|  Sociedad 
 Vasco Española, Zazpirak Bat, Laurak Bat, Vasco Argentino, 
 Vasco Francés, Navarro... Los nombres de las instituciones 
 colectivas más antiguas del mundo reflejan con todos los 
 matices posibles las diversas concepciones del pueblo vasco que 
 tenían los fundadores y los continuadores de esas obras.
 En Buenos Aires esos matices son particularmente notables y han 
 marcado la historia, tanto en cuanto a fortalezas como a divergencias 
 y debilidades.  Un comienzo con caminos que separan 
|  |  |  | Centro Navarro. Edificio de 1934.
 |  El Centro 
 Vasco Laurak Bat fue fundado en 1877 como Sociedad Vasco Española. 
 Pero se estableció un 13 de marzo, lo que indica un 
 gesto político muy claro. El paso de los años 
 quiso, sin embargo, que esa señal de olvidara. Cuando las 
 posiciones españolistas eran fuertes en el centro y el nacionalismo 
 irrumpió con ímpetu enfrentándolo en las elecciones 
 internas -ya en el siglo XX-, a alguien se le quedaron olvidados 
 en el camino dos días cuando en 1927 hizo colocar una placa 
 en memoria de los fundadores; y, así, en el hall de entrada 
 del edificio el bronce dice que la institución fue creada 
 un 15 de marzo. Cosas de la historia. A fines de la década del '20, un enfrentamiento interno 
 desembocó en la fundación del Club Vasco Argentino 
 Gure Echea, con un acento puesto en el elemento argentino y de corte 
 más elitista. Una ruptura triste. El paso del tiempo hizo 
 que actualmente el Gure Echea sea prácticamente un club argentino 
 más, salvo por esporádicas actividades vascas. 
|  |  | Centro Navarro. Vista del edificio más 
 antiguo con la ampliación realizada en 1967. |  El Centro Orfeón Gayarre, que luego se convertiría 
 en Centro 
 Navarro, vio la luz en 1895; y dos años después 
 tomó el nombre que perdura. Desarrolló una actividad 
 permanente dentro del colectivo español a lo largo de 107 
 años. Desde siempre fue y sigue siendo un centro de Navarros. 
 Punto. Aunque en las comisiones directivas actuales aparecen varios 
 apellidos italianos y germanos. En el mismo año 1895 se fundó el Centro Vasco Francés 
 y produjo una nueva segmentación dentro del colectivo vasco. 
 El espíritu que marcó la institución es el 
 que describe Michel Iriart (h), su actual presidente: "Nos 
 consideramos vascos, pero somos franceses". La Fundación 
 Vasco Argentina Juan de Garay es parte de la historia moderna 
 de la colectividad local, puesto que se inició recién 
 en 1983, con el objetivo de complementar en lo cultural la labor 
 realizada por las casas vascas existentes en ese momento. 
|  |  | Fundación Vasco Argentina Juan 
 de Garay. Ocupa el primer piso de un edificio sobre la Avenida 
 Roque Sáenz Peña. |  Además, no hay que olvidar que estas formas asociativas 
 se ven complementadas por muchas otras que han surgido en el seno 
 de la comunidad vasca local, como Euskaltzaleak, Emakume Abertzale 
 Batza o Acción Vasca. Y también en la labor cultural 
 persiste el accionar de la Editorial Vasca Ekin, el Instituto Americano 
 de Estudios Vascos y Eusko Kultur Etxea.  Ideas que dividen Los caminos divergentes del pasado deben haber marcado las relaciones 
 a veces no del todo cordiales de la colectividad vasca de Buenos 
 Aires. La multiplicidad de organizaciones ha implicado una variada 
 riqueza institucional, pero también una pérdida de 
 fuerza en el presente. Muchas de las causas de segmentación que motivaron el surgimiento 
 de las instituciones son elementos pintorescos del pasado; aunque 
 otras, todavía hoy, siguen alentando esquemas de pensamiento 
 o un modo de relaciones muchas veces inspirado en la guerra fría, 
 con desconfianza mutua o descalificación solapada. Lo que 
 podría ser una riqueza plural parece presentarse bajo la 
 forma de la competencia ingenua entre grupos. 
|  |  |  | Centro Vasco Francés, sobre la calle Moreno. 
 En el primer piso está el Restaurant. |  Grande es el pecado si grande es la desgracia. En el comienzo del 
 siglo XXI las instituciones vascas no pasan por su hora de gloria. 
