¿Hay
creencias o estereotipos falsos?
Alguna
que otra vez, todos hemos oído hablar sobre las personas superdotadas,
pero tenemos que reconocer que hay muchas falsas creencias y prejuicios
en torno a este tema.
En
ocasiones, los periódicos y programas de televisión nos ofrecen
espeluznantes noticias en las que califican a estas personas de
genios, de superhombres/supermujeres, de dementes, etc., empleando
indistintamente términos como talento, genialidad y superdotación.
Es tal el tratamiento que recibe el tema que, además de por otra
serie de motivos, en la sociedad en general, e incluso en el ámbito
educativo, nos encontramos frecuentemente con erróneas o falsas
concepciones.
Los
estudiosos en el tema han hecho públicos los estereotipos y prejudicios
que más abundan entre la población en torno a la inteligencia,
el carácter, el método de aprendizaje, las relaciones sociales
y las características corporales de estas personas.
Entre
ellos, y por citar unos cuantos, se sostiene lo extendida que
está la idea según la cual suelen tener unos expedientes académicos
excepcionales, que lo hacen todo a la perfección, que no cometen
ningún error, que son muy aplicados en los estudios y que dedican
mucho tiempo a la lectura, que llegan a lo más alto en todas las
asignaturas y prácticamente en todos los aspectos de la vida.
Esta afirmación no es verdadera del todo. Cierto que en algunos
casos se suelen adaptar a las mil maravillas y alcanzan un gran
éxito, pero otras veces se ven rodeados de problemas, se encuentran
faltos de motivación y, con frecuencia, caen en el fracaso escolar.
Otra
falsa suposición es la que asegura que su desarrollo es óptimo,
tanto desde el punto de vista de la inteligencia, como del emocional.
Sin embargo, en ocasiones el niño no alcanza la madurez deseada
y se ve necesitado de ayuda. Tenemos que tener en cuenta que a
pesar de que su intelecto está más avanzado que el de las personas
de su edad, el desarrollo de su cuerpo y de su personalidad se
ajusta el mismo ritmo que el de los demás.
Está
muy extendida la idea de que estas personas son muy sensibles,
de salud delicada y de carácter inestable. En algunos casos puede
ser así, pero otras muchas son personas felices y perfectamente
integradas en la sociedad.
Se
dice que son físicamente obesos, que necesitan gafas, que tienen
pinta de intelectuales, que son débiles y enfermizos...
También
se cree que la capacidad intelectual se mantiene y desarrolla
por sí sola. Nada más lejos de la realidad. Del mismo modo que
necesitamos alimentarnos para crecer y conservar nuestra salud,
tenemos que cuidar, alimentar y fortalecer nuestro intelecto.
Muchos
piensan, algunos profesionales inclusive, que estas personas no
necesitan ninguna ayuda, que al ser dueños de tal capacidad intelectual
pueden salir adelante por su propia cuenta. Pero la experiencia
se ha encargado de demostrarnos que están equivocados. Las actuales
leyes educativas reconocen que estos niños tienen necesidades
educativas especiales, y prevén una serie de medidas como la adaptación
curricular, las agrupaciones especiales o la aceleración. Son
sin duda personas que necesitan ser asistidas en su motivación,
en el aprendizaje y en sus relaciones con los demás, ya sean familiares
o con respecto a los profesores.
¿Qué
características reúnen?
Para ahuyentar falsos estereotipos, hay que aclarar que estas
personas difieren mucho entre sí, que a pesar de que probablemente
tengan una serie de rasgos en común, no se ajustan a un único
modelo. Como sucede con el resto de las personas, incluidas las
que tienen alguna minusvalía, hay una gran variedad de casos.
-
Puede que se desarrollen prematuramente desde su más tierna infancia.
En algunos aspectos se desarrollan antes de lo que se considera
normal a su edad: al poco de nacer mantienen los ojos abiertos
de par en par, observan y manipulan las cosas, prestan mucha atención...
-
Aprenden a hablar con asombrosa facilidad, en ocasiones incluso
antes que a caminar. Emplean un lenguaje muy correcto, hacen gala
de un léxico muy rico, usan las estructuras gramaticales correctamente,
términos abstractos, preguntan por el significado de las palabras
que desconocen...
