De
un tiempo a esta parte estamos asistiendo al nacimiento y desarrollo
de un nuevo entorno social que diferentes pensadores y filósofos
han denominado como aldea global, ciberespacio,
autopistas de la información, Telépolis,
sociedad de la información o, simplemente, Red.
A estas denominaciones habría que añadir las de
nueva economía, comercio electrónico
y un sin fin de vocablos más. Las características
y particularidades de esta nueva manera de interrelación
basada en las redes telemáticas son muchas, pero, entre
todas ellas, cabe destacar su estrecha dependencia de las infraestructuras
de telecomunicación, uno de sus pilares fundamentales.
Son varios los factores
que han favorecido la eclosión en Europa de este nuevo
espacio virtual cuyo mayor exponente es Internet. Uno de ellos
es la liberalización de los mercados de las telecomunicaciones
de los estados miembros de la Unión. No obstante, la liberalización
no está teniendo el mismo ritmo en todos y cada uno de
los ámbitos geográficos, puesto que, si bien las
zonas urbanas e industriales disfrutan ya de las ventajas tecnológicas
y económicas que conlleva la apertura de los mercados de
telecomunicación, la incorporación del mundo rural
a esta nueva realidad no se ha producido todavía. Los criterios
económicos que derivan de los umbrales mínimos de
población y volumen de negocio necesarios para garantizar
la rentabilidad del despliegue de nuevas infraestructuras, abocan
al mundo rural a una condición de objetivo no prioritario
para los operadores de telecomunicaciones. De hecho,es
patente que ninguno de los operadores está apostando por
el despliegue de nuevas infraestructuras en el ámbito rural,
hecho que lo condena al subdesarrollo tecnológico en el
ámbito de las telecomunicaciones: equipamientos obsoletos,
inexistencia de servicios de banda media/ancha, falta de cobertura
en servicios móviles, etcétera.
Un claro exponente
de lo anterior es lo que está sucediendo con el despliegue
de la tecnología ADSL.Su crecimiento ha sorprendido
a todo el mundo, lo que demuestra que los hilos de cobre tienen,
de facto, prácticamente la misma capacidad que el
cable, con la ventaja de que ya están instalados. El ADSL,
utilizando la línea telefónica habitual, ofrece
una velocidad de conexión de 256 kbps en su gama más
baja, es decir, es un sistema aproximadamente siete veces más
rápido que el acceso por medio de un módem convencional.
Sin embargo, la mayoría de los habitantes del medio rural
no pueden acceder a las ventajas del ADSL debido a que el servicio
no llega a los lugares que se alejan más de 3-4 kilómetros
del lugar donde se ubican las centrales telefónicas que
lo prestan; he ahí una verdadera "frontera digital".
En este contexto,la posibilidad
de que otros operadores puedan acceder, gracias a su liberalización,
al bucle local controlado por el operador dominante, o la aplicación,
pongamos por caso, de la tecnología satelital o de sistemas
inalámbricos de acceso tipo 802.11b, abren posibilidades
interesantes de cara al desarrollo de las telecomunicaciones en
el ámbito rural de la Comunidad Autónoma de Euskadi.
En cualquier caso, la tecnología no es suficiente en si
misma para paliar la carencia de infraestructuras existente; cada
vez resulta más necesaria la implicación institucional
en todos los ámbitos (municipal, provincial, ...) y también
la presión social a ejercer los principales interesados,
es decir, los habitantes del medio rural.
MENDIKOI desarrolla
una línea de trabajo que persigue la aplicación
de las tecnologías de información y comunicación
tanto en actividades económicas tradicionales, como en
actividades propia de la población del medio rural, para
lograr mejoras en su calidad de vida.
En este sentido se
están apoyando los siguientes proyectos piloto:
-
Televigilancia
de explotaciones ganaderas.
- Formación de Profesionales.
-
Formación
y Coordinación entre los técnicos de Desarrollo
Rural.
-
Mejora de la
comercialización de productos
"Todo lo que
va por tierra irá por el aire y todo lo que va por el aire
ira por tierra" reza un socorrido dicho empleado en el ámbito
de las telecomunicaciones. Cierto o no, —y aunque a estas alturas,
tal vez, habría que añadir también el concepto
‘espacio’ al mismo—, da, en cualquier caso, una idea del pujante
dinamismo del sector. Ahora bien, donde hay menor riesgo de equivocarse
es en la afirmación de que el desarrollo rural, entendido
este como el mantenimiento de la población y la equiparación
de su calidad de vida con la de los entornos urbanos, pasa indefectiblemente
por la mejora y renovación de las infraestructuras de telecomunicación
en dicho medio, dado que, tal y como apuntábamos al principio,
una de las particularidades del nuevo entorno social basado en
las redes telemáticas —de cuya importancia nadie duda ya—,
es, precisamente, su estrecha dependencia de las infraestructuras
de telecomunicación.
Luis Mari Zaldua, MENDIKOI. Departamento
de Tecnologías de Información y Comunicación
Fotografías: www.mendikoi.net |