otros e incluso dentro de las propias instituciones educativas pues los conceptos son muy flexibles y dependen de la tendencia del profesor. Existe más arbitrariedad a la hora de evaluar porque los niveles de las materias a dar los puede marcar el profesor. Toda una serie de reflexiones críticas al respecto, en donde los profesores de los cursos de los mayores reclaman y prefieren números. La realidad es que son instrumentos al servicio de una evaluación en donde la calidad personal y profesional del profesor y de la profesora deben de dar la talla académica y la sensibilidad pedagógica que esta práctica oficial merece.

 
Liceo Navarra.

La auto evaluación diaria es una realidad en el liceo. El alumno lo hace o lo plasma en el cuaderno de la asignatura respectiva. Este acompañamiento responsable de la propia evolución académica atendiendo siempre a las actitudes personales, en el transcurso del día estimula su conciencia autogestionaria dentro del proceso educativo como verdadero agente de la misma. Es la autoridad delegada y compartida que va creando responsabilidad y carácter, dejando claro que el principal artífice de la formación es uno mismo.

La DISCIPLINA se vivencia mas como la práctica de una convivencia en donde la relación interpersonal favorece el conocimiento entre profesor, alumno y familia, haciendo más fácil para todos el andar por casa.


IDEOLOGIA AFECTIVA

La sensibilidad afectiva en palabras, actitudes y gestos relacionales matiza la práctica educativa de la cotidianidad del Liceo Navarra. El afecto es siempre la pauta del comportamiento que se tiende a reforzar en la cultura escolar.

El gusto y la sensibilidad sustentan esta solidez ideológica que no resultan una improvisación. La pedagogía del liceo tiene siempre en cuenta las raíces afectivas de sus alumnos, familiares e interpersonales de las que se nutre la ética del colegio. Ese campo que llamamos privado, nuestros afectos, está siempre presente en las rutinas diarias. El espacio en donde se vive la vida escolar resulta ser la sede de las propias dinámicas afectivas también, por eso es fundamental integrar la ternura y el afecto familiar en la responsabilidad colegial. La articulación familiar en la estructura escolar es insustituible, siendo ésta una real convicción en la práctica educativa del liceo.

La comprensión de que el colegio, es considerado como el real espacio físico donde parecen darse conjuntamente la vivencia micro sociológica y psicológica de la intimidad afectiva, parece formar parte de la ideología del Liceo Navarra. Y al decir esto estoy queriendo expresar el enorme poder de la ternura en la construcción individual y social como estructura ideológica y valorativa.

"Somos tiernos cuando abandonamos la arrogancia de una lógica universal y nos sentimos afectados por el contexto, por los otros, por la variedad de especies que nos rodean. Somos tiernos cuando nos abrimos al lenguaje de la sensibilidad, captando en nuestras vísceras el gozo o el dolor del otro. Somos tiernos cuando reconocemos nuestros límites y entendemos que la fuerza nace de compartir con los demás el alimento afectivo. Somos tiernos cuando fomentamos el crecimiento de la diferencia, sin intentar aplastar aquello que nos contrasta. Somos tiernos cuando abandonamos la lógica de la guerra, protegiendo los nichos afectivos y vitales para que no sean contaminados por las exigencias de funcionalidad y productividad a ultranza que pululan en el mundo contemporáneo." (El derecho a la ternura. Luis Carlos Restrepo. Arango editora Santafé de Bogotá 1994)


Arantxa Ugartetxea Arrieta, pedagoga
(Extracto del trabajo presentado con el título de El "Liceo Navarra" de Santafé de Bogotá"en el departamento de Educación de Eusko Ikaskuntza con fecha 29-5-2001.)

Euskonews & Media 209. zbk (2003 / 05 / 09-16)

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