1. Introducción
La
calidad es un tema al que últimamente se le presta mucha
atención en nuestra sociedad. Según se desprende
del gran número de mesas redondas, jornadas, campañas
publicitarias, etc. que se organizan, ha llegado el turno de la
calidad. Prácticamente no hay día en que no se publique
alguna noticia o anuncio relacionado con la calidad.
Inevitablemente,
el término calidad ha irrumpido asimismo en el ámbito
lingüístico, en concreto en el del euskera. Pero quedan
muchas cosas por esclarecer. Y es que, ¿a qué realidad
o aspecto alude tal noción? ¿Para qué la empleamos?
¿Cuál es el valor epistemológico de esa palabra?
Basta con echar una mirada a cuanto se ha dicho y escrito sobre
el euskera de calidad para darse cuenta de que tal noción
comprende varios órdenes y niveles. Dar una definición
de la calidad no resulta muy difícil, pero sí el
establecer los modelos y parámetros para su medición.
La noción de la calidad, por mucho que se haya hablado
de ella, tiene muchos aspectos no definidos.
Algún entendido
bien podría decir que la novedad radica en la denominación
que se le ha otorgado, pero no en el concepto en sí, y
es que cavilaciones tales como "Euskara plazara", "Euskararen
berri onak" "Euskara hobean hobe", "Euskararen ajeak", "Euskararen
osasuna", "Euskararen sendabelarrak"... ya han realizado previamente
estudios sobre la calidad del euskera. Razón, por tanto,
no le faltaría. En tal sentido, se corre el riesgo de caer
en el "más de lo mismo", aunque procuraré no hacerlo.
2. Repaso de las
diversas actitudes
A la hora de estructurar
las posiciones que se han mantenido en nuestra sociedad respecto
al presente tema, se podrían trazar dos líneas.
La primera abarcaría todo lo que se ha dicho y escrito
sobre la calidad del euskera, como por ejemplo los defectos, errores
y carencias que se le imputan en tanto lenguaje: que es una lengua
"minorizada", que carece del nivel necesario, que no ha llegado
a ser una lengua cultural, que está sin poder levantar
cabeza, en estado de emergencia, etc. Desde esta perspectiva,
el euskera todavía no ha llegado a la madurez y carece
de valor comercial. Ha sido declarada oficial, pero se enfrenta
a graves problemas terminológicos y de modelos textuales.
Varias hablas que tienen como base el euskera son aún jóvenes,
recién nacidas, e incluso se podría llegar a pensar
estar ante un caso de eufemismo, porque en ocasiones ni siquiera
han surgido. Todo ello se deriva, en general, de la falta de normalización
del euskera, asignatura pendiente del euskera batua.
Otro grupo de personas
vislumbra un atisbo de calidad y considera que el camino que el
euskera ha recorrido durante los últimos años es,
aunque corto, denso. Manifiesta que se han dado importantes pasos
hacia la generalización el euskera, que se está
expandiendo a pasos agigantados. Puede que con demasiada rapidez.
Aun cuando le espere un largo camino por delante, en pocos años
ha pasado de la nada a ser algo. Etcétera.
Atengámonos
a la segunda vertiente: el referente a su uso cotidiano, un campo
estrechamente vinculado a la calidad. Seguramente, más
que el primero.
Se afirma que estamos
generando un euskera degenerado, carente de verbos, de sintaxis,
de acentos, de léxico. Se considera milagroso llegar a
formar frases mínimamente largas y complejas correctamente,
ya que en términos generales estamos creando un euskera
embrollado, enrevesado, torpe y lleno de invisibles interferencias.
Parece ser que se palpa cierta falta de conciencia vasca. Que
ni se emplea un euskera más comunicativo, ni una lengua
"gramaticalmente correcta". Que en el uso cotidiano del euskera
afloran estructuras y palabras que chocan con la conciencia vasca.
Según este discurso, la lista de los fallos y errores puede
alargarse todo lo que se quiera.
