1. Introducción.
Desde la antigüedad el hombre ha mostrado interés y
temor por el rayo, fenómeno de la Naturaleza, asociado con
los dioses de antiguas culturas y civilizaciones. Ha sido un fenómeno
atmosférico observado, admirado, temido y estudiado a lo
largo de la historia de la Humanidad.
En la mitología vasca Ortzi, el dios del cielo, era también
considerado como dios de las tormentas y Aidegaxto se denominaba
al genio que lanzaba los rayos. La denominación vasca más
generalizada para el rayo es tximistarri, encontrándose también
la forma ozkarri (piedra del cielo). El vocablo arri, en castellano
piedra, nos indica el origen pétreo que al rayo se le atribuye
en la mitología vasca, de esta forma se advierte un nexo
de unión con la mitología nórdica e indoeuropea
en general
No fue hasta el año 1752 en el que Benjamin Franklin
estableció la naturaleza eléctrica del rayo. Franklin
determinó experimentalmente que las cargas situadas en la
parte inferior de las nubes eran de signo negativo y concluyó
que el rayo era una descarga eléctrica entre la nube y la
tierra.
Desde que Franklin demostrara la existencia de electricidad en
la atmósfera y descubriera la naturaleza eléctrica
del rayo, transcurrieron mas de 150 años hasta que en la
década de 1920 C.Willson comenzara a investigar sobre
la física del rayo. Desde entonces el campo de la electricidad
atmosférica ha experimentado importantes avances.
Sin embargo la explicación de los mecanismos precisos de
electrificación nubosa y de los orígenes de las propias
descargas eléctricas, los rayos y los relámpagos principalmente,
presentan aún muchas lagunas fundamentadas en la complicada
física de estos mecanismos, pues abarcan un rango de 16 ordenes
de magnitud, desde la escala atómica (procesos de ionización
y electrificación) a la escala planetaria (fenómenos
meteorológicos y eléctricos que afectan al globo terrestre
completo).
Las descargas de rayo ocurren en la atmósfera cuando el campo
eléctrico asociado con una acumulación de carga en
una determinada región se hace lo suficientemente grande
como para causar la ionización del aire circundante y el
inicio de un flujo de corriente a lo largo de un camino en el aire.
La carga eléctrica transferida en un rayo típico
(medida por Meese y Evans, 1962) oscila entre los 140 y los
250 coulombios. La duración total de una descarga es del
orden de 0,2 segundos y la corriente media que se transfiere puede
ser de miles de amperios.
Las descargas de rayo pueden darse desde las nubes a tierra, entre
nubes, dentro de las nubes, de nubes a zonas despejadas, y entre
zonas sin nubes también. Una descarga de nube a suelo realmente
está compuesta de varias descargas intermitentes y finalmente
es seguida de una descarga de tierra a nube.
La descarga de rayo dura unos cientos de milisegundos. Cada descarga
intermitente dura unas decenas de milisegundos. Estas descargas
intermitentes a menudo están separadas por intervalos de
tiempo de 40-50 milisegundos. Cada descarga individual es iniciada
por descargas más pequeñas, denominadas descargas
líderes.
La descarga intermitente de tierra a nube sucede cuando el campo
eléctrico cerca de la superficie es lo suficientemente grande
como para permitir un movimiento de cargas en dirección ascendente.
El rayo, es la manifestación eléctrica más
conocida y popular de la atmósfera, pero sin embargo, existen
en la atmósfera otra serie de fenómenos eléctricos,
como son el Fuego de San Telmo, el rayo en bola, objeto de este
artículo, las auroras, y en la alta atmósfera, sprites
y blue jets (descargas por encima de nube).
El Fuego de San Telmo, es un fenómeno eléctrico bien
conocido por los marineros. Durante noches de tormenta, en la mar,
a veces, aparece una masa globular luminosa adosada a las puntas
de los mástiles de los barcos.
