Los
ojos de Salmerón trabajan sin parar. Buscan siempre imágenes
para luego captar con su cámara fotográfica. A veces
encuentra la imagen que quiere reflejar; en otras, sale a buscarla.
Se podría decir que vive atrapado por la fotografía.
El fotógrafo de Legazpi y la fotografía mantienen
una buena relación. Así lo demuestran las colecciones
de fotografías que ha realizado. La última, una
colección tan curiosa como interesante titulada "Paseos
y paisajes" y que se expone en Legazpi hasta enero, está
formada por fotografías que expresan colores y movimientos.
-¿Nos
hallamos ante un fotógrafo autodidacta?
En principio sí. Di mis primeros pasos en la sociedad fotográfica
"Ikatza", de Legazpi, con 16 años. Lo que yo
pensaba que era una "pajarada" juvenil me dejó
huella, y así, me introduje en la fotografía de
lleno. Al principio fue un proceso autodidáctico, pero
llega un momento en el que necesitas más información,
una formación más específica. Entonces fui
a Arteleku a hacer un curso de serigrafía, y allí
conocí a algunos artistas. También he realizado
cursos en Gijón, Zaragoza, Francia, Madrid... No quisiera
olvidar el curso que hice de la mano del Photomuseum de Zarautz,
porque fue de lo más interesante. Dicho en una palabra,
clarificador.
-Casi
todos los cursos en los que ha participado han tenido lugar fuera
de Euskal Herria. ¿No hay aquí escuelas en las que
se enseñe fotografía?
Algo sí hay. Ahora se ha empezado a hacer algo en Bilbo,
en San Sebastián... ya veremos los resultados. De todos
modos, casi toda la gente todavía se mueve en las asociaciones
fotográficas. Están bien para cubrir una primera
etapa, pero quien quiera seguir más adelante no puede quedarse
ahí. Yo creo que hoy en día las asociaciones fotográficas
se limitan a organizar rallys, cuando deberían preparar
exposiciones o cursos. En su día realizaron un gran trabajo,
pero ahora tienen como meta los concursos, pero la fotografía
ofrece más posibilidades. También tienen que cubrir
otra serie de lagunas: cursos, encuentros...
-¿Y
cuál es la situación actual de la fotografía?
La fotografía ha tenido poco peso dentro de las bellas
artes. La pintura y la escultura tienen más relevancia.
A fin de cuentas, la fotografía tiene 150 años,
y todos somos capaces de apretar el botón y sacar una foto.
Pero, al mismo tiempo, la fotografía permite hacer muchas
cosas. Es un medio para contar una historia, y a veces la gente
no ve o no valora el trabajo que hay detrás. De todas maneras,
poco a poco va adquiriendo su importancia. Además, algunos
artistas plásticos han empezado a valerse de la fotografía
para expresar sus ideas. Creo que eso también puede ser
bueno. Al fin y al cabo, la fotografía es una técnica
para que uno pueda hacer lo que quiera. Lo importante es tener
claro lo que se quiere.

Aizkorri: Kalbarioa... 1996. (2,4 x 2 m.)
-¿La
fotografía es para usted afición u oficio?
Para mí es un vicio. La fotografía ocupa una parte
muy importante de mi vida, pero también hago otras cosas
para sobrevivir. Participo en la guía Donostia Aisia, saco
fotografías en bodas, para reportajes, portadas de discos...
Trato de distinguir entre los que son trabajos personales y los
de encargo. En estos últimos suelo utilizar la cámara
digital y el ordenador, pero para mis trabajos no me interesa
la digital. Y es que encierra un peligro: al hacer trabajos artísticos,
tiendes a hacer cosas bellas. Las posibilidades del ordenador
se tienen que emplear para encauzar las ideas de uno, pero no
así sin más.
-Sus
fotografías han sido expuestas en Israel, pero en lo demás
lo ha hecho dentro de Euskal Herria. ¿Tiene intención
de salir al extranjero?
Empecé a exponer hace diez años, y la mayoría
de las veces lo he hecho en Euskal Herria. De vez en cuando he
solido exponer en el estado español. Al principio expuse
obras muy experimentales, luego otras más elaboradas, más
reflexivas, y el último trabajo que estoy preparando también
es reflexivo y en blanco y negro. En lo que respecta a las exposiciones,
me gustaría moverme más y sacar las exposiciones
fuera del país. Como ve, primero hay que sacar fotos, luego
encontrar fuentes de financiación, y por último,
moverse.
-Parece
que la fotografía es sacrificada.
Y muy cara. Los materiales que se necesitan son muy caros. En
el banco no tengo ni un céntimo, pero dispongo de un equipo
que me permite hacer cualquier trabajo. Invertir en el trabajo;
en eso ha consistido mi apuesta.
Un
amigo me dijo una vez que yo creo en lo que hago, y que consigo
que los demás también crean en ello. Claro que si
yo no creyera en mis cosas, ¡cómo conseguir que lo
hicieran los demás! Quien aspira a vivir de la fotografía
tiene que hacer tres cosas: trabajar, trabajar y trabajar. Así
es como se obtienen los resultados, tanto en la fotografía,
como en la literatura o en la escultura.
Además, cada vez más hay más gente en la
fotografía, sobre todo gente joven, y puesto que la competitividad
aumenta, hay que trabajar más.
-En
1996 obtuvo con la colección de fotografías de paseos
y paisajes el Premio Imagínate Euskadi.
