Si
alguien se plantea antes de un viaje cuando llegará a su
destino, tendrá en cuenta a qué velocidad va a desplazarse
y qué distancia debe recorrer, de forma que si su velocidad
va a ser de 60 Km/h y va a recorrer 120 Km, sabe que empleará
dos horas en llegar. Aunque cueste creerlo, este sencillo cálculo
se basa en nuestro conocimiento sobre las leyes físicas que
rigen el sistema (el coche y la carretera), en particular, sobre
la mecánica newtoniana y concretamente sobre las leyes del
movimiento mecánico, es decir, sabemos que espacio recorrido
es igual a velocidad por tiempo (matemáticamente se expresa
a través de la ecuación e=v.t), por lo que una vez
despejado el tiempo (t=e/v) calcularemos cuál será
el tiempo empleado (120/60=2). Como el planteamiento lo hacemos
antes del viaje, realmente estamos pronosticando algo que ocurrirá
en el futuro, es decir que si salimos a las 7 llegaremos a cenar
a las 9.
Si alguien se plantea cuál será el tiempo mañana,
se pregunta sobre cuál será la temperatura, la humedad,
velocidad del viento y el valor de otra serie de variables meteorológicas
que caracterizan el estado atmosférico. La respuesta la encontrará
en base al conocimiento del sistema La atmósfera es básicamente
un fluido turbulento, por lo que responde a las leyes de la mecánica
de fluidos y obviamente no podemos aplicar ecuaciones tan sencillas
como las que respondían a la cuestión anterior. No
obstante, el problema de la predicción numérica del
tiempo guarda ciertas simetrías con el de nuestro viaje en
coche, como veremos a continuación.
Conseguir una buena predicción del tiempo es el resultado
de un proceso complejo en el que se deben considerar distintos principios
físicos y técnicas numéricas, así como
disponer de una buena caracterización del estado inicial
del sistema. Antes de proceder a exponer los aspectos más
relevantes de la predicción numérica del tiempo, vamos
a hacer alguna consideración previa sobre simulaciones y
modelos.
Simulaciones y modelos
Una simulación es el proceso mediante el cual reproducimos
el comportamiento de un sistema a partir de un modelo. Un modelo
es una abstracción de la realidad que captura la esencia
funcional del sistema real, con el detalle suficiente como para
que pueda representarlo en una aplicación concreta. En el
caso que nos ocupa la finalidad de una simulación atmosférica
es aumentar la comprensión sobre los procesos físicos
que gobiernan la atmósfera.
Si el conocimiento que requerimos del sistema es cualitativo podríamos
recurrir a los denominados modelos físicos, basados en la
representación del sistema a escala a través de una
maqueta que se introduce en túneles de viento, tanques u
otro tipo de dispositivos en condiciones de similitud. Si el conocimiento
que necesitamos del sistema es cuantitativo podremos recurrir a
un modelo matemático. Estos modelos están basados
en la representación del comportamiento del sistema a través
de la solución del conjunto de ecuaciones que lo gobiernan.
Los modelos matemáticos de tipo analítico permiten
obtener soluciones exactas, lo que en la práctica implica,
bien que el sistema a modelar es extremadamente simple, bien que
las ecuaciones planteadas sólo lo representan de forma simplificada.
Un modelo numérico se basa en la utilización de técnicas
numéricas para la resolución computacional aproximada,
del conjunto completo de ecuaciones que describen el sistema. En
casi todas las situaciones reales que se plantean a la hora de simular
la atmósfera, deberemos optar por la segunda opción,
es decir, por un modelo matemático numérico que posibilite
la resolución de las ecuaciones simultáneas, no lineales
en derivadas parciales que describen la atmósfera.
