La historia de Brasil y algunos vascos: acercamiento a una gran desconocida
* Español

Estebe Ormazabal
Estebe Ormazabal

"No Brasil, uns chegaram antes, outros chegaram depois e muitos continuam chegando e ajudando na construção de uma nova sociedade nos tropicos"

Antônio Sylvio Cunha Bueno (1918-1981)


Los comienzos

En el año 1500, un total de 1.200 marineros capitaneados por Pedro Alvares Cabral partieron en 13 barcos rumbo a las Indias, siguiendo la ruta previamente realizada por Vasco da Gama. Sin embargo, las fuertes corrientes marítimas ecuatorianas los arrastraron más hacia el occidente de lo previsto, y el 22 de abril llegaron a las tierras que hoy conocemos como Brasil, más concretamente a Porto Seguro. Esto es lo que sostiene la versión oficial, pero parece ser que ya para aquel entonces los portugueses y españoles tenían conocimiento de la existencia de estas tierras y que el viaje de Pedro Alvares Cabral tenía un objetivo muy marcado.

A su llegada fueron recibidos por los indios Pataxo que vivían en la costa, y tras permanecer junto a ellos nueve días, erigir una enorme cruz y cargar con varios ejemplares del tronco del árbol pau-brasil, dejaron las tierras de Veracruz (Cruz Verdadera) para seguir con su camino hacia a las Indias.

Los portugueses, al igual que los europeos en otros lugares del mundo, tuvieron un impacto e influencia nefastos sobre la población brasileña original: primero cazados como animales, uitlizados como esclavos posteriormente, cristianizados por jesuitas y otros, despojados de su cultura, víctimas de las enfermedades de los europeos, y, por último, cuando los colonos se hicieron con sus tierras, no les quedó otra alternativa más que luchar o darse a la fuga. Se calcula que cuando llegaron los primeros portugueses el número de habitantes del conjunto de la nación indígena ascendía a 5 millones, mientras que en 1950 sólo quedaban 150.000 en las 200 naciones en que se hablaban 180 lenguas.

En los siguientes 30 años, los portugueses no mostraron demasiado interés por colonizar las tierras de Veracruz, ya que frente al atractivo de las riquezas que ofrecían los continentes de África y Asia al mercado europeo, aquellas tierras no ofrecian más que enormes extensiones de selvas salvajes.

Sin embargo, el interés que la tinta roja extraída del árbol pau-brasil despertó en varios comerciantes portugueses dio lugar a la apertura de la vía comercial entre Portugal y Brasil, una práctica que se prolongaría hasta mediados del siglo XVI. A cambio de hachas y cuchillos, los indios les entregaban troncos de pau-brasil, que llegaría a ser la principal materia de exportación y que terminaría por dar nombre al nuevo territorio (el tronco del pau-brasil es del color de la brasa; de ahí el nombre Brasil).

En 1531, el Rey João III de Portugal envió en cinco barcos a los primeros colonos: se trataba de una tripulación de 400 marineros capitaneada por Martim Alonso de Souza, y que en 1534 fundó la primera colonia, en São Vicente (cerca del puerto de Santos).

El carácter luchador de los indios nativos, la humedad y las altas temperaturas, el salvaje estado de la naturaleza y las enfermedades tropicales no hicieron sino complicar el proceso de colonización, por lo que los colonizadores pasaron los siguientes diez años rodeados de grandes dificultades y sin realizar demasiados esfuerzos por conquistar nuevas tierras. No obstante, en vista de que el interés de las demás potencias europeas por Brasil iba en aumento, en 1549 el monarca de Portugal, en un intento de centralizar el poder y asegurarse y organizar las pocas tierras que había conseguido colonizar, decidió enviar en calidad de primer gobernador a Tomé de Sousa. Los 1.000 colonos llegaron a Bahia de Todos os Santos a bordo de diez barcos, y fundaron en las cercanías la ciudad de Salvador da Bahia, primera capital de Brasil. La tripulación estaba formada por soldados portugueses, exiliados, nuevos cristianos (judíos convertidos) y seis jesuítas.

Entre estos jesuítas se encontraba el que probablemente sea el primer vasco en pisar tierras brasileñas, el navarro José de Azpilicueta Navarro, natural de Xabier, quien tras pasar una temporada en Salvador de Bahia vivió durante mucho tiempo en Porto Seguro destacandose en su labor de cristianización de los indios. Como curiosidad, decir que el superior de los jesuítas, el padre Nobrega, mostraba en una carta su sorpresa al constatar la gran facilidad que tenía el padre Azpilicueta para aprender y emplear el idioma de los indios, debido seguramente, en su opinión, a la "semejanza" entre el "biscainho" del navarro y el idioma de los indios nativos. Murió el 30 de abril de 1557, en Porto Seguro.

