Los
países como la Argentina, que han recibido flujos inmigratorios
masivos fueron, en cierto modo, como una gran Babel. En ciertos
períodos históricos, algunos lugares como la ciudad
de Buenos Aires (el principal puerto de llegada de inmigrantes),
tuvieron tal cantidad de habitantes de orígenes diversos
que prácticamente no había un idioma unificador. Esa
lengua unificadora que sería el castellano sólo se
impondría con la escolarización de una generación.
Sin embargo conviviría con numerosas expresiones idiomáticas
llegadas de Europa occidental y oriental, de Medio Oriente y de
Asia. Esto se vio reflejado en las numerosas publicaciones de las
diversas colectividades que se producían en diversos idiomas.
Ese fenómeno que se dio en este país entre fines
del siglo XIX y comienzos del XX no era del todo novedoso. Puesto
que lo que había sido una zona conquistada por expediciones
al mando de coronas españolas había contado con elementos
individuales de otros orígenes o lenguas.
Entre los conquistadores y primeros pobladores europeos es evidente
la presencia de vascoparlantes desde los primeros siglos. Ya asentada
la administración española en estas tierras, los vascos
comenzaron a llegar de modo más numeroso a finales del siglo
XVII. Son conocidos los relatos de esos tiempos que indican que
ciertas personas recién arribadas tenían dificultades
para comunicarse en castellano y sólo lo hacían en
euskera. Además -y este es un dato muy interesante- los que
vinieron durante los siglos XVIII y XIX hablaban las diversas formas
dialectales, tanto de Iparralde como de Egoalde.
"Para enseñar a los vascos a hablar español"
Ya informó Enrique Aramburu de la existencia de una "Gramática
vasca para aprender castellano", realizada por Francisco Jauregui
de San Juan y editada en Buenos Aires en 1860.
Esta obra en una señal clara del problema idiomático:
era necesario contar con metodologías pedagógicas
para que los euskaldunes pudieran aprender el castellano y lograran
desenvolverse en el medio local.
Es que parece evidente el uso habitual del euskera. Esa presencia
se puede rastrear a través de distintos elementos testimoniales
de la historia argentina. Un ejemplo conocido es el aviso en euskera,
aparecido en un diario de Buenos Aires en 1858, para anunciar la
presentación artística de José María
Iparraguirre.
La organización colectiva
Cuando aparecieron las sociedades vascas -entre fines del 1800
y comienzos del 1900- y la colectividad comenzó a organizarse,
el euskera institucionalizó su presencia en Argentina.
Así, en 1895 el Centro Vasco Francés abrió
sus puertas con un estatuto redactado en euskera y francés;
asimismo, una asamblea del Laurak Bat de 1887 indicaba la necesidad
de "fundar escuelas donde además de las ramas de
la primera y segunda enseñanza, se estudie el euskera";
las revistas y periódicos que se empezaron a publicar -como
La Vasconia, Haritza, Euskal Herria, Laurak Bat y otras- tenían
textos en euskera; y en el Centro Laurak Bat se realizaban presentaciones
de bertsolaris.
Estos elementos dan la pauta del uso corriente del idioma dentro
del colectivo vasco.
Expresiones artísticas
La vida del euskera a través del arte indica una vitalidad
especial. A los mencionados bertsolaris, habría que sumar
las representaciones teatrales y operísticas; entre ellas
se destaca el estreno en el Teatro Colón de Buenos Aires
en 1927 de una ópera con música de Félix San
Pelayo y letra en euskera de Pello Mari Otaño: "Artzai
Mutilla".
También había lugar para la poesía, sobre
todo en una ciudad que ya estaba abierta al arte en todas sus expresiones.
Así, en 1904 se editó en Buenos Aires la antología
poética de Pello Mari Otaño titulada "Alkar".
