La reforma de la Política Agrícola Común
Aitor Mintegui

Contexto

Desde su nacimiento en el año 1962, los mecanismos de la PAC ha sido objeto de varias reformas. A la reforma que se llevó a cabo en 1992 le siguió una revisión profunda en 1999 destinada a orientar a la PAC hacia el mercado. Esta última reforma, recogida en la Agenda 2000, reducía los precios institucionales y compensaba con ayudas directas la reducción provocada en los ingresos de los agricultores.

En el Consejo Europeo de Berlín, los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE además de dar luz verde a la última reforma de la PAC, decidieron que, antes que se produjese la primera ampliación de la Unión, se revisarían los instrumentos de la PAC sobre la base de un informe que la Comisión debía presentar al Consejo, con el fin de introducir aquellos ajustes que se considerasen necesarios.

Por otra parte, el Consejo de Agricultura, en su contribución al Consejo Europeo de Gotemburgo, solicitó que en la revisión a medio camino de la PAC prevista en Berlín se incluyeran los efectos de la agricultura sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible.

Es en este contexto que siguiendo el mandato recibido del Consejo Europeo de Berlín, la Comisión Europea presentó el pasado 10 de Julio su propuesta de revisión a medio camino de la Política Agrícola Común.

¿Por qué una reforma?

Tres son los principales factores que inducen a considerar una profunda adaptación de la PAC frente a los retos que ésta deberá afrontar en un futuro cercano.

En primer lugar, la ampliación de la Unión Europea a 25 países a principios de 2004 y la propuesta de la Comisión de conceder pagos agrícolas directos de manera gradual a los países candidatos. Estos pagos directos serán el 25% de lo que les correspondería como miembros "antiguos" en el año 2004, el 30% en el año 2005, 35% en el 2006 y 40% en 2007. A partir de ese momento se fijarán incrementos anuales del 10%, de tal forma que el año 2013 reciban el 100%.

Alemania, Holanda, Suecia y Reino Unido, han declarado que no están dispuestos a aportar más dinero y que, por lo tanto, no hay fondos para realizar estos pagos directos a los países candidatos. Existen entonces dos escenarios posibles: no pagar las ayudas agrícolas, lo cual impediría la ampliación puesto que esto nunca sería aceptado por los países candidatos, o reformar la PAC para que ésta cueste menos.

En segundo lugar, la Unión Europea se comprometió en el marco de la nueva ronda de la Organización Mundial de Comercio a reducir de forma sustancial las ayudas internas que provocasen distorsiones en el mercado. Este compromiso incide de lleno en la PAC y deberá traducirse en un mayor desacoplamiento de las ayudas respecto de la producción ya que éstas ayudas desacopladas de la producción no provocan distorsiones en el comercio y por lo tanto no tienen efectos negativos sobre los países en desarrollo.

 
Fotografía: Audiovisual Library of the European Commision

Por último, es necesario adaptar la PAC a las demandas del consumidor comunitario. De acuerdo con el último Eurobarómetro, los ciudadanos comunitarios desean que la política agrícola de la UE garantice que los productos agrícolas sean sanos y seguros. Las crisis alimentarias que ha sufrido recientemente la UE (fiebre aftosa, vacas locas, etc..) demuestran que es necesario configurar un modelo agrícola que garantice la calidad y seguridad de los productos, fomente el respeto del medio ambiente y ayude a los agricultores a adaptar su producción a las expectativas de los consumidores.

Contenido de la propuesta de reforma

La propuesta de reforma presentada por el Comisario Fischler el pasado 10 de julio supone una nueva vuelta de tuerca respecto a las reformas emprendidas ya en 1992 y 1999 puesto que las ayudas se desplazan del producto hacia el productor. La propuesta es radical porque rompe totalmente el vínculo entre los pagos directos que reciben los agricultores y la producción, es decir que los agricultores pueden recibir ayudas sin necesidad de producir cereales o carne de vacuno. Según propone la Comisión, el pago de las ayudas "desacopladas" se condicionará al cumplimiento de ciertos criterios en materia de medioambiente, salubridad de los alimentos, sanidad y bienestar animal.

La Comisión propone asimismo introducir un sistema de ayuda única por explotación. Se trata de integrar en un único pago, calculado en base a unos referentes históricos, la totalidad de las ayudas directas que el agricultor recibe. Se establece un importe máximo de ayuda de 300.000 Euros por explotación y en el caso en que el importe de la ayuda sea superior a dicho límite, el Estado miembro correspondiente podrá disponer de ese excedente para destinarlo a medidas de desarrollo rural.