A ese concurso presenté cinco fotografías, pero
eran individuales. Sin embargo, la exposición "Paseos
y Paisajes" se basa en imágenes compuestas. Las fotografías
presentadas al concurso no eran tan abstractas; no me atreví
a presentar fotografías de mucho movimiento. Hablando claro,
me presenté al certamen porque necesitaba dinero. Estaba
metido en un agujero enorme, necesitaba dinero, y por eso presenté
algo seguro.
Obtuve el primer premio de fotografía, pero además
se entregaba otro premio especial entre los que resultaron vencedores
en las diferentes secciones, que también lo gané.
Era la primera vez que concedían ese premio a la fotografía.
Me quedé alucinado. Ya sabe, la literatura y esas cosas
tienen más importancia. No esperaba recibir ese premio
especial.
-¿Ese
premio le sirvió para darse a conocer?
Repercutí en los medios de comunicación, y, sí,
me sirvió para dar a conocer mi trabajo. Yo siempre suelo
tener dudas al emprender nuevas cosas, y en ese aspecto los premios
son interesantes.
Al principio, cuando ganas un premio, buscas más la repercusión
que la investigación de tu trabajo. Sin embargo últimamente
me interesa más elaborar mi trabajo. Si luego llega la
repercusión, mejor. Ahora mismo mi objetivo es seguir haciendo
lo que me gusta, es decir, continuar sacando fotos.
 |
Volvic,
1996. 2 x 1,6m |
-¿Cuál
es el secreto para sacar una buena foto?
Hay que tener bien claro qué es lo que se quiere hacer,
y en función de ello se emplea una u otra técnica:
blanco y negro, color, retrato...
Tiene que haber un sentimiento; en una buena foto hay que contar
algo. Yo saco una foto cuando lo que estoy viendo me produce un
sentimiento. Luego tengo que conseguir que la persona que observe
esa fotografía llegue a sentir lo mismo. Evidentemente,
hay que dominar la técnica, pero lo fundamental es tener
una idea. La cámara es una herramienta, pero antes de sacar
una foto hay que ponerse a pensar.
-Fotos,
¿en color o en blanco y negro?
Yo soy partidario del blanco y negro. Mis trabajos más
profundos los he realizado en blanco y negro. Aunque en un principio
puedan parecer más simples, el blanco y negro lo trabaja
cada uno, y ése es otro cantar. El color, por contra, es
más fácil, y los laboratorios hacen ese trabajo
maravillosamente bien.
-En
1992 estuvo en Rwanda, y tiene una colección de fotografías
de aquel país. ¿Por qué Rwanda?
Jokin Otaegi, antiguo profesor mío y muy amigo de mi padre,
estaba en Rwanda de misionero. Allí dirigía una
escuela de arte, y durante unas vacaciones vino aquí y
trajo unos trabajos consigo. Los colores que empleaban nos parecieron
asombrosos, pero las fotos eran bastante malas. Por una parte
tenían un nivel extraordinario, pero en lo que respecta
a la fotografía sucedía lo contrario. De este modo,
surgió la oportunidad de que yo impartiera un cursillo.
Pagamos el viaje y mi padre y yo partimos a Rwanda para un mes.
Por las mañanas impartía las clases y por la tarde
sacaba fotos. Fue un trabajo antropológico; las fotos reflejan
cómo vive y qué hace la gente de allí. Esa
gente me emocionó mucho, denotaban dignidad cuando yo les
hacía fotos. Tenían una elegancia insuperable ante
la cámara. Saqué unas 1.800 fotografías,
y de ellas escogí 50 para formar la colección. Me
gustaría mover más este trabajo, porque ha sido
expuesto pocas veces.
-¿Qué
relación mantienen entre sí los fotógrafos
de Euskal Herria?
Ya hay relaciones. Me gusta mucho el modo de trabajar que tiene
la sociedad fotográfica de Elgoibar. También hay
que tener en cuenta el trabajo que está llevando a cabo
el Photomuseum de Zarautz.
-¿Qué
se trae entre manos en estos momentos?
Estoy sacando fotos sobre la presencia humana en la naturaleza.
Son fotos en blanco y negro sacadas con distintas cámaras:
con placas, con panorámica pero sin moverse y con cámara
de 35 mm. Algunas imágenes serán pequeñas
y otras muy grandes.
Empecé con este trabajo hace un año, y la colección
ya va adquiriendo forma. Pero de todos modos todavía lo
tengo que trabajar más. El año que viene estaré
en condiciones de presentar algo.
Gorka
Salmeron (Legazpi, 1969)
Portafolios:
Emulsiones, 1989. Paris Egunetik Egunera, 1990.
Condenados a Pensar, 1990. Puertas, 1991. Polaroids
o el Color de la Luz, 1992. Leaxpi Industri
Paisaiak, 1992. Rwanda 1992, 1995. Paseoak eta
Paisaiak, 1998.
Algunas
exposiciones individuales: en la Casa de Cultura
de Legazpi. En la Galería Gaspar de Rentería.
En la Galería Spectrum de Zaragoza. En
el Photomuseum de Zarautz. En la Bilbao Bizkaia
Kutxa. En Israel, en el The Museum of Photography
at Tel-Hai Industrial Park. En UFCA de Algeciras.
Becas
y premios: beca de investigación sobre
antiguas técnicas fotográficas,
Diputación Foral de Gipuzkoa. XII Abejorrillo
de Plata XII y VI Beca de Estudios, Sociedad
Fotográfica de Guadalajara. Beca para
la promoción del trabajo Leaxpi Industri
Paisaiak, Diputación Foral de Gipuzkoa.
Primer premio de fotografía en la IX
Edición de Imagínate Euskadi y
premio especial del VII Hispano de Plata. |
|
|
Maria Agirre, periodista
Fotografías: Maria Agirre |