Y, sobre todo, hubo siempre una presencia fuerte de coros que cantaban
en euskera: el orfeón Euskarina, el Coro Euskaro, el Coro
Mixto (con más de 50 voces); y, por supuesto, el reconocido
coro Lagun Onak presente en la principales actividades de la colectividad
vasca argentina desde 1939.
Enseñanza sistemática
El año 1904 podría señalarse como el del puntapié
inicial de la enseñanza sistemática del euskera en
Argentina. En esa fecha se creó el Colegio Euskal Echea,
donde se enseñó idioma vasco hasta 1932; y en el mismo
año el Laurak Bat aprobó crear una cátedra,
que inició sus clases en 1906, bajo la dirección de
Pello Mari Otaño.
Pero recién desde la década del '40 del siglo XX
existe una enseñanza ininterrumpida hasta el presente. El
impulso especial a partir de esos años se debe sobre todo
al compromiso de los exiliados políticos, que desarrollaron
una labor cultural inmensa.
Isaac López Mendizabal dedicó tres décadas
seguidas a la enseñanza en el centro Laurak Bat; y su obra
fue continuada por los profesores Pablo de Archanco, Vicente Biteri,
Antonio de Arza, Benito Montoya, Antonio Nazabal, Miguel de Zarate,
Vicente Aguirre, Pedro María Aranoa, Kepa de Erkiaga y Juan
Antonio Luzarraga, que son recordados hasta el presente.
En esa misma institución se organizó la primera reunión
pública realizada en euskera, en la que hablaron el diputado
vasco José María de Lasarte, Joaquín de Gamboa,
Michel Iriart (padre), Benito de Montoya y Miguel de Zarate, entre
otros; y se leyó una adhesión y saludo del Lehendakari
José Antonio de Aguirre.
Además, la lengua vasca alcanzó instancias más
elevadas a través de conferencias dictadas en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Y a través de la Editorial Vasca Ekin se proveyó de
obras que apoyaron la labor de enseñanza, como un diccionario
y traducciones del Martín Fierro y de Hamlet.
Euskaltzaleak, nació a mitad de siglo también, en
1944; y hasta el presente es responsable de la enseñanza
en Buenos Aires.
La situación actual
Después del enorme empujón que le dieron los euskaldunes
llegados a mitad de siglo, el idioma se mantuvo vivo hasta la década
del '80, cuando se empezó a notar la falta de renovación,
por el decrecimiento del número de hablantes nativos.
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Clase de Euskera en Argentina unos años
atrás. |
En esos años sólo había unos 40 alumnos que
estudiaban en un par de locaciones del país. Pero la colectividad
iba por más. Y pidió ayuda al gobierno vasco para
poder incrementar y potenciar la enseñanza de la lengua.
Así se inició un programa para dotar de nuevos y actualizados
profesores a los centros.
Quizá sin que desde Euskadi se pusiera demasiada esperanza
en el éxito del proyecto se realizó en 1990 en Macachín,
provincia de La Pampa, el primer curso intensivo de verano, con
un formato similar al de un barnetegi, a cargo de profesores venidos
desde Euskadi. Dos meses y medio con siete horas diarias de uso
intensivo de euskera fueron la semilla de toda una nueva generación
de docentes. Comenzaron 24 y alcanzaron el final 13. Pero es notable
que después de doce años la mayoría de esos
trece alumnos sigue dando clases en sus centros vascos (algunos
de ellos dan clase en Euskadi, incluso), según indica Gabriela
Mendía, Secretaria de la Federación de Entidades Vascas
de Argentina (FEVA).
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Clase de euskera en Bahia Blanca |
En julio del mismo año '90 se hizo un curso complementario
de dos semanas con los mismos participantes y en el verano siguiente
se replicó el esquema barnetegi. Pero ese año se sumó
una nueva camada de futuros profesores que iniciaban la experiencia
desde cero. Con esa modalidad, intensiva y escalonada por niveles,
se formaron cuatro camadas de docentes, que actualmente enseñan
en 20 centros de todo el país.