Es el resultado visible de una descarga corona desde algún
objeto prominente situado sobre tierra. La gran diferencia de potencial
eléctrico entre tierra y nube que se crea en condiciones
de tiempo adversas puede provocar un campo eléctrico intenso
entorno al objeto en punta, que puede causar la emisión de
electrones desde el objeto. Esta emisión, a su vez, puede
provocar la disociación e ionización de las moléculas
del aire circundante. La recombinación de estas moléculas
libera energía radiante en longitudes de onda que pueden
estar dentro del espectro visible.
2.El rayo en bola
La denominación de rayo en bola (rayo globular, bola de
fuego, coup de foudre, ball lightning, kugelblitz), ha sido aplicada
a una masa globular, que avanza horizontalmente, relativamente pequeña,
persistente, luminosa, ocasionalmente observada en la atmósfera
y asociada a tormentas y rayos ordinarios, y no ha de confundirse
con el rayo collar o rayo bead aplicada a las series de masas
globulares, relativamente pequeñas, persistentes, luminosas
y aparentemente conectadas entre sí, ocasionalmente observadas
en la atmósfera y que a menudo son descritas como restos
residuales de una descarga de rayo ordinario.
La investigación, observación y descripción
teórica de este fenómeno atmosférico está
todavía en discusión y estudio. De hecho, la existencia
del rayo en bola ha sido durante largo tiempo cuestionada, y todavía
son muchos los científicos que se muestran escépticos
ante este fenómeno, otros, lo consideran como un fenómeno
atmosférico eléctrico.
Este fenómeno representa una forma luminosa que no se da
habitualmente en la atmósfera, y al suceder de forma ocasional,
no suele haber observadores cualificados presentes. Es todavía
incluso menos habitual el registro fotográfico de estos tipos
de fenómenos eléctricos. Algunas supuestas fotografías
del rayo en bola tras un largo debate han sido finalmente rechazadas.
Tompkins et al (1975), por ejemplo, han sugerido que la
probabilidad de la aparición de rayos en bola en los estados
del medio oeste de los Estados Unidos puede ser de uno frente a
10000 casos de rayos ordinarios registrados. Otros autores hablan
de 1 rayo en bola por cada 10000 rayos ordinarios registrados durante
una tormenta. Muchos de los informes presentados sobre el rayo en bola han sido
negativos ya que tras análisis exhaustivos, la explicación
del fenómeno ha sido otra: descargas corona, Fuego de San
Telmo debido a campos eléctricos elevados muy localizados,
rayo bead y efectos visuales en la retina del observador debidos
a flashes de luz cercanos.
Por otra parte, los investigadores del rayo en bola deben hacer
frente a la complicada tarea de evaluar los informes, observaciones
de rayo en bola, que muchas veces, son contradictorios entre sí.
En las diferentes recopilaciones e informes de observaciones del
rayo en bola se aprecian grandes diferencias en color, tamaño,
movimiento, densidad de energía y decaimiento.
3. Características generales del rayo en bola.
Este fenómeno natural extraño consiste en una de
bola de fuego que a veces aparece cerca de la descarga de un rayo
ordinario durante tormentas en la atmósfera, en movimiento
casi estacionario, manteniendo su brillo, forma y tamaño
durante al menos 10 segundos. Frecuentemente, es de color naranja,
amarillo, blanco o rojo, pero también puede ser verde o azul.
Se desvanece suavemente o mediante una explosión. Su diámetro
típico varía entre 10-40 cm, y su radiancia es inferior
a 150 W. Para explicar este fenómeno se han propuesto diferentes
modelos, pero ninguno ha sido aceptado como totalmente válido.
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Rayo en Bola |
Se ha observado, que a veces, los rayos en bola se acercan a los
cables de alta tensión, y luego se mueven a lo largo de ellos.
Su apariencia está en contraste con los rayos normales de
una tormenta, pues, a menudo, se mueven en una trayectoria cercana
a la superficie de la tierra a baja velocidad, pueden permanecer
estáticos momentáneamente o cambiar repentinamente
de dirección en el transcurso de su movimiento. Contrariamente
a lo que ocurre con los rayos normales, los rayos bola existen durante
un tiempo prolongado, que va desde pocos segundos hasta, incluso,
minutos.
En ocasiones, el rayo en bola decae repentina y silenciosamente,
sin embargo, otras veces, el decaimiento es violento, mediante incluso
una explosión, que puede desplazar y dañar a seres
vivos y objetos.