Otra novedad de la propuesta de reforma es la introducción de un sistema de modulación dinámica obligatorio para todos los Estados miembros que supondrá una reducción de las ayudas del 3% al año a partir del año 2004 hasta alcanzar un 20% en el año 2010. Estos recortes no se aplicarán a aquellas explotaciones que reciban menos de 5.000 euros al año. Los fondos ahorrados con este sistema (unos 500-600 millones de euros anuales) irán a un fondo común que se repartirá entre los Estados miembros en base a criterios de superficie, empleo agrícola y prosperidad para ser destinados a medidas de desarrollo rural.

Por ultimo, la Comisión propone una serie de medidas de ajuste en diversas organizaciones comunes de mercado (cereales, vacuno, frutos de cáscara, etc.).

Valoración

Antes de entrar a valorar el contenido de la propuesta de revisión a medio camino de la PAC conviene comentar los resultados de la Cumbre de Bruselas celebrada recientemente y sus implicaciones para la futura PAC.

Como resultado de un acuerdo franco-alemán, los quince decidieron que durante el período 2007-2013, el límite del gasto agrícola anual dedicado a las ayudas directas y a las medidas de mercado sea el mismo que en el año 2006. El montante total en valor nominal de las medidas de mercado y de las ayudas directas para cada año entre 2007 y 2013 solamente podrá aumentarse un 1% al año para tener en cuenta la inflación. Los gastos a favor del desarrollo rural quedan excluidos de esta limitación.

La consecuencia lógica de este acuerdo es que habrá que repartir entre 25 países casi lo mismo que hoy existe para 15 países. En definitiva, los mayores beneficiario de la PAC (Francia, España, Italia, Grecia, Portugal..) reducirán sus ingresos a medida que aumentan los de los nuevos socios, sin que los contribuyentes netos tengan que aportan más dinero. En otra palabras, serán los agricultores los que paguen parte de la factura de la ampliación de la UE.

Otra consecuencia del acuerdo alcanzado en la cumbre de Bruselas es que aspectos esenciales de la propuesta como son la modulación o el desacoplamiento de las ayudas de la producción pueden quedar en suspenso. A corto plazo, parece ser que solamente podrán aprobarse aquellos aspectos de la propuesta que se refieren a la adaptación de ciertas organizaciones comunes de mercado.

Dicho esto, no cabe duda que la propuesta contiene algunos aspectos positivos, y sobre todo, muchas indefiniciones que se supone irán aclarándose a medida que la Comisión presente a partir del próximo mes de Diciembre las propuestas de Reglamento que sustentarán la nueva PAC.

Fotografía: Audiovisual Library of the European Commision

Desde Euskadi se valora positivamente que la propuesta reconozca el carácter multifuncional de la agricultura y en especial que los agricultores reciban pagos directos no solamente por suministrar alimentos a la sociedad sino también en compensación por toda una serie de servicios que no son valorados por el mercado (seguridad alimentaria, protección del medio ambiente y de los animales, conservación del territorio, etc). Por otra parte, el concepto de ayuda desacoplada de la producción permitirá simplificar la gestión de las primas y reforzará la posición negociadora de la UE en la OMC.

Pero la propuesta de revisión a medio camino también tiene aspectos negativos. El hecho de que la ayuda única por explotación se conceda teniendo como referencia los pagos históricos puede provocar el abandono de cultivos en zonas en las que sea más rentable la retirada y también al desplazamiento de unos cultivos por otros. Además, el hecho de conceder las subvenciones teniendo en cuenta los pagos de campañas anteriores perpetúa la actual distribución de las ayudas directas. Esto es, prolonga el dilema que ha vivido la PAC desde sus orígenes: aquellas agriculturas productivistas, industriales, y menos multifuncionales se benefician del 80% de las ayudas mientras que las agriculturas más familiares y multifuncionales sólo reciben el 20% del total de las ayudas.

Por último, el hecho de que los recortes en las ayudas directas se dediquen al desarrollo rural no favorece al agricultor porque no todas las medidas de desarrollo rural tienen al agricultor como beneficiario directo.


Aitor Mintegui
Técnico del Area de Agricultura y Pesca. Delegación de Euskadi en Bruselas


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