Enganchadores de inmigrantes, héroes de la patria y delincuentes: la increíble historia de los hermanos Juan Bautista, Hipólito y Francisco Brie de Laustan
Alberto Irigoyen Arteche

Alberto Irigoyen ArtecheLa conjunción de la pobreza, la guerra carlista y el mayorazgo en los Territorios Históricos de Euskalherria, sumado a las políticas inmigratorias de las noveles repúblicas americanas, fue el detonante de un fenómeno migratorio que contribuyó en gran medida a vaciar pueblos enteros de la geografía vasca a partir de la tercera década del S. XIX.

Al calor de esta situación, nacería la siniestra figura del gancho o enganchador, inescrupuloso agente de emigración que, frecuentemente a comisión de agencias navieras o gobiernos americanos, lucraba con la desgracia de un campesinado pobre, inculto y desesperado al punto de estar dispuesto a creer cualquier patraña sobre la riqueza de los países de allende el océano.

 
Juan Bautista Brie de Laustan

Los hermanos Juan Bautista, Hipólito y Francisco Brie de Laustan, naturales de Ispoure, se constituyeron en magnífico ejemplo de este infame comercio al ser acusados por las autoridades de Bayona, en marzo de 1841, de las malas condiciones en que embarcaban a los pasajeros en sus buques con destino al Río de la Plata.

Los hermanos Brie, asociados con los hermanos Rivas y con la empresa armadora Roby y Manches, reclutaban sus emigrantes en el Bearne y en el País Vasco de ambas vertientes del Pirineo, zarpando sus naves de Bayona o Pasajes con destino a Montevideo y Buenos Aires.

En respuesta al juicio que les entabló el Tribunal de Comercio de Bayona, llamándolos tratantes de blancas y acusándolos por este infame comercio sobre las riberas del Plata, Francisco Brie publica en esa ciudad en 1841, un pequeño folleto titulado Considerations sur L'emigration Basque a Montevidéo. En él, el autor intentaba justificar las ventajas de la emigración y critica acremente al juez Lanne, miembro del referido tribunal.

Lo cierto es que entre 1838 y 1843, 21 navíos de esta sociedad zarparon rumbo al río de la Plata con 5800 pasajeros a bordo.

Pero no sería solamente por estos sucesos que los tres hermanos trascenderían su época para ser recogidos en las páginas de la historia.

A pocos años de radicados en Montevideo Juan Bautista e Hipólito, se desataba en esta ciudad una cruel guerra fratricida que durante casi nueve años les confinaría a los minúsculos límites de la ciudad amurallada junto a miles de vascos, franceses, italianos, argentinos y un puñado de uruguayos.

Asediando la ciudad, bajo las ordenes del general Oribe, uruguayos y argentinos rosistas defendían el ideal americanista frente a las fuerzas de poderosos imperios colonialistas europeos.

Organizados en legiones extranjeras, los franceses e italianos respondieron prestamente al llamado de encendidas proclamas; los vascos en cambio, al no sentirse identificados con las fuerzas en pugna, se mostrarían reticentes a integrar las filas de los defensores de la ciudad. Es en ese momento cuando la figura del doctor Juan Bautista Brie, que desde su llegada al Uruguay en 1838, ejercía como médico, se destacaría como líder de sus compatriotas.

En el periódico Le Patriote Française se publicaron inflamadas proclamas en euskara convocando a los vascos y bearneses a luchar contra los invasores. También se tradujo al euskara la ley que establecía premios en tierras y ganados a los extranjeros que se enrolaran en el ejército de la república. Por fin, el 8 de abril de 1845, el gobierno "colorado" decretaba la creación del regimiento de Chasseurs Basques, otorgando al doctor Juan B. Brie su jefatura con el grado de coronel.