 Por eso, la cooperación recíproca aparece como una 
 necesidad de supervivencia. Y, evidentemente, se nota la exigencia 
 de hacerlo más allá de los matices ideológicos 
 o de las diversas perspectivas institucionales. Muchas han sido las veces que funcionarios del gobierno vasco, 
 por ejemplo, han delineado la realidad plural de la sociedad vasca 
 en Euskadi y la importancia de mirar al futuro sustentados en el 
 respeto a esa pluralidad. Pero la siembra no siempre encontró 
 tierra fértil cuando se trató del suelo local. Es que el trabajo por la cultura vasca pareciera pedir a gritos 
 pluralidad. ¿Quién desearía una cultura uniformemente 
 moldeada? Sin embargo las diferencias ideológicas y los prejuicios 
 -muchas veces infundados en la realidad concreta y fruto de viejas 
 historias personales- no permiten hacer carne esa pluralidad en 
 una auténticamente sana convivencia institucional. Es necesario ser claros: se dividen aguas entre quienes pretenden 
 abordar el trabajo de promoción de la cultura vasca desde 
 una posición ascépticamente apolítica, algo 
 que pareciera imposible ("nosotros pretendemos que no haya 
 absolutamente nada de política. Sólo cultura, música, 
 danza..." señala la máxima autoridad de uno 
 de los centros que hace frente al futuro más duro); y quienes 
 conciben un único modo válido de pararse frente a 
 la realidad política. Paralelamente parece notarse una lucha silenciosa entre quienes 
 muestran sentirse muy vascos y quienes ponen el acento en su argentinidad 
 teñida de vasquismo. Todo lo anterior, sin contar a quienes 
 se sienten íntimamente franceses o españoles y no 
 se permiten escuchar a quien plantee alguna pequeña diferencia 
 con su posición. Y al observador ingenuo le debe parecer que cada uno se siente 
 heredero de una gloria que debe defender, presumiendo la existencia 
 de alguna aristocracia entre las diferentes posturas. Necesidades que deberían unir Las diferencias ideológicas -del pasado y del presente- 
 no son más que un dato, entre otros, de la realidad de las 
 casas vascas en Buenos Aires. Lo que verdaderamente ocurre, aunque 
 no siempre se acepta en voz alta es que no tienen ni por asomo la 
 fuerza y el empuje que tuvieron en otra época. 
|  |  |  | Centro Vasco Francés, vista de la entrada. |  Varias de las instituciones están dirigidas por cuerpos 
 colegiados de un promedio de edad muy elevado, que no se renueva 
 ni permite el acceso de los más jóvenes a las instancias 
 de decisión. Es excepcional que en el Centro Laurak Bat la 
 presencia de personas más jóvenes sea más numerosa. 
 En los órganos de dirección del Centro Navarro, del 
 Centro Vasco Francés y la Fundación Juan de Garay 
 las edades son muchísimo más altas. En algunos casos los jóvenes prácticamente no existen. 
 "No se han acercado", señala Michel Iriart 
 en relación con el Vasco Francés. Este presidente 
 cree, con pesar, que el futuro de su centro es la continuidad institucional, 
 pero alejada de la colectividad: "Creo que desaparecerá 
 como elemento vasco". Sin embargo, lo que ocurre habitualmente es que las propuestas 
 de los centros no sintonizan con la realidad actual de los adolescentes 
 y las personas de la generación intermedia. O que se los 
 relega a los pretendidos "grupo de jóvenes", en 
 lugar de canalizar su participación en las diversos cuerpos 
 orgánicos de cada lugar. El problema es tan importante que Emakume Abertzale Batza ha iniciado 
 un estudio sociológico sobre la participación de los 
 jóvenes, con el apoyo de la Secretaría de Acción 
 Exterior del gobierno vasco. En este contexto lo que está peligrosamente amenazada es 
 la continuidad institucional. No surgen claramente nuevas camadas 
 de líderes jóvenes y los baches de edades no permiten 
 una secuencia armónica en la dirección. Además, las personas de mayor edad establecen la permanencia 
 de los esquemas de pensamiento más anticuados y evitan la 
 llegada de una visión moderna de Euskal Herria y del futuro 
 de la colectividad en Argentina a los órganos de dirección. 
