Introducción. Función de la autoestima
en la vida
Frente
a un mundo competitivo y cambiante la Autoestima se presenta como
un verdadero problema al estar asociada a la necesidad que todos
experimentamos de sentirnos bien con nosotros mismos. Nos conocemos
mejor pero nos estimamos peor.
Sentirse
valioso, estimable es una experiencia humana básica de
dignidad.
La autoestima
está en el centro de nuestro psiquismo, asociada a un mejor
rendimiento personal y con la vitalidad.
La autoestima
puede deteriorarse por los mil acontecimientos de la vida diaria.
La práctica
de la terapia psicológica nos demuestra que sin autoestima
los humanos nos hundimos en la indefensión y en la miseria.
El juicio que
emitimos sobre nosotros mismos, afecta al corazón mismo
de nuestra existencia. Es más importante lo que nosotros
pensamos de nosotros mismos que lo que los otros puedan pensar
de nosotros.
Crea seguridad
y hace que la persona perciba el mundo como amable, accesible
y fuente de felicidad.
La autoestima
correlaciona positivamente con la capacidad para conseguir lo
que nos proponemos y con el sentimiento de felicidad.
La capacidad
de colaborar, de ser benevolentes y tolerantes, de tener unas
relaciones respetuosas y justas al tiempo que gratificantes es
fruto de una autoestima adecuada.
La autoestima
no es un lujo sino una necesidad porque su valor de supervivencia
resulta evidente. (INDICE)
Noción
de autoestima
Podríamos
definirla como la experiencia de ser competente para enfrentarse
con los problemas básicos de la vida, lo que supone un
sentimiento personal de eficacia para satisfacer el derecho a
ser feliz. Tiene dos componentes relacionados entre sí
e inseparables en la psicología humana:
Eficacia personal:
Confianza en el funcionamiento correcto de mi mente que me
permite pensar y entender, aprender y elegir para tomar decisiones
acertadas.
Ejercicio independiente
de nuestra mente sin delegar en otros la responsabilidad de pensar
porque creemos y confiamos en nosotros mismos.
Visión clara
de la realidad, del lugar que ocupamos en ella. Sentir la urgencia
de vivir conscientemente y de preguntarnos por el fundamento de
nuestras creencias.
Voluntad de tolerar
la ansiedad y la incertidumbre durante la búsqueda de nuestros
valores y metas. Considerar más importante nuestra propia
percepción de la realidad que la aprobación de los
otros.
Respeto a uno
mismo: Reafirmarme en mi valía personal. Actitud positiva
hacia el hecho de vivir y ser feliz. Sentirme a gusto cuando reafirmo
de forma apropiada mis pensamientos, deseos y necesidades. Sentimiento
de que la alegría y la satisfacción son derechos
innatos y naturales. Para buscar valores el hombre tiene que considerarse
digno de disfrutarlos.
Optar por la integridad
que exige una capacidad de asumir nuestros propios errores en
vez de justificarlos y saber reaccionar ante ellos. Aceptarse
no es lo mismo que resignarse. El principio de la aceptación
es no convertirse uno mismo en el adversario de la propia existencia.
Aceptarse no es no es gustarse más ni tolerarse ni admirarse
sino ser consciente sin juicios críticos ni condena. Necesidad
de encajar nuestra imagen real e ideal como garantía de
nuestra propia aceptación.
Afirmarnos a nosotros
mismos no significa abrirnos paso a codazos, ni ser arrogantes
o centro de atención. Voluntad de encajar en un contexto
concreto nuestros sentimientos, pensamientos y valores. Voluntad
de permitir a los demás que perciban nuestras limitaciones.
(INDICE)
Aspectos
psicosociales determinantes de la autoestima en los jóvenes
El entorno: El
medio ambiente en que nos criamos y movemos es crítico
para el desarrollo de la autoestima. Existen una serie de situaciones
que pueden debilitar e incluso deteriorar la autoestima juvenil:
Cuando
nos rechazan o nos sentimos rechazados o no nos hacen caso, especialmente
"los otros significativos".
Cuando nos sentimos
humillados o criticados injustamente, sobre todo cuando no podemos
defendernos.