Curiosamente, también en el ejército "blanco" se había formado un regimiento euskaldun, aunque estos eran todos de Hegoalde, muchos de ellos veteranos de la guerra carlista que no hacía muchos años había ensangrentado la península. Las crónicas de la época recogen el particular odio que se tenían estas dos fuerzas, caracterizadas ambas por su valor y agresividad en la pelea.

Tras participar en diversos enfrentamientos en las proximidades de las murallas de la ciudad asediada, en 1846 el coronel Brie solicitaba al general Rivera el honor de acompañarlo en la misión que, según los planes del general, pondría término a la guerra. Esta se trataba de un vasto plan que pretendía hacerse, apoyado por su fuerza naval actuando desde el Río Uruguay, del control del litoral uruguayo. Aunque en general este plan no tuvo éxito, tras dura batalla lograron tomar la ciudad de Paysandú. Este sangriento hecho bélico que según las crónicas "habría bastado para cubrir de inmarcesible gloria a la bizarra e inmortal legión vascongada", serviría en cambio para cubrirla de vergüenza.

Es muy cierto que para el regimiento vasco la lucha fue enconada y el precio de esta victoria muy elevado; basta saber que de las cuatrocientas sesenta bajas del ejército victorioso, setenta y ocho fueron heridos vascos, entre quienes se contó el propio coronel Brie, quien sufriera al inicio de la batalla la fractura de una pierna por el impacto de una bala, herida que no le impidió seguir al frente de su tropa. Los muertos de su batallón fueron siete, entre los que se contó su hermano, el capitán Hipólito Brie, quien estaba al mando de la compañía de granaderos en el momento en que una bala de cañón le destrozó la cabeza.

Pero si los euskaldunes se lucieron derrochando valor, su posterior conducta fue tan salvaje e inhumana que la historia oficial intentó ocultarla, transformándola en un episodio heroico en el que había que destacar el valor y arrojo de las tropas vascas. Pero lo cierto es que tras la toma de la ciudad, los Chasseurs Basques se tornaron incontrolables, dedicándose al asesinato, el pillaje y la violación, al extremo que el propio general Rivera ordenó a otros batallones a hacer fuego sobre ellos en un intento de reprimir su fiereza. Una vez reducidos, fueron conducidos a una pequeña isla en medio del Río Uruguay y desde allí conducidos apresuradamente a Montevideo, de donde no volverían a salir para nuevas acciones.

 
Chasseur Basque

El Regimiento de Chauseurs Basques, que contó en sus filas unos 650 hombres, estaba organizado en Estado Mayor, Administración de víveres, Músicos, Artillería, Granaderos, Voltígeros y siete compañías de infantería. Contando también con una pequeña compañía de "Vascos Voluntarios de la Colonia" integrada por 18 hombres, con asiento en la ciudad de Colonia del Sacramento.

Muerto Hipólito, Juan Bautista se retiró a la vida civil y al ejercicio de su profesión, destacándose por su abnegada atención a los más necesitados. Pero esto no sería por mucho tiempo, pues tomaría las armas nuevamente por el Partido Colorado en la revolución del año 1858, cuando contaba con 61 años de edad. Ese año, en la batalla de Cagancha, fue lanceado y degollado, sin tener siquiera la oportunidad de defenderse, ya que se hallaba malherido y postrado en una ambulancia cuando fue atacado.

Por decreto del 17 de marzo de 1865, las víctimas de la conocida como "Masacre de Quinteros" fueron declaradas Mártires de la Libertad de la Patria. A solicitud de su viuda, doña Catalina Andurandeguy, se le concedió el honor de reposar en el mausoleo erigido para éstos en el Cementerio Central de Montevideo; sin embrago, a la hora de la exhumación de sus restos y ante la imposibilidad de separarlos de otros con los que se hallaban mezclados, tal cosa fue imposible, por lo que jamás llegó a reunirse con sus antiguos compañeros de armas.