De acuerdo con las escalas espaciales a las que se aplican, los
modelos meteorológicos se pueden clasifican en tres grandes
bloques; los modelos globales los modelos regionales
(o de mesoescala) y los modelos de microescala. Los primeros
se encargan fundamentalmente de la predicción numérica
del tiempo a escala planetaria o en los estudios de cambio climático;
los modelos regionales son los que sirven para reproducir fenómenos
de mesoescala y predecir el "tiempo local", los modelos
de microescala se diseñan para simular fenómenos turbulentos
y superficiales de especial interes en la simulación de dispersión
de contaminantes. En base a la especificación del contorno
del modelo tenemos modelos de circulación general GCM
(General Circulation Models): que cubren todo el planeta y modelos
LAM (Límited área Models): que cubren solamente
un área limitada. A menudo un sistema de predicción
operativo dispone de modelos LAM anidados dentro de modelos GCM.
Los modelos globales se emplean para reproducir las características
sinópticas de la atmósfera, mientras que se aplican
modelos LAM para afinar las predicciones hasta reproducir las características
de las circulaciones y procesos atmosféricos locales. Los
modelos de área limitada suelen aplicar técnicas de
resolución basadas en diferencias finitas, mientras que los
modelos globales suelen emplear algún tipo de técnica
espectral, especialmente adecuada en ausencia de bordes. Un poco de historia
El primer intento de predicción numérica del tiempo
se debe al científico británico L.F. Richardson, quien
en 1922 mostró como las ecuaciones diferenciales que gobiernan
los movimientos atmosféricos pueden enunciarse de forma aproximada
como un conjunto de ecuaciones en diferencias algebraicas para los
valores de las tendencias de varias variables de campo en un número
finito de puntos del espacio. Dados estos valores observados se
podían calcular las tendencias numéricamente resolviendo
las ecuaciones en diferencias para posteriormente extrapolarlas
a un periodo de tiempo de forma que obtenemos un campo futuro con
el cual podemos repetir el proceso obteniendo una predicción.
Los intentos de llevar a la práctica este método en
aquellos tiempos de escasez de datos experimentales y cálculos
manuales no dieron buenos resultados.
Así, el interés por la predicción numérica
del tiempo fue decayendo hasta que en los años 50 la gran
expansión de observaciones meteorológicas y el desarrollo
de los computadores propició el nacimiento del primer modelo
meteorológico numérico que tuvo éxito en la
predicción del tiempo, el denominado modelo barotrópico,
modelo cuyas ecuaciones de movimiento eran mucho más simplificadas
(ecuación de vorticidad y divergencia simplificadas aplicadas
al nivel de divergencia nula) que el planteamiento inicial de Richardson
(ecuaciones de movimiento completas). Este primer modelo suministraba
predicciones del geopotencial a 500 mb . A este modelo le siguió
el barotrópico modificado, que introducia una corrección
empírica para la divergencia de onda larga. Posteriormente
aparecen los modelos baroclínicos que se aplican a
dos capas atmosféricas (basados en la aplicación de
la ecuación de vorticidad a dos niveles y una evaluación
del término de divergencia), y sobre todo a análisis
vista su poca capacidad predictiva. No es hasta 1962 cuando se desarrolla
un modelo de predicción realmente operativo denominado modelo
geostrófico basado en un modelo baroclínico filtrado
de tres niveles, que será mejorado y extendido a más
niveles en años sucesivos.
Las limitaciones de aplicación de las ecuaciones de vorticidad
barotrópicas, hizo que la evolución de los modelos
sinópticos tomara el camino de las ecuaciones primitivas
expresadas en coordenadas de presión, es decir, la consideración
de un sistema no lineal de tres ecuaciones de pronóstico
(componentes x e y de la ecuación de movimiento y la energía
termodinámica) y tres ecuaciones de diagnóstico (la
ecuación de continuidad, la aproximación hidrostática
y la ecuación de estado), expresado en coordenadas isobáricas.
