La
"Antigua Posta del Chuy" aparece señalada en los
mapas y es referencia turística en la zona. Ubicada al noreste
del Uruguay, en el Departamento de Cerro Largo, está próxima
a la frontera con Brasil. El puente que dio origen a esta Posta
de Diligencias, fue una de las primeras obras de vialidad nacional
de construcción particular, bajo el régimen de concesión
pública. Conocerlo resulta una experiencia gratificante para
el visitante.
A escasos 11 kilómetros de Melo, capital de Cerro Largo,
hay que tomar la vieja ruta que la vinculaba con Río Branco.
El camino de tierra se abre en diagonal desde la Ruta 26 y zigzaguea
el auto al recorrerlo, en medio de una nube de polvo que levanta
en un intento audaz por esquivar piedras y pozos y, en caso de lluvias,
charcos barrosos que sorprenden tras las curvas. A la vuelta del
último recodo surge, enmarcada por el ramaje de añejos
álamos carolinos, la solitaria construcción de la
antigua "Posta de diligencias del Chuy del Tacuarí".
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A la derecha de Melo en el mapa, en el camino
hacia Río Branco, junto a la frontera con el Brasil,
aparece indicada la antigua Posta de Diligencias, junto al puente
de piedra que le diera origen, conservando aún los recuerdos
de sus constructores, los vascos Etcheverry . |
La sólida prestancia del puente de piedra que la precede,
invita al visitante a recorrerlo a pie. Cuando el motor se apaga
pareciera surgir, desde el silencio del campo, el rumor de historias
pasadas en el suave tintinear de las hojas de los álamos.
Por muy tenue que resulte la brisa, logra mecer las ramas de estos
árboles custodios y el particular murmullo que brota del
roce de sus hojas envuelve al caminante, mientras sus pasos resuenan
sobre la pétrea estructura de los tambores del puente de
los Etcheverry.
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Acceso al puente desde el camino que parte de
la Ruta 26, en sentido Melo - Río Branco, al fondo a
la izquierda se van las construcciones de la Posta. |
Construido a mediados del siglo XIX este puente es el resultado
de la conjunción de intereses estatales y privados. A partir
de 1858, en respuesta a intereses de orden económico y estratégico,
la coordinación regional de los sistemas de postas del Uruguay,
complementados con los de Argentina, se entroncan con postas del
territorio de Río Grande, al sur del Brasil, en la localidad
de Artigas, actual Río Branco, departamento de Cerro Largo.
Al finalizar la Guerra Grande (1851) se dinamiza la producción
agropecuaria a instancias de una mayor exportación. La comercialización
de ganado a los saladeros riograndenses intensifica el intercambio
comercial en la frontera con Brasil. A esta determinante económica
se une la necesidad estratégica de nacionalizar estos territorios
fronterizos. Para ello surgen durante el siglo XIX, diversas propuestas
promoviendo asentamientos productivos, incluyendo sistemas de comunicación
que permitiesen el abastecimiento de estos pobladores, a la vez
de significar una vía para comercializar sus productos. Bajo
el régimen liberal del Estado se promueve la iniciativa privada
a través de un sistema de adjudicación de obras y
servicios basado en la libre competencia (1).
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Esquema de itinerarios de postas en diligencia
en el año 1860. Con la construcción del puente
de los Etcheverry sobre el arroyo Chuy, afluente del río
Tacuarí, la ciudad de Melo está comunicada con
la Villa Artigas, actual Río Branco. (2) |
En ese marco institucional, se promulga el 4 de junio de 1855
la Ley N° 429, bajo el rótulo de "Peaje, pontazgo
y barcaje", en la cual se establecen los impuestos que podrían
percibirse por puentes, balsas, botes, canales, acueductos o calzadas
públicas, pudiendo ser a cargo de las Juntas Administrativas
Departamentales o por aquellas sociedades con quienes éstas
contratasen (3).
Increíblemente, a escasos dieciocho días de promulgada
dicha Ley, el veintidós de junio de 1855, se firma el contrato
entre la Junta Administrativa del Departamento de Cerro Largo y
los señores de la sociedad Juan Etcheverry y Juan Etcheverry
(tío), cuyo objetivo era la construcción de dos puentes,
uno en el arroyo Chuy y el otro en el arroyo Conventos; el primero
con un año de plazo y el segundo con año y medio.
