Procesos y riesgos naturales en el
País Vasco
Procesos y riesgos
naturales
El
medio natural presenta una dinámica caracterizada por la
existencia de un conjunto de procesos erosivos, de transporte
y de sedimentación. Estos pueden tener ritmos pausados
propios de la actividad morfogenética, constituyendo entonces
procesos geomorfológicos de alta frecuencia y baja intensidad,
que pueden considerarse en equilibrio con el sistema natural.
Sin embargo, en ocasiones estos procesos sufren aceleraciones,
a veces inducidas por el hombre y otras por causas naturales,
que dan lugar a roturas bruscas del equilibrio natural y al desencadenamiento
de mecanismos de alta energía. Todo ello implica la puesta
en marcha de procesos de baja frecuencia y alta intensidad capaces
de generar rápidas acciones erosivas, de transporte o sedimentación
que conllevan frecuentemente importantes pérdidas económicas
e incluso humanas. Es entonces cuando estos procesos son considerados
riesgos naturales, dado que impactan de modo brusco y violento
en el sistema natural y socioeconómico.
Los riesgos naturales
derivados de los procesos morfogenéticos deben ser considerados
acciones propias del sistema natural; si bien su aceleración,
intensificación e impacto, deriva de la interacción
entre el uso del territorio y los sistemas ambientales. Esto
provoca la rotura del equilibrio del sistema natural y el desencadenamiento
de una serie de procesos que llegan a revestir un carácter
catastrófico, unas veces de tipo violento (avenidas, inundaciones,
coladas...) y otras no (erosión de suelo, exportación
de arenas en playas...), pero siempre con importantes consecuencias
socio-económicas.
Procesos y riesgos
en el País Vasco
La divisoria de aguas
cantábrico-mediterránea, organiza el territorio
del País Vasco en dos vertientes de diferenciado carácter
ambiental y, por ello, con desigual incidencia de los riesgos
naturales. Puede establecerse una especial repercusión
de estos procesos en la vertiente cantábrica del País
Vasco, ligada a un clima húmedo, puntualmente hiperhúmedo
en zonas donde se superan los 2.000 mm. anuales, a una topografía
intrincada de fuertes pendientes y a litologías vulnerables
a los procesos geomorfológicos. Éstos presentan
una potencialidad elevada, que se ha visto acelerada como consecuencia
del sistema de ocupación y explotación de un territorio
en el que la escasez de terrenos de baja pendiente, capaces de
acoger la demanda de suelo para las actividades económicas
y residenciales; ha traído consigo una intensa ocupación
de los fondos de valle, la eliminación de importantes masas
forestales autóctonas y su sustitución por especies
más productivas.
Las aguas de escorrentía
laminares, concentradas o canalizadas en cauces, constituyen el
factor desencadenante que induce a la puesta en marcha de procesos
de alta energía que afectan a ríos, laderas y suelos,
en todas las escalas. Estos procesos se concretan en los fenómenos
de avenidas e inundaciones, así como en una dinámica
de laderas en la que son frecuentes los movimientos en masa de
tipo solifluidal, deslizamientos, reptaciones y pérdidas
de suelo, que constituyen dada su intensidad y frecuencia, los
riesgos geomorfológicos más importantes del País
Vasco.
Los riesgos y la ordenación
del territorio
Una
buena gestión del medio natural implica necesariamente
el conocimiento detallado de su dinámica. En ésta,
los riesgos naturales pueden ser entendidos como la ruptura de
un frágil equilibrio natural que se acelera e intensifica,
como consecuencia de un uso del territorio ajeno a los valores
ambientales, lo que trae consigo importantes implicaciones ambientales
y socioeconómicas.
La ordenación
del territorio debe tener como objetivo una reducción de
estos riesgos, que se obtendrá a partir del control y ordenación
de las actividades directamente implicadas en el desencadenamiento
de los procesos. Más en un territorio como el del País
Vasco, cuyo medio físico presenta como uno de sus principales
problemas la degradación de sus sistemas naturales y la
consiguiente aparición de procesos de riesgo (erosión,
deslizamientos, incendios...), resultado de una concepción
de las actividades desligada del medio físico.
