Últimamente
Álava ha dado un buen número de músicos prestigiosos,
la mayoría de los cuales ha estudiado con el profesor Sabin
Salaberri. No resulta fácil resumir la trayectoria de este
alavés cuya vida ha girado en torno a la música
desde su ingreso en el seminario. Responsable de la "Schola Cantorum"
del seminario de Vitoria-Gasteiz, fundador del coro Araba, profesor
de la escuela de música Jesús Guridi, jefe y director
de estudios... En vista de su trayectoria, en 1996 fue nombrado
miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Salaberri
no sólo ha impartido clases de música, sino que
además ha compuesto varias obras para orquesta y coro,
tales como "Gabonetako hiru kantak", "Gora Araba", "Oroimenez",
"Guridi, ehun urte", "Gurea da" y "Mendirik mendi". Al igual que
su conciudadano Vicente Goikoetxea, Sabin Salaberri es todo un
músico.
-Sabin, ¿cómo
vive a sus 66 años, ya jubilado? Los músicos
nunca nos jubilamos, porque como nuestro trabajo es creativo,
nunca dejamos de trabajar. Claro que ahora ya no estoy sujeto
a un horario fijo y oficialmente estoy jubilado.
-Sin embargo,
sigue acudiendo diariamente a la Escuela de Música. Sí, pero éste
será el último año. Sigo siendo el responsable
de varias clases de música y me veo obligado a decir que
tengo unos estudiantes buenísimos.
-Por lo que
hemos podido saber, usted también fue un alumno brillante,
que además pasó por el seminario.
Sí.
Ya sabe, por aquel entonces muchos jóvenes estudiábamos
allí. Yo ingresé en el seminario gracias al sacerdote
de mi pueblo, Aramaio. Para muchos era la única alternativa
para poder seguir estudiando. De no haber sido por eso, dudo que
hubiera salido de Aramaio. Así es como vine a Vitoria-Gasteiz.
-Bien. Pero
no me ha confirmado si fue usted un buen alumno. Según mis hijos,
sí. Cuando les enseño mis calificaciones, siempre
me dicen lo mismo: "Aita, con estas notas, seguro que no tenías
amigos". Yo les respondo que sí, que tenía muy buenas
calificaciones y que además todavía sigo conservando
aquellas amistades que hice.
-¿Llegó
a ordenarse sacerdote? Sí, fui sacerdote
durante diecisiete años. Ya sabe, cuando uno ingresa en
este tipo de instituciones, no vislumbra otra alternativa y deja
todo lo demás. Pero a medida que los años pasan,
uno se da cuenta de que el mundo es mucho más amplio. No
lo hace de un día a otro, sino poco a poco. Abres los ojos
y ves que hay otras alternativas... El mundo del seminario era
muy pequeño. Allí no tenían cabida las miles
de cosas que descubría día a día.
-¿Cómo
reaccionó la sociedad cuando dejó el sacerdocio? Lo dejé con
unos 40 años. La sociedad de entonces no aceptaba ese tipo
de decisiones. En ocasiones me llegaban críticas muy severas:
"Nadie te obligó a tomar ese camino. La decisión
fue tuya. ¿Por qué escogiste ese camino? ¿Para luego abandonarlo?".
Ya sabe, éramos muy jóvenes cuando ingresamos en
el seminario.
-Dejó
ese camino por otro. Unos años más tarde contrajo
matrimonio y tuvo varios hijos. En cualquier caso,
quiero dejar bien claro que no me arrepiento de mi decisión.
La vida es como es. El seminario me brindó la ocasión
de estudiar, algo que de lo contrario me hubiera resultado muy
difícil. Además, siendo sacerdote viví unos
momentos preciosos, muy hermosos. Trabajábamos con mucha
ilusión y no me avergüenzo de nada. Hágase
a la cuenta: en el seminario de Vitoria-Gasteiz estábamos
unos 800 alumnos y ahora,en cambio, debe haber unos ocho. ¡Menuda
diferencia!

-De modo que
no fue sacerdote de un pueblo o responsable de una determinada
iglesia, sino un profesor que ejercía la docencia en el
seminario. Sí, tras terminar
mis estudios me quedé en el seminario, como profesor. Al
dejar el sacerdocio seguí en el mundo de la enseñanza,
primero en la ikastola Olabide y unos años más tarde
en la escuela de música de Vitoria-Gasteiz. Siempre he
girado en torno a la música. Cuando Carmelo Bernaola era
director de la escuela de música de Vitoria-Gasteiz, fui
nombrado jefe de estudios y desde entonces sigo allí. En
la escuela tenemos músicos muy buenos, de todo tipo, bien
sean de música clásica o de rock. Allí te
puedes encontrar tanto con el director de orquesta Juanjo Mena
como con un miembro del grupo de rock Hertzainak.
-Puede que
sea fruto de la casualidad, pero muchos músicos de nuestro
país han trabajado su vocación con sacerdotes. Es curioso, sí.
Me gustaría realizar un profundo análisis sobre
ese aspecto. A principios del siglo pasado hubo buenísimos
organistas en nuestro país, como por ejemplo Guridi o Zubizarreta...
Todos esos músicos sabían tocar el órgano.
