Sobre la figura de Francisco Javier de Landaburu
Carlos Caballero Basañez

Durante este mes de marzo se está celebrando en la Casa de la Cultura de la Florida de Vitoria-Gasteiz una Exposición sobre el Consejo Vasco del Movimiento Europeo y sobre la figura de Francisco Javier de Landaburu, promotor de este movimiento, creado en 1951. Esta exposición que ha sido organizada conjuntamente por Eusko Ikaskuntza y el Instituto Javier de Landaburu, sección alavesa de la Fundación Sabino Arana.

Cartel de la Exposición Xabier de Landaburu Euskaditik Europara.

Francisco Javier de Landaburu y Fernández de Betoño nació en Vitoria-Gasteiz el 5 de septiembre de 1907. Abogado, trabajó también como periodista en el periódico local El Heraldo Alavés. Poco después sería el primer director del diario del PNV en Donostia El Día.

Tras realizar sus estudios en la Universidad de Valladolid abre su bufete de abogado en Gasteiz y simultanea el ejercicio de su profesión con el periodismo y con sus actividades políticas dentro del Partido Nacionalista Vasco.

Un dato que resulta poco conocido de su juventud, es que es el coautor de la letra del que durante años fue himno del Deportivo Alavés. Tengo que reconocer que ignoraba este punto después de haber escuchado múltiples veces, durante la década de los cincuenta y sesenta, la interpretación del "Animo pues que la victoria nos sonríe" desde la vieja torreta de la general de Mendizorrotza, antes de fuera sustituido por el actual himno.

José Mari Sedano, periodista gasteiztarra e incansable investigador de temas vitorianos, en su libro sobre el músico gasteiztarra Luis de Aranburu escribe: "Los vitorianos Francisco Javier de Landaburu y Luis de Apraiz Buesa preparan un libreto titulado -Que la victoria nos sonríe-, episodio cómico-futbolístico de ambiente local, en un acto, dos tiempos el intermedio, como homenaje al Club Deportivo Alavés que, en 1927, se había proclamado campeón de la serie -B- de Vizcaya y, al año siguiente, subcampeón de la -A-, además de finalista del campeonato de España. Los autores de la obra no dudan encargar la partitura a un joven músico que venía destacando en sus quehaceres, Luis de Arámburu. El mismo día del estreno, Landaburu y Apraiz hacen autocrítica de -Que la victoria nos sonríe-; "Ni es comedia, ni es zarzuela, ni es opereta y, a pesar de ello, a poco que el espectador fije su atención, encontrará en la obra situaciones de cada uno de los tres géneros teatrales. Pensamos, primero, hacerla zarzuela, pero la dificultad de encontrar entre aficionados quienes se hicieran cargo de los papeles que a la vez corresponden a actores y a cantantes, nos hizo desistir, pero sí intervienen coros, y hasta no le falta algún que otro aderezo operetil». Landaburu y Buesa escriben asimismo sobre la autoría de la música: "..De lo que sí estamos verdaderamente entusiasmados es de las ilustraciones musicales que en el libro ha intercalado nuestro querido colaborador Luis de Arámburu. El público tendrá ocasión de escuchar esta noche una partitura excelente que, sin ser populachera, ha de llegar al alma popular vitoriana».

"Que la victoria nos sonríe" -con cantables en euskera y castellano- era una interpretación coral con arreglos y variaciones sobre el tema "¡Animo pues!", canción que se la consideraba como el himno del Deportivo Alavés, y se estrenó el jueves 28 de junio de 1928 en el Nuevo Teatro, hoy Teatro Principal, con éxito clamoroso y rebosante lleno. En dos palcos, como invitados de honor, la plantilla al completo del Deportivo Alavés con los Beristain, Ciriaco, Quincoces, Camio, Antero, Roberto, Modesto Echevarría, Crespo, Unamuno, Baltasar Albéniz, Patxi Errasti, etc., a quienes las modistillas vitorianas hicieron entrega de una artística bandera del Club que, previamente, esa misma mañana, había sido bendecida en San Miguel por el párroco don Faustino Mendieta, enseña albiazul que creo se conserva todavía en las oficinas alavesistas".

Francisco Javier de Landaburu
Francisco Javier Landaburu Fernández de Betoño. Cortesía J.R. Larrouyet.
Enciclopedia Auñamendi.

Francisco Javier de Landaburu fue miembro de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, en la que, ya proclamada la II República, trabajó en la preparación del Estatuto de Autonomía representando a Araba, a través de la Comisión de Estatutos, Estatuto modificado posteriormente por los ayuntamientos y del que surgió el denominado Estatuto de Estella. Hay que destacar que Eusko Ikaskuntza era y es una Sociedad plural y abierta a todos aquellos dispuestos a trabajar por la cultura del País, independientemente de adscripciones políticas, sociales o de otra índole.En este punto me gustaría destacar que Eusko Ikaskuntza, siendo la única institución que, junto con Euskaltzaindia, funciona en toda Euskal Herria, como sucedía en tiempos de Landaburu, sigue siendo capaz de reunir a personas de distintas ideologías dispuestas a trabajar, día a día, por la cultura del País.