Uno de los objetivos
de la ordenación del medio físico es establecer
la capacidad de acogida del territorio con el fin de asignar usos
acordes con ella, definiendo un modelo equilibrado y respetuoso
con el medio ambiente. En este sentido, las Directrices de
Ordenación del Territorio de la C.A.P.V., marco general
de referencia para la formulación de los instrumentos de
ordenación territorial, otorgan al medio físico
una atención especial. Desde un planteamiento que defiende
la necesidad de asumir una postura activa y comprometida con el
medio natural, las DOT establecen un conjunto de categorías
de ordenación conformes con la capacidad de acogida del
territorio y que constituyen una zonificación en sectores
homogéneos.
A la vez, las DOT
recogen una serie de preocupaciones sobre los procesos ambientales,
esto es los riesgos, en cuya base se encuentra la incidencia negativa
de diversas actividades sobre la dinámica del medio físico.
Con este objetivo, se establece como primer paso la necesidad
de desarrollar el planeamiento sectorial -P.T.S. de márgenes
y arroyos, litoral, agroforestal y del medio natural-, con
el fin de establecer la magnitud de los procesos, los criterios
de regulación de las actividades potencialmente impactantes
y definir cartográficamente aquellas áreas que presentan
problemas de riesgos; estos criterios y áreas deben ser
asumidos por el planeamiento territorial.
Los riesgos naturales,
desde los documentos de ordenación, son pues tratados como
procesos ambientales que deben limitar el modo en el que determinadas
actividades pueden desarrollarse sobre los ámbitos afectados.
Las DOT establecen para ello la figura de los Condicionantes
Superpuestos, que como su nombre indica, constituyen condicionantes
que deben superponerse a las categorías de ordenación
definidas para el medio físico y que servirán para
acotar o limitar la forma en que se pueden desarrollar sobre ellas
determinadas actividades, en función del tipo de riesgo
que se presente en cada caso.
Del conjunto de condicionantes
definidos por las DOT, son dos los más directamente
vinculados con los riesgos ambientales de carácter geomorfológico-hidrológico:
los condicionantes relativos a las áreas con riesgos de
erosión sobre las que se proponen medidas tendentes al
mantenimiento o recuperación de la cubierta forestal; y
el condicionante de áreas inundables. referido a la necesidad
de control de las inundaciones, mediante acciones preventivas
de limitación de usos y recuperación de riberas.
Un tercer condicionante interesante desde esta perspectiva es
el relativo a las áreas vulnerables a la contaminación
de acuíferos: es el criterio de fragilidad de las áreas
de recarga de los acuíferos el que subyace a este condicionante,
a partir del cual debe regularse la localización de actividades
potencialmente contaminantes.
La
aplicación, en distintos documentos de planeamiento, de
este conjunto de condicionantes se ha llevado a cabo no sin cierta
dificultad. Esta se refiere tanto a los criterios de definición
de los condicionantes (metodologías empleadas, umbrales...),
como a una traslación territorial nunca ausente de conflictos,
dado que los condicionantes superpuestos constituyen, como se
ha dicho, instrumentos limitantes y reguladores de usos y prácticas,
en ocasiones muy asentadas, que influyen en la frecuencia e intensidad
de los riesgos, como pueden ser determinados manejos selvícolas,
ganaderos, las talas indiscriminadas... Todo ello, en un territorio
sometido a una fuerte presión demográfica así
como a importantes tensiones por el uso -intrincada topografía,
elevada demanda de suelo-; es por lo que la ordenación
debe plantear una dinámica de desarrollo acorde con los
valores y dinámicas ambientales; más si tal y como
plantean las DOT ,el medio físico se concibe como
un factor clave para el bienestar, desarrollo económico
y calidad de vida.
Mª José
González Amuchastegui,
Dpto.
de Geografía. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko
Unibertsitatea
Fotografías: www.nekanet.net |