Conforme publicado em História de Santos/Poliantéia Santista, de Francisco Martins dos Santos e Fernando Martins Lichti, 1986, 3 volumes.
Mapa antiguo de São Vicente.

En 1553 llegó a tierras brasileñas el canario de origen vasco José de Anchieta, el jesuíta más conocido, por tratarse de uno de los fundadores de la ciudad de São Paulo, por ser el autor de la primera gramática de la lengua Tupi-guaraní y por haber escrito las primeras obras teatrales y poesías de Sudamérica.

En 1572 llegó a Salvador el jesuíta Inacio Tolosa, rector de la escuela de los jesuítas y provincial de los jesuítas de Brasil.

Los colonizadores no tardaron en descubrir la idoneidad de la tierra y del clima para plantar caña de azúcar, producto que se destinaba en su integridad al mercado europeo, donde al principio lo consumían como producto medicinal, y más tarde como endulzante. Fue tal el éxito del negocio, que los colonos portugueses pronto se vieron ante necesitados de mano de obra, por lo que empezaron a utilizar a los nativos como esclavos. La reacción de los indios fue exactamente la misma en todo el litoral: al principio recibieron a los portugueses con los brazos abiertos, les dieron la bienvenida y compartieron con ellos sus alimentos y tierras, pero en poco tiempo constataron que aquellos extranjeros venían a apropiarse de sus mejores tierras y que no mostraban ningún respeto hacia sus costumbres. Cuando en último lugar fueron sometidos a la esclavitud, los indios emprendieron la lucha.

El comercio de los esclavos indios se convirtió en la segunda "actividad productiva" de Brasil. Se solían formar grupos denominados Bandeira (por tratarse de grupos abanderados, generalmente con motivos religiosos) para organizar expediciones para cazar indios, cuyos miembros, los Bandeirantes, eran en su mayoría militares portugueses, mestizos indio-portugueses, indios y religiosos que no sólo cazaban esclavos indios, sino que además se adentraban en el país para conquistar tierras para la corona de Portugal. Su osadía era comparable a su brutalidad. Entre los más célebres cabe destacar al bandeirante de origen vasco André de Zuniga, que durante el siglo XVII anduvo en las cercanías del río Miranda, y que fue uno de los fundadores de la ciudad de Sorocaba. En 1635, el sacerdote vasco André de Artieda participó en la Bandeira del capitán Pedro Teixeira por tierras del Amazonas.

Los jesuitas fundaron las misiones bajo la doble finalidad de cristianizar a los nativos y protegerlos, pero a pesar de que tanto la iglesia como el monarca reprobaban la esclavitud de los indios, en realidad nadie hizo nada por evitarlo, por lo que los indios que no murieron en manos de los Bandeirantes o condenados a la esclavitud, fallecieron víctimas de las enfermedades importadas por los europeos.

El azúcar y los africanos

Las plantaciones de azúcar eran zonas de producción de gran escala dotadas de la más novedosa tecnologías y maquinaria, que se sostenían sin ninguna financiación externa y que contaban con entre 100 y 150 esclavos. Además de azúcar, disponían de ganado y cultivaban otros vegetales para satisfacer sus necesidades.

Hacia 1500, los propietarios de las plantaciones o fazendeiros empezaron a echar mano de los esclavos africanos, por considerarlos más aplicados que los indígenas en el trabajo y más resistentes a las enfermedades europeas. En poco tiempo el comercio de esclavos alcanzó unas inmensas cotas, y de este modo se formaba un triángulo con Europa entre los colmillos de elefantes y esclavos de África, el azúcar de Brasil y los artículos de lujo de Europa.

Esclavos africanos.

En el siglo XVII, los negros africanos sustituyeron a los indios en las plantaciones de azúcar. A comienzos de aquel siglo se importaban de África cerca de 1500 esclavos al año. En 1880, año en que se decretó la abolición de la esclavitud, llegaron a Brasil tres millones y medio de esclavos africanos.

Los africanos han tenido una enorme influencia en la construcción de la nación y cultura brasileñas. Han dejado su particular huella en la música, el lenguaje, la religión, la alimentación, etc., y aunque durante mucho tiempo se hayan mantenido prejuicios contra los negros, lo cierto es que las mezclas han dado lugar a una rica y plural cultura brasileña.

Los africanos que conseguían salir con vida de los barcos que transportaban esclavos morían a una edad más temprana, debido a la dureza de las condiciones de vida en las plantaciones de azúcar. Se veían obligados a trabajar diariamente entre 15 y 17 horas, a realizar arduas tareas sin recibir una alimentación adecuada, y además debían soportar la brutalidad de los "amos". Las enfermedades tropicales se encargaban de hacer el resto para acortar su vida.