-
Su curiosidad no tiene límites: plantean muchas preguntas (a veces
insistentemente), sienten la necesidad de descubrir nuevas cosas,
lo observan todo detenidamente, se interesan por todo tipo de
asuntos, muchas veces se muestran más maduros que los niños de
su misma edad, y almacenan mucha información. Su afán por explorar
se hace patente desde la niñez.
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Aprenden a leer muy fácilmente, en ocasiones incluso antes de
ir a la escuela, solos, por su cuenta. Lo hacen inductivamente,
haciendo preguntas y sacando sus propias conclusiones. Realizan
una lectura funcional: ¿qué pone aquí? ¿qué número es ése? ¿qué
significa esto?
-
Pueden mostrar una enorme capacidad para las operaciones y los
juegos matemáticos y para manipular los signos.
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Sienten un vivo interés por el tiempo. Preguntan muy frecuentemente
por la hora, por el pasado, por su origen... y también por lo
desconocido: el futuro, el espacio, los agujeros negros...
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Les encantan los juegos sometidos a reglas, y se enfadan mucho
cuando ven que no son respetados.
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Facilidad de aprendizaje: aprenden a una velocidad inusitada,
muy frecuentemente les basta una sola explicación, tienen una
excelente memoria, y una gran capacidad de comprensión. Conocen
nuestros procesos mentales y estrategias, y son capaces de manejar
lo que han aprendido en diferentes contextos. Tienen un increíble
talento para relacionar conceptos.
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Son enormemente creativos, sobre todo en las actividades de su
agrado, y trasladan esa creatividad a todos los aspectos de su
vida. Buscan nuevas formas de razonamiento. Odian lo cotidiano,
lo rutinario. Analizan los problemas desde la generalidad, pero
teniendo en cuenta múltiples aspectos, y les encanta la complejidad.
Son capaces de ver las cosas desde distintas perspectivas.
-
Manifiestan una tendencia natural a indagar en las ideas, se involucran
en las actividades creativas, y muestran una constante necesidad
de aprender.
-Encuentran
múltiples y correctas respuestas para un problema.
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Hacen gala de un buen y fino sentido del humor. Les encanta jugar
y derrochan mucha energía en las actividades lúdicas.
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Son personas independientes que pueden permanecer en solitario
durante un buen rato delante de la televisión, jugando... Muchas
veces prefieren trabajar solos que acompañados.
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Son sensibles ante los problemas que azotan al mundo, ante el
sufrimiento. No soportan las injusticias, tienen el sentido de
la justicia muy desarrollado. Les resulta muy difícil aceptar
el incumplimiento de una promesa. Su inclinación por los valores
universales despierta a edades muy tempranas.
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En ocasiones son enormemente perfeccionistas. Sienten la necesidad
de actuar de forma impecable.
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El intelecto y el cuerpo, la vertiente social y emocional se desarrollan
a ritmos diferentes. Les gusta rodearse de gente mayor, y encuentran
dificultades para hacer amigos entre los de su edad.
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Suelen ser personas con espíritu de liderazgo.
¿Se
cubren las necesidades de estas personas?
Lamentablemente,
nos encontramos ante un tema no normalizado en nuestra sociedad,
debido a nuestra negativa a aceptar la pluralidad y diferencias
existentes entre las personas.
Estos
alumnos siguen siendo los grandes olvidados en el sistema educativo.
Ante la falta de una normativa y medios dispuestos por la Administración,
los profesores se ven desorientados al carecer de la formación
necesaria sobre el modo de trabajar con estos niños y jóvenes.
Es
muy posible que el hecho de tener hijos de estas características
resulte para los padres no un motivo de alegría, sino una fuente
de preocupaciones, por lo que considero necesario hacer un llamamiento
general para cubrir las necesidades de estas personas y procurarles
un satisfactorio y feliz desarrollo.
Izaskun Etxeberria,
profesora de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko
Unibertsitatea
Fotografías: http://lcm.ucsd.edu
/ http://tcdsb.on.ca
/ http://www.glasstudio-west.com |