Con el advenimiento de la II República en 1931, Javier de Landaburu promovió el relanzamiento del grupo "Baraibar", que cultivaba y promocionaba el euskara y la cultura vasca en Vitoria-Gasteiz. Fue elegido diputado de Araba por el Partido Nacionalista Vasco en 1933.

Luis Mª Bandrés en el prólogo a una nueva edición de uno de los libros de Landaburu, "La causa del Pueblo Vasco" escribe que: "Landaburu era un alavés de cuerpo entero, vasco integral, hombre de derecho, muy cultivado, afable y cordial. Si lograba quedarse el segundo en la fila nunca empujaba al primero. Cumplía su deber sin pregonarlo y sin pasar la cuenta. Abogado, ejerció su carrera en diversas aplicaciones, se asomó al periodismo con pluma ágil."

En 1936, a raíz del alzamiento fascista, sufre persecución y permanece recluido en un refugio construido en su propia casa y en setiembre de 1937, oculto en el portamaletas de un coche, huye a Donibane Lohitzun (Saint Jean de Luz), donde comenzaría la etapa más fecunda de su vida en el exilio, tras contraer matrimonio en Angelu (Anglet).

Más tarde fue requerido por el lehendakari José Antonio Aguirre para trasladarse a París, donde llegó a ocupar el cargo de secretario de la Liga Internacional de Amigos de los Vascos, entidad que contó entre sus filas a personalidades como el Cardenal Verdier, François Mauriac, Jacques Maritain, Edouard Herriot, y que tuvo como Secretario General al senador francés Mr. Pezet. Asimismo, fue designado por el lehendakari Aguirre para que se ocupara de las relaciones internacionales en el seno del Gobierno Vasco en el exilio.

Al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial y ser ocupada Francia por los alemanes, Landaburu permaneció oculto en París, una vez más trabajando, esta vez dentro del servicio de información vasco que funcionaba en la clandestinidad a favor de los aliados.

Fue uno de los principales promotores del Consejo Vasco del Movimiento Europeo, creado en 1951, y gran impulsor de la idea de una Europa unida, como pensador político con un ideario progresista para su época.

A la muerte del Lehendakari Agirre, el consejero por el PNV en el Gobierno vasco, Jesús María de Leizaola, fue promovido a la presidencia. El cargo de consejero lo ocupó Landaburu, que después sería vicepresidente del Gobierno.

Landaburu falleció en 1963 en París a la edad de 55 años.

Landaburu nos legó tres obras escritas: El nacionalismo en Araba; La causa del pueblo vasco y Escritos en "Alderdi" (obra póstuma donde se recopilan todas sus colaboraciones en el boletín "Alderdi" de EAJ/PNV de la clandestinidad), así como un primer trabajo, publicado en 1926, titulado El Padre Vitoria era de Vitoria, trabajo desde el que aboga por el origen vitoriano de Francisco de Vitoria.

"La Causa del Pueblo Vasco", escrita en 1956, podemos decir que es el alegato del abogado en defensa de su cliente. En sus páginas se plantean, el pasado y el presente de Euskadi en función y con proyección del futuro. El renacimiento vasco, conjugado con la democracia social, se proyecta con aplicaciones concretas en los órdenes político y cultural, social, económico e internacional.

La Exposición inaugurada en Vitoria sirve sin duda, como ha escrito recientemente Félix Maraña en la revista digital "Euskadi Estrella": "para iniciar ese camino de reconocimiento y encuentro con la figura de Landaburu, no sólo para quienes piensen o comulguen con su ideario político, ya hemos dicho que muy abierto, sino para todo aquel ciudadano vasco que quiera asomarse a esa parte de la historia inmediata que, por razones que acaso ni existan, se le ha hurtado. Landaburu fue, ahí están sus escritos, un pensador político con un ideario que siempre parecía intuir y trascender la lícita consigna de su ideología particular".

Finalmente, con estas líneas no puedo dejar de manifestar mi solidaridad con Itziar y Gorka, hijos de Javier de Landaburu, presentes en la inauguración de la Exposición, víctimas de la intolerancia y de la violencia, tan semejante a la que su padre hubo de sufrir en la Euskadi peninsular ocupada por el fascismo y en la continental ocupada por los nazis.


Carlos Caballero Basañez, secretario de Eusko Ikaskuntza

Euskonews & Media 159.zbk (2002 / 3 / 15-22)


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