En dicho contrato se establece el tipo de construcción de
los puentes así como las habitaciones anexas, de acuerdo
con los planos presentados por los señores Etcheverry y aprobados
por la Junta (4) .
Los empresarios no cumplieron con todo lo pactado. Nunca llegó
a iniciarse la construcción del puente sobre el arroyo Conventos
y la ejecución de la obra correspondiente al puente sobre
el arroyo Chuy fue largamente demorada. Estas faltas, unidas al
monto excesivo que cobraban a los usuarios, motivaron varios intentos
de rescisión del contrato por parte de la Junta y del Gobierno.
Lo cierto es que a pesar de estas intervenciones del Estado, la
explotación del puente sobre el arroyo Chuy, el único
construido, fue explotado por estos vascos y por sus descendientes,
hasta el año 1919.

El puente, de casi 85 metros de largo de calzada, está construido
totalmente en piedra y conformado por una serie de arcos escarzanos,
contenidos por un sistema de grandes tambores espaciados regularmente
a lo largo de la calzada. Resulta único en Uruguay por estas
características. Los pretiles, anchos y altos, dan la seguridad
necesaria a los transeúntes, aún ante la eventual
coincidencia con el pasaje de tropas, pues brindan refugio en el
remate de los contrafuertes. Nuestra investigación sobre
este "puente de los vascos Etcheverry", tal como se lo
denomina en el lugar, ha implicado varios viajes a la zona y largas
jornadas de mediciones y fotografías, siempre con la idea
de trasmitir este legado presumiblemente vasco. Grande fue nuestra
sorpresa y satisfacción, cuando observamos un puente, con
idénticas características, en el Volumen N°1 de
los videos correspondientes al documental "Todavía Ayer"
editado por DEIA y EUSKAL TELEVISTA; ello confirmaría las
referencias al oficio de canteros con que se identifica a ambos
Etcheverry.

La circulación por el puente era regulada mediante una
gruesa cadena, siempre tensa, tendida entre el lugar del cobro y
el pretil opuesto. Una vez satisfecho el pago del impuesto, la cadena
era bajada, siempre desde el interior de la construcción,
permitiendo el pasaje del usuario. Según el contrato de construcción,
los montos de los impuestos eran regidos por lo indicado en el punto
3° de la mencionada Ley N° 429, que establecía que
el monto máximo para rodados era de 400 centésimos,
120 para quienes transitaran a caballo y 20 para cada animal suelto.
Recordemos que uno de los motivos para promover la iniciativa privada
en la construcción de este puente, era precisamente el incremento
en la comercialización del ganado hacia los saladeros riograndenses;
ello significó, sin duda, un importante tránsito de
animales sueltos.
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A la derecha se observa la cadena en su posición
de permitir el paso libre. |
El cobro excedido de los montos establecidos fue uno de los motivos
por los cuales la Junta intentó rescindir este contrato.
En sesión del 21 de octubre de 1856, la Junta pide explicaciones
al señor Etcheverry sobre la demora en la ejecución
del puente del Chuy y sobre el cobro de 5 reales a cada rodado,
en vez de los 4 que establecía la Ley. El empresario excusó
dicho cobro en la consideración que el real que aparecía
de más era por el peón conductor del carruaje, a lo
cual un vocal de la Junta le contestó que el peón
o peones que condujeran los rodados no debían pagar derecho
alguno, porque se suponía que el carruaje no podía
caminar solo y que al establecer la Ley que todo rodado pagase cuatro
reales, era claro que incluía los peones necesarios. Tras
ello se prescribió al empresario que en adelante no cobrara
más que los cuatro reales. Aparentemente las transgresiones
no se limitaron sólo a esto, ya que los comentarios de la
época señalan que debido al escaso caudal del arroyo
en las cercanías al puente, quienes lo administraban recortaban
las márgenes del arroyo, obligando al paso por aquél,
cobrando así el peaje.