De este modo, empezaron a aparecer modelos de ecuaciones primitivas
operativos en base a distintas técnicas numéricas
y distintas distribuciones de estratos. El primero de todos fue
un modelo de ecuaciones primitivas (EP) con seis niveles verticales,
con dominio hemisférico, que fue operativo en el Centro Meteorológico
Nacional de los Estados Unidos en 1966. Es en ese momento cuando
la disponibilidad de medidas, la mejora en las técnicas de
inicialización y la disponibilidad de recursos computacionales
permite el nacimiento, a partir del modelo hemisférico, del
primer modelo de área limitada de escala regional. Este modelo
se introduce en 1971 y se denomina modelo LFM (Limited-area
Fine Mesh). Este modelo incrementaba la resolución horizontal
sobre el área de Norteamérica, área en la que
se pretendía afinar la predicción sinóptica. A partir de este modelo se desarrolló en 1975 el modelo
MFM (Movable Fine Mesh), modelo de alta resolución que
permitía el movimiento de la rejilla más fina de forma
que se podía "enfocar" sobre el área de
interés (como movimiento de huracanes o zonas de intensa
precipitación). Paralelamente a este refinamiento del que
surgen los primeros modelos "regionales" que podemos considerar
de mesoescala, el modelo hemisférico de EP va sufriendo sucesivas
mejoras en su capacidad de predicción sinóptica, hasta
que es sustituido en 1980 por un modelo global de Ecuaciones Primitivas
de 12 niveles que se resuelve mediante técnicas espectrales
(en vez de hemisférico y resuelto con técnicas de
puntos de rejilla) que permite predecir fenómenos de gran
escala como la evolución de ondas baroclínicas (>2000Km)
para periodos de 5 a 10 días.
A partir de los 80, cuando el acceso a los recursos computacionales
se facilita substancialmente, se propicia una explosión en
la simulación numérica de mesoescala, apareciendo
multitud de modelos con distintas parametrizaciones y soluciones
numéricas. A partir de ese instante, las grandes instituciones
y universidades comienzan a recoger los frutos de los distintos
modelos experimentales que van desarrollándose y adquiriendo
la calidad suficiente para convertirse en muchos casos en modelos
operativos de predicción.
El estado inicial
Una de las claves para que a través de las ecuaciones lleguemos
al pronóstico correcto, es la determinación adecuada
del estado inicial. Nunca podríamos pronosticar que llegaremos
a cenar, si por mucho que conozcamos la velocidad a la que vamos
a viajar, no conocemos el lugar desde el que iniciamos el viaje.
En el caso de la atmósfera, la determinación del estado
inicial exacto del sistema es bastante más complejo y supondría
caracterizar la velocidad, temperatura, humedad, y demás
propiedades de todas la porciones del mismo, lo cual es ciertamente
complicado.
La caracterización del estado inicial de la atmósfera
se basa en la recopilación de datos diversos a diferentes
escalas espacio temporales. Existe una red mundial de observación,
a partir de la cual se recopilan medidas de diferentes variables
meteorológicas en distintas ubicaciones. La información
que se obtiene a partir de esta red, es la base de conocimiento
del tiempo presente, es decir, el estado inicial del sistema.
Las observaciones meteorológicas convencionales se efectúan
a partir de estaciones meteorológicas ubicadas sobre el terreno
en distintos puntos del globo. Estas estaciones contienen instrumental
de medida, que permite registrar magnitudes físicas características
del ambiente, como la temperatura, velocidad y dirección
de viento, presión, humedad y otras. Aunque dependiente del
tipo de estación y medida, es habitual registrar los datos
en base horaria o diaria. Este tipo de medidas permite conocer el
estado de la atmósfera junto al terreno. Para caracterizar
el ambiente en altura se recurre habitualmente a instrumental sobre
aviones y al lanzamiento de globos sonda. Los radiosondeos proporcionan
medidas de temperatura, humedad y velocidad de viento a diferentes
alturas a medida que ascienden, lo que permite disponer de perfiles
atmosféricos en diferentes lugares del planeta. Este tipo
de medidas suele efectuarse una o dos veces al día. Sobre
los mares y océanos, la red de observación mundial
la conforman diferentes tipos de boyas fijas o a la deriva, junto
con instrumental a bordo de barcos que registran datos atmosféricos
y oceanográficos como salinidad y temperatura del mar. Existen
otro tipo de fuentes de adquisición de datos de forma remota,
como son los satélites, radares, perfiladores, etc, que contribuyen
al conocimiento del estado atmosférico. En estos casos, es
habitual obtener el valor de la magnitud meteorológica de
forma indirecta a partir de complejos cálculos sobre la magnitud
física medida. La recopilación de todos estos datos, adecuación
de formatos, centralización y diseminación de lo mismos
a todo el mundo es una tarea de la que se encargan diferentes organizaciones
coordinadas por la Organización Meteorolológica Mundial
(OMM).