En 1993 se cerró un ciclo. Concluyó la formación
intensiva y se decidió que a partir de ese momento se utilizarían
los recursos de modo remoto. Entonces, la responsabilidad quedaría
en manos de docentes locales. Se estableció el programa Argentinan
Euskaraz con el auspicio de HABE, la Secretaría de Acción
Exterior y bajo la responsabilidad de FEVA. Lo cierto es que los
tiempos de la colectividad argentina y los de Euskadi no sintonizaban.
Cuando en Euskal Herria se reducía el número de adultos
que necesitaban ser euskaldunizados, aquí se requerían
más recursos. Llegaron materiales de diversos tipos: libros
de ejercicios, videos... pero desarrollados en euskera. De modo
que se obligaba a contar con un hablante, pues no permitían
una aproximación autodidacta. Con esa dificultad, entre 1990
y 2001 el promedio de centros que enseñaron euskera fue de
veinte, indica Mendía. En todos los casos se trató
de instituciones con docentes formados en las primeras camadas.
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Clase de euskera en Buenos Aires. |
Con esfuerzo, el programa iniciado en 1990 empezó a dar frutos
y en el Congreso Mundial de Centros Vascos de 1995 fue la estrella
codiciada de las colectividades del resto del mundo, que empezaron
a solicitar apoyo del gobierno para replicar la experiencia. Así,
al día de hoy existen iniciativas similares en Uruguay, Chile,
USA, París, Barcelona y Madrid.
El problema de la cantidad reducida de docentes está siendo
abordado actualmente con el programa Hezinet, mediante el cual el
gobierno vasco instala PCs en los centros que lo soliciten, dedicadas
con exclusividad al autoaprendizaje de euskera. Así, hasta
2001 el promedio anual de alumnos era de 250; y en 2002 el número
de inscriptos ha ascendido a 500.El incremento se debe a que los
centros que no tenían profesores e instalaron el sistema
Hezinet proveyeron un número alto de nuevos alumnos: lo que
indica la existencia de una demanda no satisfecha por la falta de
más hablantes y docentes.
En FEVA no tienen estadísticas que den cuenta del número
total de euskaldunes en Argentina, tanto nativos como nuevos; pero
evidentemente desde los pasos dados a comienzo de los '90 se ha
producido una renovación completa de la enseñanza
que permite vislumbrar un futuro prometedor.
Entre los planes de FEVA está la posibilidad de conseguir
la aprobación oficial por parte del Ministerio de Educación
argentino de la enseñanza del idioma, de modo de jerarquizar
la actividad. Además, se han dado algunos pasos para llevar
el euskera más allá de los centros vascos. Según
cuentan César Arrondo y Marilu Arteche, Responsables del
Programa en Argentina, "este año se puso en marcha
la enseñanza del euskera en una escuela de idiomas de la
localidad de José C. Paz, dependiente del gobierno de la
Provincia de Buenos Aires. El euskera se incluyó, así,
entre otras tantas lenguas a aprender, con una matrícula
inicial de 33 alumnos".
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Clase de euskera. |
Entre las aspiraciones se cuenta ampliar el desarrollo idiomático
en otras áreas más allá de la enseñanza,
como ser el uso en la señalética dentro de las instituciones
y otros programas que permitan ampliar el alcance del euskera y
lo conviertan en una lengua viva en la diáspora.
Según indican Arrondo y Arteche, "se está
trabajando para lograr la máxima eficiencia del programa
con el fin de que el euskera se consolide y continúe avanzando".
Referencias bibliográficas:
Aramburu, Enrique, "Noticia sobre una gramática vasca
para aprender el castellano en la Biblioteca Nacional del Uruguay",
Los Vascos-Euskaldunak, N° 14 (diciembre de 1999), Fundación
Vasco Argentina Juan de Garay, pag. 48-50.
Gonzalo J. Auza, gonzalo@juandegaray.org.ar
http://www.juandegaray.org.ar/fvajg/docs/Gonzalo_J_Auza |