 Como señala en perfecta síntesis Jon Uriarte, presidente 
 del Centro Laurak Bat: "El centro no se ha adaptado a los 
 cambios de la sociedad a través del tiempo. No ha sabido 
 adaptarse. Yo diría que el Laurak Bat es el País Vasco 
 viejo, no el País Vasco nuevo". La falta de jóvenes con la consecuente pérdida de 
 la tradición institucional que se pasa de generación 
 en generación; la reducción del número de nativos 
 que dieron el empuje inicial o continuaron el impulso de los fundadores; 
 una tremenda baja de interés en el estudio de la cultura 
 vasca; y la falta de ideas renovadoras conforman un cóctel 
 peligroso para el futuro inmediato. Un futuro posible de cooperación local e internacional Según varias opiniones el futuro institucional tendría 
 perspectivas más claras si se fusionaran las distintas debilidades 
 para conformar una sólida institución más fuerte 
 que las actuales. Esa es la opinión -por ejemplo- de Mauricio Goyenechea, 
 Secretario de la Fundación Juan de Garay; que hace años 
 gestó una serie de reuniones entre los directivos de varias 
 organizaciones con el objeto de discutir esa posibilidad antes de 
 que la necesidad apremiara. Sólo quedaron las palabras, pues 
 la idea no evolucionó a pesar de tener relativo consenso. 
 Uriarte justifica que eso no se realizó debido a la ausencia 
 de un líder que pudiera impulsar el cambio en el seno del 
 Laurak Bat; aunque da la impresión de que más allá 
 de las expresiones públicas el proyecto, además, no 
 debe ser políticamente simpático para muchos. 
|  |  |  | Centro Vasco Laurak bat |  Evidentemente las posibilidades de fusión estarían 
 dadas por el Laurak Bat, varias de las instituciones culturales 
 que hoy funcionan en su edificio y la Fundación Juan de Garay. 
 Porque no parece probable que el Centro Navarro, el Vasco Francés 
 ni el Club Gure Echea se sumaran actualmente a la idea. El tema 
 no está en su agenda. La rentabilidad económica es un cuestión candente 
 en un contexto de depresión estructural en la Argentina. 
 La Fundación Juan de Garay, la Casa de la Cultura Vasca, 
 el Instituto Americano de Estudios Vascos, la Editorial Vasca Ekin, 
 el área de cultura del Centro Laurak Bat, el mismo área 
 del Centro Vasco Francés y otros grupos podrían encontrar 
 modos de cooperación o integración más profundos 
 que hicieran más viable la tarea cultural en términos 
 económicos. Actualmente los esfuerzos individuales son más 
 bien fragmentarios y con un éxito relativo a la hora de evaluar 
 cada una de las iniciativas por separado. Todas estas instituciones, con la salvedad relativa de la Fundación, 
 no parecen poder afrontar de modo unilateral la tarea cultural diaria, 
 a causa de su debilidad económico-financiera. De hecho, algunas 
 tienen problemas económicos estructurales y graves para sostenerse 
 en el día a día. En ese sentido tampoco pueden llevar 
 adelante los proyectos más claramente orientadas hacia el 
 futuro, que requerirían un soporte financiero más 
 sólido, como ser: producción de contenidos vascos 
 en Internet con mayor riqueza y amplitud; creación de productos 
 culturales en CD; ampliación de la oferta cultural segmentada 
 por públicos diversos (en edades e intereses); la disposición 
 on line de nuevas aplicaciones orientadas a conocer el aporte vasco 
 en la Argentina, como por ejemplo un museo digital de la inmigración; 
 cursos a distancia con soporte tecnológico; entre muchos 
 otros que podrían realizarse. 
|  |  |  | Club Vasco Argentino Gure Echea |  También es cierto que las ideas de esta clase no parecen 
 estar en la agenda de los directivos de las organizaciones. Si ese 
 fuera el caso el panorama empezaría a ser desolador. Las instituciones culturales de Euskal Herria -gubernamentales 
 y no gubernamentales- pueden asistir con el consejo y la experiencia 
 acumulada a las tareas encaradas en el ámbito local. De la misma manera, la cooperación financiera será 
 cada vez más urgente para un país quebrado como Argentina, 
 que por años no recuperará su estabilidad (y ya se 
 sabe que la labor cultural siempre queda para el final en los momentos 
 de urgencia). Las claves de un futuro promisorio para las instituciones vascas 
 de Buenos Aires parecen ser la integración de los pocos jóvenes 
 activos en las instancias de decisión, la racionalización 
 económica orientada a la promoción de una cultura 
 vasca actual y renovada, la cooperación estrecha con las 
 organizaciones de Euskal Herria y una renovación de los marcos 
 de pensamiento que establecen actualmente un paradigma un tanto 
 anticuado. Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar
 http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza
 Fotografías: Gonzalo Auza
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