Cuando nuestra
imagen corporal queda seriamente deteriorada sobre todo en presencia
de "gente espléndida" que reúne los encantos
físicos que nuestra sociedad asocia al éxito.
Cuando comparamos
nuestro modo de vida con el de otros y sentimos que la vida nos
trata injustamente
La falsa autoestima:
Provoca siempre una distorsión de la realidad y del
pensamiento con la finalidad de mantener defensas irracionales
para conservar una forma tolerable de autovaloración. La
conciencia está guiada por los deseos y temores que suplantan
la visión real de los hechos y de la verdad. Como manifestaciones
principales se pueden señalar:
El fingimiento y
autoengaño, interpretar un papel que nos impide tomar en
serio la realidad.
Eludir, reprimir,
racionalizar o negar ideas y sentimientos que puedan afectar negativamente
a la autovaloración.
Buscar valores alternativos,
menos exigentes o más fácilmente alcanzables: hacer
mi trabajo- ser estoico, altruismo- éxitos parciales- atracción
sexual…
Caer en la tentación
de considerar que la mejor forma de sentirse feliz es siguiendo
el dictado de los demás, sintiendo la necesidad de satisfacer
y actuar de acuerdo con las expectativas de los otros e incluso
de complacer, engañar, obedecer o manipular a las personas.
Tentación
de defender y mantener el pensamiento único, las posturas
neonazis, el proteccionismo de estado o el endiosamiento de los
medios de comunicación.
Búsqueda de
un status desde el que poder gobernar a los demás e imponer
respeto, manipular y coaccionar. El miedo es la mejor emoción
que entienden las personas con baja autoestima.
Resentimiento y hostilidad
pensando que la mejor forma de hacer soportable la existencia
es intentando acciones agresivas y destructivas.
Escudarse en una
vida fantasiosa, hiperactiva o fanática.
Posturas reaccionarias
o rebeldes contra el sistema mediante un inconformismo sistemático.
Pretender demostrar
que se desprecia la aprobación de los otros por medio de
actitudes nihilistas y de insulto.
No luchar por los
propios valores y hacerlo contra los de los demás.
Tender a mantenerse
en la marginalidad, el descontento y las subculturas. (INDICE)
Los
pilares de la autoestima
Vivir conscientemente.
No podemos sentirnos competentes si actuamos ante las responsabilidades
de la vida de un modo errático .La autoestima tiene un
fuerte componente de racionalidad.
Aceptarse a sí
mismo. Capacidad de comprometernos con el valor real de nuestra
persona, sin fingimientos. Ser capaces de admitir e integrar aspectos
de nuestra personalidad previamente negados y no reconocidos.
Responsabilidad
Sentirque tengo el control de mi propia existencia.
Aceptar las consecuencias de mis conductas. Pensar que no va a
venir nadie a resolver mis problemas responsable de elegir mis
valores vitales
Autoafirmación.
Sana voluntad de hacer frente y controlar los desafíos
de la vida .No se trata ni de encajar, ni complacer ni aplacar
a los demás, sino expresarnos adecuadamente respetando
las necesidades, valores y convicciones que tenemos.
Vivir con un propósito.
Organizar nuestra conducta y controlar nuestra existencia con
una dirección. Los propósitos realizan y completan
nuestro proyecto vital. .
La integridad.
Uno de los guardianes de la salud mental. Congruencia entre
teoría y práctica, entre el ideal y la conducta.
Actuar de forma que entremos en conflicto con nuestros propios
juicios sobre lo correcto, nos hace sentirnos mal y desconfiar
de nosotros mismos. Necesitamos principios razonables que guíen
nuestras vidas. La hipocresía nos anula. (INDICE)
BIBLIOGRAFÍA
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N.(2000). La Psicología de la Autoestima.
Paidós. Barcelona
Bermúdez
M.P. (2000). Déficit de autoestima.
Pirámide. Madrid
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Lindenfield (1997). Autoestima. Plaza Janés.
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Hernáez V (1999). Autoconocimiento y la
autoestima en el desarrollo de la madurez personal.
Aljibe. Málaga
Mckay,
M y Fanning, P (1991). Autoestima. Evaluación
y mejora. Martínez Roca. Barcelona |
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(INDICE)
Iñaki Albistur Unanue, profesor
de la UPV-EHU |