De la potencialidad a la realidad en la franja periurbana del norte de Pamplona-Iruñea
Mikel Razkin Fraile

La existencia de una franja periurbana es una de las características esenciales de la ciudad moderna. Se trata de un espacio intermedio y sin delimitación aparente entre lo que es considerado campo y lo que tratamos de definir como ciudad. La mezcolanza de estos dos espacios, así como de los usos del suelo y del tipo de organización social, viene dada a través de la dialéctica Campo – Ciudad que tantos y tantos autores han trabajado a lo largo de la historia.
Zona Norte de Pamplona Iruñea 1997.

En la actualidad todavía tenemos dificultad para definir qué es lo urbano, y muchas veces utilizamos el recurso de contraponerlo con lo rural. Se trata de una delimitación del espacio muy ambigua una vez vistos los bruscos procesos urbanísticos que no cesan en su empeño de invadir los lugares más inmediatos a la "ciudad". Así, las poblaciones asentadas en estos espacios "conquistados" participan de la vida rural por sus actividades, su entramado espacial, etcétera, pero al mismo tiempo en otros muchos sentidos lo hacen de la urbana por motivos tales como su localización y comportamientos económicos, culturales y sociales.

Intentado definir de alguna forma este concepto de franja periurbana, deberíamos entenderlo como "un espacio de transición que – por el momento – no es ni rural ni urbano pero en el que coexisten ambos en razón de su plurifuncionalidad"(1). Este el aspecto clave; la plurifuncionalidad de este tipo de espacios. Así, podría decirse que nos vamos a encontrar con un área periurbana allí donde se advierta la presencia de un espacio de transición plurifuncional donde la agricultura vaya perdiendo importancia, suelo y fuerza de trabajo. Esta inconcreción (o escasa definición) a la hora de delimitar qué forma parte o no de la ciudad – en el más amplio sentido del concepto "ciudad" – físicamente podemos paliarla analizando los usos y funcionalidad del suelo en lugares concretos como en los casos de Aranzadi, Magdalena y Rotxapea, todos ellos al norte de Pamplona – Iruñea.

De esta forma, para poder analizar estos espacios es necesario tener un conocimiento previo de cómo es la zona en cuestión sobre la que se va a intervenir. En lo que respecta a este análisis, la zona de estudio es el área norte de Pamplona – Iruñea, más concretamente las zonas de Aranzadi, Magdalena y Rotxapea. Estos tres espacios se encuentran delimitados por tres meandros del río Arga, que baña sus orillas y riega sus huertas. De este a oeste su ubicación concuerda con el siguiente orden: Magdalena, Aranzadi y Rotxapea.

Para que un determinado espacio pueda ser denominado, por regla general, como zona periurbana debe poseer una serie de características habituales que mantengan las siguientes pautas. Este aspecto es de vital importancia para definir dicho espacio y, tras ello, comenzar a trabajar y actuar sobre él. Estos aspectos que las pautas de ocupación del suelo estén en continuo cambio, que las explotaciones agrícolas sean de pequeño tamaño, que la producción agrícola se realice de forma intensiva, que la población sea muy móvil y la densidad baja o moderada, que la expansión residencial sea rápida, que la dotación institucional de servicios sea incompleta y que la edificación especulativa esté al orden del día.

Dejando ya de lado el tema de la construcción de viviendas, cabría señalar que la utilización del suelo para fines tales como el transporte y las comunicaciones es algo que debe considerarse inevitable (de la misma forma que circunscribir la influencia de una ciudad tan sólo a su área edificada sería como poner puertas al campo), pero igualmente la ocupación de estos terrenos con fines recreativos sería algo saludable y digno de fomentar en lugar de impedir su desarrollo. Otro aspecto con el que habría que tener especial cuidado es el de las necesidades industriales de la urbe. Las industrias tienden en los últimos años a desplazarse al extrarradio en unos espacios denominados genéricamente "zonas industriales", ocupando unos terrenos que anteriormente tuvieron una función netamente agrícola. Y es verdad que debe ser allí donde tienen que estar, alejadas de la ciudad debido a los ruidos y la polución que producen. Pero igualmente por dichas razones su distanciamiento con los espacios de los que estamos hablando debería ser igualmente amplio.

Más específicamente, estas tres zonas del norte de Pamplona – Iruñea poseen una serie de características propias y determinadas que les dan una fisonomía muy diferente las unas de las otras. Así, sobre estos espacios por los que circula el Camino de Santiago se podría decir lo siguiente:

  • Aranzadi: Se trata de un meandro del río Arga que limita exclusivamente con parte de las murallas de la ciudad en una zona denominada El Vergel. A lo largo de los siglos ha sido un espacio dedicado a la producción de hortalizas para el consumo de la ciudad. En la actualidad, cerca del 60 % de su espacio tiene este fin, mientras que el resto se encuentra dividido en centros especializados para ancianos, una zona deportiva municipal, varias zonas escolares privadas y un centro religioso, así como alguna residencia privada de gran tamaño. La fisonomía de esta zona no ha variado mucho en los últimos veinte años, aunque en el futuro puede hacerlo debido al Plan Integral del Arga, que tiene pensado para sus orillas la reconversión de los espacios hortícolas existentes en un camino peatonal que discurra por el río a su paso por la Comarca de Pamplona. Uno de los aspectos más negativos de estas actuaciones es el inadecuado tratamiento de la fauna arbórea existente y el vaciado de los fondos del río para evitar las futuras crecidas del mismo.

