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as inundaciones son episodios naturales que producen los cursos
de agua y que se repiten cada cierto tiempo. Cuando lluvias intensas
o continuas sobrepasan la capacidad de retención del suelo,
y la capacidad del cauce del río es insuficiente para almacenar
esa cantidad de agua, se desbordan y anegan terrenos cercanos a
los propios cursos de agua. En general se pueden distinguir dos
tipos principales de inundaciones:
- Inundación rápida o de tipo torrencial:
suele producirse en ríos de montaña o en ríos
cuyas cuencas vertientes presentan fuertes pendientes, y suelen
deberse a lluvias intensas. La cuenca recibe la acción
de las tormentas durante determinada época del año
y las crecidas son repentinas y de corta duración. Son
éstas las que suelen producir los mayores estragos en la
población, sobre todo porque el tiempo de reacción
es prácticamente nulo. Biescas proporcionó un triste
ejemplo de este tipo el 7 de agosto de 1996, episodio en el que
murieron 84 personas.
- Inundación lenta o de tipo aluvial: se produce
cuando lluvias persistentes y generalizadas, producen un aumento
paulatino del caudal del río hasta superar su capacidad
máxima de almacenamiento. Entonces el río se sale
de su cauce, inundando áreas planas cercanas al mismo.
Las zonas que periódicamente suelen quedar inundadas se
denominan Llanuras de Inundación (ver Figura 1). Sirvan
como ejemplo las inundaciones que padeció la Comunidad
Autónoma del País Vasco (CAPV) el 26 de agosto de
1983, en especial Bilbao, donde hubo que lamentar 34 víctimas
mortales.
A menudo lluvias persistentes y generalizadas suelen ir acompañadas
de precipitaciones intensas localizadas en pequeñas cuencas,
lo que también puede originar inundaciones. Esto es precisamente
lo que ocurrió el 18 de julio de 1988 en Elgoibar, donde
perdieron la vida 9 personas.
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Figura 1: Sección típica simplificada
de un río en la que se observa el canal principal, así
como las Llanuras de Inundación. |
Cuando se produce una inundación por desbordamiento del
cauce, la lámina de agua queda conformada por la boca del
cauce principal (Tn) y por las dos franjas inundables (B1 y B2).
El ancho total se denomina Zona Inundable y es igual a T,
donde:
T=Tn+B1+B2
En cualquier caso, las inundaciones pueden ser también provocadas
por otros motivos como puede ser el deshielo o fusión
de nieve. Si tras fuertes precipitaciones de nieve aumentan
las temperaturas y se producen lluvias, se pueden generar aumentos
importantes del caudal de los ríos y el consiguiente desbordamiento
de los mismos (Navarra y Gipuzkoa, febrero de 2003). A veces, la
obstrucción de cauces naturales o artificiales (obturación
de tuberías o cauces soterrados) debida a la acumulación
de troncos y sedimentos, también suele provocar desbordamientos.
En ocasiones, los propios puentes suelen retener los flotantes que
arrastra el río, obstaculizando el paso del agua y agravando
el problema. La foto 1 muestra esta situación, en la que
fue necesario cortar la barandilla del puente por la obstrucción
que estaban produciendo los objetos arrastrados por el agua.
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Foto 1: Imagen tomada en Mungia (Bizkaia) el
26 de agosto de 2002 |
Es necesario recordar que la magnitud y los efectos de las inundaciones
no sólo dependen de aspectos meteorológicos, sino
también de las características propias del terreno,
como son los tipos y usos del suelo, el tipo y la distribución
de la vegetación, la litología, las características
de la red de drenaje, magnitud de las pendientes de la cuenca, obras
realizadas en los cauces etc. Frecuentemente, tras fuertes precipitaciones
la red viaria suele verse afectada por la aparición de balsas
de agua que dificultan el tráfico. La mayoría
de las veces no suelen deberse a desbordamientos de ríos,
aunque sí suelen coincidir en el tiempo.
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Imagen de una balsa de agua tomada en Vitoria-Gasteiz
el 4 de febrero de 2003 |
Por otra parte, aunque la mayoría de los embalses
que conocemos se hayan construido principalmente para abastecimiento
y/o para generar energía hidráulica, algunos deben
su existencia a su posible utilización en la Laminación
de Inundaciones, es decir, a la posibilidad de utilizarlos para
reducir los caudales máximos de avenida mediante almacenamiento.