Desde el inicio de la contienda, la suerte de la firma Hermanos Brie y Ribas debió afrontar la difícil situación financiera producida por aquella. La mayoría de los emigrantes conducidos a Montevideo se hallaban sin trabajo o fuera de su alcance tras los límites de las murallas de la ciudad; de esta manera, la empresa se vio totalmente imposibilitada de hacerse con el cincuenta por ciento del pasaje aun adeudado por los viajeros. Este hecho, sumado a las acusaciones de inescrupulosidad contra Francisco, que había permanecido en Iparralde durante esos años, generaron un gran intercambio epistolar que fue recogido en el juicio liquidador de la sociedad.(Observaciones anexas á la liquidación de las cuantas de la Sociedad entre los señores Rivas hermanos y Brie Hermanos, practicada por los árbitradores, contadores y liquidadores D. Luis Mathieu y D. Adolfo Pfell, Montevideo, s/f.)

En 1851, ya finalizada la guerra, Francisco llegaba a Montevideo con la intención de cobrar los adeudos de los antiguos pasajeros. Vano intento, pues unos habían muerto en la prolongada guerra, otros habían sido heridos y los más, imposibilitados de trabajar por tantos años, estaban quebrados o se habían marchado a Buenos Aires.

Desde un primer momento sostuvo que el juicio en el que había sido acusado y apartado de la sociedad, no era sino una burda farsa apañada por los hermanos Rivas para evitar que él participara en las ganancias generadas por el cobro del 50% de los pasajes, por lo que apeló a su fallo.

 
Francisco Brie de Laustan

Pero, contra lo que cabría de esperar, este juicio no sería el punto final de la relación entre los socios, sino que en junio de 1854, Francisco, totalmente fuera de sí, asesinaba en plena calle y ante numerosos testigos a su antiguo socio Genaro Rivas, descerrajándole dos disparos de rifle en el pecho, para dirigirse luego a entregarse voluntariamente ante la policía. Encarcelado y a la espera de un juicio que no se producía, tras cuatro años de prisión huye hacia Buenos Aires, desde donde escribe múltiples notas a los herederos del finado Genaro Rivas, a los armadores de Bayona, al presidente uruguayo y al ministro de Acción Exterior de Francia. En estas cartas proclamaba su inocencia y se justificaba diciendo: No hay un solo habitante de la Capital de Montevideo que ignore los antecedentes del homicidio necesario que me vi obligado a perpetrar, en defensa de mi seguridad individual y en desagravio de las leyes violadas en mi contra ...

Radicado en al capital argentina, hacia 1862 vería nuevamente frustrados sus planes de cobrar a los deudores de la sociedad, al publicarse en el principal periódico bonaerense una advertencia dirigida A la población vasca que reside en Buenos Aire, . en donde se alertaba que ...habiendo llegado á conocimiento de (los herederos de Genaro Rivas), que D. Francisco Brie trata de cobrarles el pasaje que estos adeudan á la casa Rivas, se les hace presentes que el dicho Brie no tiene ni autorización ni derecho de ninguna clase para cobrar pasajes...

Al año siguiente, Francisco publicaba en Buenos Aires Fiat Lux ou Dix Ans D'Attente, un folleto de setenta y dos páginas donde historiaba, desde sus orígenes en 1838, sus tan prolongados como interminables infortunios. En 1965 escribió un folleto dirrigdo al Congreso argentino, exponiendo sus ideas sobre la colonización de la Patagonia. En 1869 se publicaba en la ciudad de Montevideo su folleto de quince páginas Proyecto sometido a la apreciación de los habitantes de la República Oriental del Uruguay. Ni uno ni otro tuvieron éxito alguno,

El capítulo de los hermanos Brie de Laustan en el Río de la Plata, se cerraría definitivamente el 1 de enero de 1876, cuando Francisco, tras escribir una carta a su amigo Faustin Clavarie de Donibane Garazi, ponía fin a su vida.


Alberto Irigoyen Arteche
Fotografías: Alberto Irigoyen


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