  • Magdalena: Este área es una de las zonas de extramuros más antiguas de la ciudad. Al igual que Aranzadi, la Magdalena ha sido siempre un lugar dedicado al cultivo, aunque entremezclándose con diversos tipos de ganadería (la Feria de ganado de San Fermín se celebra aquí). Unida al barrio de la Txantrea, el 80 % de su espacio está dedicado a estos fines. Salvo algunas residencias privadas, un centro religioso y parte de unas instalaciones deportivas, todo lo demás es agricultura y ganadería. Es la zona en la que mayor profesionalización hortícola existe, yendo a parar la mayor parte de la producción al mercado pamplonica de Santo Domingo. En la actualidad, parte de las orillas de la Magdalena ya son parte de la peatonalización que ha supuesto el Plan Integral del Arga, pero a pesar de ello, la potencialidad de este espacio sigue siendo enorme. Los movimientos vecinales de esta zona de la ciudad están siendo los primeros en volcarse en la defensa de estos espacios.

  • Rotxapea: La Rotxapea es la única de las tres zonas que puede considerarse barrio en sí misma. Se trata asimismo del más antiguo de la ciudad, y nace bajo la atenta mirada de las murallas. Pescadores, lavanderas y hortelanos eran profesiones más que habituales años atrás. En la actualidad es uno de los barrios más poblados de Pamplona, y en él se han desarrollado multitud de industrias de todo tipo. Hace cinco años el espacio dedicado a la producción agrícola no pasaba del 10 %, aunque bien es cierto que hace cuarenta llegó a superar el 75 %. En la actualidad, el PGOUM (2) de Pamplona – Iruñea ha supuesto la práctica desaparición de estos espacios, convirtiéndose estas zonas agrícolas en zonas residenciales y viales principalmente. De igual forma, el Plan Integral del Arga ha producido la pérdida de las últimas huertas del barrio, cuyos vecinos las consideran como elementos identificativos y símbolos como lo son también el río Arga o los muchos puentes que lo cruzan (3). Lo acontecido en el barrio de la Rotxapea es precisamente el caso ejemplar de cómo puede dinamitarse una zona periurbana con multitud de espacios cuasinaturales y multitud de hectáreas dedicadas al cultivo hortícola.

Finalizando ya, a modo de conclusión tras esta breve exposición acerca de la franja periurbana del norte de Pamplona – Iruñea, habría que expresar la necesidad de la planificación urbana como eje básico y central para intentar atajar los problemas con que la ciudad se puede encontrar. La revitalización y planificación para el uso y disfrute de los espacios periurbanos por parte de la ciudadanía debería ser un hecho que, en el caso de Aranzadi y Magdalena, aún es posible y factible. Dicho esto, cabrían especificarse algunas posibilidades que podrían derivarse de la potenciación de estos espacios de las franjas periurbanas para el uso de los diversos grupos poblaciones urbanos. Estas potencialidades serían 1) la sensación de apertura, 2) la regulación del medio urbano, 3) la protección del medioambiente, 4) el soporte de la conformación urbana, 5) la influencia psíquica de su existencia, 6) el espacio relacional que conforman, 7) la creación de recintos educativos y 8) los efectos estéticos que producen.

De esta forma, estos espacios libres, verdes y abiertos pertenecientes hoy a la franja periurbana deberían caracterizarse por su continuidad con la ciudad, dando así coherencia y contenido a la misma y a todos los sectores poblaciones y sectoriales en que está distribuida. Valga como epílogo que las bases de nuestra sociedad deberían cimentarse sobre las raíces de nuestro entorno, no sobre el cemento, los aparcamientos y el anhelo de una ciudad que deseamos pero que no tenemos. Recordando a Ernest Callenbach; "Una pequeña huerta, por ejemplo, especialmente una "huerta comunal" compartida por mucha gente, no es sólo un mero medio de producir alimento barato y sin pesticidas. Es también el mecanismo de detraer dinero de la industria agroalimentaria, así como una expresión de la insatisfacción política sobre la regulación de la calidad de los alimentos; es una forma de habituar a la gente al corporativismo; de mejorar la salud (tanto emocional como física) de las personas que comparten la huerta, y ello les conducirá a tomar otras iniciativas en sus vidas y en la política. Cuando uno comienza con la tierra y el estiércol nunca sabe lo que puede llegar a suceder".


(1) ANDRES SARASA, José L. Las áreas periurbanas: Espacios plurifuncionales en crisis. En: IX Coloquio de Geógrafos Españoles. Murcia; Centro Editorial de Servicios y Publicaciones Universitarias, 1985. (VOLVER)
(2) Plan General de Ordenación Urbana Municipal – Plan Parcial Rotxapea de 1989. (VOLVER)
(3) LANDER, Silvia y RAZKIN, Mikel. La Rotxapea; un barrio que se da a conocer. Estudio sociológico sobre urbanismo, 1ª ed. Pamplona: Príncipe de Viana, 1999. (VOLVER)

Mikel Razkin Fraile, sociólogo
mrazkin@hotmail.com

Euskonews & Media 181.zbk (2002 / 9-27 / 10-4)


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