Rescindido finalmente el contrato en 1919, luego de un largo trámite,
el puente y sus construcciones anexas pasan de la Sucesión
de los Etcheverry a la Intendencia Municipal de Cerro Largo. Cabe
destacar que en esa época, todos los caminos y puentes estaban
en manos del Estado y eran de libre tránsito, sin embargo,
tal cual se indica en el expediente de rescisión, la Sucesión
Etcheverry seguía cobrando los montos de peaje de acuerdo
con la ley de 1855. Fuera de uso, las obras fueron deteriorándose
con el tiempo, pero durante la presidencia del Gral. Arq. Alfredo
Baldomir (1938-1943), quien propició la restauración
de obras con carácter histórico, fue designado el
historiador Horacio Arredondo como responsable de la reconstrucción
y acondicionamiento de las obras correspondientes a las casas de
la posta y del propio puente (5).
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Situación de las construcciones antes
de su restauración. |
Las construcciones destinadas a habitación, con gruesos
muros, consisten en un cuerpo principal de dos plantas. La planta
baja albergaba las habitaciones de relación y la planta superior
se destinaba exclusivamente para dormitorios. Al acceso principal
se ingresaba a través de un patio empedrado y enrejado. Se
accedía a un recinto distribuidor al centro de la construcción,
desde el cual se podía acceder a dos habitaciones de similares
dimensiones; a la derecha, el comedor y a la izquierda, un espacioso
recinto, desde el cual se manejaba el mecanismo de la cadena, permitiendo
o impidiendo el pasaje a través del puente. Otra puerta vinculaba
esta habitación a la pulpería. Esta pulpería,
hoy recreada como las de atrio interno, con amplio mostrador y altas
rejas de madera, oficiaba como todas las de campaña, no sólo
como lugar para compartir el vaso de ginebra o vino, sino también
como comercio de ramos generales. La planta baja se completaba con
amplia cocina de fogón a leña. Tanto la pulpería
como la cocina corresponderían a construcciones posteriormente
adosadas al cuerpo principal.
A la planta alta se accedía por sencilla y rústica
escalera de piedra, la que llegaba a un amplio recinto que oficiaba
de dormitorio también para los pasajeros. Según la
tradición oral se utilizaban ocasionales separadores para
dar intimidad entre los diferentes pasajeros. El dormitorio del
propietario se ubicaba inmediato a la escalera y sus dimensiones
eran de 3,50 m por 4,15 m con dos ventanas al exterior.
El entrepiso que separaba ambos niveles consistía en tablones
de madera y la cubierta de tejas coloniales se apoyaba también
sobre estructura de madera. Las ventanas, de pequeñas dimensiones,
remataban en arcos escarzanos; las aberturas de madera se ubicaban
cercanas al exterior, permitiendo con ello agrandar el vano hacia
el interior, dada la profundidad de los muros. Este tipo de ventana
da un aspecto macizo al exterior mientras que otorga cierta liviandad
hacia el interior.
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Construcción frontal |
Otras construcciones completaban el conjunto. Separada de las anteriores
se encontraban las cocinas para peones y troperos. Hay que recordar
la cercanía de la Posta con la ciudad de Melo, por lo que,
salvo las ocasionales crecidas del arroyo, la Posta resultaba una
simple parada de relevos de caballos y eventual refrigerio. Sin
embargo, para los troperos que iban al paso de sus animales, significaba
un punto de descanso y un albergue nocturno. La habitación
destinada a ellos consistía en un amplio rectángulo
con fogón al medio, circular y a nivel de piso, limitado
por llanta de hierro de carreta para evitar la dispersión
de brasas y cenizas. Adosados a las paredes se ubicaban bancos corridos
de piedra, que oficiaban tanto de asiento como de camastro. La cocina
de los peones, adosada a la pulpería, era también
un lugar de recreo, contando para el descanso con una habitación
lateral . Las letrinas se ubicaban al exterior.
