Cambiemos el look del euskera
* Traducción al español del original en euskera
Asier Arrieta

En estos últimos veinte años se ha avanzado mucho en la normalización del euskera, en gran medida gracias al trabajo realizado por el Gobierno Vasco.


En los territorios donde la política lingüística ha tenido una continuidad, la mayoría de los jóvenes están capacitados para hablar y escribir en euskera. Un avance muy importante sin duda que cuenta también con una parte negativa porque estos jóvenes no emplean el euskera como primera lengua. Se podría decir que no están preparados para vivir en euskera. Algunos militan a favor del euskera, pero con frecuencia se trata de una militancia que se agota en el discurso porque a la hora de hablar lo hacen en castellano. Para mí es todo un misterio. No entiendo cómo una persona que se ha desenvuelto en euskera desde su niñez puede de un día para otro pasarse al castellano como por arte de magia. Me cuesta entenderlo pero lamentablemente es una realidad. Llevo nueve años dando clases en la UPV, en la rama de euskera, y sigue pareciéndome igual de inaceptable que mis alumnos que han decidido cursar la carrera en euskera hablen entre ellos en castellano. Está claro que algo falla.


En mi opinión, lo que cojea es la imagen que proyecta el euskera, que se sigue identificando con lo rural y se la considera lengua minoritaria. Aunque en los pueblos sí se utiliza, la verdad es que en las grandes ciudades apenas se escucha, como si el ambiente urbano y el euskera fueran incompatibles. Y ahí es donde acecha el peligro. Porque la sociedad no cesa de avanzar y de crear novedosas situaciones y el que no se adapte a ese ritmo, quien no consiga subirse al tren del constante cambio, corre el riesgo de quedarse aislado.


En esta sociedad las nuevas tendencias nacen en las ciudades y el euskera no tiene más remedio que integrarse en ese ambiente urbano. ¿Cómo? Pues poniendo el euskera de moda. No hay otra alternativa. Reconozco que decirlo es más fácil que hacerlo, pero hay que intentarlo porque desde luego es una vía que nos queda por investigar.


Para urbanizar y modernizar el euskera, ante todo hay que modificar la imagen que proyecta además de tomar otra serie de medidas. Pero ahora, voy a centrarme en la perspectiva de la imagen, que es mi especialidad. La pregunta, por tanto, sería la siguiente: ¿qué imagen nos interesa que proyecte el euskera para que obtenga un reconocimiento y se utilice en el ámbito urbano?


Lo que sí tengo claro es la imagen que de ninguna manera debe proyectar: la del pobre enfermo. Jamás deberíamos tratar al euskera como una lengua minorizada. Los propios lingüistas reconocen que no existen lenguas de segunda categoría, que las lenguas son lenguas, sin que en principio haya ninguna diferencia entre ellas. Incluso la más minoritaria de las lenguas nos ofrece su particular visión del mundo; en ese sentido, todas y cada una de las lenguas tienen una riqueza incalculable. Entonces, ¿a qué viene este incesante lamentarse por nuestro euskera? Es muy triste andar siempre entre plegarias y penurias; así nunca conseguiremos nada. Basta con que nos fijemos en los anuncios que echan en la televisión: patatas fritas de Frudesa, perfumes de Loewe, coches Renault. Cada uno de estos productos se anuncia de una determinada manera, pero ninguno de ellos pide limosna. ¿Se imaginan un anuncio en el que un directivo de Renault suplique entre lloros que por favor compremos un Renault, porque de lo contrario su empresa se irá a pique? ¿A que no? Con semejante estrategia no venderían ni un solo coche, porque nadie compra por piedad. La compasión no vende. Se venden coches y perfumes porque prometen algo a cambio. ¿Que no se debería de comparar una lengua y con un coche? En cierto modo no, porque no tienen nada que ver, pero desde el punto de la publicidad son dos productos sobre los que hay que trabajar para su "venta". Tanto el coche como el euskera. Los coches no se venden generando lástima. Y el euskera tampoco.


Aun así, en las campañas a favor del euskera se ha abusado de la estrategia de la compasión, un desacertado camino que no le hace ningún bien al euskera. Afortunadamente, parece ser que últimamente empezamos a ver estrategias más positivas. En cualquier caso, desgraciadamente la mayoría sigue actuando como siempre. Y digo desgraciadamente, porque la imagen que estas patéticas campañas proyectan del euskera es penosa, lamentable. Como decía al principio, la imagen no lo es todo, pero en la sociedad actual, sin una adecuada imagen no se va a ninguna parte. Al euskera le conviene dar una imagen abierta y plural, como la sociedad misma, y si la publicidad puede servir de alguna ayuda, lo hará precisamente en el sentido de cambiar, rejuvenecer y renovar su imagen.


Para ello, todos los responsables de las campañas en favor del euskera deberían seguir una misma dirección, evitando que cada grupo y entidad actúe según su propio criterio. Se trata de una ley publicitaria: todo producto cuenta con un anunciante, sólo uno, que se encarga de preparar los mensajes ateniéndose a una única estrategia. De lo contrario, si cada uno proclamara lo que se le antojara, la situación resultante sería caótica, que es precisamente lo que está sucediendo.


El euskera tiene que modernizarse. Lo oímos una y otra vez, quizás con demasiada insistencia, pero creo que no tenemos otra alternativa. Y para modernizarlo, tenemos que renovar y modificar su imagen. ¿Cómo? Ligándolo con las nuevas tendencias de la sociedad y así conseguir que sea un atractivo referente. Tenemos que integrar el euskera en la tecnología, en la publicidad, en las nuevas corrientes musicales, en los medios de comunicación, demostrar que se trata de un elemento que está presente en todos esos campos, con toda normalidad. Muchas veces se diría que los medios que trabajan en euskera se dirigen sólo a una reducida parcela de la sociedad y que siempre giran sobre los mismos tópicos. Pero la renovación no debe afectar sólo a los contenidos, sino también a la forma y al estilo, ya que en la actualidad la estética tiene un peso enorme. El euskera no puede vivir mirándose el ombligo. Tenemos que abrir sus puertas a toda la gente, a todos los campos y estilos.


El euskera está presente en el mundo, y por tanto, debe darse a conocer. Si Madonna grabara una canción en euskera, conseguría mucho más por el euskera que todas las campañas que se han hecho hasta hoy.


Sé que no es fácil, pero estoy convencido de que si encauzamos nuestros esfuerzos en una misma dirección, conseguiremos que el euskera proyecte la imagen que necesita. En definitiva, que se ponga de moda. Y hablar de moda no es ninguna frivolidadad.


Asier Arrieta, profesor de la UPV

Euskonews & Media 176.zbk (2002 / 7 / 19-26)


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