Sin lugar a dudas,
nos hallamos ante un discurso "catastrofista". No se trata de
una exageración. Parece ser que corremos el peligro de
llegar a un pidgin castellano-euskaldun y dar paso a lo que podría
denominarse el "euskañol", razón por la cual todas
las luces rojas están ya encendidas y las alarmas no dejan
de sonar.
Hay quien opina lo
contrario y sostiene que se ha avanzado mucho, que hay no sé
cuántos mil euskaldunberris, que los euskaldunzarras se
están alfabetizando, que hemos o vamos a convertir a Euskal
Herria en un euskaltegi, que no sé cuántas personas
ya han obtenido su certificado de euskera, etcétera.
3. La imperiosa
necesidad de establecer un marco teórico para la reflexión
Puede que me haya
extendido demasiado en torno al discurso sobre la calidad, pero
es la argumentación la que me lleva por tales derroteros.
La noción de la calidad, aunque la certeza de haber entendido
su significado pueda hacernos creer lo contrario, es ciertamente
compleja. El ejemplo más claro es el arriba mencionado,
ya que no todos coinciden al señalar las fuentes de la
calidad. Unos, deteniéndose en el aspecto lingüístico,
evaluarán la calidad según la corrección
gramatical ("saniors pars"); otros se fijarán en los aspectos
estilísticos (la escritura, las expresiones empleadas...);
otros cuantos en la estandarización. Decir que las claves
de la calidad son la precisión y la idoneidad no es más
que prolongar el problema. En tal sentido, hay tantas calidades
como analizadores. Dicha noción comprende problemas de
diversos tipos y niveles, aguas procedentes de distintas fuentes.
Y en aguas tan turbias apenas se puede ver nada claro.
Por tanto, la noción
de la calidad exige una cierta teorización. Tenemos que
someter a la reflexión, tanto teórica como metodológica,
lo que queremos manifestar al emplear dicho término. Hay
que crear un "sistema de ideas y reflexiones" que sirva para exponer
las descripciones, criterios, decisiones, metalenguaje... de un
modo explícito que garantice una decisión explícita
y autónoma. Tal reflexión, además, serviría
para concretar intentos y esfuerzos en el campo de la calidad.
Por tanto, ¡bienvenida, calidad, porque llegas en el momento oportuno
para brindarnos una nueva racionalidad!
A continuación
presento varios aspectos que deberían prestarse a la reflexión
teórica:
1) Investigación sobre la
cualidad de la calidad. ¿Qué es la calidad? ¿De
qué se trata? ¿Qué significa? ¿Se refiere al resultado
o al proceso? ¿Las cosas son "ideales y estables" o relativas
y dinámicas, es decir, graduales, escalares? ¿Qué
relación existe entre la calidad y los objetivos previamente
establecidos?
2) Formulación de los
principios generales y criterios para la medición
de la calidad. Formulación de los parámetros
a emplear. Referentes para medir la calidad y su jerarquía.
Calidad, lenguaje y normas de empleo. Lenguaje de calidad y
tipos de texto, modelos de texto.
3) Descripción de los factores
que afectan a la calidad. Código y comunicación.
Aspectos lingüísticos, textuales y discursivos.
Nivel de afectación del objetivo y del cliente.
4) Debate sobre los métodos
y medios a emplear para medir la calidad. Medios de control.
Exposición de las decisiones o metalenguaje.
5) Problemas específicos.
La situación del euskera. Los inmigrantes. El cambio
de la lengua.
Esta reflexión
teórica resulta necesaria para vencer actitudes como el
empirismo, la casuística, el misticismo, el dogmatismo...
Y también se ha de recurrir a la metodología para
superar el pesimismo y acabar con la estéril dicotomía
entre dilemas y oposiciones como cantidad vs calidad, generosidad
vs rigidez, corrección gramatical vs corrección
funcional o comunicativa...
Luis M. Larringan, UPV-EHU
* Este artículo forma parte del proyecto
realizado gracias a la subvención HU-128-1998 del Gobierno
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