Los embalses que se utilizan para tal fin poseen lo que se conoce
como Volumen de Resguardo, que hace referencia al volumen
del embalse que permanece vacío para que, en caso de producirse
una posible avenida, el agua pueda ser retenida en el embalse y
evitar así posibles inundaciones. Algunos embalses carecen
de Volumen de Resguardo y, en la medida de lo posible suelen mantenerse
muy cerca de su capacidad máxima (100 %), con lo cual de
producirse precipitaciones abundantes no podrían retener
el agua de escorrentía y desbordarían, a no ser que
antes se desembalsara cierta cantidad de agua. El desembalse de
una gran cantidad de agua en un espacio de tiempo muy corto también
puede provocar inundaciones.
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Embalse de Ullibarri, 4 de febrero de 2003. |
Problemática de la CAPV Bizkaia, Gipuzkoa y el norte de Álava, es decir, la Zona
Atlántica de la CAPV, está caracterizada por una orografía
abrupta y recia, en la que las cuencas hidrográficas se encuentran
rodeadas por fuertes pendientes, por las que el agua de escorrentía
discurre hacia el fondo de los valles. Allí donde las riberas
se ensanchan y aparecen amplias llanuras (Llanuras de Inundación),
es donde durante cientos de años hemos ido estableciendo
nuestros asentamientos. La posibilidad de obtener agua para consumo
o para desarrollar actividades industriales, la buena calidad de
esos terrenos para cultivo o la utilización del río
como vía de transporte, trajo como consecuencia un aumento
de la población en los fondos de los valles, por lo que en
la actualidad las llanuras de inundación se encuentran bajo
una fuerte presión urbanística. Además, los
cursos fluviales de la CAPV son en general cortos, con lo cual ante
precipitaciones fuertes o persistentes responden con gran rapidez,
y consecuentemente la capacidad de reacción ante posibles
inundaciones es muy limitada. Ese terreno ganado al río a
base de edificar, canalizar y antropizar sigue perteneciendo al
propio río, que de forma natural lo reclama a base de inundarlo
cada cierto tiempo. Nuestras casas se encuentran en las llanuras
de inundación, es decir, en medio de los cauces naturales
de crecida de los ríos, por lo que debemos estar preparados
ante posibles inundaciones.
Existen referencias sobre inundaciones en la CAPV desde principios
del siglo XV, pudiendo contabilizar solamente en Bilbao 39 inundaciones
de carácter catastrófico durante los seis siglos transcurridos
desde la primera referencia hasta la actualidad. El 1 de enero de
1895, en "El Noticiero" aparecía una reseña
que llevaba por título "Los Aguaduchos de Bilbao"
y en ella se hacía un censo de las distintas inundaciones
ocurridas en Bilbao durante los últimos seiscientos años.
Resulta especialmente curioso el comentario referente a la inundación
del 21 de septiembre de 1593, de la que se comenta que (...)
un barco de 60 toneladas navegó a la deriva por las calles
de la villa.
Evidentemente, las inundaciones no son algo nuevo, aunque una inundación
ocurrida hace trescientos años y una igual producida actualmente
no generaría las mismas consecuencias. Antes la población
era mucho menor, el volumen industrial también era menor
y se vivía de forma mucho más austera. Hoy en día
la mayor parte de las pérdidas que producen las inundaciones,
cuando no se trata de zonas agrícolas o vidas humanas, tiene
que ver con otro tipo de propiedades que antaño eran prácticamente
inexistentes (industria, coches, garajes...).
En resumen, los ríos del País Vasco constituyen el
eje geográfico del desarrollo urbano e industrial de la CAPV
y, por eso, se han visto y se siguen viendo afectados por las actividades
que se siguen desarrollando en torno a ellos. A la vista de esta
problemática, el Departamento de Obras Públicas del
Gobierno Vasco ha redactado el "Plan Integral de Prevención
de Inundaciones" (PIPI), cuyo principal objetivo es poder prevenir
y reducir riesgos tanto humanos como económicos.
Inma Mugerza Perelló,
Dra. en Geología-Hidrogeología
Fotografías de la autora |