Los propietarios de las plantaciones eran los amos de Brasil, dueños de blancos y negros.

Los esclavos mostraron todo tipo de resistencia, a pesar de la insistencia de los "amos" en mezclar a los africanos de distintas razas y religiones, separar las familias o emplear una terrible violencia contra ellos.

Las primeras huidas y sublevaciones de esclavos empezaron a tener lugar en 1559. Los esclavos, una vez fugados, se ocultaban en la selva, en lugares en los que los blancos jamás se adentraban, y que recibían el nombre de Quilombo. Allí, junto con los indios, se defendían de los cazadores de esclavos. Uno de los Quilombos más conocidos fue el de Palmares, fundado a principios del siglo XVII, donde en 1675 se congregaban cerca 200.000 esclavos fugados e indios encabezados por el rey Zumbi, cuya figura hoy día es un icono del movimiento político negro por su resistencia ante los blancos.

Las plantaciones de azúcar supusieron el primer intento de producción agrícola a gran escala en las Américas, y a ellas se debió el gran afán colonizador. Las riquezas que el azúcar de Brasil generaba son comparables a las que hoy produce el petróleo. Todo, riquezas y azúcar, eran consumidas en Europa.

A pesar de que mediante el Tratado de Tordesillas España y Portugal acordaron la partición de las Américas, las demás potencias europeas mostraban también un gran interés por las tierras brasileñas.

En 1555, los franceses, con la ayuda de los indios Tamoio, fundaron en la bahía de Guanabara (hoy Rio de Janeiro) la Francia Antártica, pero tras una serie de sangrientas luchas, en 1667 los portugueses, con Men de Sá al frente, consiguieron echar a los franceses.

También los holandeses realizaron varios intentos entre los años 1630 y 1654, quienes tuvieron bajo su dominio las tierras de Pernambuco, Sergipe y Maranhão hasta que fueron vencidos por la armada portuguesa. En reconocimiento de la labor realizada en la contienda contra los holandeses, Gaspar de Souza Uchoa, Ochoa o Uchôa, hijo de Simão de Souza Uchoa, recibió varias condecoraciones, y continuó con su carrera militar en tierras de Pernambuco.

Algunos de los vascos que llegaron a Brasil lo hicieron en condición de militares, al servicio del monarca de Portugal. A principios del siglo XVI llegó a Salvador Lucas de Agorreta, natural de Mondragón, junto con sus dos hijos. En 1598, Pedro Arias Aguirre era capitán del fuerte de San Felipe (Bahía), mientras que Diogo Arias de Aguirre, hermano del anterior, era gobernador de São Vicente.

El ciclo del oro

Cuando en 1690 los bandeirantes encontraron oro en Serra do Espinazo, volvió a cobrar vida la idea de "El Dorado" de los europeos.

La fiebre del oro llevó a miles de colonos de todos los rincones de Brasil y Portugal a partir en busca de aquel sueño que tanto prometía. Desde Portugal llegaron más de 800.000 personas, la importación de esclavos no hizo sino aumentarse, y si en el año 1600 Brasil contaba con 300.000 habitantes, en 1800 tenía 3 millones y medio. Entre ellos, algunos vascos, como por ejemplo el bayonés Jean de Lannes o Lana, que llegó a Ouro Preto en 1696.

Los cambios demográficos tuvieron una importante repercusión en la economía y organización social de Brasil.

En los montes de Minas Gerais se fundaron ciudades como Sabara, Mariana o Vila Rica de Ouro Preto (Villa Rica de Oro Negro).

Los acaudalados comerciantes construyeron hermosas mansiones y magníficas iglesias, en tanto que los artesanos brasileños, encabezados por el escultor Alejadinho, realizaron algunas de las obras más bellas del arte barroco.

Hacia 1800, cuando el oro empezaba a escasear y las mayores riquezas estaban concentradas en los palacios y bancos de Europa, en Minas Gerais empezó a gestarse la creación de una verdadera y real sociedad brasileña. Por primera vez, el sentimiento "brasileño" empezaba a tomar consistencia. De él brotarían el movimiento en pos de la independencia y los primeros levantamientos contra los portugueses.


Euskonews & Media 185.zbk (2002 / 10-25 / 11-1)

Dohaneko harpidetza | Suscripción gratuita | Abonnement gratuit |
Free subscription


Aurreko aleak | Números anteriores | Numéros précedents |
Previous issues


Kredituak | Créditos | Crédits | Credits

Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua

Eusko Ikaskuntzaren Web Orria

webmaster@euskonews.com



QUIENES SOMOSPolítica de privacidadAvisos LegalesCopyright © 1998 Eusko Ikaskuntza