Quizá lo más complicado de explicar, sea las grandes
variaciones observadas en estas características generales.
Por ejemplo, no siempre el rayo bola tiene forma esférica,
sino que puede tener una forma irregular o presentar protuberancias,
y puede emitir chispas. Su contorno no siempre está bien
definido, puede estarlo sólo vagamente, envuelto en bruma.
Algunos observadores han escuchado un sonido parecido a una descarga
eléctrica, otros lo describen silencioso. Ocasionalmente,
un rayo bola puede caer desde una nube hasta el suelo como un cuerpo
masivo, incluso rebotar en el suelo como si fuese elástico.
Pero puede ir también en la dirección del viento o
en la opuesta.
4. Fenomenología.
La recogida y análisis de observaciones del rayo en bola
ha sido durante largo tiempo un método primario de estudio
del fenómeno. Es un fenómeno tan poco habitual en
la Naturaleza que el método científico de recogida
de información detallada en este caso no ha podido ser muy
provechoso. Las fotografías del rayo en bola son extraordinariamente
escasas. Por tanto observaciones detalladas, con la presencia de
más de un testigo fiable con buenas condiciones de visibilidad
están consideradas de gran valor. Se ha de ser extraordinariamente
cuidadoso en el estudio y análisis de cada observación,
ya que como se ha ya citado, muchos casos son meras ilusiones ópticas
o interpretaciones erróneas de otro fenómeno meteorológico.
Hay observaciones contrastadas de rayo en bola en el interior de
edificios cerrados, próximos a chimeneas, e incluso, en el
interior de aviones durante tormentas (Uman 1968). Esta característica
que presenta a veces el rayo en bola supone uno de los grandes problemas
en la elaboración de una teoría sobre él.
En algunos informes se afirma que no hay producción de calor
observable asociada con el rayo en bola, y en otros sin embargo,
hay daños sobre objetos próximos al rayo en bola.
Hay un número considerable de casos de rayo en bola atravesando
ventanas de edificios sin ningún tipo de daño en el
cristal. Hay evaluaciones de la cantidad de energía asociada
a un rayo en bola que se introdujo en el interior de un cuenco de
agua, evaporando parte de la misma. Existen observaciones de rayo
en bola por más de un testigo que permite una mayor exactitud
en el informe de la observación.
Hay observaciones de rayos en bola relacionados con erupciones
volcánicas y tornados.
En contadas ocasiones se ha informado de dos rayos en bola juntos.
Según varios informes, la masa globular del rayo en bola
puede ser incluso fuente de chispa, rayos luminosos, o en unos pocos
casos, de descarga similar a la de los rayos ordinarios.
El fenómeno del rayo en bola ha sido a menudo considerado
como inofensivo, ya que han sido frecuentes las observaciones en
las cuales el rayo alcanza físicamente al observador sin
causarle daño alguno y desaparece sin ruido alguno.
Sin embargo, otros informes muestran aspectos peligrosos del rayo
en bola, incluyendo explosiones con resultado de muerte o de daños
serios y evidencia de liberación de gran cantidad de energía.
Se presenta a continuación un informe de una observación:
" En 1960 un avión cisterna de la USAF cargado con
fuel volaba a 5400 metros entre nubes y rayos, la temperatura estaba
por encima de cero. Se observó entorno a las ventanas frontales
del avión un Fuego de San Telmo. El piloto vio una bola blanca
amarillenta de unos 45 cm de diámetro entrar por la ventana
delantera de la cabina. Pasó entre él y el copiloto
a una velocidad similar a la de una persona corriendo. Avanzó
por la cabina. Tres segundos más tarde el operador de cola
informaba que había visto el rayo en bola en el compartimento
de carga y luego salir del avión hacia el ala derecha y desaparecer
entre nubes".
6. Teorías sobre el rayo en bola.
Se han propuesto decenas de modelos teóricos para el rayo
en bola en las últimas décadas. Todos estos modelos,
han de tener en cuenta, por ejemplo, la fuente de energía
que mantiene la luminosidad de la bola de forma prolongada, proponiendo
en algunos casos, fuentes de energía internas, y en otros
modelos, fuentes de energía externas a la bola.
