El
territorio alavés ofrece condiciones idóneas para
utilizar la bicicleta. El profesional o el aficionado al ciclismo
deportivo puede disfrutar
de una red de carreteras en buen estado, de perfiles que combinan
tramos llanos y montañosos y lo que es más importante,
del apoyo de las instituciones y de una masa de seguidores que
aunque muchas veces no se suban a una bici animan a sus paisanos
tanto en las carreras locales como en las internacionales. En
los últimos días hemos tenido noticias que afectan
a esta vertiente más clásica del deporte de ciclismo:
la reciente prohibición de circular en determinados tramos
de autovías alavesas y el diseño por parte de la
Diputación Foral de unas rutas alternativas a estas vías;
la denuncia del lamentable estado en el que se encuentra el velódromo
de Gamarra, incluso después de su última remodelación,
y la suspensión de las carreras de aficionados durante
el año 2002 en todo el territorio por falta de efectivos
de la Ertzaintza que puedan asegurar el buen desarrollo de las
mismas. A pesar de esto, no se puede negar la buena salud de la
que goza la práctica de este deporte en Álava, con
gran cantidad de clubes y aficionados repartidos por toda la provincia.
El caso del ciclismo
de montaña es parecido aunque su irrupción en el
panorama del pedal sea más reciente. Varios son también
los clubes de bicicleta de montaña, popularmente conocida
como mountain bike que hay en Álava, y varias las pruebas
de esta modalidad que se celebran especialmente cuando llega el
buen tiempo. En esta ocasión la orografía y la calidad
de nuestros paisajes también son parte fundamental de este
éxito, aunque ya se están levantando voces que alertan
del deterioro que sufre el ecosistema al paso de estas marchas.
Pero son muchas
más las personas que utilizan la bicicleta en este Territorio
Histórico. Y no lo hacen los fines de semana, sino que
la usan para sus desplazamientos diarios, para ir al trabajo,
a los centros de estudio, de ocio, etcétera. Son los ciclistas
urbanos. Una modalidad que cuenta con muchos usuarios en otros
países tan desarrollados o más que el nuestro.

Debido a la especial
distribución de la población en la provincia, donde
la mayoría de la población se concentra en la capital
y el tamaño de los otros municipios no es grande, la practica
del ciclismo urbano diario sólo es apreciable en Vitoria-Gasteiz.
Algo distinto a lo que ocurre en los territorios vecinos donde
son muchos (y cada vez más) los ciudadanos y ciudadanas
que se desplazan en bici no sólo dentro su población,
sino entre poblaciones vecinas. Conscientes de esta nueva situación
y con el objetivo de mejorar este medio de locomoción en
Bizkaia y en Gipuzkoa se están llevando a cabo programas
que pretenden impulsar la bici dentro del sistema general de transporte.
Estos programas giran en torno a la construcción de una
red de bidegorris que contribuyan a la aumentar la seguridad de
los ciclistas al no tener que compartir calzada con el tráfico
rodado.
El panorama del
ciclismo urbano en Álava presenta estas características.
Vitoria-Gasteiz es una ciudad de tamaño mediano, donde
las distancias máximas no superan los 5 km., es llana,
exceptuando el Casco Viejo, con un clima benigno envidiado por
muchos de los ciclistas urbanos del norte de Europa (según
el Instituto Nacional de Meteorología los días en
los que se produce alguna precipitación- durante al menos
5 minutos- no superan los 200), es una ciudad donde la utilización
de la bici para desplazamientos cotidianos fue algo tradicional
(el primer bici-carril de España se construyó en
los años cincuenta en el polígono industrial de
Gamarra) y donde existían varias empresas dedicadas a la
fabricación de bicicletas. Por ello, en los últimos
años, hemos venido asistiendo a un aumento progresivo del
número de usuarios de la bici en la ciudad, a pesar de
todo lo anterior en Vitoria-Gasteiz todavía queda mucho
por hacer para convertir a esta ciudad en una verdadera ciudad
amiga de la bici.
La red de bidegorris
de la que tanto presume el Ayuntamiento y que comenzó a
construirse en los años ochenta llegando a ser durante
muchos años la red más extensa del Estado, no satisface
a los usuarios habituales, llegando a convertirse en una auténtica
odisea realizar un desplazamiento con las mínimas garantías
de seguridad y confort. Se trata de una serie de tramos inconexos
esparcidos por la ciudad que no comunican ningún barrio
entre sí ni éstos con el centro de la ciudad, situación
que obliga a los ciclistas a compartir la calzada y las aceras
con automóviles y peatones. En la actualidad la ampliación
y mejora de esta red lleva varios años paralizada no cumpliéndose
los plazos de los que se habló en su día. Ya fuera
del ámbito urbano, los dos únicos carriles que se
adentran en el territorio de la provincia desde la capital, conocidos
popularmente como los bici-carriles de Landa y Estíbaliz
y que transcurren sobre el trazado del antiguo ferrocarril vasco-navarro,
son de gran calidad pero tienen el gran inconveniente de que no
enlazan con los bidegorris de la ciudad.

