La
importancia que el dispositivo espacial tiene para el grupo que
lo ocupa como constructor de identidad, le obliga a defenderlo
de todo tipo de amenazas ya sean internas o externas. En este
sentido, la localidad vizcaína de Galdakao se presenta
como ese espacio amenazado por el no-lugar (M. Augé,
1995) de la ciudad dormitorio, y los galdakoztarras como los actores
que tratan de preservar y defender su espacio.
Para ello, y valiéndose
de la capacidad que el rito posee para presentarse como expresión
de una conciencia identitaria, para crear sentido de pertenencia,
o para evocar valores comunes, llevarán a cabo la celebración
de diferentes rituales de carácter festivo ligados al calendario
litúrgico anual –Olentzaro, Reyes Magos, Santa Agueda,
carnavales, Erreginak, San Juan, etc.-.
|
Los
Reyes Magos en Galdakao. EGUNSENTIA TALDEA |
Sin embargo, y a
pesar de que el objetivo de la celebración de los rituales
está bien definido, hacer frente a la amenaza del no-lugar,
el "metamensaje" que en ellos va implícito alude a diferentes
maneras de concebir la cotidiana realidad social galdakoztarra.
Una realidad social que se define a través del análisis
del a) aspecto estable o constante de la cotidianeidad, b) carácter
polisémico de calles, parques, etc., y c) lo que podemos
definir como los "elementos y estructuras arquitectónicas
significantes":
El aspecto estable o constante
de la cotidianeidad hace que los espacios que se ocupan en los
momentos correspondientes a cada tarea específica sean
los habituales y conocidos, permitiendo, de esta manera, distinguir
y situar cada momento y lugar. Así mismo, lo cotidiano
nos define los aspectos propios de las colectividades como pueden
ser las mentalidades, actitudes, etc.
Por otro lado,
y dentro de las dos dicotomías que conforman la cotidianeidad
(rutina/ritual y vida material/mundo de vida), los aspectos
que más se acercan a los polos de ritual y mundo de vida
-es decir, el aspecto más "social" de la cotidianeidad-
son los ejes que definen, en un primer momento, esos espacios
de socialización y espacios (públicos) donde el
grupo se manifiesta en su conjunto dentro de la vida cotidiana.
Un ejemplo lo tenemos en el "poteo". Tal y como lo define T.
Del Valle, se trata de una actividad que abarca tanto los
lugares cerrados como las estancias en lugares intermedios
ya que el recorrido que se hace por calles y plazas es parte
importante de esta actividad lúdica (1998: 97). Una
actividad ésta donde se manifiesta la importancia que
tiene la ocupación del espacio por un lado, y el hecho
de que dicha ocupación se haga con aquellos con los que
compartimos relaciones de carácter afectivo por otro.
Además del poteo, hay que añadir "las rutas de
recreo" y los Lugares activos (M. Augé).
El carácter polisémico
de calles, parques, etc., por su parte, responde a la capacidad
que una calle tiene para adquirir diferentes funcionalidades,
y por tanto significados a medida que transcurre el día.
En definitiva, dicho carácter viene a indicar que cuanto
mayor sea la facultad polisémica de una calle determinada,
mayor punto de referencia supondrá ésta para los
habitantes respecto al resto de espacios.
Finalmente, los "elementos y estructuras
arquitectónicas significantes" serán el tercer
elemento definitorio de la realidad galdakoztarra. Según
el Antropólogo Sánchez Pérez (1990), los
elementos arquitectónicos (estructuras, localizaciones,
"concentraciones", etc.) están significando la manera
en que son concebidos los lugares que se ocupan con relación
al contexto social. En este sentido, tanto el mobiliario urbano
(farolas, bancos públicos, ausencia/presencia de arboles
en las calles, "mobiliario de recreo" o columpios, etc.), como
la morfología de las calles, plazas, etc. (formas estructuradas
–amplitud p.e.-, y aspecto exterior –cuidado p.e.-) indican
el grado de importancia que los diferentes espacios conservan.
En conclusión,
estos indicadores muestran una clara desigualdad entre los diferentes
espacios galdakoztarras. Así, mientras unos se erigen como
los puntos principales de referencia para los galdakoztarras,
otros se mantendrán en el más absoluto anonimato
(algo que se puede observar en el estado marginal tanto de su
capacidad dinámica, como de su estado físico; una
desigualdad que no pasa desapercibida entre aquellas asociaciones
y grupos políticos que, a través de la prensa local
y otro medios, hacen pública dicha circunstancia).
Pero
¿cómo encajan los rituales del Olentzaro y Los Reyes Magos
en las diferentes realidades ahora mencionadas?, ¿Qué relación
guardan estos rituales dentro de la cotidianeidad galdakoztarra?,
en definitiva, ¿Existe alguna relación entre el "metamensaje"
que mencionábamos anteriormente y la realidad social galdakoztarra?.