Entre la multitud de modelos teóricos propuestos, citaremos
el modelo de una onda estacionaria de radiación electromagnética
(Kapitsa,1955; Endean, 1993), el modelo de descarga
eléctrica alimentada por un campo eléctrico (Uman,
Helstrom, 1966), los modelos basados en energía nuclear
(Altschuler et al, 1970), en antimateria (Ashby y
Whitehead, 1971), en combustión química (Fischer,
1981), en polímeros-composites (Amirov, Bychkov,
1966), de maser atmosférico (Handel, Leitner,
1994). Ninguno de los modelos presentados ha sido por el momento
capaz de explicar completa y satisfactoriamente este fenómeno
atmosférico.
Algunas propiedades del rayo en bola son bastante difíciles
de explicar. En primer lugar, su sorprendente estabilidad y vida
media elevada. En segundo lugar, dado que estas bolas emiten luz,
se puede esperar que algo esté caliente en su interior; sin
embargo el aire caliente se expande y se mueve hacia arriba, algo
que no sucede en este caso, donde el rayo en bola no parece cambiar
de tamaño y tiene una tendencia a moverse horizontalmente.
En tercer lugar, hay una curiosa contradicción en los diferentes
informes de testigos. Algunos, afirman que la bola está fría
ya que no sintieron calor cuando pasó cerca de ellos, y otros
testigos, afirman que la bola está caliente, ya que tuvieron
quemaduras cuando la bola los alcanzó.
Estas tres dificultades parecen indicar que algún tipo de
mecanismo estabilizador desconocido actúa sobre los rayos
en bola, produciendo algún tipo de fuerza de cohesión
realmente efectiva. La aparición de estas bolas próximas
a rayos ordinarios apoya la idea de que el rayo en bola es un fenómeno
electromagnético con plasma (gas ionizado) y campo magnético
en su interior. Sin embargo, dos serias objeciones han sido planteadas
frente a este argumento: el problema de la salida de energía
y el problema del equilibrio.
Esta
primera objeción plantea que una bola de plasma caliente
con las dimensiones observadas por los testigos debería radiar
con una potencia del orden de 1 MW o más, al menos cinco
órdenes de magnitud por encima de lo observado. La segunda
objeción es que los testigos no informan de cambios en su
radio; las bolas parecen estar en un equilibrio estacionario.
Sin embargo, ningún modelo electromagnético en una
configuración de equilibrio adecuada ha sido encontrado,
debido a que la presión magnética lo haría
inestable, provocando una explosión. Esta argumentación,
tiene bastante peso históricamente; incluso Faraday
consideraba que el rayo en bola no podía ser un fenómeno
eléctrico porque ninguna configuración eléctrica
puede mantenerse en equilibrio por mucho tiempo, siendo ésta
la base para creer que el rayo en bola no es mas que una ilusión
óptica.
Cada vez está más extendida, entre la comunidad científica,
los modelos de plasma que interacciona con campos electromagnéticos
presentes en la atmósfera. Esta idea es apoyada por Rañada,
Soler, y Trueba, 2000, en su modelo de nudo electromagnético
acoplado a un plasma.
Básicamente su modelo de rayo en bola consiste en dos subsistemas
en interacción: filamentos de plasma (gas atmosférico
ionizado) que se van a curvar según "anillos" enlazados
entre sí debido a una configuración muy particular
del campo electromagnético que se ha formado próximo
a un rayo ordinario que cae a tierra. El campo magnético
crea fuerzas electromagnéticas que actúan sobre dichos
filamentos y que hacen que se curven hasta enlazarse, formándose
una estructura estable. La apariencia visible para el observador,
al emitir estos filamentos energía radiante, es una bola
esférica luminosa de vida media de 10 segundos o más.
Bibliografía
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atmosférica
Fotografías tomadas de: Singer, S. " The nature
of Ball Lightning", Plenum Press, Nueva York,1971 y Barry,
J.D. " Ball Lightning and Bead Lightning", Plenum Press,
Nueva York, 1980. |