Fundaron coros en los pueblos de Euskal Herria y de ese modo la
música se popularizó en la sociedad. Así
es como empecé yo en Aramaio. Nos cogían de pequeños
y ,casi sin darnos cuenta, estábamos aprendiendo solfeo.
Estudiábamos música en la iglesia del pueblo. De
esta manera se puede vislumbrar la gran influencia que ha tenido
la iglesia en la música.
-Ahora que
ha mencionado los coros, usted ha formado parte del coro Araba.
Sí,
fue una parte importante de mi vida. Cuando el coro se fundó
en Vitoria-Gasteiz, yo todavía estaba en el seminario y
me llamaron para dirigirlo. En el coro Araba me encontré
con un montón de ex alumnos del seminario. Hice muchos
amigos y eso me cambió la vida. No sé si me abrieron
los ojos o conocí otras perspectivas, pero lo cierto es
que mi mentalidad cambió. Empecé a barajar otras
posibilidades. Por otra parte, dado que estábamos en la
época franquista, la censura tenía un gran peso
y más aún sabiendo que el grupo Araba era vasquista.
-Cambiando
de tema, ¿ustedes los músicos son gente extraña? Empleamos un lenguaje
especial para expresar nuestros sentimientos y deseos. En ocasiones
resulta difícil entrar en una conversación entre
músicos y más aún entender lo que dicen,
pero es normal, porque empleamos un lenguaje especial.
-En los últimos
años se habla mucho sobre los estudios de música.
La sede de los estudios superiores de música, por mucho
que hayan peleado Bilbao y Vitoria-Gasteiz, estará finalmente
en Donostia. Ha sido una decisión
condicionada por la política, porque atendiendo a las condiciones
reales, el lugar más apropiado es Bilbao, no Donostia.
Por una parte, porque alberga el mayor número de alumnos
y por otra, porque realiza más actividades culturales.
Las cosas son como son. Vitoria-Gasteiz, por mucho que sea mi
ciudad, y aunque algunos se me enfaden, no reúne las mejores
condiciones.
-Las autoridades
municipales de Vitoria-Gasteiz quieren construir un auditorium.
De llegar a cumplirse sus expectativas, se erigirá un auditorium
con un aforo de 1500 personas. ¿Qué opina al respecto? En Vitoria-Gasteiz
no tenemos necesidades de ese tipo, muy poca gente acude a los
conciertos del Teatro Principal. Por lo que a oír música
se refiere, lo que tenemos es más que suficiente. Las autoridades
dicen que el escenario del Teatro Principal es demasiado pequeño
para montar espectáculos, pero eso es otra cosa. Es posible
que haga falta para ver espectáculos, pero para ver conciertos
desde luego que no. Construimos el mejor de los aeropuertos, pero
no tenemos viajeros. Construimos el mejor recinto ferial (el actual
Buesa Arena), pero no tenemos animales. Se planificó una
inmensa residencia para ancianos en Lakua (donde están
las oficinas del Gobierno Vasco), pero luego no había mayores
suficientes como para llenarla.
-En su opinión,
¿qué futuro le espera a la música en el siglo XXI? Vienen músicos
muy buenos y en ese sentido soy optimista. Pero no les resultará
fácil, porque la mayoría de las veces la sociedad
no entiende a los artistas. Siempre ha sido así y más
aún en los tiempos que vivimos. El artista siempre avista
más lejos que la sociedad. Cuando necesita aplausos, nadie
le aplaude; los recibe cuando ya está en la cima y ya no
los necesita.
-Antes de dar
comienzo a la entrevista me comentaba que procura vivir más
pausadamente. Sin embargo, aún le quedará algo que
pedir a la vida...
Por
una parte me doy cuenta de que la sociedad tiene muchos aspectos
negativos; pero, aun siendo así, siempre tenemos que seguir
adelante. Si no, ¿qué sería de nosotros? Yo creo
que, poco a poco, podemos arreglar muchas cosas. Por otra parte,
considero necesario dialogar, tanto en el ámbito político
como en las demás áreas sociales. Es la única
forma para solucionar los problemas, porque nuestra comunicación
se basa en la palabra. ¿Personalmente? ¿Como Sabin Salaberri?
Poca cosa. Ya que la enseñanza me apasiona, me gustaría
seguir en contacto con los alumnos. Mis alumnos estudian música
porque quieren y trabajar de esa manera resulta muy agradable.
Tenemos muchos economistas, periodistas e informáticos,
pero todos ellos son necesarios. Los músicos, en cambio,
no somos necesarios, pero la vida sin nosotros no sería
tan bella.
-Sus amigos
lo describen como un hombre bueno y sincero. Tengo amigos y enemigos,
como todo el mundo, pero parece ser que usted sólo ha hablado
con los amigos. Nunca he ocultado mis ideas. Me han llegado a
pedir que me olvide de mi condición de vasco, pero claro,
me he negado. También me han propuesto entrar en la política
alavesa, pero descarté la idea. Siempre he tenido muy claro
cuál es mi camino. De joven me aconsejaron que estudiara
biológicas, pero cabezota como soy, dije que no, que lo
mío era la música. Dicho y hecho.
Fotografías: Ismael Diaz de Mendibil
Euskonews & Media 150.zbk
(2002/1/11-18)
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