|
Principales sistemas de adquisición de
datos de la red mundial, estaciones automáticas, boyas,
barcos, aviones, radares y satélites |
|
Distribución de información meteorológica
disponible para el análisis de las 12:00 de un día
dado, se presentan los datos disponibles provenientes de estaciones,
radiosondeos, boyas y barcos, aviones, satélites polares
y geoestacionarios de arriba abajo izquierda a derecha respectivamente. |
Un día cualquiera se recibe información proveniente
de 5000 estaciones terrestres, 1000 sondeos, 2000 barcos y boyas,
600 aviones y otras fuentes (ver figura). Estas observaciones espaciadas
de forma irregular, deben ser interpoladas a una malla, en base
a distintos procedimientos y algoritmos de análisis con objeto
de producir una rejilla regular de cobertura global.
Estos conjuntos de datos "enrejados" son producidos por
distintos centros de predicción, de forma que cada profesional
establece mallas con las configuraciones y datos necesarios para
proceder a su inclusión como condiciones iniciales de los
modelos numéricos de predicción operativos. Estas
matrices de condiciones iniciales son la mejor estimación
posible del estado inicial de la atmósfera para un tiempo
determinado.
Hay distintos procedimientos que permiten, a partir de los datos
directos e indirectos iniciales, interpolarlos a rejillas regulares.
Estos procedimientos se llevan a cabo de forma automática.
Hay una primera etapa en la que se procede al control de calidad
de los datos disponibles, a partir de diferentes chequeos respecto
de su validez por comparación con datos vecinos, con datos
anteriormente registrados en ese mismo punto, chequeos de consistencia
y otras técnicas que garantizan la validez de cada dato.
A partir de ese conjunto de datos se procede a aplicar algún
método de interpolación, de forma que podremos obtener
los valores en los nodos de la rejilla establecida. Este tipo de
procesos se aplica a todas las variables meteorológicas que
caracterizan el estado atmosférico, a partir de procedimientos
automáticos que se ejecutan varias veces al día, de
modo que los análisis de los grandes centros meteorológicos
suelen estar disponibles al menos dos veces al día.
 |
Distribución de observaciones puntuales,
enrejado aplicado y análisis con la distribución
final de puntos. |
 |
Ejemplo de malla aplicada sobre un dominio que
contiene al País Vasco. |
Las ecuaciones y su resolución
Los modelos numéricos de predicción del tiempo simulan
dos aspectos fundamentales de la atmósfera, la dinámica
del medio y los distintos procesos físicos que tienen lugar
en su seno. La dinámica de un modelo concreto queda recogida
a través de las ecuaciones de movimiento, mientras que la
física de éste está representada a partir de
distintas relaciones entre variables cuando la resolución
es suficiente, bien de forma aproximada a partir de distintas parametrizaciones.