Otras de las infraestructuras
olvidadas son las de los aparcamientos para bicicletas y la señalización.
En el caso de los primeros, estos son incómodos y de dudosa
efectividad frente a los escasos pero engorrosos robos. Por otra
parte la señalización es prácticamente nula
y no ayuda a orientarse en los recorridos poco habituales.
Pero el panorama
del ciclismo urbano no es tan negro. En los últimos meses
venimos asistiendo a un tímido aumento del número
de kilómetros de esta supuesta red de carriles y a la colocación
de nuevos y más efectivos modelos de soportes para aparcar
la bici. Por un lado en las nuevas expansiones urbanas parece
que se están teniendo en cuenta la construcción
de bidegorris (Lakuabizkarra, Salburua y Zabalgana); ha comenzado
la adecuación del carril que enlazará la ciudad
con el bidegorri de Landa, y por su parte la Diputación
lleva a cabo una importante infraestructura: la construcción
de una vía de uso mixto (peatón-bici) que bordeará
todo el pantano de Ullibarri, vía que quedará enlazada
con la ciudad mediante el anteriormente mencionado carril de Landa.
En lo que se refiere al de Estíbaliz y teniendo en cuenta
que la vieja vía sobre la que transcurre llega hasta Estella
y que en esta ciudad navarra hay un grupo de lucha, desde varios
años, en la recuperación y reutilización
de este antiguo trazado, no sería extraño pensar
que unos años sea posible unir las dos localidades mediante
un interesante carril de bicicletas, comenzando la que podría
ser una verdadera red de bidegorris que se extendiera por toda
la región norte (hay que recordar que el carril de Landa
también podría adentrarse en tierras guipuzcoanas
ya que el trazado del tren así lo hacía). En otros
países del centro de Europa donde el ciclismo urbano y
el verdadero cicloturismo (entendido como hacer turismo desplazándose
sobre una bicicleta) están más arraigados, este
tipo de redes con grandes itinerarios son habituales y muy populares
y constituyen una nueva manera de conocer el territorio además
una fuente de ingresos para las zonas que atraviesan.

Éstas han
sido unas breves pinceladas de la situación del ciclismo
en Álava. Hemos querido hacer más hincapié
en el urbano y en el cicloturismo, porque nos parece el más
desconocido y el que necesita de más apoyo para su relanzamiento.
El futuro de la bicicleta urbana en Vitoria-Gasteiz y por ende
en toda la provincia pasa por una verdadera apuesta de las instituciones
en la planificaron, educación y promoción de la
bicicleta más allá de su aspecto deportivo. Urge
completar la malla de bidegorris que se planeó hace varios
años que habrá que completar con las nuevas expansiones
de la ciudad. Hay que empezar a pensar en una red provincial de
carriles que aumenten los kilómetros de los ya existente
de Landa y Estíbaliz y que se extiendan por todo el territorio.
Todo ello acompañado de campañas de sensibilización
y de promoción del uso de la bici, con el objetivo de poder
moverse en este medio con total garantía y confort.
Rubén Ziordia, miembro de "Gasteizko
Bizikleteroak"
Fotografías: http://www.pagina.de/bizikleteroak |