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Construcción posteriors |
Aún hoy se destaca en el paisaje el antiguo aljibe de piedra,
que aseguraba el agua fresca a todos los usuarios, permanentes o
transitorios. Además, de acuerdo con el contrato de 1855,
se completa el conjunto con un corral de piedra con cierre de tranquera,
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Corral |
La Posta de Diligencias del Chuy del Tacuarí, obra de los
vascos Etcheverry, ha perdurado como patrimonio histórico
y es mantenida en la actualidad como "Museo del Gaucho, del
Campo y de la Frontera", el cual es visitado por turistas de
todas partes. Su encanto no sólo tiene valor para los lugareños,
es también simbólico para el Uruguay entero. También
ha trascendido fronteras, así en 1993 se trasladó
desde España el equipo de Sancho Gracia para filmar, en ella,
episodios de su serial "Curro Jiménez".
La Posta fue reproducida en los sellos editados por la Dirección
Nacional de Correos a partir del 11 de enero de 1995, en varias
ediciones de diferentes precios según el color de impresión.
Fue motivo de inspiración para niños de la Escuela
N° 7 de Cerro Largo, quienes la plasmaron en la obra con la
que participaron en el concurso escolar organizado anualmente por
la fábrica de pinturas INCA.
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"Posta del Chuy"
obra realizada por:
Silvia Patricia Vila
Cecilia Iliana Hastings María Laura Pereyra
Ana Valeria Da Fonseca Leticia Machado
Stefanía Arellano (6) |
Pero tal vez, lo que más conmueve a quienes investigamos
la presencia vasca en esta tierra a la cual pertenecemos, es la
"Copla Puestera" del cantautor de nuestro canto popular,
Francisco Etcheverry, más conocido por su nombre artístico
Tabaré Etcheverry. Descendiente directo de aquellos vascos
constructores de la Posta, ha plasmado con notable sentimiento,
el diario quehacer de su familia en la misma, sitio que también
fue su lugar de nacimiento. Es tal la emoción que trasmite
con su letra, que resulta imposible cerrar este artículo
sin transcribirla.
Puestero, apúrese don puestero
voy rumbo pa¨ la ciudad
llevando esta majadita
pues ya no me queda más,
perdone que no le pague
no me queda capital,
mañana cuando regrese
le pagaré don Beltrán.
Las cadenas se recogieron
el paso libre al puente quedó,
una palabra, un saludo,
un silbido largo
el Chuy se llevó.
Le ruego no se detenga
está esperando la diligencia
y según tengo entendido
trae un mensaje de mucha urgencia.
A ver Antenor y Alberto
arrejúntenme la caballada
y que Jesusa y Casilda
vayan sirviendo la carne asada.
Vieja casona de piedra
Posta del arroyo Chuy,
ya tus cadenas no existen
pero reviven en mí
cuelgo en tus rejas mi canto
pequeño como el colibrí
hoy me embarga el recuerdo
casona donde nací.
Las cadenas se recogieron
el paso libre al puente quedó,
una palabra, un saludo,
un silbido largo
el Chuy se llevó.(7)
(letra y música de Tabaré Etcheverry)
(1)
BARACCHINI, Hugo, s/a "Historia de las comunicaciones en el Uruguay",
Montevideo, Universidad de la República, División publicaciones
y ediciones, Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura,
pág. 45-84.
(2) ibídem, pág.
115.
(3) ARMAND, E., CERDEIRAS,
J.C., ARCOS, L., GOLDARACENA, C., 1930 "Compilación de
leyes y decretos, 1825 -1930, tomo IV (1854-1858), Montevideo, pág.
42.
(4) ETCHEVERRY, Carlos,
"Fotocopia del expediente de expropiación del puente del
Chuy del Tacuarí. 1917-1919", Intendencia Municipal de
Cerro Largo.
(5) ARREDONDO, Horacio,
1956 Informe de H. Arredondo en "Revista de la Sociedad
Amigos de la Arqueología", Tomo XIV, pág. 400
(6) Reproducción
de la obra presentada por alumnas de la escuela N° 7 de Cerro
Largo, al concurso escolar organizado anualmente por la fábrica
de pinturas INCA.
(7) Los personajes nombrados
pertenecen a su familia directa padre, tío y tías, según
genealogía investigada.
Renée Fernández
y Danilo Maytía
Fotografías de los autores |