Tratemos de dar respuesta a las cuestiones ahora planteadas:
En la actualidad,
el rito del Olentzaro en Galdakao presenta varios elementos altamente
significativos como son el recorrido, la composición de
la comitiva, o el final del ritual (momento álgido del
acto). Todos ellos conforman un mosaico de símbolos que
proyectan y evocan dos realidades espaciales interesantes dentro
de la realidad social galdakoztarra:
Por un lado, estaría aquella
referida al espacio local. En el caso del Olentzaro, la comitiva
transcurre a través de los espacios más representativos
a nivel de socialización estructurando la realidad social
de los vecinos de dicha localidad vizcaína –es decir,
a través del recorrido se reafirman los espacios potencialmente
más relacionados con la creación de identidad-.
Por otro lado, estaría
la referida al espacio comunitario cultural vasco. Es decir,
a través de los elementos tradicionales -y su capacidad
para aflorar el sentimiento comunitario- que conforman el presente
rito como son el propio Olentzaro, los gaiteros, dantzaris,
trikitilaris, bertsolaris, txistularis, villancicos, las ikurriñas,
etc. se proyecta en la conciencia colectiva el conjunto de las
siete provincias que conforman Euskal Herria.
En el mismo sentido,
aunque con una lectura distinta, está el ritual de los
Reyes Magos. Es decir, en el presente caso también son
dos las realidades espaciales que se evocan desde los diferentes
elementos que componen el rito (recorrido, actos simbólicos,
etc.):
Por un lado estaría aquella
relacionada con el espacio local, a saber, el recorrido trazado
por parte de los Reyes Magos. Este recorrido supone la ruptura
con los espacios más "significativos" y la expansión
hacia aquellos espacios negados, olvidados tanto por los galdakoztarras
como por el Ayuntamiento, pero que, sin embargo, también
forman parte de Galdakao. Es decir, a través del ritual
las diferencias de jerarquías, privilegios, etc. (la
estructura en palabras de Turner) desaparecen y se da
paso a la igualdad, la equidad, la inclusión de los olvidados
dentro del grupo, etc., en definitiva, a la comunitas.
Por otro lado estaría aquella
que alude a un espacio más amplio, es decir, al espacio
global. La simbólica parada a lo largo del recorrido
de los protagonistas, los Reyes Magos, en el rastrillo organizado
por Hirugarren mundua a favor de proyectos destinados
a la ayuda de países del sur, supone toda una liturgia
que trata de celebrar el fin de aquello que perjudica la vida
social mundial, para así regenerar la vida y reafirmar
la continuidad de las relaciones sociales en paz y libertad,
sin las injusticias ni las desigualdades que presenta el planeta
en la actualidad. Todo un ritual propio de las fiestas navideñas
donde las guerras, los odios, las desigualdades, etc. se tratan
de enterrar y se tienden los brazos a un mundo nuevo y lejos
de males.
En definitiva, podemos
observar cómo a través del análisis de los
rituales Olentzaro y Reyes Magos, además de lo que
puede resultar la propia celebración ritual, son muchos
y reveladores los elementos que de ellos podemos substraer. En
nuestro caso, por ejemplo, tanto el espacio ocupado, como los
elementos que los componen, resultan representativos de lo que
acontece en el día a día de la sociedad.
En el primer caso
–el Olentzaro-, la coincidencia del espacio ocupado durante
su celebración con aquellos espacios de interacción
productores de identidad, memoria y/o experiencia personal y grupal
de la vida cotidiana, supone una reafirmación de estos
espacios como tales. Además, ésta se lleva a cabo
dentro de unos parámetros que inciden directamente en un
tipo concreto de identidad, a saber, aquella identidad ligada
a la unicidad y singularidad de la cultura y el pueblo vasco.
En el segundo caso
–los Reyes Magos-, los límites de los lugares activos
se superan y se expanden hacia otros espacios más olvidados
y marginados. Con ello se reivindica la existencia de éstos
como merecedores de un trato equitativo a los espacios privilegiados.
Una denuncia de la desigualdad que no se limita únicamente
a los barrios "descuidados" de Galdakao, sino que además
se ve ampliada a límites internacionales, tal y como hemos
podido ver a través de la simbólica parada de los
Reyes Magos en el rastrillo de Hirugarren mundua.
Finalmente, vemos
cómo a pesar de encontrarnos en una sociedad totalmente
secularizada y regida por la razón, los ritos continúan
reflejando, entre otras cosas, los miedos de ésta. El miedo
al individualismo como reflejo de la pérdida de identidad
cultural en el caso del Olentzaro, y como reflejo de la
insolidaridad, la desigualdad y la injusticia en el caso de los
Reyes Magos.
Bibliografía:
- Augé,
M. (1995) Los no lugares. Espacios del anonimato.
Una Antropología de la sobremodernidad,
Barcelona: Gedisa. - Del Valle, T.
(1997) Andamios para una nueva ciudad. Lecturas
desde la Antropología, Madrid:
Cátedra. - Sánchez
Pérez (1990) La liturgia del espacio,
Madrid: Nerea. |
|
(1) El presente texto
es un resumen de la ponencia presentada dentro de las jornadas de
Antropología y religión: fiestas, rituales e identidades,
organizadas por Eusko Ikaskuntza y llevadas a cabo en Pamplona los
días 18 y 19 de mayo de 2001. La realización y redacción
del mismo, se hizo bajo el disfrute de la Beca de Formación
de Investigadores del Gobierno Vasco (Departamento de Educación,
Universidades e investigación). (VOLVER)
Kepa Otaegi, antropólogo |