Las ecuaciones de movimiento determinan cómo las parcelas
de aire se mueven de un lugar a otro como respuesta a las aceleraciones
a las que se ven sometidas por la acción de diferentes fuerzas
(gradiente de presión, coriolis, etc). Estas ecuaciones son
las de Navier-stokes, una extensión de la 2ª ley de
Newton (F=m.a) aplicada a sistemas continuos, que, junto con las
leyes termodinámicas, conforman lo que se denominan ecuaciones
primitivas del sistema. Este conjunto de ecuaciones simultáneas,
no lineales en derivadas parciales no tiene solución analítica,
por lo que debe ser resuelto de forma aproximada.
 |
Ecuaciones primitivas y su interpretación.(primera
parte) |
 |
Ecuaciones primitivas y su interpretación.(segunda
parte) |
Por su parte, los procesos físicos que recogen los modelos
numéricos son la mezcla turbulenta, la precipitación,
los procesos radiativos, la fricción y otros, dependiendo
del tipo de modelo y de su resolución espacial. La precipitación
en los modelos suele parametrizarse de forma diferente en función
de si ésta se produce a una escala resoluble por el modelo
o si se produce a escala subrejilla. El primer caso es el de la
precipitación estratiforme, mientras que el segundo es el
de la precipitación convectiva. Los procesos radiativos son
parametrizados de forma que se representa las interacciones entre
la radiación solar e infrarroja con las distintas capas de
aire, dando cuenta del calentamiento o enfriamiento que se produce
en presencia de agua en sus distintas fases. La turbulencia se parametriza
de forma que refleja los movimientos que se producen a escala subrejilla
responsables de transporte de diferentes magnitudes.
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Vista de una malla con su alzado y perfil |
La resolución de las ecuaciones primitivas se acomete generalmente
por el método de diferencias finitas, esta técnica
numérica requiere del "enrejado" del dominio a
simular. Este enrejado permite "discretizar" el continuo
atmosférico de forma que podremos convertir las ecuaciones
en derivadas parciales en ecuaciones de diferencias. Una vez conocidos
los valores de todas las variables en el instante inicial en cada
nodo de la rejilla, se puede proceder a la resolución numérica
del sistema. El resultado será un conjunto de matrices con
los variables de las distintas variables en cada punto de la rejilla
para un tiempo futuro, es decir una predicción del tiempo.
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Resolución mediante diferencias finitas:
la predicción. |
 |
Resolución mediante diferencias finitas:
la predicción. |
En la práctica este método es el aplicado en los
modelos denominados de área limitada (los que presentan bordes
laterales), mientras que los modelos globales (los que no tienen
bordes puesto que la hipotética rejilla es esférica
y cerrada) suelen aplicar técnicas de resolución espectrales.
En cualquier caso, estaremos hablando de la resolución de
las ecuaciones en cientos de miles de puntos de rejilla, lo que
requiere computadoras con gran capacidad de cálculo.
El postprocesado
Como hemos visto anteriormente el resultado de la predicción
numérica no deja de ser una matriz de números con
una estructura similar a la que tenia la matriz de condiciones iniciales.
En la practica un conjunto de números en los cientos de miles
de puntos en los que hemos discretizado el sistema a simular. En
la práctica esta cantidad ingente de información debe
ser correctamente formateada, tratada y almacenada para que sea
de utilidad al predictor o analista humano. Los distintos centros
meteorológicos se encargan de transformar la información
que proporcionan la salida numérica en distintos productos.
Es habitual proceder a la representación en planos horizontales
de los diferentes campos meteorológicos de interés
(presión en superficie, geopotenciales y temperaturas a diferentes
niveles, precipitación acumulada, viento a distintos niveles
y un largo etcétera).
Así mismo una vez superado el horizonte de predicción,
los diferentes centros que ejecutan modelos predictivos, proceden
a la validación del sistema. Para lo cual efectúan
una comparación entre los resultados obtenidos (el estado
atmosférico que se predijo) y los análisis disponibles
(el estado atmosférico "real"), para lo cual es
habitual disponer de sistemás automáticos que calculan
diferentes estadísticos que indican la bondad del modelo
en la predicción de diferentes parámetros.
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Distintos mapas elaborados a partir de salidas
de modelos numéricos. |
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Representaciones tridimensionales de las salidas
numéricas. |
Santiago Gaztelumendi,Director
Área de meteorología EUVE |